Pasando su lengua por la comisura de sus labios probo la sangre que se escurría del corte allí. No podía evitar el lamerlo constantemente atraída por el metálico sabor aun con lo acostumbrada que estaba a este. La vista invito aterradoras ideas a la mente del gamberro sobre la identidad de esta muchacha que lo había aprisionado en una llave twister, pero si lo dejara ver empujaría su reputación aun más profundo en el barril. Tal vez dar por sentado que todas las chicas en este bar moverían sus colas por alguien de su posición fue un error, pero de los montones que hacen lo mismo en esta ciudad ¿Por qué solo él recibía la mala mano?
"Señorita ¿Tu no serás esa vampira de la que hablan por allí, no? Chupándole a los hombre de su sangre y su sem—¡ugh!" El agarre alrededor de su cuello se apretó más de lo que creyó posible y por poco dejaba ir un grito en el dolor y la angustia, algunos de sus compañeros ya lo miraban con burla y esta maldita iba a continuar haciéndolo el payaso para arruinarle años de esfuerzo y sacrificio por los que puso su vida a un lado. Cuanto deseaba tener la fuerza para liberarse de su agarre, incluso si tuviera que cortarse un brazo para ello, embestirla contra el suelo y torcer esa mirada tranquila exudando confianza en una desesperada para luego entre todos arrugarla en muecas de dolor que durarían de aquí hasta la madrugada.
"Dime donde esta tu jefe." Una risa exploto entre algunos de los pandilleros y a quien estaba por torcerle el cuello resoplo burlonamente entremezclado con bajos gemidos de dolor.
"Eres mujer pero si que tienes huevos allí abajo ¿Te crees Taka no Ame? Te van a—"
"Dime donde esta." Interrumpió la chica y apretó aun más el agarre, a muy poca presión de partirle el cuello.
"¡¡AAAAAHG!" No pudo tolerarlo más, las uñas de la muerte ya se enterraron en su cuello y raspaba sus huesos estando a poco de incluso quebrar estos, si el moriría aquí no iba a dejar a su asesina vivir tampoco. "¡MATENLA!"
No muchos fueron a por ella, de los que fueron pocos se veían preocupados pero nadie en realidad pensaba de esto como un peligro, no sería la primera entrando a las puertas del bar que les pertenecía buscando pelea, quebrando algunas narices y brazos solo para tomar unos pocos hombres para devolverla a las calles en bolsas de basura. Ella ya estaba en el suelo por ejercer esa llave, no iba a ser tan rápida como para ponerse de pie y huir, uno de ellos ya había había asestado con su bate metálico a su cabeza a los segundos, hasta había llegado su acto.
Entonces humo blanco exploto de su cuerpo, los más observadores verían su cuerpo explotar en humo blanco, pero todos miraban como en lugar de una chica inconsciente había una silla con un respaldo hecho trozos.
"¡Agh!" Aquel pandillero con el bate cayo inerte al suelo después de recibir una apuñalada en el cuello por la chica y dar su ultimo aliento. Cayo encima de quien hace nada fue la burla de todos siendo retenido por una joven. Él ya no se quejaba del dolor ni se movía en lo más mínimo.
Los espectadores apenas pudieron cambiar sus expresiones cuando se oyó el tercer cuerpo caer al suelo, y con el pánico aclarando sus vistas, todos pudieron ver que en el cuello de la victima estaba insertada una kunai.
"¡¡Shinobi!!" Todos se levantaron a la vez, pero no todos estaban dispuestos a luchar contra quien bien podría estar entrenada para tomar a 100 hombres comunes como esos maniáticos del Yakuza, y todo el mundo hasta cierto punto tenía esa noción presente pero se lo dejaban a cosa de las exageradas historias que por allí se contaban y experiencia de primera mano viendo a otros shinobi. El problema es que nadie tenía la suerte de saber como exactamente operaba uno aun teniendo quienes saben unas cuantas técnicas en sus números.
Y esa es la estrategia del shinobi.
*poof**poof*
Explotaron dos bombas de humo y todos ya habían perdido vista de la shinobi, los gritos de guerra empezaron a disminuir y los quejidos de dolor junto a golpes contra el suelo empezaron a incrementar. Un atacante sosteniendo su bo se abalanzo a lo que creyo la silueta de la chica asestando el golpe a su costado cuando le dio la espalda, pero de nuevo este resulto en más humo y una silla que cayo de pie con su respaldo partido, entonces fue cuando una pierna barrio las suyas y una mano tomo su cabeza impulsando su caída hacia la mesa cuya estaca del respaldo partido penetraría de su ojo hasta su cerebro, el viscoso sonido de ello confirmando la muerte.
*Boom*
Como la luz de un farol el fogonazo de la explosión resalto donde se ubicaban las puertas, pero quienes se apresuraron a ir verían los cuerpos desmembrados de quienes llegaron mucho antes y multitud de escombros bloqueando las puertas.
Otro grito de muchos más se alzo y se ahogo a su vez con la perdida de su aliento, otro más victima de una kunai al cuello y quienes lo acompañaban rápidamente alzaron sus armas y pegaron sus espaldas, aun en este mar de humo un solo tiburón no podría contra la fuerza de estos veteranos criminales armados por más ventaja que tuviese el susodicho, no había razón para creer que un animal podría contra tantos hombres, experiencia les daba esa confianza que les brindaba confort suficiente para sus piernas dejar de temblar ¿Pero acaso pensaban como el astuto humano y no el salvaje animal creyendo en la suficiencia de su fuerza cuando esta no había sido un factor en la masacre para empezar?
*BOOM*
Nadie pensó en ello, ni se lo cuestiono incluso después de ser desmembrados por la explosión de un segundo sello bomba bajo sus pies o incluso después de que los pocos afortunados que no recibieron heridas letales sucumbieron al humo producido por el fuego incesante que poco a poco se tragaba el local inundado en aullidos de animales desesperados por una salida y escuchando esta escena no pudo evitar querer acabar con unos cuantos más, habían simplemente demasiados para este matadero cargar, pero seguía necesitando de al menos uno, y uno que supiera de lo que buscaba, no hace mucho vio el rollo que importaron por algún lado, no era la ubicación del jefe pero sería mejor que nada, si fuese algún otro jutsu como el Kawarimi que había estado usando para combatir a estas personas sería perfecto para darles aún más golpes a las partes bajas de esta ciudad.
*Poof*
Su cuerpo exploto en humo revelando a una silla en su lugar con una estrella ninja clavada, su dueño, quien vio este estuvo apunto de emprender un escape cuando sintió una punzada en su talón y el poder de un pie estrellando su rostro contra el suelo de madera.
"¿Donde esta el rollo?" El hombre sintió la suela del zapato pasar de su cabeza hacía su cuello y empezó a temer lo peor.
"M-me perdonarías?"
"Si."
"Esta en mi bolsillo, y-yo soy quién iba a llevar el rollo—no ¡Iba a robarlo! Se algo de manipular chakra y pensé en que tal vez podría entrenar esta técnica ¡Así podría abandonar esta basura de pandilla y unirme a una mejor! ¿Tu no serás de—¡AGH!" Ni pudo procesar cuando el pie dejo su cuello para regresar en la patada que quebró su medula espinal. Confirmando que el rollo estaba en el bolsillo no había razón para dejarlo vivo, a nuestra mercenaria solo le importaba el rollo mientras que el resto del bar podía irse al infierno aún si se llevaba con este criminales e inocentes por igual, tampoco es que creyese en el infierno, una vez perdiese uno la vida se acabo, no habría continuación para ellos ni para ella de quedarse por más tiempo.
Ella caminaría hacia lo profundo del humo calmadamente al igual que cuando entro al bar, pero no había ojos de los que preocuparse esta vez, el humo la protegería.
"Señorita ¿Tu no serás esa vampira de la que hablan por allí, no? Chupándole a los hombre de su sangre y su sem—¡ugh!" El agarre alrededor de su cuello se apretó más de lo que creyó posible y por poco dejaba ir un grito en el dolor y la angustia, algunos de sus compañeros ya lo miraban con burla y esta maldita iba a continuar haciéndolo el payaso para arruinarle años de esfuerzo y sacrificio por los que puso su vida a un lado. Cuanto deseaba tener la fuerza para liberarse de su agarre, incluso si tuviera que cortarse un brazo para ello, embestirla contra el suelo y torcer esa mirada tranquila exudando confianza en una desesperada para luego entre todos arrugarla en muecas de dolor que durarían de aquí hasta la madrugada.
"Dime donde esta tu jefe." Una risa exploto entre algunos de los pandilleros y a quien estaba por torcerle el cuello resoplo burlonamente entremezclado con bajos gemidos de dolor.
"Eres mujer pero si que tienes huevos allí abajo ¿Te crees Taka no Ame? Te van a—"
"Dime donde esta." Interrumpió la chica y apretó aun más el agarre, a muy poca presión de partirle el cuello.
"¡¡AAAAAHG!" No pudo tolerarlo más, las uñas de la muerte ya se enterraron en su cuello y raspaba sus huesos estando a poco de incluso quebrar estos, si el moriría aquí no iba a dejar a su asesina vivir tampoco. "¡MATENLA!"
No muchos fueron a por ella, de los que fueron pocos se veían preocupados pero nadie en realidad pensaba de esto como un peligro, no sería la primera entrando a las puertas del bar que les pertenecía buscando pelea, quebrando algunas narices y brazos solo para tomar unos pocos hombres para devolverla a las calles en bolsas de basura. Ella ya estaba en el suelo por ejercer esa llave, no iba a ser tan rápida como para ponerse de pie y huir, uno de ellos ya había había asestado con su bate metálico a su cabeza a los segundos, hasta había llegado su acto.
Entonces humo blanco exploto de su cuerpo, los más observadores verían su cuerpo explotar en humo blanco, pero todos miraban como en lugar de una chica inconsciente había una silla con un respaldo hecho trozos.
"¡Agh!" Aquel pandillero con el bate cayo inerte al suelo después de recibir una apuñalada en el cuello por la chica y dar su ultimo aliento. Cayo encima de quien hace nada fue la burla de todos siendo retenido por una joven. Él ya no se quejaba del dolor ni se movía en lo más mínimo.
Los espectadores apenas pudieron cambiar sus expresiones cuando se oyó el tercer cuerpo caer al suelo, y con el pánico aclarando sus vistas, todos pudieron ver que en el cuello de la victima estaba insertada una kunai.
"¡¡Shinobi!!" Todos se levantaron a la vez, pero no todos estaban dispuestos a luchar contra quien bien podría estar entrenada para tomar a 100 hombres comunes como esos maniáticos del Yakuza, y todo el mundo hasta cierto punto tenía esa noción presente pero se lo dejaban a cosa de las exageradas historias que por allí se contaban y experiencia de primera mano viendo a otros shinobi. El problema es que nadie tenía la suerte de saber como exactamente operaba uno aun teniendo quienes saben unas cuantas técnicas en sus números.
Y esa es la estrategia del shinobi.
*poof**poof*
Explotaron dos bombas de humo y todos ya habían perdido vista de la shinobi, los gritos de guerra empezaron a disminuir y los quejidos de dolor junto a golpes contra el suelo empezaron a incrementar. Un atacante sosteniendo su bo se abalanzo a lo que creyo la silueta de la chica asestando el golpe a su costado cuando le dio la espalda, pero de nuevo este resulto en más humo y una silla que cayo de pie con su respaldo partido, entonces fue cuando una pierna barrio las suyas y una mano tomo su cabeza impulsando su caída hacia la mesa cuya estaca del respaldo partido penetraría de su ojo hasta su cerebro, el viscoso sonido de ello confirmando la muerte.
*Boom*
Como la luz de un farol el fogonazo de la explosión resalto donde se ubicaban las puertas, pero quienes se apresuraron a ir verían los cuerpos desmembrados de quienes llegaron mucho antes y multitud de escombros bloqueando las puertas.
Otro grito de muchos más se alzo y se ahogo a su vez con la perdida de su aliento, otro más victima de una kunai al cuello y quienes lo acompañaban rápidamente alzaron sus armas y pegaron sus espaldas, aun en este mar de humo un solo tiburón no podría contra la fuerza de estos veteranos criminales armados por más ventaja que tuviese el susodicho, no había razón para creer que un animal podría contra tantos hombres, experiencia les daba esa confianza que les brindaba confort suficiente para sus piernas dejar de temblar ¿Pero acaso pensaban como el astuto humano y no el salvaje animal creyendo en la suficiencia de su fuerza cuando esta no había sido un factor en la masacre para empezar?
*BOOM*
Nadie pensó en ello, ni se lo cuestiono incluso después de ser desmembrados por la explosión de un segundo sello bomba bajo sus pies o incluso después de que los pocos afortunados que no recibieron heridas letales sucumbieron al humo producido por el fuego incesante que poco a poco se tragaba el local inundado en aullidos de animales desesperados por una salida y escuchando esta escena no pudo evitar querer acabar con unos cuantos más, habían simplemente demasiados para este matadero cargar, pero seguía necesitando de al menos uno, y uno que supiera de lo que buscaba, no hace mucho vio el rollo que importaron por algún lado, no era la ubicación del jefe pero sería mejor que nada, si fuese algún otro jutsu como el Kawarimi que había estado usando para combatir a estas personas sería perfecto para darles aún más golpes a las partes bajas de esta ciudad.
*Poof*
Su cuerpo exploto en humo revelando a una silla en su lugar con una estrella ninja clavada, su dueño, quien vio este estuvo apunto de emprender un escape cuando sintió una punzada en su talón y el poder de un pie estrellando su rostro contra el suelo de madera.
"¿Donde esta el rollo?" El hombre sintió la suela del zapato pasar de su cabeza hacía su cuello y empezó a temer lo peor.
"M-me perdonarías?"
"Si."
"Esta en mi bolsillo, y-yo soy quién iba a llevar el rollo—no ¡Iba a robarlo! Se algo de manipular chakra y pensé en que tal vez podría entrenar esta técnica ¡Así podría abandonar esta basura de pandilla y unirme a una mejor! ¿Tu no serás de—¡AGH!" Ni pudo procesar cuando el pie dejo su cuello para regresar en la patada que quebró su medula espinal. Confirmando que el rollo estaba en el bolsillo no había razón para dejarlo vivo, a nuestra mercenaria solo le importaba el rollo mientras que el resto del bar podía irse al infierno aún si se llevaba con este criminales e inocentes por igual, tampoco es que creyese en el infierno, una vez perdiese uno la vida se acabo, no habría continuación para ellos ni para ella de quedarse por más tiempo.
Ella caminaría hacia lo profundo del humo calmadamente al igual que cuando entro al bar, pero no había ojos de los que preocuparse esta vez, el humo la protegería.