5:57 AM
Comienza el día, una vez mas apago la alarma antes que este suene 22 – 0 a mi favor. Estos últimos días eh estado soñando cosas extrañas provocando que mis descansos se vuelvan a un más ligero de lo normal, y esta mañana no fue la excepción. Los fragmentos de mis sueños se repiten constantemente y siempre es un recuerdo oscuro de mi niñes, más específicamente en la época que viví en el orfanato junto a los otros huérfanos. Aun acostado después de apagar la alarma, quede absorto observando el techo de mi habitación pensando en lo que había recordado. El maestro de kendo del orfanato, Kaichi-sensei, una vez que empuñas una katana significaba que la muerte te seguirá a donde vayamos, pero si no empuñábamos una katana esto significaría todo lo contrario. Νο sé el motivo de porque se cruzó esto por mi cabeza, pero era algo que realmente me molestaba. Largue un suave pero largo bostezo mientras me estiraba en la cama, todo mi cuerpo se relajaba mientras tomaba fuerza para levantarme y comenzar el día que tenía por delante. Lo siguiente que hice al levantarme solo fue rutina, una ducha, el desayuno y seleccionar la ropa adecuada con la cual salir a la calle.
Aunque allá crecido en un orfanato mi estatus en la sociedad es uno de clase media alta, lo suficiente como para vivir en la zona céntrica de la aldea, alejado de los vecindarios pobres, en los cuales se encuentra la gran mayora de los aldeanos de la aldea, esto debido a que soy parte del régimen de nuestro dios Nagato, un hombre que sabia bien como usar el poder. No me considero alguien ambicioso en sí, solo tengo un objetivo en mi vida y ese es convertirme en el líder de Deux ex Finctus y llevar a konoha a un nivel superior que las otras aldeas, aunque sé que todavía me falta poder y un largo camino que recorrer.
Como me encuentro en lo mas bajo de los súbditos de Pain, el subir escalafones me llevara un tiempo, pero no pienso dar mi brazo a torcer, actualmente solo soy un soldado más, encargado de controlar los disturbios de posibles busca bullas o mal estar de la ciudad, nada llamativo lamentablemente, pero este trabajo me permite permanecer en el centro de la aldea. Las horas pasan y como siempre todo se encuentra en paz, cada uno sabe el rol que ocupa en la sociedad por lo que es fácil realizar mi trabajo.