Después de media semana de viaje la caravana finalmente piso tierra fértil y el contento de ello fue palpable en el ambiente con lo molesto que fue caminar a través del desierto infernal. Si no fuesen ninjas ¿Quién habría sobrevivido tal extremo lugar? Aun así Akari tuvo dificultad en mantenerse firme incluso siendo este su viaje por el extenso desierto, aunque no se desmayo esta vez. Tenía que agradecer de la asistencia de otros por más vergüenza que le diera admitirlo, no quería deberle a nadie, pero la señora de esta caravana simplemente le cobro horas extra con los cuales Akari no tenía problema.
Ella dedujo que le iba a pedir.
Aun con las ventanas de su carruaje cerradas, la chica maestra de la caravana—con venas brotando alrededor de sus ojos—podía vislumbrar de los fértiles valles vistiendo de flora tan colorida como un arcoíris, a pesar del inmensamente predominante verde, extendiéndose hasta horizontes que el ojo normal no pudiese visualizar, acompañado de ríos de tono vidrioso proyectando el azul del cielo, desde los más grandes hasta los que relegados de su estatus de 'río' pasaban a ser 'riachuelos' por su pequeñez. "Es una pena, tan brillantes valles, tan prístinos ríos, y nadie nunca en mi hogar supo de que había un país de ríos aparte de los más ancianos y shinobis experimentados."
"Mi señora, no estrese sus ojos mucho." El joven doctor castaño la amonesto con audible preocupación.
"Hum, unos segundos no harán daño, ya ha pasado una semana." Su señora hizo un puchero y las venas volvieron a la normalidad. Le sintió amargo como su elaborada descripción del paisaje fue ignorada, aun con el esfuerzo que puso en buscar las bonitas palabras para hacerlo sonar poético.
"Mi señora, llevas media hora total de uso, desactivarlo solo por diez minutos no cuenta como descanso."
Aun con su propio reloj el tiempo se deslizo de sus manos, pero para bien y para mal su amigo reprimiéndola nunca se perdía ni un segundo. Tenía todas las razones ser regañada por el con lo fácil que sucumbió a la excusa de 'una sola no hará daño'
"¿Media hora? Ugh, lo siento, es el paisaje, es muy colorido con sus valles, pristino con sus ríos... y..." Su descripción quedaba corta a la hermosura del exterior y estaba poniendo toda su capacidad cerebral en venir con mejores frases como las del libro que había estado leyendo en el viaje hace no mucho. Su doctor sabía esto muy bien y con una sonrisa afectuosa—que su señora identificaba como burlona—hablo para picar su ego.
"Mi señora has estado leyendo muchas novelas, no sobrepiense sus palabras usted no es poeta."
"¡S-solo quiero mejorar mi habla! ¡No tengo que ser poeta para hablar lindo!" Exclamo en voz baja recordando que otros afuera podían todavía escucharla ¿Qué tan horrible sería el golpe a su imagen si la vieran actuando tan inmadura con lo noble que es ella? Se hizo una nota mental para tener a su amigo doctor desempacando todas las cosas cuando regresasen a casa.
"Pero si usted ya suena tan linda~" Y una tercera persona se unió a la contienda con palabras aun más picantes, la chica de coletas tenía esa costumbre y era de esperar verla afectuosa con su señora casi como si tratara con su hermanita. La mezcla entre el placer y la vergüenza que daba a la pequeña señora tal abierta afección hacían de la experiencia saber amarga para su espíritu. La desvergonzada bully ya daba señales de querer abrazarla fuerte.
"Y-ya se, pero mi voz no cuenta, solo trato de—¡Ugh, no me abraces tan fuerte!"
"¡No te he abrazado en más de 20 minutos! ¡Puedes recortar mi salario pero no me quites el calor de tu cuerpo!" El abrazo evoluciono a una lucha
"¡Te voy a quitar el salario si sigues así!"
Aunque las voces no fueran muy altas, algo todavía era audible aunque no entendible. Además del conductor solo una shinobi castaña de ojos blancos sabría lo que estaría pasando y por ello suspiro. No podían tener ni un poco de decoro incluso fuera de casa.
Ella dedujo que le iba a pedir.
Aun con las ventanas de su carruaje cerradas, la chica maestra de la caravana—con venas brotando alrededor de sus ojos—podía vislumbrar de los fértiles valles vistiendo de flora tan colorida como un arcoíris, a pesar del inmensamente predominante verde, extendiéndose hasta horizontes que el ojo normal no pudiese visualizar, acompañado de ríos de tono vidrioso proyectando el azul del cielo, desde los más grandes hasta los que relegados de su estatus de 'río' pasaban a ser 'riachuelos' por su pequeñez. "Es una pena, tan brillantes valles, tan prístinos ríos, y nadie nunca en mi hogar supo de que había un país de ríos aparte de los más ancianos y shinobis experimentados."
"Mi señora, no estrese sus ojos mucho." El joven doctor castaño la amonesto con audible preocupación.
"Hum, unos segundos no harán daño, ya ha pasado una semana." Su señora hizo un puchero y las venas volvieron a la normalidad. Le sintió amargo como su elaborada descripción del paisaje fue ignorada, aun con el esfuerzo que puso en buscar las bonitas palabras para hacerlo sonar poético.
"Mi señora, llevas media hora total de uso, desactivarlo solo por diez minutos no cuenta como descanso."
Aun con su propio reloj el tiempo se deslizo de sus manos, pero para bien y para mal su amigo reprimiéndola nunca se perdía ni un segundo. Tenía todas las razones ser regañada por el con lo fácil que sucumbió a la excusa de 'una sola no hará daño'
"¿Media hora? Ugh, lo siento, es el paisaje, es muy colorido con sus valles, pristino con sus ríos... y..." Su descripción quedaba corta a la hermosura del exterior y estaba poniendo toda su capacidad cerebral en venir con mejores frases como las del libro que había estado leyendo en el viaje hace no mucho. Su doctor sabía esto muy bien y con una sonrisa afectuosa—que su señora identificaba como burlona—hablo para picar su ego.
"Mi señora has estado leyendo muchas novelas, no sobrepiense sus palabras usted no es poeta."
"¡S-solo quiero mejorar mi habla! ¡No tengo que ser poeta para hablar lindo!" Exclamo en voz baja recordando que otros afuera podían todavía escucharla ¿Qué tan horrible sería el golpe a su imagen si la vieran actuando tan inmadura con lo noble que es ella? Se hizo una nota mental para tener a su amigo doctor desempacando todas las cosas cuando regresasen a casa.
"Pero si usted ya suena tan linda~" Y una tercera persona se unió a la contienda con palabras aun más picantes, la chica de coletas tenía esa costumbre y era de esperar verla afectuosa con su señora casi como si tratara con su hermanita. La mezcla entre el placer y la vergüenza que daba a la pequeña señora tal abierta afección hacían de la experiencia saber amarga para su espíritu. La desvergonzada bully ya daba señales de querer abrazarla fuerte.
"Y-ya se, pero mi voz no cuenta, solo trato de—¡Ugh, no me abraces tan fuerte!"
"¡No te he abrazado en más de 20 minutos! ¡Puedes recortar mi salario pero no me quites el calor de tu cuerpo!" El abrazo evoluciono a una lucha
"¡Te voy a quitar el salario si sigues así!"
Aunque las voces no fueran muy altas, algo todavía era audible aunque no entendible. Además del conductor solo una shinobi castaña de ojos blancos sabría lo que estaría pasando y por ello suspiro. No podían tener ni un poco de decoro incluso fuera de casa.