Última modificación: 22-02-2024, 03:17 AM por Ohona Hyuga.
Los murmullos de los demás siempre ha sido algo que ha molestado a Ohona, la gente suele hablar a sus espaldas, mostrar una verdad sobre la realidad que ella vive a diario, todo esto conlleva a una gran cantidad de personas que juzgan su apariencia, su falta de autoestima sobre sí misma y su propio rostro – pero si es tan bonita… - ¿Por qué ocultaría su rostro así? – además, sus hermanas salieron iguales a ella… - ¿y has visto a sus padres? Parece que empatizan con ellas – eran los rumores que solían rondar por las habitaciones de aquella gran casona de los Hyuuga.
El hogar de Ohona era una plaza pública para los miembros de su clan durante el día, durante la noche, era mucho más privado, sin embargo, la posibilidad de que cualquier miembro de la rama principal pueda transitar por esta casona y que alguno que otro de alguna de las ramas secundarias también ronde por el hogar lo volvían un lugar… por lo mucho, solitario.
Tsk… que se meten esos idiotas – diría Chihona, mientras se maquillaba en un espejo – no deberías hacerle caso, hermana – decía Kahona mientras trenzaba a su hermana – no… tienen razón… yo soy un espécimen raro… - ¿y nosotras no? – preguntaría su hermana, trenzándole el cabello y provocándole algo de dolor – auch… no, ustedes no son como yo… ustedes pueden mostrar su rostro cuando gusten… - pero nos gusta vernos así – diría Chihona – somos únicas y diferentes, todas las demás envidiarían ser como tú, aparte, tu físico es envidiable hermana, que no daría por tener esas nalgas – diría Kahona, dándole una nalgada simpática a Ohona – auch, ya córtala, hoy es un día importante – diría Ohona, parándose y alejándose de su hermana, terminando la trenza que esta estaba armando, anudándola como un cintillo sobre su flequillo.
Niñas, ¿están listas? – dijo Kaoru, su madre. Ella era una mujer blanca y de gran porte, con una mascara de ciclope igual a sus hijas, era voluptuosa y bella, con una sonrisa contagiosa y amigable – oh, Oka-san – diría Ohona, sonrojándose y arreglando su ropa – si… estoy lista – diría Ohona, mientras que Chihona le miraba de reojo, para ocultarse en el interior de su hermana – Chihona… tu estas… bellísima – diría Kaoru, sonrojándose y ocultando sus labios con sus manos – gracias… - diría la hermana, ocultando totalmente su presencia de su madre.
Un silencio incomodo se generó en ese momento, mientras Ohona pasaba a un lado de su madre, mirándola de reojo y sonriéndole, pero sin decir ni una palabra… al irse, quedarían Kahona y Kaoru dentro de la habitación de la pequeña ciclope – está nerviosa… - diría la madre – no te preocupes, ka-san, ella solo esta envidiosa… desearía estar a un lado de nuestra hermana apoyándola en este día… y posiblemente… ser ella quien esté en el puesto de Ohona… - la jovencita tomaría la mano de su madre y le sonreiría de manera hermosa – vamos a apoyarlas… a ambas – si… tienes razón… este día no es solo de Ohona.
Bazin, el padre de Ohona, se encontraba organizando los últimos preparativos, el también tenía una máscara de ciclope, pero al encontrarse frente a otros Hyuuga prefería taparse el rostro con una máscara blanca con un ojo rojo en el centro… dato curioso, gracias a esta mascara, Ohona propuso a Ichigan utilizar mascaras con esta singularidad…
Aquel hombre guiaba con una voz de mando a los demás Hyuuga sobre qué hacer y cómo hacerlo, les guiaba para colocar cada silla en su respectivo lugar, preparar el escenario, presentar la comida de la mejor manera y ordenar el coctel, este era un día importante para los Hyuuga y seria su ultimo día como aquel que daba las órdenes. Su sucesora tomaría el mando, tal vez no sea su primogénita, pero es la segunda hija y la guerrera más prometedora de su linaje.
Los murmullos no paraban de resonar, se hablaban de otros aspirantes, un tal Gojo que había vuelto a sus andanzas y otro, un miembro alejado del linaje principal y una cabellera blanca, habían guerreros prometedores que podrían ser más respetables que esta niña, de apariencia frágil y un rostro oculto tras una máscara… nadie deseaba que esto que estaba por suceder sucediese al fin, pero era el día… Ohona ya era una Jounin reconocida por la aldea, su reputación era bastante grande y sus contribuciones a la aldea y al mismo clan eran difíciles de ignorar.
El evento estaba por comenzar, muchas figuras públicas estaban presente, entre ellos los enemigos de la actual familia líder, miembros de la rama secundaria que están en contra de esta situación. El clan hace ya mucho no sigue esas normas antiguas de sellar a quienes no poseen el linaje de los lideres, hace mucho que hay quienes ya no se emparejan solo con miembros del clan, mestizos y entes de la oposición, sin embargo, eh ahí que la joven Hyuuga se paraba frente a ellos, con un traje que ocultaba todo su cuerpo y con un velo sobre su rostro, parecía una muñeca antigua de porcelana, recibiendo el abucheo de muchos y la admiración de otros, pero fue en ese momento que un único grito silenció a todos, era Bazin Hyuuga, alzando su voz de mando – ALTO, todos ustedes, ¿creen acaso saber por todo lo que nuestra familia ha tenido que pasar? Mi primogénita no podrá portar el manto, y es por eso que Ohona se ha sacrificado a sí misma y su libertad para ser quien tome el mando, en nombre de mi mujer y el de sus hermanas, en nombre mío y el de nuestra familia, yo doy un paso a un lado y le cedo el puesto a ella, a quien creo ha superado hasta mi propio poder con un estilo propio y bien pulido, y si alguien está en contra de esto, os reto a que hagan algo y se enfrenten a ella si es que no confían en mi palabra – fueron sus palabras…
Como si fuese una marca de partida, alrededor de 30 ninjas del clan se pusieron de pie, demostrando su desconformidad, sin embargo… casi como en un parpadeo, todos fueron cayendo uno tras otro, la velocidad y precisión de Ohona eran de admirar, y el apoyo que le brindaba Chihona era algo que pocos comprenderían… en menos de un minuto, Ohona se pararía sobre el escenario, dejando caer todas las bandanas ninjas de quienes osaron enfrentarse a ella y aquellas grandes ropas, dejando ver un gran traje de combate rojo y negro ajustado al cuerpo, uno idéntico al de su padre, y así mismo como su ropa, su velo cayo junto el, mostrando una máscara blanca con una marca roja en forma de ojo en el… los brazos de Chihona se guardaban por los hombros de Ohona y su padre, sin titubear dijo a viva voz - ¿acaso alguien más se opone a esta procesión? Si es así, entonces a partir de ahora, Ohona Hyuuga, la segunda de tres, conocida como la Princesa Desmedida y poseedora del Byakugan, aprendiz de Izuku y miembro de la rama principal, ella pasara a ser llamada también, la Líder de nuestro clan, y quien se oponga a ella, es libre de retarla a duelo – diría, arrodillándose frente a su hija, quien giraba su cuerpo para darle la cara a su clan, haciendo una reverencia frente a ellos e indicando con su voz tierna y temerosa – mu… muchas gracias… por este honor…
El hogar de Ohona era una plaza pública para los miembros de su clan durante el día, durante la noche, era mucho más privado, sin embargo, la posibilidad de que cualquier miembro de la rama principal pueda transitar por esta casona y que alguno que otro de alguna de las ramas secundarias también ronde por el hogar lo volvían un lugar… por lo mucho, solitario.
Tsk… que se meten esos idiotas – diría Chihona, mientras se maquillaba en un espejo – no deberías hacerle caso, hermana – decía Kahona mientras trenzaba a su hermana – no… tienen razón… yo soy un espécimen raro… - ¿y nosotras no? – preguntaría su hermana, trenzándole el cabello y provocándole algo de dolor – auch… no, ustedes no son como yo… ustedes pueden mostrar su rostro cuando gusten… - pero nos gusta vernos así – diría Chihona – somos únicas y diferentes, todas las demás envidiarían ser como tú, aparte, tu físico es envidiable hermana, que no daría por tener esas nalgas – diría Kahona, dándole una nalgada simpática a Ohona – auch, ya córtala, hoy es un día importante – diría Ohona, parándose y alejándose de su hermana, terminando la trenza que esta estaba armando, anudándola como un cintillo sobre su flequillo.
Niñas, ¿están listas? – dijo Kaoru, su madre. Ella era una mujer blanca y de gran porte, con una mascara de ciclope igual a sus hijas, era voluptuosa y bella, con una sonrisa contagiosa y amigable – oh, Oka-san – diría Ohona, sonrojándose y arreglando su ropa – si… estoy lista – diría Ohona, mientras que Chihona le miraba de reojo, para ocultarse en el interior de su hermana – Chihona… tu estas… bellísima – diría Kaoru, sonrojándose y ocultando sus labios con sus manos – gracias… - diría la hermana, ocultando totalmente su presencia de su madre.
Un silencio incomodo se generó en ese momento, mientras Ohona pasaba a un lado de su madre, mirándola de reojo y sonriéndole, pero sin decir ni una palabra… al irse, quedarían Kahona y Kaoru dentro de la habitación de la pequeña ciclope – está nerviosa… - diría la madre – no te preocupes, ka-san, ella solo esta envidiosa… desearía estar a un lado de nuestra hermana apoyándola en este día… y posiblemente… ser ella quien esté en el puesto de Ohona… - la jovencita tomaría la mano de su madre y le sonreiría de manera hermosa – vamos a apoyarlas… a ambas – si… tienes razón… este día no es solo de Ohona.
Bazin, el padre de Ohona, se encontraba organizando los últimos preparativos, el también tenía una máscara de ciclope, pero al encontrarse frente a otros Hyuuga prefería taparse el rostro con una máscara blanca con un ojo rojo en el centro… dato curioso, gracias a esta mascara, Ohona propuso a Ichigan utilizar mascaras con esta singularidad…
Aquel hombre guiaba con una voz de mando a los demás Hyuuga sobre qué hacer y cómo hacerlo, les guiaba para colocar cada silla en su respectivo lugar, preparar el escenario, presentar la comida de la mejor manera y ordenar el coctel, este era un día importante para los Hyuuga y seria su ultimo día como aquel que daba las órdenes. Su sucesora tomaría el mando, tal vez no sea su primogénita, pero es la segunda hija y la guerrera más prometedora de su linaje.
Los murmullos no paraban de resonar, se hablaban de otros aspirantes, un tal Gojo que había vuelto a sus andanzas y otro, un miembro alejado del linaje principal y una cabellera blanca, habían guerreros prometedores que podrían ser más respetables que esta niña, de apariencia frágil y un rostro oculto tras una máscara… nadie deseaba que esto que estaba por suceder sucediese al fin, pero era el día… Ohona ya era una Jounin reconocida por la aldea, su reputación era bastante grande y sus contribuciones a la aldea y al mismo clan eran difíciles de ignorar.
El evento estaba por comenzar, muchas figuras públicas estaban presente, entre ellos los enemigos de la actual familia líder, miembros de la rama secundaria que están en contra de esta situación. El clan hace ya mucho no sigue esas normas antiguas de sellar a quienes no poseen el linaje de los lideres, hace mucho que hay quienes ya no se emparejan solo con miembros del clan, mestizos y entes de la oposición, sin embargo, eh ahí que la joven Hyuuga se paraba frente a ellos, con un traje que ocultaba todo su cuerpo y con un velo sobre su rostro, parecía una muñeca antigua de porcelana, recibiendo el abucheo de muchos y la admiración de otros, pero fue en ese momento que un único grito silenció a todos, era Bazin Hyuuga, alzando su voz de mando – ALTO, todos ustedes, ¿creen acaso saber por todo lo que nuestra familia ha tenido que pasar? Mi primogénita no podrá portar el manto, y es por eso que Ohona se ha sacrificado a sí misma y su libertad para ser quien tome el mando, en nombre de mi mujer y el de sus hermanas, en nombre mío y el de nuestra familia, yo doy un paso a un lado y le cedo el puesto a ella, a quien creo ha superado hasta mi propio poder con un estilo propio y bien pulido, y si alguien está en contra de esto, os reto a que hagan algo y se enfrenten a ella si es que no confían en mi palabra – fueron sus palabras…
Como si fuese una marca de partida, alrededor de 30 ninjas del clan se pusieron de pie, demostrando su desconformidad, sin embargo… casi como en un parpadeo, todos fueron cayendo uno tras otro, la velocidad y precisión de Ohona eran de admirar, y el apoyo que le brindaba Chihona era algo que pocos comprenderían… en menos de un minuto, Ohona se pararía sobre el escenario, dejando caer todas las bandanas ninjas de quienes osaron enfrentarse a ella y aquellas grandes ropas, dejando ver un gran traje de combate rojo y negro ajustado al cuerpo, uno idéntico al de su padre, y así mismo como su ropa, su velo cayo junto el, mostrando una máscara blanca con una marca roja en forma de ojo en el… los brazos de Chihona se guardaban por los hombros de Ohona y su padre, sin titubear dijo a viva voz - ¿acaso alguien más se opone a esta procesión? Si es así, entonces a partir de ahora, Ohona Hyuuga, la segunda de tres, conocida como la Princesa Desmedida y poseedora del Byakugan, aprendiz de Izuku y miembro de la rama principal, ella pasara a ser llamada también, la Líder de nuestro clan, y quien se oponga a ella, es libre de retarla a duelo – diría, arrodillándose frente a su hija, quien giraba su cuerpo para darle la cara a su clan, haciendo una reverencia frente a ellos e indicando con su voz tierna y temerosa – mu… muchas gracias… por este honor…