[Pasado] Levantamiento de armas
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10 de febrero.
09:00 a. m.


Narrador.



Incluso en tiempos dominados por el miedo el espíritu revolucionario de la sociedad puede levantarse. Quizá no se buscará cambiar todo el panorama, pero sí dentro de un contexto específico. Esto es lo que ha sucedido últimamente en las fábricas armamentistas del viejo País de la Tierra. Desde hace un tiempo que la clase obrera se ha visto en malas condiciones laborales, pero la costumbre hizo que se mantuvieran callados y simplemente aceptaran la vida que les tocó. Sin embargo, un pequeño grupo de rebeldes aprovechó la pequeña chispa para provocar un auténtico estallido. No sabe quiénes son ni dónde están, la historia solo dice que están en algún sitio detrás de escena. ¿Cuándo aparecerán? Esa es la principal incógnita.

Ha habido huelgas y manifestaciones los días anteriores. Hasta el momento, nada malo ha pasado. No hay víctimas ni enfrentamientos, pero los mandamases de la aldea temen que esta “paz” acabe uno de estos días, sobre todo teniendo en cuenta que cada día la intensidad aumenta un poquito. En otras industrias intentó levantarse el mismo movimiento, pero no prosperó. Solo en esta, una de las principales, los trabajadores no consiguen llegar a la calma. Siendo sinceros, los jefes tampoco han buscado entregarles lo que quieren para hacer una tregua. Juegan y compiten a ver qué bando se rinde primero. Grave error.

¿Cuál es el principal miedo? Es una fábrica de armas. De haber una pelea multitudinaria, los resultados pueden ser fatales. Por eso es que se enviaron a distintos ninjas a vigilar la manifestación y asegurarse de que todo suceda con orden. Por lo mismo, no llegaron al lugar ninjas comunes, sino algo experimentados. Tampoco fue a la fábrica el hijo de Gokú, puesto que son solo trabajadores, pero el nivel de fuerza no se podía subestimar.

Sin embargo, aquel grupo rebelde que trabaja desde las sombras también buscó conseguir refuerzos. No lo hicieron ellos directamente, pero sí a través de un mensajero. Este fue el encargado de informarse sobre posibles individuos que quieran apoyar la causa y poner su fuerza al servicio de la clase trabajadora en este día que podría ser clave en el inicio de un nuevo proceso dentro de la aldea. Obviamente también pueden fracasar y hundir aún más sus opciones de resurrección en este mundo dominado por el fallecido Dios.

Así fue como una carta fue llevada hasta esta gente que quiso atreverse a proponer un cambio y ayudar a los trabajadores: Kia, Shiryu, Ryata, Toge, entre otros. ¿Estarán listos para afrontar las consecuencias y el peligro que esto conlleva?

Compañeros, no teman. Pueden dudar, pueden creer que no hay oportunidad de ganar, pero aquel que no se rinde jamás será un perdedor. Este día podemos causar un cambio, finalmente regresarle algo de dignidad a los nuestros. No podemos perder esta oportunidad. Las armas están a nuestro favor y ellos solo mandaron ninjas de rango medio. Nos subestiman, no creen en nuestra fuerza. Solo quieren ser precavidos, ahí es donde debemos atacar. La lucha apenas comienza.

Podría decirse que el contenido del papel era breve, pero expresivo. Quería transmitir motivación, energía. Lo curioso es que directamente decía que deberían pelear. ¿Acaso perdieron la fe en conseguir algo con el movimiento de manifestación? Lleva varios días y no hay avances, la confianza y la esperanza comienzan a disiparse.

Ya estamos en el tan esperado día y en la famosa fábrica. Nadie trabaja ni cumple con su labor. Todos se encuentran de pie golpeando los muebles y las máquinas. Esto no con la intención de destruirlas y dañarlas, sino que simplemente querían hacer ruido. El principal lugar de producción se encontraba en una planta donde, si veían hacia arriba, en el piso superior se encontraban las oficinas de los jefes. Nunca les habían visto el rostro ni nada, solo veían sus siluetas entrar ahí. A pesar de todos los gritos pidiéndoles que se muestren, no han hecho movimiento alguno. Esto también molesta a la multitud, pues se sienten ignorados.

A los costados también hay pisos superiores. En escaleras se encuentra el sitio rodeado de estos ninjas enviados para mantener el orden. En sus miradas se notaba cierto odio hacia los del bando enemigo. Algunos inclusos reían, como si se burlaran de los manifestantes. Quizá el enviarlos consiga el efecto contrario. Aún hay muchos misterios detrás de esta puesta en escena. ¿Nuestros protagonistas podrán dar con el fondo de todo?

OFF ROL
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Soy Toge Ichigi, un humilde comerciante de armas, desde hace tiempo me viene costando conseguir insumos ya que varias fábricas se encuentran paradas. A decir verdad no me sorprende, desde que tengo memoria, mi madre y yo hemos recorrido de palmo a palmo las fábricas, conocemos a los trabajadores, solemos negociar con ellos para conseguir armas al mejor precio posible y así poder revenderlas. Sabemos muy bien de su situación que no es muy distinta a la de todos los habitantes de Kouseki, trabajadores con salarios bajos, malas condiciones laborales y jornadas extenuantes que apenas les alcanza para llegar a fin de mes. Era cuestión de tiempo para que la situación se vuelva insostenible, producto de años de rencor y jefes que hacen oídos sordos a los reclamos, pero a la vez esta es una gran oportunidad para que los trabajadores se alcen en armas por sus derechos y volvamos a ser una nación próspera e independiente como alguna vez fuimos. Soy una persona callada y de pocas palabras, esto se debe no solo a mi personalidad sino también que mis palabras conllevan un peligroso poder del cual no puedo abusar, por lo tanto no soy el adecuado para ser un líder revolucionario, no obstante soy bueno para pasar desapercibido, me oculto entre los trabajadores, llevo varios meses infiltrandome en sus asambleas y escuchando sus reclamos, apoyándolos desde las sombras. Mi madre también esta presente y aunque comparte mis convicciones no es tan optimista como yo y está preocupada por nuestro negocio familiar. Ciertamente si la huelga se prolonga demasiado será cuestión de tiempo para que nosotros también pasemos hambre, pero a la vez sabemos que es preferible luchar a quedarnos quietos.
Así fue como un día un sujeto que me vio pasearme por las asambleas de trabajadores me dio un mensaje en una carta. Debía estar presente el 10 de febrero por la mañana en una de las fábricas más grandes de kouseki.
Al llegar note a los trabajadores golpeando las máquinas y organizando un "ruidazo".
Inmediatamente me invadió un sentimiento de orgullo por ellos y me coloque cerca y me puse a golpetear también. No sin cierto asombro, noté que un grupo de ninjas había sido contratado para vigilar y controlar a los trabajadores. Me alivie un poco al no ver a mi padre entre sus filas, no obstante al ver sus rostros note cierta malicia, como si estuvieran a la espera para atacarnos, lo cual no era una buena señal. Se ubicaron en las escaleras y nos veían desde arriba miradas de desprecio y risas burlonas. Empecé a observarlos con atención para ver cuántos eran, qué armas llevaban y cuál era su líder. Sabía que cualquier detalle podía ser vital si se desataba una pelea, además debía tener cuidado porque mostrar mis habilidades heredadas podría traer consecuencias desagradables.

resumen
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En aquellos días, los trabajadores del nivel de la forja se habían visto invadidos por un sentimiento colectivo de desprecio a las autoridades, a la desidia por mejorar sus condiciones laborales y otorgarles un estándar de vida más digno. Si bien sus libertades no eran tan limitadas como en los primeros tiempos del régimen y tras la muerte de Nagato incluso algunas voces habían intentado flexibilizar todo un poco, seguían siendo los explotados en el sistema de producción, y las grandes industrias continuaban creciendo sin dejar mucho hueco a prosperar en la gran urbe industrializada de Kouseki. De hecho, la esperanza de vida no era muy alta, y la esperanza de progreso era casi nula.

Por ello muchos jóvenes renegaban del trabajo en la fábrica e intentaban alistarse a la milicia y servir como soldados, pero sólo los más aptos lograban salir victoriosos y egresarse en lo que un día fue Kumo. Kia fue una de aquellas afortunadas, o más bien alguien que desde niña había sido designada para servir al régimen. Y el mismo destino le deparó a su compañero Shiryu, quien servía junto a ella a los Ishiken. Pero aquel día era franco. Ambos habían cumplido patrullajes rutinarios desde hacía un par de semanas, y aquel día les tocaba descansar. Si bien las manifestaciones estaban cada vez más intensas en una de las fábricas de armas, quizá ellos no eran vistos como el "perfil de soldado" ideal para ir a custodiar. De hecho, Niijima era bastante conflictiva entre el pelotón, y hasta les estaban echando un ojo de más por el pasado de la Onikuma y su ascendencia - su padre había sido un activo rebelde, y su madre más de lo mismo antes de que la encarcelen -. Y durante sus incursiones en el nivel de las minas y entre los recovecos de los peores bares de malamuerte, había coincidido con las fuerzas rebeldes mucho tiempo, llegando a compartir con algunos de ellos un par de copas y a compartir sus ideales, pese a servir legalmente al bando opuesto.

Pero allí en Kouseki las cosas no eran tan violentas como en el resto de ciudades, y bien sabido era para el grupo de Iwa que Kia era una rebelde de pura sangre, y así la veían por su difunto padre y su cuasi-desaparecida madre. Por ello, un mensajero le acercó una carta que la invitaba a acompañar a los manifestantes y obreros el 10 de febrero, en otro intento por hacerse oír y buscando contener si existía represión, e intentar dar un mensaje a los soldados que se presenten. Era una prueba de fuego: si salía bien, se ganaría un poco la confianza de los rebeldes, y podría continuar ayudándolos más comprometidamente desde su doble juego; si salía mal, podía ser descubierta y probablemente sería castigada, y quién sabe si saldría con vida. Lo mismo para Shiryu, pero ambos estaban igual de comprometidos con la causa. Ideas que sólo se expresan por la boca y con discursos, son letra muerta. Los reclamos debían tomar forma, y ella los haría llegar en forma de verdadera revolución, si era necesario imprimirlo con sangre, con sangre lo imprimiría.

— Sólo míralos reír. Es gracioso que nosotros podríamos estar vigilando a estos tipos desde allí arriba también. — Comentó una transformada Niijima, con un Henge que cambiaba su rostro y su cabello y traía desde que partieron al lugar, para hacerla irreconocible al ojo de los enemigos. Por debajo de su "piel falsa", iba vestida con una chaqueta completamente negra y una capa del mismo color, con su rostro semi-tapado y su cabello debajo de una capucha, por si la transformación se deshacía de manera desafortunada. Se encontraba en la parte baja de la fábrica, allí en la zona principal de producción. Pero ir con un Henge no Jutsu no significaba que estaba pasando inadvertida. De hecho, su vestimenta y su presencia sí que llamaban la atención por romper con aquella monotonía de colores y uniformes, pese al caos. Su kanabō estaba apoyado en el suelo, parado en su punta, y ella apoyaba su mentón sobre sus brazos cruzados y suspendidos en el mango del arma. A su lado, su amigo y colega Tatsumaki. — Pero es asqueroso que ellos sí se creen superiores. En verdad piensan que portar ese uniforme los hace mejores que esta gente. Los aires de superioridad de esos bastardos me producen arcadas. — Chasqueó la lengua y miró al muchacho. — ¿Tú qué dices? Yo siento que disfrutaré hoy. Es un lindo día para ponerle algo de picante a la semana.

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Última modificación: 04-11-2022, 06:53 AM por Ryata Konjiki.
— ¿Qué pretendes que haga con esto? — Espeto el rubio con cara de desconocimiento total.  — La situación es como un globo con agua. Estallará ante la más mínima aguja… — Respondió el chico de cabello marrón y aspecto bastante desaliñado.  — ¿Qué esperabas? Una invitación con flores y joyas, acaso.  — Añadió con burla en su tono de voz a medida que se acomodaba sobre toda aquella pila de rocas y chatarra, era sorprendente como no se pinchaba el culo o terminaba lastimado.

— ¿Sabes? Sentarte sobre una roca sería mucho más cómodo y menos peligroso.  — Negó con su cabeza un par de veces acompañando aquella frase.  — Ryata, solo ten cuidado, hemos perdido a muchos de la resistencia… — El Konjiki cerró sus ojos y respiró profundamente, su cuerpo temblaba ligeramente tanto del cansancio como de los nervios, por lo que estaba por venir, no obstante, aquel pequeño grupo de a 5 que lograron formar no tuvo éxito hasta ahora, siquiera habían llamado la atención de los rumorados líderes rebeldes que parecían ser más fantasmas que otra cosa.

[La fecha pactada en la carta, llegó…]

«La vibra que emana este lugar es impresionante…» Se sentía ligeramente abrumado y no había que ser muy detallista para notar la sensación del castaño. Frotó su diestra casi que “metálica” por su nuca en un intento por reducir sus nervios. «Vamos, no será nada difícil.» Tan solo se mentía a sí mismo, pues claro que era una tarea difícil.

Se le había encargado apoyar al lado rebelde, es decir, que, una vez el conflicto estallará, tendría que hacer lo posible por no dejar su identidad sobre la mesa, por ello portaba un aspecto totalmente distinto, de tez un poco más oscura que la propia y una cabellera castaña, su porte físico sí que seguía siendo similar.

Ryata por el momento pretendía mantenerse como un simple espectador más, participando de forma pasiva en las pequeñas protestas disueltas a lo largo de la fábrica. Los cánticos eran numerosos y eran acompañados por el sonido del metal y otros minerales, golpear entre sí de aquellos pocos que simplemente querían cumplir con su labor y no implicarse en temas tan complicados. «Merecen respeto, pero también deberían tomar su propio bando.» Reflexionó aquella de esos particulares, muy pocos, pero una cantidad presente a la cual pudo distinguir a lo largo de su corta estadía en la entrada de la fábrica.

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Última modificación: 07-11-2022, 07:29 PM por SamuruFake.
Narrador

Sí, la labor que le encomendaron a los ninjas es mantener controlada la situación en caso de que la manifestación se salga de control. Pero, hay que ser honestos, nadie cree que los shinobis que gozan del privilegio de pertenecer al bando ganador se comportarán de la forma más correcta posible. Estos disfrutaban del dolor y sufrimiento ajeno, por lo que claramente aprovecharían esta jornada para saciar su apetito de risa.

Ninguno de los trabajadores se atrevía a gritarles algo a los ninjas, solo mantenían sus gritos a los altos mandos, supuestamente escondidos en su oficina. Sin embargo, hubo un hombre en particular que quiso atreverse a no solo usar la capacidad de hablar, sino también el accionar. Se abalanzó hacia la escalera intentando subir por donde estaba la custodia ninja y en un abrir y cerrar de ojos fue mandado a volar contra la pared opuesta. Una potente patada fue impactada en su pecho. El pobre tipo quedó en el piso quejándose de dolor. El agresor habló. — No sean ingenuos. Meterse contra nosotros es igual a la muerte. El próximo que intente algo estúpido nos dará marcha blanca para que nos divirtamos con todos aquí. — Una amenaza certera.

Podríamos decir que fueron afortunados, pues el que debió encargarse de ese pequeño asunto era uno de los más “correctos” entre el escuadrón enviado. Por lo mismo es que él les dio una segunda oportunidad a todos, pero ni él sería tan blando en caso de que reiteren una decisión como esa. Lamentablemente para los trabajadores y también para nuestros queridos protagonistas, la situación fue aprovechada por uno de los más molestosos. Este soltó una risa bastante fuerte e inmediatamente todos los manifestantes callaron, volteando a ver hacia el sector izquierdo en donde se encontraba aquel en las alturas de la escalera.

¡Já, tontos! ¿De verdad creen que triunfarán? Solo son comida para las bestias, nosotros. — Por su tono de voz y forma de hablar, es fácil identificar que es el típico ninja con orgullo que se cree abismalmente superior al resto. Es de las personas más molestosas que te puedes encontrar, pero ahí también radica su encanto. — Nosotros no necesitamos ensuciarnos las manos con ustedes. Vinimos aquí solo a jugar con ustedes. — Los rostros de todos los presentes se mostraron incrédulos, no entendían. No hará algo él, pero quiere jugar… Murmullos por doquiera teorizando o buscando una explicación, pero el silencio volvió a protagonizar la escena cuando él hizo atisbo de alzar la voz.

Dos, dos de los nuestros. — Dijo mientras les enseñaba los dedos índice y medio. — Están infiltrados entre ustedes. Les daremos 20 minutos para encontrarlos. SI lo logran, les permitiremos subir a hablar con sus jefes. Por el contrario, si fallan, mataremos a diez de ustedes y otros diez serán arrestados. Todo al azar. — Una sonrisa burlona inundó su rostro mientras que la expresión de pánica fue la moda entre los trabajadores. — Comiencen.

El primer movimiento fue totalmente sorpresivo. Kia recibiría un potente golpe en la nuca, cuyo autor fue un trabajador detrás suyo. — ¡Ella no tiene nuestra ropa! ¡Es una infiltrada! — Por su tono de voz era fácil analizar que estaba nervioso, asustado. Escuchó sobre el juego y actuó por impulso. Sin embargo, esta decisión también motivó a otros que estaban a su alrededor, todos mirando de forma amenazante a la joven. También había trabajadores que no sabían que hacer, nerviosos, quienes intentaron alejarse y mantenerse a salvo, por ahora.

Los amenazantes de la infiltrada eran solo diez. ¿Qué harán nuestros protagonistas? ¿Pelear o buscarán otra alternativa? Recordemos, todo tiene sus beneficios y consecuencias.

OFF ROL
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"Definitivamente, son unos idiotas". Efectivamente los soldados que custodiaban la fábrica en manifestación no hicieron más que confirmar sus pensamientos y darle la derecha a Niijima. Se mantuvo apoyada en su kanabō como si nada, y obviamente no tardó en llamar la atención. Pero en realidad no planeaba llamarla de los trabajadores, más sí de los soldados, quienes al parecer no le habían echado tanto ojo.

En cuanto el más molestoso y patán de los solados comenzó a mencionar un juego para divertirse y ver el caos, aquello sonaba bastante estúpido. "Dudo que siquiera se lo piensen. Son gente bastante adulta y cansada de sus trabajos como para ponerse a jugar a 'Encontrar a Wally' en este tumulto". Pensaba, auto-referenciando en su mente una conocida historieta de tiempos antiguos que continuaba siendo popular. Suspiró y se acomodó, balanceando su gran garrote de un lado a otro, de izquierda a derecha, mientras sonaba su cuello. El 'comiencen' suscitó una mirada panicosa entre todos los obreros, pero lejos de comenzar a moverse lentamente, uno de ellos sorprendió a la semi-demonio con un golpe en la nuca que la echó adelante y la hizo tambalear. "Mier-da", pensó para sus adentros mientras apretaba sus ojos y hacia una mueca de preocupación. No es que le importase mucho el golpe, pues no había casi dolido. Su principal preocupación estaba lejos de ser esa, pues una voluta de humo dejó caerse su disfraz y el Henge se deshizo, mostrando una joven con una capa negra que la cubría hasta la cabeza con su capucha, y una tela negra que tapaba su boca y su nariz; en las piernas llevaba una falda negra y zapatos negros en sus pies.

Con su izquierda se apoyó del kanabō e, inclinada hacia adelante, se dejó caer. Las miradas amenazantes recayeron en la espalda de la joven, que, allí tirada, metió la mano dentro de su chaqueta y dejó caer en el suelo una bomba de humo, que estalló generando una distracción visual que le permitiría ganar tiempo, aunque llamaría considerablemente la atención de sendos ojos de depredadores. Con presteza, se puso de pie y se aprovisionó de un kunai. Con su zurda tomó la ropa del hombre que la había golpeado y lo atrajo hacia sí, buscando voltearlo y rodearlo por el cuello con el brazo para ponerle el filo del arma directo en el cuello. Mientras, su kanabō había quedado tirado a un costado. — ¿Eres tonto? Si fuera una de esos tipos estarías más que muerto. — Le respiró directo en la oreja mientras lo sostenía.

Entre el humo, el hecho era bastante confuso y no podía verse desde fuera, pero si algún trabajador se adentraba mucho, vería a una camuflada Kia tomando como rehén al hombre. En aquella posición que esperaba la mantuviera a salvo de más ataques, la joven habló intentando sólo ser audible para quienes le rodeaban. — Estoy para darles apoyo e intentar darle un golpe a esos hijos de puta. Ellos ya decidieron que no será todo justo y pacífico, así que necesito ganar tiempo. — Hizo una pausa. — Si continúan con la protesta y generan movimiento, deberían ser capaces de esperar los 20 minutos. No saben si lo que dijo es cierto, así que no se desesperen. — Giró un poco la cabeza para ver al sujeto que tenía agarrado, dejándose ver levemente por el rabillo de su ojo. — Pero si insisten con entregarme y señalarme, voy a ponerme del lado de esos cabrones y a trapear el piso con sus caras. — Comentó sacando a relucir su lado más bravo, aquel que había adquirido en su formación en Taifuu y el que la ayudó a sobrevivir tras su despertar rebelde en la adolescencia. Sólo sus objetivos y fines morales más profundos podían hacerla desistir de utilizar la violencia como medio.

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Última modificación: 09-11-2022, 12:31 AM por Toge Ichigi.
Me encontraba en la fábrica, haciendo ruido con los trabajadores, uniéndome a su reclamo como si fuera un trabajador más. Un valiente se atrevió a más y quiso subir las escaleras él solo pero los ninjas lo detuvieron y por su error recibío un fuerte golpe que lo envió directo contra una pared. Inmediatamente me acerqué a él, para ofrecerle ayuda, era lo mínimo que podía hacer. Era evidente que este conflicto no se resolvería solo con palabras, los ninjas estaban dispuestos a usar la fuerza y esto se hizo mucho más evidente cuando uno de los ninjas empezó a vociferar claras provocaciones a los trabajadores y burlándose de ellos. Inmediatamente lo mire y trate de memorizar su rostro, puesto que presentía que sería uno de los primeros en actuar y probablemente el primero del cual me tendría que encargar si la situación se salía de control.
Luego este mismo sujeto, dijo que había 2 ninjas infiltrados entre los trabajadores y que si lo encontraban en 20 minutos tendríamos posibilidad de contactar a los jefes pero si no lo logramos a tiempo, ellos matarían a varios al azar. 
De inmediato, repase con la mirada los rostros del resto de los ninjas presentes para comprobar si sus palabras eran ciertas o se trataba de otra provocación o treta. Aunque la posibilidad de poder dialogar con el jefe nos favorecía, el trato que nos ofrecia este sujeto parecía más una táctica para dividirnos seguido de una clara amenaza para infundirnos temor. De esta forma, nos debilitaban psicológicamente para vencernos más fácilmente y no pasó mucho tiempo hasta que el primer incauto cayo en la trampa atacando por la espalda a una joven que aunque su apariencia destacaba de entre el resto de los trabajadores, su conclusión fue algo impulsiva y violenta. 
Por sorpresa noté que de la joven salió algo de humo blanco, ¿una técnica ninja quizás? y no solo eso, posteriormente la mujer cayó y una gran bomba de humo tapó por completo mi visión. No podía ver nada, pero por lo que pude oír era evidente que esa mujer no era una trabajadora ordinaria, tenía agallas y dijo no ser uno de los infiltrados sino que estaba para dar apoyo, pero que se defendería e incluso se uniria al enemigo si la atacaban
Mis temores se confirmaban, si seguíamos así nos peleariamos entre nosotros, no podía quedarme mirando a ver que sucede, tenía que actuar y de la manera más lógica y sensata posible o de lo contrario entrariamos en una escaramuza sin sentido. 
Levante mi mano derecha en señal de "pare" y comencé a hablar pero poniendo especial cuidado de no introducir chakra en ninguna de mis palabras hablando lenta y detenidamente pero en voz alta para que me escuchen todos los presentes. 
-Alto, no debemos pelear entre nosotros…Si nos peleamos, ganaran ellos-  Dije mirando a los ninjas que estaban sobre las escaleras. 
-Mi nombre es Toge- Dije llevándome una mano al pecho para presentarme.
-Soy un comerciante de armas, quizás alguno me reconozca…-
Sabía que identificarme era un riesgo, pero quería que los trabajadores confiaran en mi y se calmaran, también tenía que evitar que aquella mujer lastimara al trabajador, ya que de hacerlo no habría vuelta atrás. Debido a eso, me acerqué lentamente para intentar hablar con ella más de cerca, aunque no la veía, por el ruido deduje que forcejeaba con aquel sujeto.
-Dejalo ir al hombre… por favor- Le dije a la mujer encapuchada.
-Si nos calmamos y nos presentamos, quizás podamos entendernos- Dije por último, con la esperanza en poder bajar los humos a aquella situación de tensión.
resumen
Salto de foro:

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