El pueblo gozaba de un gran sol reluciente y cálido el cual lo cobijaba bajo el, una cálida brisa que acompañaban el viento debido a la latitud del lugar pues era reconocido como uno de los lugares más altos en este mundo. Honestamente, el cicatrizado hombre no conocía mucho del lugar mas allá de algunos rumores escuchados hace algún tiempo en el desarrollo de algunos negocios y el estar en este lugar de primeras impresiones le resultaba un tanto curioso, cosas que no eran comunes en el país del viento no eran las mismas que en este sitio; aunque algo si compartían, aquel imperio que comenzaba a tener algunas carencias bajo la desaparición de su líder. Sokaar exhalo dejando salir el humo acumulado en sus pulmones de aquel habano que sostenía con su diestra, más preciso entre su índice y medio llenando así toda la caravana gozada exclusivamente por el hombre de apariencia inmaculada, vistiendo un traje negro en compañía de una capa del mismo color y un pañuelo verde entre su cuello, sus dedos luciendo algunos anillos de oro, presumiendo un tanto de su status en clases, pue el ser pobre había terminado hace mucho tiempo atrás. Una mirada bastante seria como de costumbre lo acompañaba mirando por la ventanilla de la caravana el lugar, analizando las calles y la gente que había en ellas, siempre fua cauteloso por lo que no tenía en absoluto la atención del imperio y sus comandantes logrando tener un camino tranquilo en su recorrido.
Ya hacia algunas lunas que habían partido del país del viento hacia su nuevo destino guiados por un pequeño anciano encima de un caballo el cual tiraba de la carreta, un sobrero viejo, pero bastante amplio el cual cubría su cabeza de los climas extremos. — Sabaku No Akuma, estaremos en poco tiempo en el destino. — Anunciaba el viejo hacia su cliente, “Sabaku no Akuma” un sobrenombre creado por Sokaar hace tiempo atrás el cual usaba para sus negocios y sobre todo para su relación con el bajo mundo pues el ser cuidadoso con su identidad siempre era una prioridad enseñada por su difunto padre. — De acuerdo, — No dijo más, no había razón para ello teniendo la mirada aun clavada en las calles del sitio a la par que terminaba de fumar su habano. + ¿Cómo habrás crecido en este sitio? ¿Tendrás falsas esperanzas y sueños inalcanzables? + Se preguntaba en su mente pues por ahora era toda la información reunida, aquello tal vez era lo que mas lo atormentaba, el que su pequeño hermano fuese un chico alegre sin idea de la situación actual de este mundo. La carreta finalmente se detuvo frente a un restaurante de cierto renombre en la zona y bastante costoso, Sokaar decendio de la carreta después de que el viejo le abriese la puerta dejando algunas monedas de pago al hombre como si no fuese un precio importante para él, dio una calada antes de entrar al lugar y miro a su alrededor, la mayoría de la atención captada por los civiles por los lujos y la gigantesca altura del hombre, sumada a esa cicatriz tal vez imponía cierto respeto después de todo.
La carreta comenzó su viaje por su cuenta retirándose del lugar, Sokaar entro al restaurante, conocía al gerente del lugar por antiguos negocios con su padre en su travesía del rayo por lo que el gigantesco hombre entro por la perta inclusive agachándose un poco para entrar sin apagar su costoso habano para dirigirse a la oficina del gerente del lugar sin dar alguna palabra o explicación a los meseros que intentaron frenarlo con preguntas e instrucciones de apagar su cigarrillo pero este no hizo caso, como si no fueran ni siquiera de la misma clase ni dirigirles la mirada en lo absoluto abriendo la oficina del gerente para encontrar a este sentado a medio dormir con unos papeles en su mano, asustándose rápidamente al ver al hombre delante suya pero en seguida instruyo a los meseros y capitanes de dejarlos solos.
— Bueno, sabes que no vengo precisamente a negociar, sabes a que bien después de tanto tiempo. — Sokaar mantenía una mirada centrada en el hombre, dando una calada adicional a su habano y caminar hacia el anciano el cual solo se hizo un poco hacia atrás.
— Sokaar, hace mucho tiempo no te veo y.. — No pudo terminar la frase, pues el hombre hizo una seña con su diestra para que se levantase del lugar y así lo hizo, Sokaar tomaría el lugar del viejo para dar otra calda más a su habano.
— Al final las cosas no salieron del todo bien para mamá, pero se que mi hermano esta en este sitio, la familia es familia y ese niño no pasara por la misma infancia que yo, ahora tengo el suficiente dinero para darle lujos y prestigio. — Sokaar dio una calada extra al habano, ahora iría por mas de la mitad consumido.
— Bueno Skoaar, no queremos que el niño termine peor de lo que esta. — Una mirada se abalanzo sobre el anciano, lo suficientemente fuerte para intimidar a cualquiera., levantándose rápidamente del lugar.
— No te des derechos injustificados o tendré que usar otro método. — El viejo en seguida se retracto para dirigirlo fuera de su oficina, tal parecía seria un buen día para Sokaar.
— Hablo — || Narro || + Pienso +
Ya hacia algunas lunas que habían partido del país del viento hacia su nuevo destino guiados por un pequeño anciano encima de un caballo el cual tiraba de la carreta, un sobrero viejo, pero bastante amplio el cual cubría su cabeza de los climas extremos. — Sabaku No Akuma, estaremos en poco tiempo en el destino. — Anunciaba el viejo hacia su cliente, “Sabaku no Akuma” un sobrenombre creado por Sokaar hace tiempo atrás el cual usaba para sus negocios y sobre todo para su relación con el bajo mundo pues el ser cuidadoso con su identidad siempre era una prioridad enseñada por su difunto padre. — De acuerdo, — No dijo más, no había razón para ello teniendo la mirada aun clavada en las calles del sitio a la par que terminaba de fumar su habano. + ¿Cómo habrás crecido en este sitio? ¿Tendrás falsas esperanzas y sueños inalcanzables? + Se preguntaba en su mente pues por ahora era toda la información reunida, aquello tal vez era lo que mas lo atormentaba, el que su pequeño hermano fuese un chico alegre sin idea de la situación actual de este mundo. La carreta finalmente se detuvo frente a un restaurante de cierto renombre en la zona y bastante costoso, Sokaar decendio de la carreta después de que el viejo le abriese la puerta dejando algunas monedas de pago al hombre como si no fuese un precio importante para él, dio una calada antes de entrar al lugar y miro a su alrededor, la mayoría de la atención captada por los civiles por los lujos y la gigantesca altura del hombre, sumada a esa cicatriz tal vez imponía cierto respeto después de todo.
La carreta comenzó su viaje por su cuenta retirándose del lugar, Sokaar entro al restaurante, conocía al gerente del lugar por antiguos negocios con su padre en su travesía del rayo por lo que el gigantesco hombre entro por la perta inclusive agachándose un poco para entrar sin apagar su costoso habano para dirigirse a la oficina del gerente del lugar sin dar alguna palabra o explicación a los meseros que intentaron frenarlo con preguntas e instrucciones de apagar su cigarrillo pero este no hizo caso, como si no fueran ni siquiera de la misma clase ni dirigirles la mirada en lo absoluto abriendo la oficina del gerente para encontrar a este sentado a medio dormir con unos papeles en su mano, asustándose rápidamente al ver al hombre delante suya pero en seguida instruyo a los meseros y capitanes de dejarlos solos.
— Bueno, sabes que no vengo precisamente a negociar, sabes a que bien después de tanto tiempo. — Sokaar mantenía una mirada centrada en el hombre, dando una calada adicional a su habano y caminar hacia el anciano el cual solo se hizo un poco hacia atrás.
— Sokaar, hace mucho tiempo no te veo y.. — No pudo terminar la frase, pues el hombre hizo una seña con su diestra para que se levantase del lugar y así lo hizo, Sokaar tomaría el lugar del viejo para dar otra calda más a su habano.
— Al final las cosas no salieron del todo bien para mamá, pero se que mi hermano esta en este sitio, la familia es familia y ese niño no pasara por la misma infancia que yo, ahora tengo el suficiente dinero para darle lujos y prestigio. — Sokaar dio una calada extra al habano, ahora iría por mas de la mitad consumido.
— Bueno Skoaar, no queremos que el niño termine peor de lo que esta. — Una mirada se abalanzo sobre el anciano, lo suficientemente fuerte para intimidar a cualquiera., levantándose rápidamente del lugar.
— No te des derechos injustificados o tendré que usar otro método. — El viejo en seguida se retracto para dirigirlo fuera de su oficina, tal parecía seria un buen día para Sokaar.
— Hablo — || Narro || + Pienso +