Un par de shinobis habían sido convocados de urgencia en el edificio de la jerarca del fuego. Se trataban de Stanley Hyuga, el usuario del corte suave y Khal Uchiha, el ninja santo. No era raro que los convocaran al mismo tiempo, ellos formaban parte del antiguo equipo de Nataku y tenían buena sinergia para trabajar en equipo, además, la combinación de sus doujutsus hacía que el par fuese apto para lidiar casi con todo tipo de misiones y encargos.
— Deben saber que esta vez la misión es en extremo difícil y no contarán con el apoyo de nadie —. Quien se encargaba de hablar era uno de los ejecutivos asignados por la Hokage, pues ella no se encontraba en la aldea en estos momentos. — Por la naturaleza de la misión, solo podemos mandar a dos personas. Creemos que si hay alguien que puede completar la labor, son ustedes —. Tras finalizar su oración, el encargado extendió su brazo para entregar un sobre con las indicaciones específicas de la tarea, dicho sobre sería recibido por Stanley, quien no perdió tiempo y comenzó a leerlo a detalle.
El Hyuga pasó algunos segundos leyendo la información, posteriormente dobló nuevamente la hoja y la guardó dentro de su chaleco ninja. — ¿Qué pasa, Stan? ¿Se trata de algo desafiante? —. Fiel a su costumbre despreocupada, Khal preguntó a su compañero acerca de la misión.
— Lo es —. Se limitó a responderle. Su atención ahora se centró para con el administrativo. — Tal y como lo has dicho, parece que solo nosotros podremos hacernos cargo. Alistaremos lo necesario y partiremos cuanto antes —. El Hyuga, tras finalizar la oración, daría media vuelta y caminaría para salir de la oficina. Si bien su semblante no parecía particularmente preocupado, si que seguramente ya estaba maquinando en su mente cómo proceder con la misión de la manera más óptima.
— ¡Hey, Stan, espérame! — Pronunció el Uchiha mientras alcanzaba su paso. Khal no preguntaría acerca de los detalles de la misión, no tenía caso, sería su compañero quien le explicaría lo suficiente, y como actuar, cuando llegase el momento adecuado, siempre lo habían hecho así y siempre había funcionado.
Ambos ninjas irían a sus respectivos hogares, alistarían sus armas y utensilios necesarios y finalmente se reencontrarían nuevamente en las puertas de la aldea al cabo de una hora. El destino esta vez sería el lejano Reino del Marfil.
El viaje no sería corto, les tomaría algunos días el realizarlo. Afortunadamente no hubo percance alguno durante el trayecto. Algo que llamó la atención del Uchiha era que Stanley había propuesto más pautas para descanso de lo habitual. Khal, a pesar de lo que parecía, no era tonto, y conocía al Hyuga mejor que nadie más. Si él había sugerido eso, era porque necesitaban descansar lo suficiente y llegar si fatiga al destino, al parecer, la misión requería lo mejor de ellos esta vez...