Maldición [+18]
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Pasando su lengua por la comisura de sus labios probo la sangre que se escurría del corte allí. No podía evitar el lamerlo constantemente atraída por el metálico sabor aun con lo acostumbrada que estaba a este. La vista invito aterradoras ideas a la mente del gamberro sobre la identidad de esta muchacha que lo había aprisionado en una llave twister, pero si lo dejara ver empujaría su reputación aun más profundo en el barril. Tal vez dar por sentado que todas las chicas en este bar moverían sus colas por alguien de su posición fue un error, pero de los montones que hacen lo mismo en esta ciudad ¿Por qué solo él recibía la mala mano?

"Señorita ¿Tu no serás esa vampira de la que hablan por allí, no? Chupándole a los hombre de su sangre y su sem—¡ugh!" El agarre alrededor de su cuello se apretó más de lo que creyó posible y por poco dejaba ir un grito en el dolor y la angustia, algunos de sus compañeros ya lo miraban con burla y esta maldita iba a continuar haciéndolo el payaso para arruinarle años de esfuerzo y sacrificio por los que puso su vida a un lado. Cuanto deseaba tener la fuerza para liberarse de su agarre, incluso si tuviera que cortarse un brazo para ello, embestirla contra el suelo y torcer esa mirada tranquila exudando confianza en una desesperada para luego entre todos arrugarla en muecas de dolor que durarían de aquí hasta la madrugada.

"Dime donde esta tu jefe." Una risa exploto entre algunos de los pandilleros y a quien estaba por torcerle el cuello resoplo burlonamente entremezclado con bajos gemidos de dolor.

"Eres mujer pero si que tienes huevos allí abajo ¿Te crees Taka no Ame? Te van a—"

"Dime donde esta." Interrumpió la chica y apretó aun más el agarre, a muy poca presión de partirle el cuello.

"¡¡AAAAAHG!" No pudo tolerarlo más, las uñas de la muerte ya se enterraron en su cuello y raspaba sus huesos estando a poco de incluso quebrar estos, si el moriría aquí no iba a dejar a su asesina vivir tampoco. "¡MATENLA!"

No muchos fueron a por ella, de los que fueron pocos se veían preocupados pero nadie en realidad pensaba de esto como un peligro, no sería la primera entrando a las puertas del bar que les pertenecía buscando pelea, quebrando algunas narices y brazos solo para tomar unos pocos hombres para devolverla a las calles en bolsas de basura. Ella ya estaba en el suelo por ejercer esa llave, no iba a ser tan rápida como para ponerse de pie y huir, uno de ellos ya había había asestado con su bate metálico a su cabeza a los segundos, hasta había llegado su acto.

Entonces humo blanco exploto de su cuerpo, los más observadores verían su cuerpo explotar en humo blanco, pero todos miraban como en lugar de una chica inconsciente había una silla con un respaldo hecho trozos.

"¡Agh!" Aquel pandillero con el bate cayo inerte al suelo después de recibir una apuñalada en el cuello por la chica y dar su ultimo aliento. Cayo encima de quien hace nada fue la burla de todos siendo retenido por una joven. Él ya no se quejaba del dolor ni se movía en lo más mínimo.

Los espectadores apenas pudieron cambiar sus expresiones cuando se oyó el tercer cuerpo caer al suelo, y con el pánico aclarando sus vistas, todos pudieron ver que en el cuello de la victima estaba insertada una kunai.

"¡¡Shinobi!!" Todos se levantaron a la vez, pero no todos estaban dispuestos a luchar contra quien bien podría estar entrenada para tomar a 100 hombres comunes como esos maniáticos del Yakuza, y todo el mundo hasta cierto punto tenía esa noción presente pero se lo dejaban a cosa de las exageradas historias que por allí se contaban y experiencia de primera mano viendo a otros shinobi. El problema es que nadie tenía la suerte de saber como exactamente operaba uno aun teniendo quienes saben unas cuantas técnicas en sus números.

Y esa es la estrategia del shinobi.

*poof**poof*

Explotaron dos bombas de humo y todos ya habían perdido vista de la shinobi, los gritos de guerra empezaron a disminuir y los quejidos de dolor junto a golpes contra el suelo empezaron a incrementar. Un atacante sosteniendo su bo se abalanzo a lo que creyo la silueta de la chica asestando el golpe a su costado cuando le dio la espalda, pero de nuevo este resulto en más humo y una silla que cayo de pie con su respaldo partido, entonces fue cuando una pierna barrio las suyas y una mano tomo su cabeza impulsando su caída hacia la mesa cuya estaca del respaldo partido penetraría de su ojo hasta su cerebro, el viscoso sonido de ello confirmando la muerte.

*Boom*

Como la luz de un farol el fogonazo de la explosión resalto donde se ubicaban las puertas, pero quienes se apresuraron a ir verían los cuerpos desmembrados de quienes llegaron mucho antes y multitud de escombros bloqueando las puertas.

Otro grito de muchos más se alzo y se ahogo a su vez con la perdida de su aliento, otro más victima de una kunai al cuello y quienes lo acompañaban rápidamente alzaron sus armas y pegaron sus espaldas, aun en este mar de humo un solo tiburón no podría contra la fuerza de estos veteranos criminales armados por más ventaja que tuviese el susodicho, no había razón para creer que un animal podría contra tantos hombres, experiencia les daba esa confianza que les brindaba confort suficiente para sus piernas dejar de temblar ¿Pero acaso pensaban como el astuto humano y no el salvaje animal creyendo en la suficiencia de su fuerza cuando esta no había sido un factor en la masacre para empezar?

*BOOM*

Nadie pensó en ello, ni se lo cuestiono incluso después de ser desmembrados por la explosión de un segundo sello bomba bajo sus pies o incluso después de que los pocos afortunados que no recibieron heridas letales sucumbieron al humo producido por el fuego incesante que poco a poco se tragaba el local inundado en aullidos de animales desesperados por una salida y escuchando esta escena no pudo evitar querer acabar con unos cuantos más, habían simplemente demasiados para este matadero cargar, pero seguía necesitando de al menos uno, y uno que supiera de lo que buscaba, no hace mucho vio el rollo que importaron por algún lado, no era la ubicación del jefe pero sería mejor que nada, si fuese algún otro jutsu como el Kawarimi que había estado usando para combatir a estas personas sería perfecto para darles aún más golpes a las partes bajas de esta ciudad.

*Poof*

Su cuerpo exploto en humo revelando a una silla en su lugar con una estrella ninja clavada, su dueño, quien vio este estuvo apunto de emprender un escape cuando sintió una punzada en su talón y el poder de un pie estrellando su rostro contra el suelo de madera.

"¿Donde esta el rollo?" El hombre sintió la suela del zapato pasar de su cabeza hacía su cuello y empezó a temer lo peor.

"M-me perdonarías?"

"Si."

"Esta en mi bolsillo, y-yo soy quién iba a llevar el rollo—no ¡Iba a robarlo! Se algo de manipular chakra y pensé en que tal vez podría entrenar esta técnica ¡Así podría abandonar esta basura de pandilla y unirme a una mejor! ¿Tu no serás de—¡AGH!" Ni pudo procesar cuando el pie dejo su cuello para regresar en la patada que quebró su medula espinal. Confirmando que el rollo estaba en el bolsillo no había razón para dejarlo vivo, a nuestra mercenaria solo le importaba el rollo mientras que el resto del bar podía irse al infierno aún si se llevaba con este criminales e inocentes por igual, tampoco es que creyese en el infierno, una vez perdiese uno la vida se acabo, no habría continuación para ellos ni para ella de quedarse por más tiempo.

Ella caminaría hacia lo profundo del humo calmadamente al igual que cuando entro al bar, pero no había ojos de los que preocuparse esta vez, el humo la protegería.
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El incendio había convertido del bar en una fogata de la cual varias personas se habían juntado alrededor a observar anonadados o asistiendo a los pocos afortunados que salieron con vida de allí. El escuadrón shinobi suiton tardaría en llegar y nadie allí tenía del suficiente coraje o desprecio por la vida para lanzarse a las llamas y buscar por más sobrevivientes, era seguro decir que todos allí dentro iba a ser digerido por el fuego dejando unas pocas cenizas de evidencia sobre lo transcurrido. Pero en sector decrepito de la ciudad a pocos les importaría más allá de ser el evento interesante de la noche.

*sniff* 

"Hermana..." ¿Quién penaría las muertes de las victimas aquí? ¿Un familiar? ¿Hay suficientes familiares aquí para poder penarlos a todos? La trabajadora sexual del bar hace no mucho abrazo su hermana pero ahora quien se encontraba en su abrazo era un completo extraño ofreciéndole consuelo. De entre todos los sobrevivientes ella no era la única apartando su mirada del fuego entre lagrimas.

Para el joven abrazándola el calor era como una suave tela frotándose contra las partes expuestas de su cuerpo, pero en ocasiones lo sentía como una lija tratando de pelarle su piel, no quiso ni imaginar como sería adentrarse al edificio en llamas pero le supo muy amargo ser sujetado por este miedo tan racional. 'Podrías salvar un montón de gente si no fueras un cobarde' Unos dirían. 'Eso es estúpido, solo morirías.' Otros dirían.

'Solo cállense, ya hay alguien que necesita ayuda en mis brazos.' Silencio a la multitud en su cabeza y se centro en acariciar a la joven llorando desconsolada.





El fuego apenas podía ser visto con la cantidad de edificios y distancia que los separaban ahora, ni en la noche un incendio iba a iluminar lo suficiente aquel barrio como para ser visto, Akari lo encontró risible pero no le dio más pensamiento pues más contemplación merecía el rollo en sus manos. Adentro del Desierto Infernal donde incluso en la noche el territorio honraba su nombre, la mercenaria no se sentía muy segura de ponerse a entrenar una nueva técnica con el mucho espacio abierto hasta que rompió el sello para abrir el rollo y leer sus contenidos.

Resoplo con humor a la terrible broma que a su suerte le encantaba sacar, un espacio abierto resulto ser perfecto para el tipo de técnica descrito en el rollo, un golpe de pequeña suerte que no iba a darse fuera de cosas tan mundanas como estas. Si tan solo tuviera esa suerte en evadir conflicto, apostaba en que se encontraría a los fantasmas de sus victimas de hoy apenas terminara de entrenar la técnica.

'Shunshin no jutsu' No requería de sellos ni pedía manipulación complicada de chakra, era tan simple como sobrecargar tu cuerpo con chakra mientras visualizaba una ruta para moverse a velocidad sobrehumana. 'Otra vez con mi suerte...' Si esto no era una indicación de lo difícil que se pondrían las cosas de aquí en adelante con su suerte no sabía que más fuese a ser.

Con el infernal frío que hacía Akari se veía motivada a calentar un poco, y no podía esperar a conseguir más rollos ahora que poseía una nueva ventaja sobre los criminales de esta ciudad y lo rápido que progresaba en cerrar distancia con los Yakuza, pero un ninja siempre espera a la oportunidad perfecta para atacar.
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Al día siguiente... en la escena del crimen.

El incendio causo cierto alboroto en el sector donde ocurrió, más que nada por las victimas de este fuego, miembros de un pequeño grupo criminal que broto por esa zona estos días, merodeando por los rincones que Yakuza no se molestaba en acaparar para si solos, combatiendo con el resto de carroñeros grupos tratando de hacerse con el puesto de segundo en esta ciudad predominada por crimen. Por eso mismo todos en el barrio estaban preocupados, incendios no eran raros solo por ser una de las tácticas más frecuentes para deshacerse de la competencia incluso si la investigación policial fuese a aclamar lo contrario, temían de una guerra alzándose justo delante de sus puertas.

Pero quienes se molestaron en investigar más allá de los cuchicheos sobre el tema, si tenían la posibilidad, descubrirían algo desconcertante del asunto.

"Kunais, shurikens, bombas de humo, sellos bomba... lo único que no grita "ninja" es la poca sutileza con la que hizo todo esto. Tan solo le hubiese bastado prenderle fuego al local con las salidas bloqueadas para deshacerse de todos dentro si eso es lo que quería." El joven castaño no dirigió la mirada a su jefe mientras le hablaba sino que la mantenía fija en la kunai que sostenía, recién sacada de la garganta en la que estaba insertada, pero en vez de la sangre que uno esperaría estaba tenía los rastros del fuego infructíferamente tratando de devorarla. Trato de insertarla de nuevo en el orificio de donde la saco y el cuerpo carbonizado hizo un crujiente sonido como si fuese pan quemado. "Se me antojo una tostada."

"No digas esas cosas mientras estamos aquí, tendrás tu almuerzo en poco, solo dime tu conclusión." El hombre negro ya zapateaba uno de sus pies impacientado. Miraba a sus alrededores como todos hacían su trabajo y de seguro más de uno le devolvía la mirada a él, pero no podía atraparlas por más que intentara.

"Difícil decir, no hay grupo por este barrio que tenga un ninja, pero de habernos ocultado uno tendremos bastante papeleo que hacer después de almorzar. Nadie puede ocultar a Yakuza" Se le escapo una débil risa antes de volver a su rostro centrado mientras ponía la kunai en un sobre plástico para evidencias.

"Toma un ninja para identificar a uno supongo." Pero el jefe tenía una diferente impresión y habría sido lo primero que asumió oyendo de la palabra 'ninja' "¿Qué hay de los rebeldes?"

"Sabes que no irían por escaramuzas a un grupo tan insignificante." No podía verle el valor a atacar a este grupo si no empujaba su imaginación más allá de lo lógico.

"¿Segundas intenciones tal vez?" Los rebeldes no bajarían tanto sus estándares como para atacar grupos como este, pero todo se valía en la guerra si contribuía a la guerra, solo no podía imaginarse que propósito hubiese servido este suceso.

"Eso me escapa, soy forense no criminólogo." Ni el tipo con la imaginación más bizarra podía responderle. "Tal vez contrabandeaban fortuna o armas a nuestras espaldas."

"Suena loco." No le gustaba esa respuesta.

El forense solo sonrío a la vez que se volteo para hacer contacto visual con su jefe. "Nunca se sabe. El mundo en que vivimos—"

Sin embargo el jefe puso su mano enfrente para detenerlo de escupirle más estupideces. "Ahórrate el adoctrinamiento, ya viene siendo hora de que vayamos a almorzar."

"Uff, bien jefe, cuento con que no tendremos que preocuparnos mucho por esto.
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Akari decidio que huir de Sunagakure sería lo mejor.

Dicho y hecho, permanecer en la aldea probaría ser una caminata en la cuerda floja con las autoridades del lugar al tanto de su presencia y en alerta por su siguiente movimiento. La mercenaria aun con las agallas para plantarle cara a toda una organización criminal sabía mejor que meterse con Yakuza en su estado actual, lejos de ser una verdadera shinobi, a lo mucho ella estima que el nivel de su habilidad solo se compara al de un iniciado. Aun así mejor que nada, incluso sabiendo solo los más básicos ninjutsu ella es capaz de limpiar todo un bar lleno de luchadores profesionales no adiestrados en las artes ninja si no tuviese información en los objetivos y tiempo de preparación.

Pero con información, tiempo, y recursos sobre todo, mientras no te faltase un cerebro, cualquier batalla debería ser decidida antes de iniciar, o al menos, ser tan fácil como para no considerarla una batalla, si ella deseara derrocar cualquier poder tan solo necesitaría suficiente de esos tres, no una técnica de destrucción masiva, no la fuerza de un dios o demonio, solo maestría completa sobre la eficiencia y eficacia, un ninja definitivo. Todavía a un largo camino de alcanzar tal nivel habrían muchas situaciones de las que huir, a veces huir es la batalla misma, pero con información, tiempo, y recursos ¿De qué no podría escapar?

"Discúlpeme, pero como su inclusión a sido algo de muy ultimo minuto no he preguntado por su nombre." Se disculpo el conductor de la caravana dividiendo su atención entre los camellos que dirigía y la recién contratada.

"Hajime." Akari no dijo nada más al conductor y él figuro que ella no era de conversaciones, al menos cortesía básica mostraba, difícil decir lo mismo del resto de la escolta. De hecho, vino como sorpresa que a minutos de terminar de empacar todos los bienes en las caravanas su joven ama decidiera ir a por otro escolta más cuando ya habían decidido en un numero fijo, pero en estos territorios no existe precaución de más por lo que solo asintió en entendimiento de lo muy preocupada que su señora esta sobre este lugar.

Fue una caminata tranquila hacía las puertas de la aldea, en donde sería cuando el momento de tensión cayese Akari ningún cambio en expresión mostraría. Descripciones de su apariencia no iban a recolectarse tan rápido como para ser enviadas a los guardias a tan tempranas horas de la mañana. Pasando por la salida hacia fuera de la aldea tendía a variar de dificultad con sus acciones, el tiempo, y su suerte, pero esta vez tenía que agradecer a una persona en concreto.

"Conseguí solo uno." Susurro Akari casi sin emitir sonido, pero estaba segura esa persona la escucharía tan fuerte y claro como en una conversación normal, pero bastantes oportunidades habrían para conversar de manera normal con lo largo que sería el viaje hacía su siguiente destino, la habilidad con la que su benefactor mueve los hilos es de temer y duda no habría que a donde sea que se dirigieran estas caravanas no sería de decepcionar.
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