La joven ninja llamada Yuta era conocida por ser muy entusiasta y dedicada a su entrenamiento en Iwagakure. Aunque aún era una principiante, su determinación y perseverancia la habían llevado a destacar en misiones de bajo nivel. Sin embargo, nunca se imaginó que su siguiente misión sería tan única y complicada...
Un día, mientras entrenaba en el campo de batalla, Yuta recibió una carta de la central de misiones de su aldea. El papel informó que había un cliente especial que necesitaba la ayuda de un ninja. Era un renombrado ornitólogo que buscaba la ayuda de un experto para capturar una rara especie de colibrí que solo podía encontrarse en las montañas cercanas.
El colibrí en cuestión era conocido por su increíble velocidad, capaz de alcanzar los 100 metros por segundo. Esta velocidad extrema lo convertía en un desafío para los científicos, ya que era casi imposible verlo a simple vista. El ornitólogo estaba emocionado por la posibilidad de estudiar de cerca a esta enigmática criatura, pero necesitaba la ayuda de un ninja para asegurar su captura sin dañarla.
Yuta, emocionada por la oportunidad de participar en una misión tan inusual, aceptó de inmediato. Después de recibir instrucciones detalladas sobre el avistamiento del colibrí en una zona específica de las montañas, comenzó a prepararse para el desafío que le esperaba. Sabía que su entrenamiento ninja no solo se basaba en habilidades de combate, sino también en habilidades de sigilo y manipulación elemental. Además, había perfeccionado sus habilidades de control del agua, lo cual sería esencial para esta misión. Preparó todas sus herramientas y aseguró llevar consigo todo lo necesario para atrapar al colibrí de forma segura y sin causarle daño alguno.
Una vez en las montañas, Yuta se adentró en el espeso bosque, siguiendo las indicaciones proporcionadas por el ornitólogo. Siguió su intuición y comenzó a buscar los signos y las señales que indicaran la presencia del colibrí. Pasaron horas de búsqueda incansable, hasta que finalmente, Yuta logró avistar un destello de color que se movía con extrema velocidad entre los árboles.
Con una habilidad ninja innata, Yuta desató todo su potencial. Utilizó su velocidad y agilidad para perseguir al colibrí a través del bosque. Sin embargo, la velocidad del ave era sorprendente y la joven ninja empezó a dudar de si podría realmente atraparlo. Era evidente que no podría atraparlo simplemente corriendo a toda velocidad como una loca por el bosque, pero debía intentarlo para poner a prueba sus propias capacidades, pero en definitiva era impensable capturar a un ave como esa de esa manera. Aunque le dio perspectiva a Yuta para hacer un plan mejor.
Yuta ataría varios de sus hilos metálicos de tal forma que formasen una red. El hilo metálico era lo suficientemente delgado y fuerte como para soportar la velocidad y fuerza de aquel colibrí. Era sin duda una buena forma, solo que faltaba una cosa esencial. Conducir al colibrí hasta la red sin que el ave lo notara o pudiera esquivarlo. Ahí supo que tenia un recurso mejor para obstruir la visión del ave, consistía en una combinación de jutsus para hacer invisible al ojo un ninjutsu, el cual aplicaría sobre una esfera de luz que sabia invocar para explorar las cuevas. Y la traca final era hacer estallar dicha esfera invisible para crear un destello de luz muy potente que cegara.
Pero entonces dependían de las habilidades del ornitólogo para localizar el habitad cercano de uno de esos pájaros. En ese momento el hombre le dijo donde colocar la red y la esfera de luz próximos a uno de los nidos de aquella ave. La táctica seria sencilla entonces, asustar en su nido al ave para que saliera volando de tal forma que fuera directamente hasta la red, donde antes de llegar Yuta hizo explotar la esfera de luz cegando al pájaro para que no viera la red y chocara contra ella quedando atrapada.
Rápidamente, Yuta se acercó al colibrí cautelosamente. Lo observó maravillada por su belleza y rareza, y sin perder tiempo, tomó sus herramientas para estudiar el ave en detalle. Tomó medidas, observó su comportamiento y extrajo muestras de plumas y sangre para futuros análisis. Finalmente, una vez que terminó de estudiar al colibrí, Yuta lo liberó suavemente, asegurando que no sufriera daños. Sabía que, gracias a su esfuerzo y dedicación, había contribuido al conocimiento de esta rara especie y había cumplido con éxito su misión.
Había sido una misión diferente, peculiar incluso. Pero le permitió a Yuta ser más creativa e ingeniosa que nunca con sus habilidades, demostrándole una vez más que no solo la fuerza bruta o la violencia serian necesarias para completar todas las misiones. Entonces hubo que usar la maquina de pensar, es decir su cerebro y descubrió una forma más creativa de utilizar sus habilidades y eso le serviria mucho a futuro.
Un día, mientras entrenaba en el campo de batalla, Yuta recibió una carta de la central de misiones de su aldea. El papel informó que había un cliente especial que necesitaba la ayuda de un ninja. Era un renombrado ornitólogo que buscaba la ayuda de un experto para capturar una rara especie de colibrí que solo podía encontrarse en las montañas cercanas.
El colibrí en cuestión era conocido por su increíble velocidad, capaz de alcanzar los 100 metros por segundo. Esta velocidad extrema lo convertía en un desafío para los científicos, ya que era casi imposible verlo a simple vista. El ornitólogo estaba emocionado por la posibilidad de estudiar de cerca a esta enigmática criatura, pero necesitaba la ayuda de un ninja para asegurar su captura sin dañarla.
Yuta, emocionada por la oportunidad de participar en una misión tan inusual, aceptó de inmediato. Después de recibir instrucciones detalladas sobre el avistamiento del colibrí en una zona específica de las montañas, comenzó a prepararse para el desafío que le esperaba. Sabía que su entrenamiento ninja no solo se basaba en habilidades de combate, sino también en habilidades de sigilo y manipulación elemental. Además, había perfeccionado sus habilidades de control del agua, lo cual sería esencial para esta misión. Preparó todas sus herramientas y aseguró llevar consigo todo lo necesario para atrapar al colibrí de forma segura y sin causarle daño alguno.
Una vez en las montañas, Yuta se adentró en el espeso bosque, siguiendo las indicaciones proporcionadas por el ornitólogo. Siguió su intuición y comenzó a buscar los signos y las señales que indicaran la presencia del colibrí. Pasaron horas de búsqueda incansable, hasta que finalmente, Yuta logró avistar un destello de color que se movía con extrema velocidad entre los árboles.
Con una habilidad ninja innata, Yuta desató todo su potencial. Utilizó su velocidad y agilidad para perseguir al colibrí a través del bosque. Sin embargo, la velocidad del ave era sorprendente y la joven ninja empezó a dudar de si podría realmente atraparlo. Era evidente que no podría atraparlo simplemente corriendo a toda velocidad como una loca por el bosque, pero debía intentarlo para poner a prueba sus propias capacidades, pero en definitiva era impensable capturar a un ave como esa de esa manera. Aunque le dio perspectiva a Yuta para hacer un plan mejor.
Yuta ataría varios de sus hilos metálicos de tal forma que formasen una red. El hilo metálico era lo suficientemente delgado y fuerte como para soportar la velocidad y fuerza de aquel colibrí. Era sin duda una buena forma, solo que faltaba una cosa esencial. Conducir al colibrí hasta la red sin que el ave lo notara o pudiera esquivarlo. Ahí supo que tenia un recurso mejor para obstruir la visión del ave, consistía en una combinación de jutsus para hacer invisible al ojo un ninjutsu, el cual aplicaría sobre una esfera de luz que sabia invocar para explorar las cuevas. Y la traca final era hacer estallar dicha esfera invisible para crear un destello de luz muy potente que cegara.
Pero entonces dependían de las habilidades del ornitólogo para localizar el habitad cercano de uno de esos pájaros. En ese momento el hombre le dijo donde colocar la red y la esfera de luz próximos a uno de los nidos de aquella ave. La táctica seria sencilla entonces, asustar en su nido al ave para que saliera volando de tal forma que fuera directamente hasta la red, donde antes de llegar Yuta hizo explotar la esfera de luz cegando al pájaro para que no viera la red y chocara contra ella quedando atrapada.
Rápidamente, Yuta se acercó al colibrí cautelosamente. Lo observó maravillada por su belleza y rareza, y sin perder tiempo, tomó sus herramientas para estudiar el ave en detalle. Tomó medidas, observó su comportamiento y extrajo muestras de plumas y sangre para futuros análisis. Finalmente, una vez que terminó de estudiar al colibrí, Yuta lo liberó suavemente, asegurando que no sufriera daños. Sabía que, gracias a su esfuerzo y dedicación, había contribuido al conocimiento de esta rara especie y había cumplido con éxito su misión.
Había sido una misión diferente, peculiar incluso. Pero le permitió a Yuta ser más creativa e ingeniosa que nunca con sus habilidades, demostrándole una vez más que no solo la fuerza bruta o la violencia serian necesarias para completar todas las misiones. Entonces hubo que usar la maquina de pensar, es decir su cerebro y descubrió una forma más creativa de utilizar sus habilidades y eso le serviria mucho a futuro.