La noticia no podía esparcirse por ahí, por lo que debía tomarse en consideración la discreción. Los juegos eran el centro de cada rincón, sobre todo aquellos basados en cosas de miedo. Sin embargo, hacía poco un antecedente sobre las desapariciones de unos niños volvía a ocurrir tras un año.
Durante un año se buscó a esos niños, pero no hubo pista alguna, pero ahora que volvía a ocurrir era un asunto serio. Se me asignó la misión de recorrer los rincones de las cavernas alerañas a la gran cámara del mercado. Era de noche, aunque eso no influía en la iluminación gracias a las luces artificiales, el lugar estaba casi desierto, sólo con un montón de puestos cerrados, alguno que otro velador y un enorme techo rocoso.
Unas de las pocas pistas era la zona de laberinto. Ese entretenimiento era anual en estas fechas, siendo famoso por los sustos que daban animatrónicos y otros adornos. Ahora estaba vacío y solitario. Avancé por esa zona desolada, pensando en donde empezar a buscar, pues se habían desaparecido como por arte de magia.
-Po...po...po...po...- comencé a escuchar no muy lejos de ahí. Me acerqué a ver lo que sucedía. Quizás se trataría de un animatrónico o de una atracción que se activaba. Sin embargo, por encima del laberinto podía ver un enorme sombrero de verano andando. La persona que lo llevaba también hacía ese extraño sonido.
Esa persona debía medir dos metros y medio de altura al menos.
En cuanto di la vuelta a la esquina del laberinto para verla, había desaparecido.
De pronto, en mi oído, escuché ese sonido.
-Po...- exclamó una enorme chica anormalmente alta, sonriente. Me veía de arriba hacia abajo con cierto interés. Sus atributos eran exhuberantes, y sólo vestía con un vestido veraniego blanco, ligero y delgado.
De cerca era aún más grande, quizás de tres metros.
-Hachisha...- estaba diciendo, recordando una leyenda, cuando la chica colocó un dedo sobre mis labios.
-Los yokai tenemos que estar unidos- dijo la mujer con voz dulce y amable. Cierto, yo era un Onikuma y lo más probable es que ella no pensase que era un humano- No tengas miedo.
Me alejé un poco mientras veía a aquella mujer aproximárseme. Podía ver sus enormes pechos debajo de su vestido blanco, sin nada que ocultase lo que había debajo de este ya que la tela era muy delgada.
-Eras tu... recuerdo la leyenda, tu estás detrás de esto... de las desapariciones- le recriminé, pero ella sólo seguía sonriendo.
Dio unas palmadas en su vientre.
-Todos están aquí- dijo el espectro- pero fui buena con ellos, no sufrieron mucho...
¿Cómo podría hacerle frente a un espectro? ¿Habría en Iwa algún clan o grupo de sacerdotes? No podía dejar que las cosas pasaran, continuaran, sabiendo que ya sabía el causante.
-¿Aún piensas en enfrentarme? Los humanos son una molestia. Si no haces nada, te recompensaré- dijo tomando mi mano y poniéndola encima de su enorme y suave seno.
Mi chakra maldito comenzó a mostrarse mientras lo canalizaba.
-Yo soy un guerrero con honor- le dije, haciendo crecer las uñas de mi mano. A ella no pareció importarle.
De pronto, se esfumó.
-¿Cómo puedes enfrentarme si no puedes verme ni tocarme?- me cuestionó.
Acumulé chakra en la punta de mi dedo y lo lancé hacia donde escuchaba su voz, pero no acertaba a nada. Realicé un Kai, pero tampoco funcionó.
-Ara ara, ¿crees que estás en un genjutsu?- dijo la suave voz femenina- vale, juguemos a eso...pero yo no soy un ninja, soy un espíritu ¿que vas a hacer contra eso?
De pronto, mi cabeza se vio sumergida entre sus dos enormes pechos y, con sus brazos, abrazó mi cuerpo para impedirme moverme.
No podía ver, apenas podía oír, pero al menos podía respirar. Dí un potente cabezazo hacia atrás, tomé entre mis manos esos enormes senos que me cubrían y pesaban casi tanto como un torso y la arrojé hacia el frente, como una llave de jujitsu.
Sin embargo, aunque sentí perfectamente la suavidad de sus carnes y su peso, al "arrojarla" hacia adelante no había nada.
-Yurei- le dije, volteando hacia todos lados para encontrarla- yo soy un ninja de Iwagakure, orgulloso de servir a mi gente
-Anda, que crees que ellos son tu gente... ¿cuanto has sido discriminado por ellos?- me cuestionó el fantasma- ¿cuantas veces has sido visto mal, como un monstruo?
-Hasta tú lo hiciste ¿no es cierto? Eres un yurei, por tanto, estuviste viva- le respondí.
-Tsk- exclamó ella, chasqueando la boca con coraje- ignorante... te van a deshechar cuando ya no les sirvas.
-¿Y eso que?- le respondí- cuando ya no sea útil a su vista, lo seré desde las sombras. Incluso si la aldea me rechaza, la voluntad de la tierra seguirá dentro de mí, como la piedra más dura de todas. Desafía mi voluntad y notarás que es inamovible.
La yokai simplemente rió y se dejó ver momentáneamente. Tan pronto como apareció, usé el shunshin no jutsu para atacar, moviendo mi kanabo con todas mis fuerzas para golpearle, cuando detuvo mi ataque con su mano. Ya no se veía "gigante" sino una shinobi normal.
Uno de mis sensei apareció a mi lado, sosteniéndome de un brazo.
-¿Eh?- exclamé, mientras intentaba retroceder.
-Suficiente, Shen. Fue sólo una prueba. El sensei Makoto no pensó que fueras digno por ser un oni, yo le quería demostrar lo contrario- dijo mi sensei, soltándome del brazo.
La chica también era un sensei, la cual recuperó sus rasgos normales tras deshacer el henge no jutsu avanzado.
-¿Y los niños?- le cuestioné.
-Fue todo una prueba... descuida- me dijo la chica que se hizo pasar por Hachishaku Sama.
No sabía que hacer, así que simplemente retrocedí. Aquella chica, también sensei, sugirió que fuéramos a comer ramen en la zona comercial, ya que conocía un lugar que nunca cerraba.
Estaba confundido, dudando de lo que estaba sucediendo, así que realicé un "Kai", pero no sucedió nada. Me encogí de hombros y las acompañé, algo avergonzado por caer en esa sencilla prueba.
Sin embargo, sólo uno de los veladores del lugar me verían caminando junto a dos chicas cuyas piernas no se veían y flotaban a mi lado.
-Shhh- diría una de ellas, volteándose hacia él y haciendo el gesto con la mano.
Durante un año se buscó a esos niños, pero no hubo pista alguna, pero ahora que volvía a ocurrir era un asunto serio. Se me asignó la misión de recorrer los rincones de las cavernas alerañas a la gran cámara del mercado. Era de noche, aunque eso no influía en la iluminación gracias a las luces artificiales, el lugar estaba casi desierto, sólo con un montón de puestos cerrados, alguno que otro velador y un enorme techo rocoso.
Unas de las pocas pistas era la zona de laberinto. Ese entretenimiento era anual en estas fechas, siendo famoso por los sustos que daban animatrónicos y otros adornos. Ahora estaba vacío y solitario. Avancé por esa zona desolada, pensando en donde empezar a buscar, pues se habían desaparecido como por arte de magia.
-Po...po...po...po...- comencé a escuchar no muy lejos de ahí. Me acerqué a ver lo que sucedía. Quizás se trataría de un animatrónico o de una atracción que se activaba. Sin embargo, por encima del laberinto podía ver un enorme sombrero de verano andando. La persona que lo llevaba también hacía ese extraño sonido.
Esa persona debía medir dos metros y medio de altura al menos.
En cuanto di la vuelta a la esquina del laberinto para verla, había desaparecido.
De pronto, en mi oído, escuché ese sonido.
-Po...- exclamó una enorme chica anormalmente alta, sonriente. Me veía de arriba hacia abajo con cierto interés. Sus atributos eran exhuberantes, y sólo vestía con un vestido veraniego blanco, ligero y delgado.
De cerca era aún más grande, quizás de tres metros.
-Hachisha...- estaba diciendo, recordando una leyenda, cuando la chica colocó un dedo sobre mis labios.
-Los yokai tenemos que estar unidos- dijo la mujer con voz dulce y amable. Cierto, yo era un Onikuma y lo más probable es que ella no pensase que era un humano- No tengas miedo.
Me alejé un poco mientras veía a aquella mujer aproximárseme. Podía ver sus enormes pechos debajo de su vestido blanco, sin nada que ocultase lo que había debajo de este ya que la tela era muy delgada.
-Eras tu... recuerdo la leyenda, tu estás detrás de esto... de las desapariciones- le recriminé, pero ella sólo seguía sonriendo.
Dio unas palmadas en su vientre.
-Todos están aquí- dijo el espectro- pero fui buena con ellos, no sufrieron mucho...
¿Cómo podría hacerle frente a un espectro? ¿Habría en Iwa algún clan o grupo de sacerdotes? No podía dejar que las cosas pasaran, continuaran, sabiendo que ya sabía el causante.
-¿Aún piensas en enfrentarme? Los humanos son una molestia. Si no haces nada, te recompensaré- dijo tomando mi mano y poniéndola encima de su enorme y suave seno.
Mi chakra maldito comenzó a mostrarse mientras lo canalizaba.
-Yo soy un guerrero con honor- le dije, haciendo crecer las uñas de mi mano. A ella no pareció importarle.
De pronto, se esfumó.
-¿Cómo puedes enfrentarme si no puedes verme ni tocarme?- me cuestionó.
Acumulé chakra en la punta de mi dedo y lo lancé hacia donde escuchaba su voz, pero no acertaba a nada. Realicé un Kai, pero tampoco funcionó.
-Ara ara, ¿crees que estás en un genjutsu?- dijo la suave voz femenina- vale, juguemos a eso...pero yo no soy un ninja, soy un espíritu ¿que vas a hacer contra eso?
De pronto, mi cabeza se vio sumergida entre sus dos enormes pechos y, con sus brazos, abrazó mi cuerpo para impedirme moverme.
No podía ver, apenas podía oír, pero al menos podía respirar. Dí un potente cabezazo hacia atrás, tomé entre mis manos esos enormes senos que me cubrían y pesaban casi tanto como un torso y la arrojé hacia el frente, como una llave de jujitsu.
Sin embargo, aunque sentí perfectamente la suavidad de sus carnes y su peso, al "arrojarla" hacia adelante no había nada.
-Yurei- le dije, volteando hacia todos lados para encontrarla- yo soy un ninja de Iwagakure, orgulloso de servir a mi gente
-Anda, que crees que ellos son tu gente... ¿cuanto has sido discriminado por ellos?- me cuestionó el fantasma- ¿cuantas veces has sido visto mal, como un monstruo?
-Hasta tú lo hiciste ¿no es cierto? Eres un yurei, por tanto, estuviste viva- le respondí.
-Tsk- exclamó ella, chasqueando la boca con coraje- ignorante... te van a deshechar cuando ya no les sirvas.
-¿Y eso que?- le respondí- cuando ya no sea útil a su vista, lo seré desde las sombras. Incluso si la aldea me rechaza, la voluntad de la tierra seguirá dentro de mí, como la piedra más dura de todas. Desafía mi voluntad y notarás que es inamovible.
La yokai simplemente rió y se dejó ver momentáneamente. Tan pronto como apareció, usé el shunshin no jutsu para atacar, moviendo mi kanabo con todas mis fuerzas para golpearle, cuando detuvo mi ataque con su mano. Ya no se veía "gigante" sino una shinobi normal.
Uno de mis sensei apareció a mi lado, sosteniéndome de un brazo.
-¿Eh?- exclamé, mientras intentaba retroceder.
-Suficiente, Shen. Fue sólo una prueba. El sensei Makoto no pensó que fueras digno por ser un oni, yo le quería demostrar lo contrario- dijo mi sensei, soltándome del brazo.
La chica también era un sensei, la cual recuperó sus rasgos normales tras deshacer el henge no jutsu avanzado.
-¿Y los niños?- le cuestioné.
-Fue todo una prueba... descuida- me dijo la chica que se hizo pasar por Hachishaku Sama.
No sabía que hacer, así que simplemente retrocedí. Aquella chica, también sensei, sugirió que fuéramos a comer ramen en la zona comercial, ya que conocía un lugar que nunca cerraba.
Estaba confundido, dudando de lo que estaba sucediendo, así que realicé un "Kai", pero no sucedió nada. Me encogí de hombros y las acompañé, algo avergonzado por caer en esa sencilla prueba.
Sin embargo, sólo uno de los veladores del lugar me verían caminando junto a dos chicas cuyas piernas no se veían y flotaban a mi lado.
-Shhh- diría una de ellas, volteándose hacia él y haciendo el gesto con la mano.