Luego de su exitosa misión de captura a los bandidos y el “Interrogatorio” de la Origami hacía el bandido, logró descubrir y confirmar que la secta aún se encontraba Operando de forma secreta, tal cual como le había dicho el anciano que se había encontrado en aquel pequeño restaurante del País de las Aguas Termales.
También descubrió que sus poderes son gracias a que admiran a una poderosa deidad oscura de la cual, Kurami aún desconocía su nombre o que hacía. Por otro lado, tampoco tenía mucha información sobre los poderes de la secta, más que el testimonio del anciano que presumía haber visto como el Jashinista había sido herido de muerte sin daños aparentes y continuando con vida sin problemas.
El interés de Kurami crecía cada vez más, ese poder podía ayudarle a cumplir aquella meta que se había marcado desde el día que fue tomada por su tío para ser entrenada y convertirse en un Shinobi a servicio del Imperio.
Si todo era cierto, Kurami sabía que talvez no podría morir con nada si recibía los poderes del Jashinismo, secta que ella solo la conocía como “La Secta” y nadamas. Kurami pensaba en donde más buscar y averiguar más información mientras miraba una de las ventanas de su hogar, afuera, una enorme cueva se extendía por todo el frente, a decir verdad, ya se había acostumbrado tanto a vivir en Iwagakure que, en ocasiones, el sol lastimaba su piel.
Lo que no sabía es que estaba por empezar a salir más de la villa, buscando pistas e información para finalmente, encontrar la secta esa de la que se presumían, poseían poderes asombrosos y muy oscuros…
También descubrió que sus poderes son gracias a que admiran a una poderosa deidad oscura de la cual, Kurami aún desconocía su nombre o que hacía. Por otro lado, tampoco tenía mucha información sobre los poderes de la secta, más que el testimonio del anciano que presumía haber visto como el Jashinista había sido herido de muerte sin daños aparentes y continuando con vida sin problemas.
El interés de Kurami crecía cada vez más, ese poder podía ayudarle a cumplir aquella meta que se había marcado desde el día que fue tomada por su tío para ser entrenada y convertirse en un Shinobi a servicio del Imperio.
Si todo era cierto, Kurami sabía que talvez no podría morir con nada si recibía los poderes del Jashinismo, secta que ella solo la conocía como “La Secta” y nadamas. Kurami pensaba en donde más buscar y averiguar más información mientras miraba una de las ventanas de su hogar, afuera, una enorme cueva se extendía por todo el frente, a decir verdad, ya se había acostumbrado tanto a vivir en Iwagakure que, en ocasiones, el sol lastimaba su piel.
Lo que no sabía es que estaba por empezar a salir más de la villa, buscando pistas e información para finalmente, encontrar la secta esa de la que se presumían, poseían poderes asombrosos y muy oscuros…