[Kakusei Reclutamiento] Denji y Aoi
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La tarde caía sobre Konoha, pintando los cielos de tonos cálidos y arrojando sombras largas sobre las calles. Kaito, de vuelta en la aldea oculta entre las hojas, observaba el bullicio de la vida cotidiana mientras caminaba por las concurridas calles. Konoha, con sus mercados animados, sus entrenamientos al aire libre y su energía palpable, seguía siendo una obra maestra de la vida ninja.

Tras la repentina muerte de Rhooh, Kaito parecía ser el ultimo con la voluntad de continuar el camino que este había forjado, tenía un propósito claro en su mente. La información que había reunido antes de llegar indicaba que sus objetivos solían frecuentar las inmediaciones de la zona comercial al atardecer. Kaito se encaminó hacia ese sector, sabiendo que la caída del sol era el telón de fondo perfecto para su tarea.

La zona comercial estaba viva con la actividad de los lugareños y visitantes. Puestos de venta ofrecían una variedad de productos, desde alimentos hasta herramientas ninja. El incesante murmullo de las conversaciones y los comerciantes llamando la atención de los transeúntes creaban una sinfonía peculiar que resonaba en el aire.

Kaito se movía con elegancia entre la multitud, su mirada aguda explorando cada rostro en busca de las personas que había venido a reclutar. Su habilidad para mezclarse con el entorno y su astucia le permitían navegar sin esfuerzo por el maremágnum de Konoha. Sabía que encontrar a los candidatos adecuados requeriría paciencia y discreción.

A medida que avanzaba, se detenía en puntos estratégicos, observando y escuchando. Los rumores y las conversaciones fugaces proporcionaban pistas, y Kaito las recogía con la destreza de un cazador astuto. Sus pasos lo llevaron por callejones y plazas, explorando cada rincón donde pudiera descubrir más sobre aquellos a quienes buscaba.

La luz del atardecer teñía el cielo con tonos dorados cuando Kaito se adentró más profundamente en la zona comercial. Sus sentidos agudos permanecían alerta, detectando cambios en el ambiente. Sabía que la caída de la tarde traería consigo una transformación en la dinámica de la aldea.

En ese momento, Kaito se encontraba en el epicentro de Konoha, donde convergían las corrientes de la vida cotidiana. Aquel lugar vibraba con la esencia de la aldea, y como alguien de fuerte convicción en nombre de Kakusei estaba decidido a descubrir a sus nuevos reclutas entre los intrincados callejones y las bulliciosas plazas. La danza de las sombras comenzaba, y Kaito estaba listo para moverse entre ellas con la maestría de un titiritero hábil.
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Había acordado reunirse con Aoi, específicamente en la zona comercial. El rumor de que un nuevo Herrero llegó a la Aldea y abrió un negocio se extendió entre los Ninjas, también en Aldeanos, que simplemente compran algunas que otras armas para su protección personal. Los viajeros con poco dinero para contrario Shinobi como escoltas, son los que más sufren y les ha tocado defenderse por sí mismo, aunque en la mayoría de los casos, los asaltantes son Ninjas desertores, siendo un hecho que ya los pone por debajo de tales seres y en un mayor peligro, que en el peor de los casos, termina con sus vidas. Una cruel realidad en el Mundo Shinobi. No son cosas que le importen a nuestro chico "Oni", cuando no hay nada que poder hacer, ahí queda. Así piensa todos los días. — ¡¡OEEEEEEEH!! ¡¡¡AOOOI!! — Caminando y sorteando los cuerpos de diferentes personas, el llama a su compañero para ver si lo logra detectar entre tanta gente. No le sería difícil, Aoi también es un Jōnin con capacidades de detección excelentes y posiblemente superior a las suyas. Denji, continuaba andando, manos en los bolsillos, siendo su típica caminata genial. No vestía sus típicos ropajes tradicionales, vestía aquel uniforme que le daba la presencia de un Jōnin más. — Tch... ¿Dónde se habrá metido? — Viendo que todavía no aparecía, por un momento detuvo el andar, ojeando lo que le rodea como cualquier persona que estuviese en la búsqueda de algo, en su caso, trataba de, por si casualidad  lo lograba, ubicar la posición de Aoi, enfocándose en los postes, tejados y cables eléctricos.

Genin pelirrojo: — ¡Denji-san! —
— ¿Qué quieres, Shinra? — Volteó a verlo, revolviendo su cabello con una mano.
— ¡Oh! Nada, solo quería saludarlo. Vine con mi madre, aunque se quedó hablando con unas amigas. ¿Estás buscando algo? —
— ¿Tu madre? Genial, es un buen momento para que me la presentes, escuché que es bastante mayor. Hehehe. Y sí, estoy buscando a Aoi, anda por ahí, quedamos en comprar varias armas a un nuevo Herrero que llegó a la aldea. Las viejas están desgastadas y con mellas. — Suspiró retirando la mano.
— Bueno... A ver, últimamente voy a misiones rango D, mamá se la pasa sola en casa tejiendo. Puedes visitarla mañana, si gustas. Oh... Ese Herrero, he escuchado hablar de él, dicen que es muy bueno fabricando y mejorando el armamento básico para Ninjas. — Shinra muestra un Kunai especial con el sello del fabricante en un pequeño espacio por la empuñadura. Era un filo de infarto.
— Claro, mañana iré a visitarla sin falta. Fingiré que te fuí a buscar para una misión y me quedaré hablando con ella, será pan comido. Respecto a lo que dices, es ese un metal y mano de obra de muy buena calidad. Necesito comprobar si es capaz de fabricar un nuevo Bó con mi capacidad especial. —
— Tendrás que esforzarte mucho, desde la muerte repentina de padre, mamá se ha aislado un poco, pero sigue siendo agradable. Ya veo. Puede que no sea fácil, su chakra es más poderoso de lo que aparenta, en especial, esa cualidad especial de la que tanto he escuchado hablar. Supe que su chakra funciona como una corriente electrica. —
— No te preocupes por tu madre. Déjala en mis manos... Pues, respecto a eso, sí, es una corriente eléctrica,  en un principio era inestable, pero aprendí a controlarlo. Ahora mi Raiton es el más fuerte de la Aldea. —
— Shinraaaa. ¡Andando, se me está haciendo tarde! — Lin Lin llamó al pequeño Genin, quien se despidió de Denji amablemente. El Jōnin le guiñó un ojo a la dama de cuerpo voluptuoso, y movió la mano en pos de despedida y saludo. Madre e hijo se perdieron entre las gentes a continuar con su día.

Por otro lado, el de ojos cian, continuó el camino hasta que acabó deteniéndose en un pequeño puesto donde venden Dangos. Las personas iban por aquí y por allá, aunque debido a que la noche estaba algo cerca de caer, una pequeña parte, luego de comer y hacer compras, ya estaban marchando a casa. Se sentían seguros en esta Aldea Ninja y los niveles de delincuencia son mínimos.  — ¿Dando dulce? Esos son los mejores. Tch...  Maldición, aún no aparece y se hará tarde. —

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Ir a la zona comercial de Konoha era una labor ajetreada. Teniendo en cuenta las multitudes que se arremolinaban en torno a los escaparates y carteles luminosos, la gran urbe que representaba la Hoja encontraba su máxima expresión capitalista en esas callejuelas y avenidas donde los ryos fluían a mansalva. Los carteles en perfecto estado, con luces que seguían igual de resplandecientes que al inaugurar los comercios. Las pantallas electrónicas que mostraban desfilar anuncios y publicidades de todo tipo, promocionando la industria del Fuego.

Pero para Aoi no era para nada agobiante ir allí. De hecho lo adoraba. Cobrar su prima por un trabajo, obtener un buen botín o entregar la cabeza de algún pobre diablo que perecía ante sus manos: todas esas actividades desembocaban en una escapada a la zona comercial a gastar su dinero. Si era algo que disfrutaba de su reciente ascenso es que los pagos eran más jugosos, y eso le suponía poder gastar en lujos banales mucho más frecuentemente.

Había acordado reunirse con Denji para ir donde un nuevo herrero, algo que entusiasmaba al chico de rayos de sobremanera, pero que simplemente despertaba algo de curiosidad en Aoi, que había tenido la oportunidad de conocer a los mejores herreros del Este durante sus travesías recientes. Sin embargo, en ese tipo de lugares le costaba mucho al chico de cabello azul cumplir con los horarios de las citas. Y es que, pasada casi una hora del momento acordado, recién se percató de que había demorado mucho haciendo unas compras improvisadas. Cargado con varias bolsas, subió por el lateral de un poste de luz y comenzó a saltar entre ellos, apoyándose en algunos toldos y emprendiendo una carrera hasta el centro de la avenida principal de aquella zona. Desde allí, intentó localizar el rastro de chakra de Denji, el cuál tenía guardado en su retina, y tras colgar sus bolsas de los ganchos de un poste, se concentró realizando un sello y consiguió dar con un rastro que lo dirigía al norte.

Avanzó unas cuantas manzanas con su bolserío, y descendiendo de un salto (o más bien dejándose caer), se acercó al puesto de dangos. — Dos bocchan dango, por favor. — Aoi dejó dos billetes encima del mostrador y sonrió a quien atendía. Se volvió hacia Denji y señaló sus bolsas con la mirada. — Ioa, Ioa. Lo siento, me surgió un imprevisto de camino a aquí.
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Mientras tanto, en las sombras cercanas, Kaito observaba discretamente. Había encontrado a sus objetivos y ahora seguía sigilosamente a Denji y Aoi, intrigado por lo que el destino tenía reservado para ellos.

Su habilidad para fusionarse con las sombras le permitía seguirlos sin ser detectado. Los destellos del chakra de Aoi y la energía única de Denji eran como señales que lo guiaban entre la maraña de personas y luces.
Los siguió hábilmente, fusionándose con la multitud para no levantar sospechas. Cauteloso, esperó el momento oportuno para intervenir sin revelar su presencia.


Cuando consideró que era el momento adecuado, Kaito comenzó a utilizar su soplar aire por su gargante, flotando su voz entre las calles como un susurro insondable. Una voz etérea y apenas perceptible se deslizó en los oídos de Denji y Aoi, susurrándoles palabras que solo ellos podrían escuchar.

— ¿Han notado alguna vez cómo la multitud parece ocultar más de lo que revela? —susurró Kaito, sus palabras llevadas por el viento de su técnica.— En lugares como este, donde las risas y las conversaciones se entrelazan, los secretos encuentran refugio en el bullicio. Pero, a veces, es necesario alejarse de la muchedumbre para descubrir lo que realmente se esconde en las sombras.

Susurros misteriosos continuaron, planteando preguntas y dudas sutilmente diseñadas para intrigar a Denji y Aoi, como si sus pensamientos más profundos fueran vocalizados por una presencia invisible.

— ¿Qué tal si exploramos juntos lo que yace más allá de las apariencias? Encontrémonos en un lugar más apartado, lejos de las miradas curiosas. Allí, quizás, podamos compartir algunos pensamientos que no encajarían en la algarabía de esta bulliciosa avenida.

A medida que la voz Kaito sutilmente guiaba a Denji y Aoi hacia un rincón más tranquilo, el chikamatsu se mostraba entre la multitud a lo lejos, caminando con calma. Su figura se destacaba por entre los transeúntes, pero su rostro aún permanecía oculto tras una amigable mascara infantil. Con gestos sutiles y una mirada significativa, indicaba a Denji y Aoi que lo siguieran hacia un lugar más discreto, donde podrían continuar la conversación sin ser escuchados por oídos indiscretos.


Aún mientras se movían la voz esquiva de Kaito nuevamente se filtró en los oídos de Denji y Aoi, tejiendo palabras diseñadas para sembrar semillas de reflexión.

— ¿Han considerado alguna vez la verdadera naturaleza de nuestras aldeas? — la voz de Kaito era apenas un eco en sus pensamientos.— Somos shinobis, instrumentos de las aldeas, pero, ¿cuál es nuestro propósito real en este mundo convulso?

Mientras continuaba susurrando, Kaito guiaba sus mentes hacia la reflexión, planteando cuestionamientos vagamente vinculados a Kakusei y su misterioso propósito.

— ¿Qué significado tiene para ustedes la lealtad a sus aldeas? — la voz persistía, creando una atmósfera de intriga.— Las sombras que se deslizan detrás de las decisiones de los líderes, ¿las han percibido alguna vez? ¿O prefieren mantener sus ojos cerrados?

Las palabras de Kaito evocaban dudas sobre el estado actual del mundo, la corrupción que podía anidar en el gobierno y la verdadera esencia de los criminales que a menudo operaban en las sombras.

Los criminales que a veces cazamos, ¿son simplemente manifestaciones de la verdadera oscuridad que se esconde tras las fachadas de las aldeas? Porque no se lo prgeuntan a su querida Hokage, preguntenle proqué es que proteje a criminales y — Kaito llevaba sus pensamientos por un laberinto de incertidumbre.— ¿O son las aldeas las que generan, de alguna manera, estas sombras?

Con cada pregunta, Kaito los invitaba a considerar perspectivas más allá de la superficie, a cuestionar la realidad que conocían y a explorar la complejidad del mundo shinobi. Mientras planteaba estas inquietantes preguntas, se mostraba entre la multitud a lo lejos, indicando con gestos discretos que los esperaba en un rincón apartado, donde podrían discutir estos pensamientos en privado.
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El tiempo seguía transcurriendo con su relativa normalidad. Él seguía esperando la aparición del buen Aoi, pero no se había manifestado físicamente aún. Hasta que de la nada, y justo como lo esperaba de cualquier Ninja, apareció de la nada cargando con un bolserio, que claramente cuando el polician hizo un leve contacto visual, supo el motivo de su alargada tardanza. Pasó mucho tiempo.  — ¿Tú Invitas? Genial. — Denji frunció el entrecejo ligeramente indicando enojo, pero no pasaba nada. Tomó lo dos dos Dangos y comenzó a comer uno — No me jodas, la próxima vez trata de tardar menos. — Sonrió hablando con la boca llena y luego volteó a ver los transeúntes, se veían tan tranquilos. Actuaban con su habitual naturalidad — Tan solo míralos... Viviendo sus días como si nada más les importara. — Casi lo olvidaba — ¡AOI! !EL HERRERO, LLEGAREMOS TARDE! —De nuevo pensaba en arremeter verbalmente, al recordar que llegarían tarde por el chico. Hasta que una voz para nada desconocida, provocó que Denji afilara la mirada. Conservó la calma, no tenía que actuar y dejarse llevar por impulsos, alertaria a los habitantes de la hoja y también a los demás Shinobi. Lo que hizo fue mirar de reojo a Aoi y se apartó unos pasos del puesto de Dangos para permitir que los demás sigan comprando — Camimenos. — Susurró a Aoi — Alguien me está hablando, pero lo escucho como si estuviera muy cerca de nosotros. Creo que me he vuelto loco... — No comprendía que estaba pasando, pero esa voz no paraba de sonar.


Podía ser una trampa,  podía ser cualquier cosa, pero las palabras del desconocido resonaban con coherencia en el subconsciente del eléctrico muchacho. La curiosidad, es una de las principales fases de un Ninja, averiguar que está pasando y llegar al fondo de esto. Eso pensaba Denji de momento. — Aoi, esto puede sonar loco, pero sígueme. — No sabía que el peliazul también escuchaba lo mismo, sin embargo, confiaba en que lo siguiera. Terminó de comer el Dango y se quedó con el restante, que en cuanto apenas el compañero Jōnin desocupe las manos se lo entregará. Se echó andar siguiendo las indicaciones y movilizandose con aquel natural caminar, uno relajado y desganado. Poco a poco, esa figura entre las gentes, se visualizaba poco a poco. Un niño. ¿De verdad son temas que un niño puede tratar?. El factor sorpresa y del engaño son prioridades en un Ninja, así que eso no lo descartó nuestro curioso amigo. 


Denji sonrió, y focalizó el chakra en su garganta para luego hablar,  dejando que sus palabras viajaran con el viento hacia aquel personaje que aún no ha revelado su nombre. Sólo lo escucharía él nada más. — Reconozco que tienes agallas, pero este no es el lugar más adecuado para hablar, al menos no dentro de la Aldea. Vamos al Bosque de Fuego, lejos de miradas y oídos indeseados. — Cada palabra era analizada por el muchacho, pero reconoció que lo más lógico era salir de la Aldea y averiguar que es lo que está buscando. Un solo gesto de manos bastó — Sí conoces estas tierras, imagino que sabes llegar a donde indico. No intentes nada sospechoso, estás interactuando con dos candidatos a Hokage. — Murmuró revelando el potencial oculto entre ambos Shinobi. Un gesto de manos bastó para indicarle a Aoi que lo siguiera, y irían hacia el lugar previamente mencionado. El Bosque del Fuego. Su ubicación está en las afueras de la Aldea. No deben ver a los tres juntos, o causarían sospechas, así que Kaito deberá confiar en ambos Shinobi y ser quien los guíe.
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Última modificación: 19-02-2024, 01:44 PM por Aoi.
Asintió mientras esperaba sus dangos y los de Denji. Ladeando la cabeza, apoyó sus antebrazos en la barra y se recostó en ella, viendo a la calle. Aoi observaba pasar a la gente con una sonrisa, como si no le importase realmente el horario en que había llegado. — Te mentiría si dijera que lo intentaré la próxima. — No puede controlarlo. Tomó su tira de bocchis y sonrió a Denji, comiendo uno de un bocado. Pronto el chico eléctrico recordó su cita pendiente: la herrería. Abriendo sus ojos como platos, comenzó a andar junto a él hasta llegar a la calle.

— Te iba a decir que quizá conozca a una herrera mejor, pero no es tan cómodo como tener a alguien aquí en la aldea. — Para ese punto, mientras devoraba el segundo dango, Aoi ya había oído el discurso de una voz desconocida llegando a sus oídos, y pese a que se mantuvo frío y sin dar señales de nada, notó el sobresalto de Denji apenas comenzó a escucharlo. Se colocó de espaldas hacia donde Denji miraba, poniéndose lado a lado y apoyando su brazo derecho, aquel que sostenía el palito con el último dango, en su hombro. — Relájate. También lo oí. Dame un segundo. — El joven jounin comenzó a seguir a Denji, pero andando de espaldas. Cerró sus ojos dos segundos y luego volteó, comenzando a caminar con naturalidad. En realidad, estaba concentrándose mentalmente en seguir aquel rastro de chakra. Había activado el Kanchi no Jutsu. Buscó ese chakra en su cerebro, y comenzó a seguir la dirección del rastro de chakra de donde venía el hilo conductor que traía aquella voz. Mientras tanto, el desconocido continuaba hablando de la lealtad a la aldea y las decisiones de los altos mandos. Todas aquellas cuestiones en realidad no le importaban demasiado a Aoi. No es como si hubiese sido el más leal durante toda su vida.

Kanchi no Jutsu

Aoi no logró escuchar lo que Denji estaba diciendo, pero al notar el chakra en su garganta, y viajando hacia la dirección desde donde la voz venía, con su técnica sensorial, advirtió más o menos de qué se trataba. — Aguarda. Deja que se mueva primero. — Devoró el último dango y tiró al suelo el palillo, haciendo una señal de calma con ambas manos. Tomando las bolsas que cargaba con su zurda, les realizó un nudo y, primero mirando cautelosamente a los cielos, flexionó las rodillas y de un salto terminó en un poste de luz, desde donde colgó sus compras. "Ya tendré tiempo de volver por esto". Desde allí arriba observó fijo a Denji, y en cuanto notase que el chakra de Kaito (el cual ya había localizado, y ahora recordaba su color de chakra) se movía, indicaría con un gesto a su compañero hacia dónde moverse.

Memorización de Chakra
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Kaito observaba con interés cómo Denji y Aoi reaccionaban a sus palabras. La conspiración en el aire se espesaba, y el ambiente vibraba con una energía intensa mientras los dos ninjas absorbían las preguntas planteadas por el misterioso titiritero. Suerte tenía Kaito de que ambos mostraran disposición para seguirle.

El chico titiritero, intrigado por los comentarios del audaz Denji, asintió ligeramente ante la sugerencia ¿de dirigirse al Bosque del Fuego. Los árboles ancestrales y la penumbra del bosque ofrecerían el escenario perfecto para discutir temas delicados sin miedo a miradas indiscretas. Además, el hecho de que Denji mencionara que eran candidatos a Hokage agregaba un nivel adicional de interés a la mezcla.

Con un movimiento ágil, Kaito se deslizó entre la multitud, moviéndose en la dirección indicada por Denji. La máscara de indiferencia que cubría su rostro mostraba una expresión neutra, pero sus ojos denotaban una curiosidad profunda. Mientras avanzaba hacia las afueras de la aldea, mantenía su presencia sutil, mezclándose con las sombras y la penumbra de la caída de la tarde.

Kaito era consiente de que Denji y Aoi lo seguían, la forma en que el segundo de estos había actuado le parecía especialmente interesante, cada uno procesando las preguntas y provocaciones de Kaito de manera única. La voz del titiritero resonaba una vez más, esta vez, un susurro en el viento.

— ¿Hokage? Interesante elección de palabras. La sombra de la liderazgo a menudo es más profunda de lo que parece, ¿Ambos comparten ese sueño? ¿Creen lo que e título representa?. — La voz etérea sugirió que, tal vez, los dos shinobis estaban destinados a un papel más allá de lo que sus aldeas habían previsto para ellos.

El trío alcanzó las afueras de la aldea, ingresando al Bosque del Fuego, donde la luz del sol se filtraba entre las hojas de los árboles centenarios. Kaito se detuvo en un claro apartado, donde la densidad de los árboles proporcionaba un velo natural.

— Aquí aparentemente estamos, lejos de oídos indiscretos y miradas curiosas ¿Les parece un buen lugar?. — Kaito se volvió hacia Denji y al distante Aoi, su mirada penetrante y misteriosa.— Me presento. Mi nombre es Kaito, se que ustedes son Denji y Aoi, he venido en su encuentro porque percibí en ustedes una chispa, una curiosidad por lo que se oculta más allá de la superficie. Las aldeas, los líderes, nuestras propias vidas como shinobis... ¿han sentido alguna vez que hay algo más, algo que escapa a nuestra comprensión?

Las palabras flotaban en el aire, dejando espacio para la reflexión. Kaito continuó, desentrañando el hilo de interrogantes que tejía.

— Los secretos tejen la trama del mundo shinobi. Las decisiones de los líderes, las alianzas y rivalidades entre aldeas, los destinos entrelazados de cada shinobi... Todo está conectado de alguna manera. — Kaito giró su cabeza, como si estuviera escuchando el susurro del viento, antes de volver su atención a Denji y Aoi.— Ustedes dos, jóvenes, talentosos y con la chispa de la curiosidad ardiendo en sus ojos. ¿No les gustaría poder ver detrás de aquel velo que el imperio les ha colocado sobre la vista a las aldeas? 
Con cada palabra, Kaito cimentaba las bases de la narrativa que estaba construyendo, una narrativa que llevaba consigo la promesa de revelaciones y descubrimientos más allá de lo imaginable. En ese rincón apartado del Bosque del Fuego, la danza de las sombras y la marioneta del destino se encontraban, preparadas para revelar sus secretos más oscuros.
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Última modificación: 20-02-2024, 05:54 PM por Samuru.
¿Cuánto tiempo ha pasado desde su última aparición? Se desconoce la respuesta, pero, sin duda, han acontecido muchas cosas en el mundo ninja. Varios de sus aliados han caído. A algunos los ha sentido más que otros, pero es consciente de que eso no puede detenerlo. Siempre supo que el camino es largo y complejo, cuyo final posiblemente ni logre conocer. Pero eso es lo maravilloso de la vida, lanzarse hacia ella sin tener la certeza de nada. La sorpresa que trae cada día el destino es lo que logra que este mundo sea tan interesante como es. Aunque, así como todo, puede ser controlado. Y ese es su deseo, lograr que todo se mueva como él quiera, en donde toda la mierda que afecta a la gente desaparezca. Lamentablemente, no puede lograrlo solo. E, independiente de todas las veces que deba comenzar de cero, jamás se rendirá.

Así que tú también, Rhooh… — ¿Qué se necesita para sobrevivir y no caer en este mundo? Ya quedó claro que fuerza no es la respuesta, pues muchos poderosos han caído. ¿Suerte quizás? Puede ser. — Khal, Isshin, Hirose… Incluso más atrás con los otros… — Todo lo construido siempre se derrumbaba, tarde o temprano. ¿Qué se deberá cambiar para que el resultado sea diferente? Las piezas cambian, pero el tablero se mantiene. ¿Habrá acaso que simplemente esperar a que las piezas calcen de forma perfecta en el rompecabezas? La suerte es un aspecto que no se puede ignorar. Para bien o para mal, puede decidir todo.

Transportándonos a la Tierra del Fuego, donde tanta historia se ha creado y tantos shinobis poderosos han dejado huella. Tierra caracterizada por entregar ninjas prometedores, aquellos que han transportado la voluntad de fuego generación tras generación. Si bien su nación es conocida como una de las más poderosas, no deja de estar anclada a este sistema en el mundo que tanto dolor ha traído en aquellos que no poseen una espada para defenderse, o un techo en el que refugiarse. Así que aquellos que ansían la libertad también se encuentran ahí, al igual que en cada nación del mundo. Solo es cuestión de buscarlos y encontrarlos.

Pero este ya no es su labor, pues para lograr un resultado distinto, tomando decisiones diferentes, el protagonista hoy es otro. Aquel que mueve todo con sus hilos tal vez sea el encargado de maniobrar el destino y llevarlos hasta un mundo nuevo, uno en donde se pueda respirar libre.

Aún no anochece, pero está cerca. El bosque con sus prominentes árboles y hojas son el escondite perfecto para aquellos que no requieren interrupción ni molestias, que solo desean conocer una perspectiva nueva y poner en juego sus talentos, pero con un objetivo diferente al que han perseguido hasta ahora. Ahora ellos tienen el poder de decidir, no tienen por qué dejar que otros, dentro de unos muros, decidan por ellos.

Sin embargo, siempre hay alguien, un solo personaje capaz de aparecer cuando menos se lo esperan. Es posible que aquel de habilidades sensoriales ya se haya percatado de él, pero cuando pueda dar aviso, es demasiado tarde. — ¡Hoooola! — Desde lo profundo de la tierra, emerge él, justo en medio de todos los presentes. Probablemente ellos entren en guardia ante una aparición repentina. El clima fue tenso mientras el reclutador hablaba, pero también pacífico, por lo que cualquier elemento extra adquiría un peso aún mayor. Por supuesto, todo fue planeado.

Pero la nueva pieza, anterior rey, hoy simple peón, no muestra ninguna actitud agresiva, así que ayudaría a calmar cualquier instinto de combate que pudiera crecer en el resto. — No es tan cómodo descansar ahí abajo. — Comenta, como si nada. Mientras tanto, se pone de pie. Consigo lleva ese característico sombrero y un saco con cosas en su espalda, pues no olvidemos que, para ojos del mundo, es un humilde comerciante. — Este hombre… Ya veo. — Nunca han cruzado palabras, pero el difunto de blancos cabellos fue observado por el protagonista lila, así que sus contactos han pasado aunque una vez por sus ojos, a la distancia.

Yo también estoy interesado en lo que tienes que ofrecer. Al parecer, “él” te enseñó bien. — No fue específico, no aclaró a quién se refería. Esa chispa de misterio es algo que quiso agregar a la receta que se estaba cocinando en ese momento. Agregar una pregunta extra al tablero siempre es emocionante, sobre todo cuando las respuestas escasean.

Ahora, ¿cómo se tomará aquel interesante tridente la aparición de un nuevo personaje?
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El dúo Jōnin actuó con astucia y inteligencia, ante la aparición de Kaito. Las habilidades sensoriales de Aoi, son  de las mejores de la Aldea (eso había escuchado). Sin embargo, Denji no tiene ni idea, de que mientras caminan tranquilamente, el peliazul está rastreando al desconocido, como si de un cazador se tratase. — Cortaré la conexión. Le he revelado que soy un usuario de Fūton, no debe darse cuenta de que eres un sensor o tomará precauciones. — Sólo era una pequeña sugerencia. Las palabras del muchacho desconocido, seguían viajando en lo más profundo de la "oscura" mente de Denji, tanto que se distrajo por un segundo. La voz y orden de Aoi, hizo que él detuviera el andar. ¿Por qué? ¿Acaso ya lo tiene rastreado? Debía preguntar. — ¿Ya lo tienes? Le dije que fuera al Bosque del Fuego. — Hablaría con una voz audible únicamente para Aoi. Que extraña es la capacidad de rastrear el chakra, un don único que muy pocos en la Hoja poseen. — Está bien. — Algunas miradas se quedaron fijas en el movimiento del Jōnin, pero dentro de la Aldea, es normal ver a Ninjas moverse entre los postes de luz y tejados a altas velocidades. No levantaría sospechas como tal, lo cual seguiría siendo bueno para los dos. Es preferible no realizar un informe sobre la situación, y entre más rápido la resuelvan sin dejar evidencias, mejor.


Hanasu


— Nah, no creo que compartamos ese sueño. — Sonrió. — Si eres fuerte, te toman en cuenta. En mi caso, ni aunque me elijan lo tomaría. — Es cierto, una de las cosas que podrían importarle menos es un alto cargo como lo es ese. La voz del muchacho de pelos cian, viajaba en el aire siguiendo la conversación. Kaito posiblemente no sabía que ya estaba siendo rastreado, y el mínimo movimiento se sabría. Un único movimiento avistó, para seguir a Kaito caminando, confiando en que Aoi permanecería a la caza desde las sombras. Finalmente, tras un largo rato andando, se adentraron en el famoso Bosque del Fuego, poblado por centenares de árboles llenos de vida. Eran el refugio para nidos de Aves y otro tipo de animales. Así que sus sonidos, sus voces, se escuchaban al unísono, trayendo una sensación bastante orgánica al ambiente. Denji frenó directo en el claro, visualizando al sujeto. Daba la impresión de que su guardia estaba baja, pero no por eso tenía que confiarse. — Sí, es un buen lugar. — Curioso como cualquiera con hambre de poder, afiló su mirada y cruzó los brazos. Muestra estar preparado para escuchar.


Analiza hasta la mínima de las palabras, tratando de reflexionar y hallar algún tipo de conexión. La persona se presenta como Kaito, había escuchado hablar de él en alguna misión, tiene un récord criminal y que supiera el nombre de ambos, también donde se iban a encontrar exactamente, lo hacía ver como alguien peligroso, al menos desde la perspectiva de nuestro eléctrico amigo. — Para mi, todos son unos perdedores. La mente humana es bastante frágil y manipulable. — Sonaría egocéntrico, es parte de su comportamiento. —Pero, he llegado a la conclusión, de que mentes tan pequeñas, que no son capaces de ver lo mal que está en el mundo Shinobi, necesitan a alguien que se los haga ver. Y no necesariamente con palabras. — Frunció el ceño ligeramente. — Nunca me consideré parte del Imperio, soy sólo un Shinobi. Viví lo suficiente para saber lo sucio que es la política y los altos mandos. — 


Cuando justo iba a continuar hablando, algo hizo que él silenciara su voz por el momento. Desde la tierra emergió un muchacho desconocido, portador de un sombrero más grande que su cuerpo. Denji, como respuesta rápida, no fue capaz de saludar, lo primero que se me vino a la mente es que  se trataba de una trampa, por lo que con su excelente manejo de armas de filo pequeñas, empuñó un Kunai tan rápido como pudo. Está mostrando una guardia alta, atento ante cualquier movimiento sospechoso. Sin embargo, segundos después, las palabras de Samuru causarían confusión. ¿Qué era lo qué estaba pasando exactamente? — Muy bien, será mejor que nos digan que carajos está pasando aquí. —Miraría se reojo a Samuru quien emergió de la tierra cual topo y luego centraría la vista en Kaito, la tensión en el ambiente se notaba. El aire parecía converger en el claro, trayendo un peso y presión increíble debido a la fuerza de los cuatro Shinobi.
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Desde su poste, Aoi asintió, y en cuanto notó al chakra de aquel desconocido moverse, asintió hacia Denji. Bajó a la calle junto a él y comenzó a andar, aunque con precaución y manteniendo su mirada en el chakra del contrario. — No puedo responderle, pero no creo que esta aldea esté lista para un líder como yo. — Hablando por lo bajo solo para su compañero, Aoi simplemente soltó una carcajada y continuó andando, en dirección a las afueras. — Escúchame, me adelantaré para poder rastrearlo mejor. Ocultaré mi presencia, así que cuando lo enfrentes no me mostraré hasta ver qué trama. — Realizó un sello de manos y, ágilmente, se perdió entre la gente para después comenzar a saltar por los tejados. Esperaba que Denji pudiera seguirlo con la mirada. Se adelantó unos 45 metros, acortando casi a la mitad la distancia que los separaba de Kaito.

Kanchi no Jutsu

Chakra no Yosei

Ahora su rango de detección se había reducido considerablemente en metros, pero podía a la vez ocultar su chakra y moverse libremente. Y aún cuando iba más lento, para no hacer ruido ni revelarse, dando algo de ventaja al Chikamatsu, todavía podía sentir su rastro de chakra y seguirlo. Así se mantuvo hasta entrados en el bosque, donde era más fácil camuflarse visualmente entre los árboles y la vegetación.

Denji frenó en el claro, y Aoi unos 30 metros en diagonal suya, por detrás, oculto entre las ramas de unos árboles. Desde allí continuó ocultando su chakra y escuchando la conversación sin emitir sonido. "TODO escapa a nuestra comprensión. Eso es obvio, forastero". El peliazul pensaba desde su lugar, mordiéndose el labio inferior, realmente bastante impaciente por estar haciendo las veces de "guardián", allí en la retaguardia. Pero no podía disfrazarse ahora. El desconocido sabía quién era, así que era inútil y poco práctico. "En verdad no creo que haya un velo, está todo ahí a la vista. Me importa poco lo que Aiko Nezu haga con su culo y las decisiones que tome... Si no me conviene me marcharé y buscaré una paga mejor. De eso se trata, forastero". Seguía respondiendo en su cabeza. Negó ante los comentarios de Denji de que el mundo shinobi estaba mal. ¿En verdad lo estaba? No se creía nadie para juzgarlo, pero no coincidía demasiado.

Pero a ambos jounin de la Hoja comenzaron a quemárseles los papeles al aparecer un intruso, alguien que irrumpía en la reunión secreta de manera muy sorpresiva. Aoi notó un chakra acercándose por debajo del suelo, uno grande, en realidad, quizá a la altura del mismísimo Denji y él mismo. Su color era particular... Sabroso, hubiese dicho. Emergió de la tierra, y el pequeño de ojos ámbar ya había descendido de su árbol. Dio un salto horizontal hasta tener un blanco desde el que poder avanzar en línea recta, sin que lo interrumpa ningún árbol. Concentró chakra en sus pies y avanzó unos 30 metros, hasta quedar a la misma altura que Denji. Había revelado su posición. Levantó el brazo derecho apenas apareció en escena en aquel claro, y un haz de rayo, un filo de apariencia sumamente cortante y mortal, salió despedido a una velocidad inhumana, dejando un semicírculo en la parte superior del sombrero de Samuru. ¿Quién era el nuevo? ¿"Él" le enseñó bien?

Shunshin no Jutsu

Chidori Eisou

— Explíquense, los dos. Y dejemos de hablar con misticismos y solemnidades. — Comentó aún alzando su mano, con el filo saliendo de ella pero sin moverse. No quería dañar realmente al Kujaku, pero sí demostraba que iba enserio.
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Kaito, manteniendo su compostura característica, observó la situación con detenimiento. La aparición sorpresiva de Samuru y la posterior intervención de Aoi habían cambiado rápidamente el tono de la reunión. A pesar del corte en el sombrero de Samuru, Kaito no mostró señales de sorpresa o preocupación excesiva.

— Interesante... — murmuró Kaito, llevando la mano a su barbilla en un gesto pensativo. Su rostro no revelaba emociones evidentes. "Sí que sabías elegirlos bien", pensó el Chikamatsu. Estaba claro que aquel sujeto conocía a Rhooh; Kaito no tenía demasiados colegas como para dar lugar a dudas.

— Parece que la reunión ha tomado un giro inesperado. — Kaito dirigió su atención a Samuru, sin dar muestras de hostilidad ni amistad. — ¿Y cuál es tu interés en lo que tengo para ofrecer? Esta era una reunión privada entre el del Raiton, el sujeto frente a mí y yo.

El tono de Kaito era calmado, pero su mirada penetrante indicaba que estaba evaluando cuidadosamente a Samuru. La referencia a "él" en las palabras de Samuru no pasó desapercibida para Kaito, y estaba ansioso por obtener más detalles.

— No estoy aquí para causar problemas. — Kaito continuó, asegurando a los presentes que no tenía intenciones hostiles en ese momento. — Sin embargo, me gustaría entender mejor las intenciones de aquellos que han decidido unirse a esta reunión; mi única intención es presentarles una propuesta.

Mientras hablaba, Kaito hizo un gesto con la mano, indicando a Denji y Aoi que bajaran la guardia momentáneamente. Su expresión era enigmática, y aunque estaba dispuesto a escuchar las respuestas de Samuru, también estaba preparado para adaptarse a cualquier desarrollo imprevisto en la situación.

Kaito mantuvo una postura imperturbable, claramente los tres sujetos a su al rededor le superaban en poder, pero el Chikamatsu actuabá con una confianza totalmente fuera de lugar, como si estuviera en control total de la situación. Observó a Samuru con atención, intentando discernir más sobre las verdaderas intenciones detrás de su aparición inesperada. La tranquilidad de Kaito contrastaba con la tensión palpable en el aire, generada por la intervención de Aoi y la respuesta rápida de Denji.

Kaito,  mantenía su mirada oscilante entre los presentes, esperando una respuesta que pudiera arrojar luz sobre la situación.
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Un ligero suspiro escapó de sus labios al ver el daño que sufrió su pobre sombrero. Con suavidad lo tomó y lo arrojó al suelo. — Conque raiton… — Aquella parte de su vestuario en tierra fue absorbido por la naturaleza, seguramente obra del chakra del propio Samuru. Luego, pudo llamar la atención de todos los presentes, pues el de cabellos azules metió la mano dentro de su caso. Para ellos, podía sacar cualquier cosa, lo que representaba peligro. Pero no, simplemente sacó un nuevo sombrero, el cual adornó rápidamente su cabeza. — Me gustan bastante. No vuelvas a romper uno, no es humilde tanta agresividad. — Aunque no realice ningún movimiento sospechoso, su tono de voz era algo juguetón. Quizás esto podía hacer enfadar más a los oriundos de Konoha, o tal vez no. Samuru solo se divertía.

Para expresar inocencia, levantó ambas manos y las puso a vista de todos, aún teniendo bastante cerca y de forma amenazante el jutsu de relámpago. Confiaba en que, si no intentaba nada ofensivo, no sufriría un corte que pueda lamentar. Claro, siempre está listo para pelear por su vida en caso de necesitarlo. Siempre ha sido así, podemos decir que es su costumbre. — Si quieres explicaciones, es la primera vez que me encuentro con este muchacho. — Refiriéndose a Kaito. Y fue sincero. A pesar de que sepa de quién se trata y el mensaje que lleva consigo para intentar atraer aliados, nunca se han visto las caras directamente. — Pero he tenido la dicha de conocer antiguos ninjas de esta aldea. Khal, Rhooh, quién sabe cuántos más.

Quiso demostrar que esa aldea no es desconocida para él, al menos en cuanto a ninjas. Ellos deben estar enterados que se trata de ninjas que abandonaron su nación para seguir un camino diferente al que los altos mandos al interior se la misma les imponen.

— Sí puedo decirles que conozco los ideales que este muchacho promueve, y estoy interesado en que esa propuesta también se extienda a mí. No me excluyas.

Con mucha tranquilidad tomó asiento en la tierra, cruzando las piernas. De esta forma buscaba seguir demostrando que estaba ahí en son de paz. No buscaba problemas, solo participar en la pequeña reunión improvisada que el tridente inicial optó por tener en ese oscuro bosque. Para enseñarles más de sí mismo, abrió el saco que llevaba, enseñando distintos productos que se comerciaban bastante bien en el mundo para obtener ganancias. — Soy un comerciante, estoy en todos lados y en ninguno a la vez. También tengo cierto conocimiento del ninjutsu. De un modo u otro, puedo ser de utilidad.

Es un pillo, ha aprendido que de esa forma puede obtener ventaja en este mundo. Yendo siempre con la sinceridad no obtiene mucho, sino lo mínimo para sobrevivir. Desearía no mentirles respecto a su educación como ninja, pero si quiere resultados distintos, debe mostrarse también como una pieza alternativa. Si antes intentó ser el rey ante los ojos de sus compañeros, esta vez prefería tener una posición más alejada en el tablero. Una torre quizás, incluso pudiendo aceptar ser el peón que se transforma una vez avanza lo suficiente en la estrategia.

— Te escuchamos. — Le da el pase a Kaito. Claro, si es que los otros dos no tienen algo que decir antes.
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La aparición del filo de chakra Raiton, le indicó a Denji una sola cosa. Aoi ha revelado del todo su posición, ya no había un plan que seguir. — Que reunión tan interesante. — Murmuro maniobrando con el Kunai en mano hasta regresarlo a su estuche. Pese a que el aire estaba cargado, de una pizca de hostilidad, no fue suficiente como para que el pelician estuviera obligado a actuar, cooperando junto al chico de largos cabellos azules y salir de esta. Ahora, mantuvo un profundo silencio: oídos atentos y ojos moviéndose, siguiendo el movimiento de los dos sospechosos. No tenía por que tener la guardia baja. La propuesta de Kaito, causó cierto interés en Samuru, de modo que pidió no ser excluido. —¿MI intención? Esta aburrida vida monótona ya me está fastidiando, no estoy buscando dinero, tampoco gloria. Pero si de algún modo consigo entretenerme, ocasionandoles problemas a los Imperiales, será muy entretenido para mi. ¡Oyeee, Aoi! ¿Tú que opinas? —  Preguntó sin establecer un contacto visual — Oh, mierda, no sabía que eras capaz de utilizar esa técnica. Escuché que eres un usuario fuerte de Raiton, pero esto es diferente a lo que dicen. — Miraría a Aoi de reojo, revelando un tono de voz suave y desafiante. 



Esperando el turno de hablar de Kaito, Denji mantiene sus ojos en él, lanzandole una mirada fulminante. — Es el momento perfecto para que vayas directo al grano, al menos yo te he dicho mis intenciones. — Señaló a Aoi sonriente con el pulgar. —A mi amigo no le interesan mucho los ideales políticos. Creo que solo es Shinobi porque le pagan bien, hehehe.—  Bajó la mano, pese a las respuestas sinceras que ha recibido el marionetista. Su cacapacid cognitiva y agudo intelecto está puesto a prueba. Los presentes aguardaban un profundo silencio esperando el momento perfecto, la única oportunidad que tenía Kaito para fortalecer las filas militares, con un misterioso integrante y un dúo de la Hoja, afines a la electricidad, dejando en alto su legalidad y capacidades destructivas. No había mucho que opinar de Samuru, aunque el aura que desprendía era imponente, igual a la de Kaito.
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El filo de rayos se deshizo para dejar un cómodo espacio a Samuru, quien repuso su sombrero con un cómico actuar ante una situación un poco tensa. Aoi no terminaba de entenderlo, pero sí comprendía qué debía hacer y decir. No se veía como una amenaza. Es decir, su chakra era fuerte, pero no estaba en posición de causar problemas, y su actuar lo demostraba, pues podría haber acabado con él y no se habría defendido, lo que mostraba un depósito de confianza en los presentes. — Lo siento, joven viajero. No fue mi intención dañarlo. — Se inclinó levemente hacia adelante y luego soltó una carcajada. — Pero creo que hice lo lógico, ¿no? Acabas de salir de la tierra de imprevisto, digo.

Poco a poco la conversación fluyó. El desconocido comenzó a mencionar a unos cuantos ninjas (todos criminales con precios enormes por su cabeza dentro de Konoha), lo que hizo dar cuenta al joven Aoi de que no se trataba de un outsider en lo que al mundo shinobi se trataba. ¿Qué tan confiable era ese tipo? ¿Y el desconocido? Con su propuesta de tinte político comenzaba a inquietarlo. — Bueno, ninjas de esta aldea como tal ya no lo son. Cuéntame, ¿tú también estás en el Bingo? — Sin importarle el contexto, Aoi sacó su libro de recompensas de su bolsa, dejando que Denji hable mientras tanto. — Gracias. — Respondió al cumplido por su Raiton, bastante seco, de hecho, pues ahora mismo no estaba enfocado en complacer al resto. Su ambición era saber quién era Samuru, y qué tanto pagaba.

— ¿Cómo dijiste que te llamabas? ¿Puedo encontrarte por acá? — Levantó la mirada y luego cayó en la situación. Sí, no era muy adecuado realmente. Sonrió hasta con la mirada, y luego soltó un carcajeo, procediendo a cerrar el libro bingo y a guardarlo.

— Quisiera escuchar la propuesta a detalle antes de hablar de lo que me interesa, ¿no? No me perderé un trabajo por hablar de más. — Aoi hizo una media sonrisa y colocó la zurda en su cinturón táctico, atento a lo que Kaito tenía para tirar sobre la mesa. — Tengo mis propias ideas, pero soy una persona trabajadora. Desde que Aiko Nezu me otorgó la gracia de ser un jounin y tener esta libertad, poco me importa quién encarga una misión. — Se sinceró, muy contra su forma de actuar fuera del ámbito laboral. El peliazul ya se estaba viendo venir un encargo de parte de la Rebelión, y no sería la primera vez que colaboraba en algo así. Después de todo, se había hecho de cierto renombre entre quienes necesitaban fuerza militar externa.
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Samuru soltó un ligero suspiro mientras ajustaba su sombrero recién estrenado y mostraba cierta calma ante la situación. El contratiempo con el sombrero dañado quedó en el pasado, y el tono juguetón de Samuru inquietaba a Kaito, pues no sabía si podría haber causado más tensiones o incluso el contrario, suavizar la atmósfera. Kaito, siempre observador, notó la dinámica peculiar de Samuru y asintió ligeramente, interpretando la actitud del hombre de cabellos azules.

— Interesante elección de vestuario — comentó Kaito con una pizca de humor en su tono, reconociendo la habilidad de Samuru para manejar la situación con cierta gracia. No obstante, sus ojos no dejaban de evaluar cada movimiento.

Samuru reveló su interés en la propuesta de Kaito y su deseo de no ser excluido. Kaito asintió en señal de entendimiento, dando paso a una muestra de los bienes que comerciaba. El Chikamatsu observó con atención, sin subestimar la importancia de tener a alguien con habilidades comerciales en el grupo.

— Bien, Samuru. Aprecio tu disposición y tu sinceridad. Veremos cómo encajas en esta ecuación. — Kaito mantuvo su tono sereno mientras analizaba la información proporcionada por Samuru.

Denji, por su parte, mostró un interés más pragmático. Su respuesta reflejaba una búsqueda de entretenimiento y la posibilidad de causar problemas a los Imperiales. Kaito asintió ante la honestidad de Denji, sin subestimar la utilidad de tener a alguien motivado por la emoción y la acción en el grupo.

— Comprendo tu perspectiva, Denji. Aprecio tu franqueza. Ciertamente, la vida monótona puede volverse tediosa, pero descuida, aquello que propongo podría darte el cambio de aires que buscas — comentó Kaito, mostrando una leve sonrisa.

Aoi, el miembro más reservado del grupo, se centró en cuestiones más prácticas. Preguntó sobre las recompensas y mostró su disposición a escuchar la propuesta antes de comprometerse demasiado. Kaito asintió, comprendiendo la posición de Aoi.

— Entiendo, Aoi. La propuesta vendrá a continuación, pero aprecio tu enfoque cauteloso. En cuanto a las recompensas, podría decirse que tengo ciertos contactos que facilitan obtener información de ese tipo. Ahora, permíteme presentar la propuesta. — Kaito tomó una breve pausa antes de continuar.

— Represento a un grupo especifico de shinobí, con objetivos muy especificos y para poder llegar a esos objetivos estamos en búsqueda de individuos hábiles y decididos que compartan nuestras aspiraciones, he de ahí que vine a buscarlos, una pequeña pero bien formada red de informantes, hizo llegar a mis manos sus nombres. Nuestra meta es cambiar el curso de la historia. Entendemos que cada uno tiene sus propios motivos, y estamos aquí para ofrecer una alianza que beneficie a ambas partes. En esta alianza, tendrán la oportunidad de emplear sus habilidades para un propósito más amplio y, por supuesto, recibirán compensaciones acordes a sus contribuciones. — Kaito expresó la esencia de la propuesta, destacando la búsqueda de individuos con motivaciones diversas pero alineadas con la Rebelión.


Kaito observó atentamente a los presentes antes de continuar con su propuesta. Una sutil sonrisa se formó en sus labios mientras comenzaba a describir las aspiraciones de la misteriosa organización a la que representaba.


Nuestra causa es más que una simple rebelión o un grupo de soldados sedientos de poder; es un despertar, un cambio que trasciende las fronteras de las naciones. Buscamos unir a aquellos que anhelan la libertad, que desean un mundo donde la voluntad de las personas no sea sofocada por las agendas de los poderosos. En este despertar, ofrecemos la oportunidad de tomar las riendas de tu propio destino y contribuir a un cambio significativo — Kaito habló con convicción, dejando que sus palabras resonaran en el oscuro bosque.

El Chikamatsu decidió no revelar el nombre de la organización por ahora, manteniendo la intriga en el aire. Prefería que sus nuevos reclutas se sintieran parte de algo más grande, algo que estaba en proceso de nacer y que requería la colaboración de individuos capaces y comprometidos.

La organización a la que represento tiene el objetivo de unificar a aquellos que buscan un mundo más justo. Pero comprendo que las palabras solas pueden no ser suficientes. Por eso es que buscoamos a shinobis como ustedes, para poder convertir nuestra idea en una realidad — Kaito anunció, mirando a los tres ahí presentas 

Sus ojos se posaron en cada uno de los presentes, evaluando sus reacciones y midiendo la disposición de cada individuo para aceptar la propuesta que se cernía en el horizonte. El bosque, en su silencio, aguardaba expectante mientras Kaito preparaba el terreno para la siguiente fase de su reclutamiento.
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Suspiró mientras colocaba los brazos en forma de jarra. Negó con la cabeza ante la inquietud hecha por el enano de cabello azul largo. Nuevamente se entrometió dentro de su saco y sacó una hoja de papel, la cual lanzó hacia él. La misma era un afiche publicitario en donde salía un dibujo de Samuru, junto a un listado de distintos productos que se comercializan en todas las aldeas. Básicamente, era la propaganda para su negocio. — Ese es el único Libro Bingo al que pertenezco, así que mi cabeza no es un blanco muy apetitoso. — “Aún”, hubiera querido decir. Por ahora, era mejor mantenerse con ese perfil bajo. Como ya se dijo, prefería que otros acaparen las luces y ahí presentes había tres bastante aptos para esa labor.

Luego, se dedicó a escuchar en silencio lo que el resto tenía para decir. Si bien los dos ninjas de Konoha son distintos, ambos parecían ser compatibles con lo que les explicaba Kaito. Y en este tema, hay que valorar mucho la forma en que explicó lo que Kakusei quiere lograr. Aparentemente, Rhooh le transmitió correctamente lo que él le dijo a Rhooh en vida. Los intérpretes van cambiando, pero la idea principal se mantiene, eso es lo más importante.

¿Libertad? — Una vez todos finalizaron, Samuru se dio el tiempo para interpelar directamente a Aoi. — ¿Qué clase de libertad tienes en una aldea? La libertad solo la tiene una persona, el que manda a todos por encima de ti. — El de sombrero dejó atrás ese tono divertido de antes y ahora se le escuchaba más serio. Incluso abandonó su posición estática e inició una caminata lenta alrededor de los otros tres, casi como si quisiera transmitirles un poco de nerviosismo. — Ni siquiera yo, que puedo moverme por todas las naciones, soy auténticamente libre. — Este es un tema difícil de comprender. Necesitas meditarlo, darte cuenta de la realidad en la que vives y los problemas que tienes no solo tú, sino todos aquellos que te rodean. Recién ahí te das cuenta de todo lo que ha ocasionado este contexto de bandos superiores e inferiores.

Es consciente de que esta nueva disposición suya podía ocasionar un nuevo intenso de ofensiva en su contra por parte de Aoi, así que esta vez sí tiene un truco bajo la manga para defenderse. Claro está, si fuese por él, preferiría que todo vaya con paz y orden. Pero nunca se sabe. Samuru es de esos que más sabe que en este peligroso mundo confiarse puede ser el mayor de los pecados y el mayor peligro de muerte.

Yo estoy interesado en participar. — Mencionó, esta vez dirigiéndose a Kaito. Consideró que tomando la iniciativa de aceptar la propuesta dada por el marionetista, podía motivar a los otros dos a atreverse a dar ese paso, uno que es complejo, pues dejar todo lo que tienes atrás para aspirar a algo mucho más grande no es sencillo de decidir. Abandonas tu comodidad y lo seguro por algo que puede traerte mucho éxito, pero también un horrible fracaso.

Nuevamente, su personalidad cambió. Esa sonrisa, es maldita sonrisa regresó a su rostro.

Tal vez no pueda aportarles mucho en términos de fuerza, pero créanme que alguien como yo siempre les será útil. Un humilde comerciante tiene trucos por aquí y por allá. — Concluyó.
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Tenía tantas cosas en que pensar, y una de ellas, era la ventaja que podría obtener en sus objetivos personales, al rodearse de Shinobis de alta categoría. Denji es un personaje que, pese a su personalidad hiperactiva y algunas veces muy cambiante, oculta oscuridad en lo más profundo de su mente. Después de todo, el ideal Imperial, pese a que es capaz de reconocerlo como tal, forma parte de él y gracias a ello, es el Ninja que es hoy en día. — ... — Los presentes visualizan como él guarda el Kunai, tras una serie de giros, de nuevo en el estuche. La mano derecha cerrada, formando un puño, choca con la palma frente a su pecho, en lo que una sonrisa emocionante y llena de desafío se dibuja en sus labios. 



Su vista se paseaba, entre todos los presentes. El humilde comerciante, muestra estar de acuerdo con el tema que se está tratando. — Bien, imagino que ustedes dos entienden al riesgo que nos estamos exponiendo al tratar este tema en nuestra tierra y territorio. No subestimaría a los cazadores Anbu. Estoy dentro. — Bajó los brazos recordando el nombre de los renegados de los cuales había escuchar hablado algunas veces por ahí, con sus otros compañeros y compañeras de la Hoja. — Así que conoce a Khal, el Uchiha y a Harataka Rhooh. Ambos buscados. — Tenía sus dudas, y volteó a ver Samuru con curiosidad, el pensamiento de que fuera alguien ordinario, en este mundo lleno de guerras y sufrimiento, no cuadraba en nuestro curioso amigo. Sin embargo, no tenía porque darle tanta importancia, al menos no por ahora. Sólo quedaba escuchar la respuesta final de Aoi y ver como se va a proceder de ahora en adelante. Sin lugar a dudas, fue una buena experiencia, lejos de la monótona vida de cualquier Shinobi siguiendo órdenes como perros, aunque al final no se obtienen resultados.
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Aoi tomó el folleto. Su cercanía con Samuru le permitía conocer que ocultaba algo. ¿Mentía en sus palabras? Sin dudas no tenía malas intenciones, pues su aura no era negativa, pero sí que ocultaba la verdad o mentía respecto a su identidad, lo que no generaba demasiada confianza en Aoi. Sin embargo, para el afuera parecía dejarse convencer bastante fácil. Echó una carcajada ante el emprendimiento de Samuru y agitó el folleto para después guardárselo. — Un burgués comerciante, ¿eh? Muy bien, ustedes sin duda son gente que sabe negociar, así que supondré que este negocio en el que estás metiéndote es favorable. — Su mirada cambió hacia Kaito durante un momento, y luego volvió al del sombrero con una sonrisa.

— Creo que no comprendes del todo mi posición. De todos modos lo entiendo, entre quienes no pertenecen a Konoha soy bastante difícil de descifrar. — Ladeó la cabeza y suspiró. — Si digo que desde que llegué a jounin tengo cierta libertad, es porque en verdad la tengo. Es la libertad que decido darme a mí mismo. Es más, dudo que la Hokage sea tan libre como yo; hasta ella responde ante alguien más. — Realizó una pausa y cabeceó hacia el Chikamatsu, acercándose a Samuru y tendiéndole la mano para estrecharla. — Si nuestro amigo el contratista tiene algo bueno que ofrecer, quizá trabajemos juntos y entiendas lo que digo. — Se mostraba bastante amable, y había dicho estas últimas palabras de modo que sólo el Kujaku pudiese oírlas.

— Suena bastante ambicioso a decir verdad. Como un reto. — Aoi permaneció pensativo unos segundos, oyendo la aceptación de Denji y dejándose llevar un poco, pero era cauteloso, como había mencionado. — Creo que es demasiado ambicioso. Pero imagino que la paga es igual de jugosa que la propuesta, por lo que me dices. ¿Cómo se financian? Si sus fuentes son fiables, me interesa. — Ciertamente se mostraba bastante apático respecto al contenido ideológico y valorativo de la charla, yendo más a la parte económica. No es que no le interesase, pero había oído a miles de shinobis e idealistas pronunciar discursos similares intentando cambios revolucionarios en el sistema. Incluso la facción más fuerte que lo había intentado, la Rebelión, fracasaba constantemente.
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Kaito Chikamatsu asintió con calma ante las reacciones y respuestas de los reclutas potenciales. Evaluó las expresiones y los tonos de voz, tomando nota de las particularidades de cada individuo. Samuru, con su estilo peculiar y su sombrero, mostraba un interés directo en la propuesta. Denji, siempre con su energía hiperactiva, aceptaba el desafío sin dudar, atraído por la perspectiva de acción y entretenimiento. Aoi, el más cauteloso y pragmático del grupo, planteaba preguntas sobre la financiación y la confiabilidad de las fuentes de información.

Kaito se dirigió a Aoi primero, respondiendo a sus inquietudes económicas. — Nuestra financiación proviene de diversos recursos, incluyendo conexiones comerciales, alianzas estratégicas, contrabando y, por supuesto, el respaldo de aquellos que comparten nuestra visión. La información que manejamos es precisa y confiable, gracias a una red de informantes bien establecida. Pero, como comprenderás, hay ciertos detalles que solo revelamos a aquellos que se comprometen plenamente con nuestra causa.

Luego, se volvió hacia Samuru, reconociendo su interés. — Samuru, tu perspicacia y habilidades comerciales serán valiosas para nosotros. Como has mencionado, un humilde comerciante puede tener trucos útiles. No subestimamos el poder de la información y las habilidades no convencionales. En cuanto a la libertad que mencionas, estoy seguro de que encontrarás que nuestras metas coinciden con tus ideales personales. A veces, la verdadera libertad se encuentra más allá de las aparentes barreras, cada uno tiene su propia visión, creo que lo que tu llamas, estar por sobre todos es aún más alejado de la libertad verdadera otorgado por el anonimato.

Finalmente, dirigió su atención a Denji, quien había aceptado el desafío con entusiasmo. — Denji, aprecio tu disposición para enfrentar este desafío. Tu enfoque pragmático y tu energía serán activos valiosos para la organización. La acción que buscas encontrarás aquí, y espero que encuentres satisfacción en la búsqueda de un propósito más amplio.


 — La diversidad en sus habilidades y perspectivas es un activo que fortalecerá nuestra causa. — Kaito se detuvo por un momento, permitiendo que sus palabras resonaran en la oscuridad del bosque.

— Ahora, si están listos para dar el siguiente paso y comprometerse plenamente con Kakusei, les proporcionaré más detalles sobre nuestra organización y nuestros objetivos. Su elección no solo afectará sus destinos individuales, sino que también moldeará el curso de los eventos que están por venir. ¿Están dispuestos a unirse a nosotros y contribuir a cambiar el rumbo de la historia?

Kaito extrajo de tres pequeños pergaminos sellados y los entregó a cada uno de los presentes con un gesto ceremonial. — Aquí tienen las instrucciones para llegar a nuestra base cuando lo deseen. Los sellos en estos pergaminos les guiarán. Consideren esto como un primer paso hacia un futuro conjunto. Bienvenidos a Kakusei.

El marionetista observó a los tres individuos, sintiendo el peso de las decisiones que habían tomado. La alianza estaba formándose, y cada uno tenía un papel vital que desempeñar en el camino que se avecinaba. La oscura noche del bosque se cernía sobre ellos, pero Kaito estaba seguro de que la luz de sus elecciones guiaría el camino hacia un destino compartido.
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En un principio, el dúo explosivo de Konoha no se mostró tan convencido de la idea plasmada por Kaito, pero el experto en títeres demostró tener bastante clara la visión de su organización, por lo que su capacidad en la oratoria poco a poco fue mostrando resultados. Al fin y al cabo, Kakusei tiene un objetivo ambicioso, no cualquiera está listo para pelear literalmente contra el mundo. Pero tanto Denji como Aoi han terminado accediendo. — De acuerdo, esperaré impaciente a poder comprobar qué tanta libertad tienes. Espero no me decepciones. — Y aceptó el apretón de manos.

La última interrogante fue la financiación y Kaito también respondió. Si bien fue demasiado amplio y no se concentró en dar información más concreta, Samuru quiso apoyarlo. — No te preocupes, no habrá mejor método de financiación que yo. Tengo unos cuantos contactos a los cuales cobrarle favores, así que necesitas una ayuda en dinero, puedes comunicarme. — Lo que comenzó siendo una simple actuación para viajar libre por el mundo, terminó como un trabajo en el cual obtuvo muchos recursos y ha aprendido mucho. Obviamente no les dará todo su dinero, pero como autor intelectual de todo esto, sabe que debe estar listo para aportar bastante. Quiere que otros sean la cara visible, pero no por eso hará que hagan absolutamente todo el trabajo por él. Eso no sería nada humilde.

Luego, recibió el pergamino con la indicación de cómo llegar a la base y, peculiarmente, lo guardó dentro de su sombrero. Durante todo el encuentro no ha dejado de sorprender.

Bien, los veré ahí cuando sea el momento entonces. De todos modos, me encargaré de algunos asuntos que nos beneficiarán. No se sorprendan si reciben más invitados. — Y así concluyó su participación. Tomó sus cosas y pasó a retirarse. No se fue como un ninja dando saltitos en los árboles ni nada, sino que simplemente caminando. Mientras lo hacía, hizo señas de despedida con su mano diestra.
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