El grupo de Melessar y las dos jovencitas se había visto aumentado de golpe en más miembros de los que incluso los implicados creían. Para desgracia de las dos muchachas, cuya mirada habría sido suficiente para petrificar a Sayuri si se trataran de gorgonas, la Kunoichi había optado por seguirlas con un clon; pero es que, además de esto, un segundo clon seguía al grupo, completamente invisible, oculto a plena vista del cada vez más creciente sub-grupo.
En cualquier caso, llegarían sin problemas a la cafetería prometida, momento en el cual -y para variar por una vez desde su aparición- cada una de las jovencitas pediría algo distinto. Asha pediría un café largo con canela, mientras que Marie, algo más ensimismada con el ambiente festivo y las luces de colores que plagaban el local -pues una vez dentro podrían observarse una prominente decoración navideña- habiendo llegado hasta el punto de liberar ligeramente el brazo de Melessar optaría por pedir un chocolate caliente, la que era considerada la especialidad de la casa en aquellas fechas. Con esto, el grupo ganaría de diez a quince minutos de tranquilidad, en los que las amigas, algo más relajadas, simplemente intentarían sacar toda la información posible de Melessar -principalmente sobre posibles parejas, experiencias previas, si las consideraba atractivas...- y, casi al final de su coqueteo casual, acabarían dirigiendo preguntas similares a Sayuri, la infiltrada. Eso sí, las chicas solo pagarían lo que tomaran ellas e invitarían al albino, no a la mujer.
Anotación Melessar
Tienes libertad para inventar una conversación con las hermanas, así como decidir qué te preguntan o dejan de preguntar. Para cuando acabéis de conversar te invitarán a lo que hayas tomado (Al clon de Sayuri no) e insistirán en ir ahora a mirar alguna tienda.
Por otra parte, la misma Sayuri
(O más bien la original, pues quien estaba con Melessar era un clon) podría ver como un aparentemente apenado Duke se dirigía sin demasiado ánimo en el rostro a la zona comercial más dedicada a trajes y vestimentas de aquel distrito. Al principio caminaría rápido, llevado por la ofensa que el mismo se había autoimpuesto de manera inconsciente, pero lentamente bajaría el paso, hasta alcanzar un ritmo de paseo normal; en ese instante, algo parecería llamar su atención a la derecha.
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Hace mucho tiempo que no como uno de esos... - Siguiendo su mirada, aparecería un puesto callejero de dulces variados y festivos; entre ellos, la mirada del muchacho se centraba en una columna llena de bastones con una prominente nube de algodón dulce -
Bueno, padre no está presente; acerquémonos - Sin pedir perdón o permiso, el jovencito caminaría hasta el puesto, sacando una elegante billetera con la que pagaría dos de aquellos dulces, ofreciéndole uno a la propia Sayuri -
Toma, te has portado bien conmigo.
Continuarían caminando mientras, como mínimo Duke, se comía su dulce recién obtenido. Tras un par de minutos, el joven volvería a hablar, mientras un leve atisbo de temor, o quizás timidez se percibía en su tono -
¿Está bien si te pregunto algo? - Ni si quiera se giraría a la muchacha, en parte para ocultar el enrojecimiento de sus mejillas -
¿Cómo puedo resultar de interés a las mujeres? Padre está empeñado en casarme con la hija de alguno de sus socios y sinceramente... La mayoría son horribles. Me gustaría que, si hubiese alguna noble que valiera la pena, no me desprecie tan rápido como hoy... Y está claro que soy horrible, si incluso un guaperas sin futuro es mejor partido que yo. - Según hablaba, la frustración ganaría terreno a la timidez en su tono. Al parecer, el muchacho no se fijaba
únicamente en el "equipo de combate" de las hermanas, si no que las evaluaba como una solución aceptable a el camino lleno de minas antipersona que pretendía ser su futuro cercano -
No soy tan mala elección... Pero soy el segundo hijo, a este paso padre me ofrecerá a la primera familia noble que ofrezca algo a cambio de mí.
Mientras hablaban, entrarían en una tienda de alto nivel, antes de la cual el chico arrojaría el bastoncillo de madera casi terminado a una papelera, lavándose las manos nada más entrar en un surtidor de gel de limpieza seca y con un poco de papel - Limpia tus manos o me tocará pagar cualquier cosa que estropeemos, o bueno, a padre... ¿Sabes qué? Haz lo que quieras.
Allí dentro, los guardias comerciales saludarían al muchacho y a su escolta con una leve inclinación, previamente informados de la visita de aquel joven noble. Solo unos pasos más adelante, y antes de tan siquiera llegar al mostrador, un hombre de edad avanzada increíblemente elegante y de perfecta etiqueta saldría al encuentro de los mismos, sonriendo al joven noble , al tiempo que le dedicaba una pronunciada reverencia -
Bienvenido joven Fugō, su padre nos avisó de su llegada y la de su escolta - El hombre, tras aquel saludo, dedicaría una leve sonrisa a la acompañante, claramente dándola la bienvenida, pero sin mostrar el grado de respeto que había otorgado al muchacho.
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A riesgo de sonar impertinente y disculpándome si es el caso; ¿podríamos apresurarnos? Sé que padre ya les habrá entregado unas directrices y requisitos completamente inalterables, así que no tengo nada que hacer aquí más allá de posar y esperar. ¿Correcto?. - Pese a la aparentemente impertinente elección de sus palabras, el tono de Duke había sido tan cuidadosamente escogido que sencillamente parecía el de alguien que llegaba tarde a casa y aún tenía que comprar pan -
Ah si... Y la señorita también querrá un vestido. Imagínese si mi padre volviera a contratar sus servicios por su reiterada ausencia y hubiera de acompañarme así a un evento de gala. Sería una vergüenza para nuestra familia.
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Pero señorito... - Un solo gesto del chiquillo cortaría al anciano.
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Que no sea especialmente escotado, pero de espalda descubierta, está entrenada, seguro que puede lucirla. De cintura concesiva y un corte lateral en la zona de falda, por si hubiera de moverse con rapidez con el puesto. ¿O me equivoco al presuponer que prefieres un vestido algo más...? - Pero el joven, que ahora miraba a Sayuri, casi empalidecería
(a excepción de la inmediata rojez de sus mejillas) mientras los pechos de esta parecían ser aferrados por unas manos antaño invisibles, que ahora comenzaba a ser completamente opacas; efecto que se distribuiría al resto del cuerpo del clon de Akami.
Finalmente y de vuelta, esta vez sí, con la verdadera Akami
-Cuyo clon estaba a punto de desprestigiarla en la tienda de mejor renombre de la ciudad, esperemos que no hubiera encargado allí su vestido- y su atrevida aprendiz, que no habría dudado un instante en intentar "cazar" a la dulce noble ante ellas; Arselia, a quien aquel comportamiento había afectado de una extraña manera, parecía estar a punto de romper a llorar, ya que ambas habían alabado su belleza pero nadie parecía dispuesta a ayudarla a encontrar el camino correcto; la historia de su vida.
Sin embargo y por suerte para la joven de dorados cabellos, Akami recobraría la razón en un instante -posiblemente más acostumbrada a este tipo de encuentros- y, tras elogiarla apropiadamente, indicaría que, de hecho, conocía el camino hacia el lugar al que la joven debía acudir. Tras esto, y mientras la joven noble intentaba ignorar de la mejor forma posible la pregunta de Yuta sobre su tipo de mujeres
-Principalmente porque estaba poco o nada interesada en ningún tipo de relación... Tenía cosas más importantes en la cabeza- Arselia caminaría tras Akami, escuchando las palabras que esta la dedicaba, así como sus preguntas sobre la razón de su presencia allí.
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No sabría decirle. Sé que tenía que tener una mejor escolta de lo normal y deduzco que por eso la llamaron. Disculpe si ha sido molestia, no sé cual será el caso de quienes decidieron llamarla, pero yo desconocía la existencia de hijo alguno... - Parecía algo desconcertada. Arselia no era una joven demasiado religiosa, y por esto mismo no conocía los dogmas de la iglesia de Amaterasu, pero la idea de una sacerdotisa tan joven con hijos la había atrapado con la guardia baja -
¡Ah! perdón por la descortesía, felicidades por el nacimiento de sus niños.
Tras unos minutos andando, en los que Arselia habría vuelto a cubrir su rostro, en parte por el frío en parte por el anonimato, acabarían llegando al barrio indicado por la joven y guiado por Akami. Una vez allí, ahora con más seguridad, la noble tomaría las riendas del grupo, dirigiéndolos directamente a una zona de un nivel económico superior incluso para la zona, hasta detenerse delante de una pequeña mansión, en cuyo portón exterior -pues unos terrenos medios rodeados de verjas y protecciones rodeaban a la residencia- esperaban un par de guardias claramente armados, que empezarían a alzar la mano con intención de indicar que se detuvieran, anulando sus intenciones cuando la joven volviera a descubrirse el rostro -
Soy Arselia Morozova y solicito audiencia con su superior. Vengo con noticias de paz y un trato de parte de mi familia - El hombre más a la derecha bajaría la mano, dándose la vuelta y caminando hasta una pequeña cabina que había a la derecha del portón, en donde con un teléfono de cable procedería a realizar una llamada, posiblemente al interior de la mansión. Mientras tanto, Arselia se separaría unos pasos de la entrada, esperando con diligencia a que les abrieran paso, pero con clara preocupación y nerviosismo reflejada en el rostro, parecía estar usando toda su voluntad para, nuevamente, aguantar el llanto. ¿La preguntarían sus guardianas la razón de aquel estado o preferirían ceñirse exclusivamente a la misión?
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