[firma de pacto] Una tortuga entre cenizas
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No era más que un día apacible en Konoha como muchos otros, Iroh, tras haber obtenido un misterioso pergamino, había aprendido lo que según el vendedor era la primera de las verdaderas técnicas de un ninja, el Jutsu de invocación, Iroh, maduro como siempre pero curioso decidió probar suerte y descubrir qué ser es el que respondería a su llamado


Iroh tras una corta caminata con aquel pergamino a sus espaldas de encontraba en un tranquilo rincón del Bosque de la muerte, rodeado por la serenidad de la naturaleza. Con pergamino en mano el anciano comenzó a hacer gala de gestos certeros y una concentración profunda, Iroh trazó los sellos en el pergamino colocando su nombre y siguiendo el ritual marcado una sucesión de sellos de mano activaron finalmente aquella técnica 

Ante los ojos de Iroh una brillante luz anaranjada se hizo presente transformándose en una vivida llama que despedía un calor agradable a los ojos del panzón hombre.

De las llamas emergió extinguiendo el fuego un ser grande, de afable apariencia reptilica, con un caparazón negro carbonado y resplandecientes placas en el, que irradiaban calor y luz. Las llamas que danzaban en su caparazón reflejaban una vitalidad y energía única, un ser sin duda fuerte físicamente como sus gruesas patas lo hacían ver. Iroh, sorprendido por el resultado de su invocación, se dirigió a la criatura con respeto y admiración.

— Saludos, noble espíritu del fuego. Soy Iroh, un buscador de compañeros muchas veces Lamento el incordio si es que te convoqué en mal momento. ¿Cómo debo llamarte?- mencionó el viejo mientras comenzaba a sacar algunos utensilios de té de la mochila que llevaba a sus espaldas.

La tortuga de fuego, con una chispa juguetona en sus ojos, se presentó dejando ver un tranquilo rostro adornado por curiosos bigotes que denotaban su avanzada edad : — ¡Salud buen hombre, Soy Cotoise, la Ardiente. ¿Qué propósito te ha llevado a invocarme?

Iroh, con su característica calma, compartió sus motivos con Flamara.-No buscaba invitarte realmente, fue un más que feliz error, siempre es un deleite tener compañía para compartir una nueva taza de té - Sin cortarse y por varias horas Iroh abló de su amor por el té, tema que parecía ser de sumo interés para su inprovisado compañero, sus reflexiones sobre la vida y la búsqueda constante de armonía eran muy similares y ambos viejos parecían dos antiguos amigos compartiendo las interminables tazas de té que Iroh había servido acompañadas de panecillos, F
Cotoise, a diferencia de lo que se esperaría de una tortuga especialmente de usn de su aparente avanzada edad se mostró más juguetona y efervescente, respondiendo con destellos de su caparazón que parecían sincronizarse con las carcajadas del par de barrigones.

— ¡Ah, anciano! Tu espíritu es tan cálido como las llamas que me envuelven. Esto es algo que no normalmente hago, pero me gustaría ser tu compañero en este viaje, pero solo si compartimos risas y alegrías en cada paso del camino —declaró Cotoise bastante amigable.

-¿Eso quiere decir que tendremos más tardes así mi compañero de duro caparazón?- Mencionó Iroh mientras comía sin prisa otra de sus galletas.


La afablee tortuga miró de reojo una vez más al viejo Iroh -Si, así será siempre y cuando puedas cumplir y tal como lo marca la tradición pases mi prueba -
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Última modificación: 16-01-2024, 06:15 PM por Iroh Azulón.
Cotoise, la Ardiente, observó a Iroh con una mirada juguetona mientras planteaba el desafío. — Anciano sabio, mi prueba es simple pero reveladora. Deberás preparar y compartir conmigo el té Semilla de Fuego, una mezcla única de raíces de jengibre y pimiento picante. Esta infusión no solo despierta los sentidos, sino que también revela la habilidad y el arte del preparador.

Iroh aceptó el desafío con una sonrisa, sabiendo que la preparación de este té requeriría precisión y experiencia. Ambos se dirigieron a un tranquilo rincón del Bosque de la Muerte, donde Iroh desplegó sus utensilios de té con destreza. La atmósfera se llenó con el aroma penetrante de las hierbas y especias mientras el anciano sabio comenzaba su ritual.

Con gestos medidos y una concentración admirable, Iroh seleccionó las raíces de jengibre y las hojas de pimiento picante. Cotoise observaba con curiosidad, sus ojos centelleaban con la anticipación de probar la creación del anciano. Iroh calentó el agua con habilidad, permitiendo que las hierbas liberaran sus esencias.

La mezcla de aromas embriagadores llenó el aire cuando Iroh vertió el agua caliente sobre la combinación de ingredientes. Las hojas de pimiento picante se ablandaron, liberando su característico picante, mientras que las raíces de jengibre aportaban su sabor intenso y ligeramente dulce.

La preparación del té Semilla de Fuego continuó en medio de risas y chispeantes comentarios entre Iroh y Cotoise. El anciano sabio compartió anécdotas de sus viajes por diferentes naciones y las diversas formas en que había experimentado con tés exóticos. Cotoise, por su parte, respondió con historias de sus encuentros en el mundo de las invocaciones y las travesuras que había presenciado a lo largo de los años.

Mientras las hierbas y especias liberaban sus aromas intensos, la conversación tomó un giro más ligero. Iroh, con su característico sentido del humor, comentó: "Dicen que el té Semilla de Fuego es capaz de despertar el espíritu y avivar las llamas del corazón. ¿Qué opinas, noble Cotoise?"

Finalmente, Iroh sirvió el té en tazas cuidadosamente elegidas. El líquido tenía un color ardiente que reflejaba la naturaleza apasionada de la prueba. Iroh ofreció una taza a Cotoise con una reverencia respetuosa.

— Prueba este té, noble Cotoise. Espero que encuentres el equilibrio perfecto entre el fuego del pimiento y la calidez del jengibre. — Iroh esperó con expectación, observando la reacción de su compañero mientras tomaba un sorbo.

Cotoise, con un brillo en sus ojos, tomó la taza y dio un sorbo con entusiasmo. El picante y la calidez se entrelazaron en su lengua, creando una experiencia única y estimulante. La tortuga de fuego asintió con aprobación y emitió un sonido gutural de satisfacción.

Ambos compartieron una risa animada, sumergidos en la agradable atmósfera que el té Semilla de Fuego había creado a su alrededor. Iroh, siempre atento a las sutilezas de la vida, comentó: "En cada taza de té y en cada risa, encontramos pequeñas alegrías que nos hacen apreciar el momento presente. ¿No crees, querido Cotoise?"

La tortuga de fuego asintió con sabiduría, revelando una conexión más profunda de la que inicialmente se percibía. "Anciano sabio, tus palabras son tan sabrosas como este té. Cada sorbo es como un viaje a través de los sabores de la vida, y cada risa es una melodía que resuena en el alma. Estoy encantado de compartir este momento contigo."

La tarde avanzó entre anécdotas divertidas y reflexiones llenas de calidez. Iroh y Cotoise, con sus personalidades complementarias, formaron un dúo encantador. La tortuga de fuego, a pesar de su apariencia imponente, reveló un carácter alegre y juguetón que se mezclaba perfectamente con la serenidad de Iroh.

A medida que el sol se ponía en el horizonte, Iroh sugirió: "Noble Cotoise, ¿qué te parecería explorar más allá de este rincón del Bosque de la Muerte? Hay lugares en Konoha que podríamos visitar juntos y seguir disfrutando de nuestra recién forjada amistad."

Cotoise aceptó la propuesta con entusiasmo, moviendo su cabeza reptiliana con aprobación. "¡Por supuesto, anciano sabio! Estoy listo para descubrir los tesoros ocultos de Konoha a tu lado. ¡Que nuestra travesía sea tan emocionante como el picante de este té!"

Juntos, emprendieron un viaje por los rincones más pintorescos de la aldea oculta entre las hojas. Iroh guió a Cotoise a través de callejones animados, parques tranquilos y establecimientos bulliciosos. La tortuga de fuego admiraba la diversidad de Konoha y compartía comentarios jocosos sobre las peculiaridades de cada lugar.

En un puesto de mercado, Iroh compró algunas golosinas para acompañar su próxima sesión de té. Mientras probaban diferentes bocados, la tortuga de fuego expresó su deleite con un tono divertido: "¡Esto es increíble! Nunca imaginé que el mundo humano tuviera tantos sabores deliciosos. Anciano sabio, ¿qué otros secretos gastronómicos guardas?"

Iroh rió con alegría. "Querido Cotoise, el mundo está lleno de sorpresas culinarias. Desde las montañas de las Hojas hasta los mares del País del Agua, cada región tiene sus propios manjares. ¡Espera a probar los dulces de la Tienda de Ramen Ichiraku, son legendarios en Konoha!"

La tarde se desvaneció en una mezcla de risas, sabores y descubrimientos. Iroh y Cotoise, unidos por la amistad y la camaradería, explor

aron Konoha con ojos curiosos y corazones ligeros. La tortuga de fuego, a pesar de su antigüedad, irradiaba una energía juvenil que contagiaba a su compañero humano.

Mientras se dirigían de regreso al Bosque de la Muerte, Iroh reflexionó en voz alta: "Cotoise, noble espíritu del fuego, este día ha sido más especial de lo que podría haber imaginado. A veces, la vida nos regala compañeros inesperados que iluminan nuestro camino."

La tortuga de fuego asintió con sabiduría. "Anciano sabio, la vida es una llama que arde más brillante cuando se comparte. Que nuestras risas y travesías continúen, fortaleciendo el lazo entre nosotros."

Con la luna iluminando su camino de regreso, Iroh y Cotoise, la Ardiente, se adentraron en la noche, listos para enfrentar nuevas aventuras y saborear cada momento de su creciente amistad en la aldea oculta entre las hojas.
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