Le habían entregado una carta al Sarutobi. Parece que su primera excursión en estos lugares tenía a algunos "patrocinadores". La carta sencillamente pedía cumplir unas reglas, seguramente igualar el nivel del contrario. El Sarutobi estaba un poco disconforme por estas reglas que no dejaban explotar su potencial, aunque es un desafío de poder ser eficaz, y la toma de decisiones sean correctas. Suspiraba mientras estaba sentado en una butaca de madera, guardando la carta, y reflexionando el por que quiso venir acá...La fortaleza de poder cuidar al país del fuego, necesitaba mejorar, y debe tener contrincantes que puedan exigirle en llegar a su máximo nivel en momentos tensos.
–¡Damas, caballeros, y identidades extrañas!, estamos en presencia de un combate que los dos contrincantes son de la misma aldea, por un lado, con una vestimenta rara hasta la narices, representando a un clan icónico como el clan Sarutobi, ¡Kazuki Sarutobi!.– Avanzaba Sarutobi pasando el oscuro túnel que iba de los vestidores hasta el coliseo. Respiraba esa gloria, y incertidumbre de otros ninjas del pasado que recorrieron en este mismo piso, y que Kazu lo está pisando con determinación ahora mismo.
Desplegó sus brazos hacía el frente calentando sus articulaciones, aunque solo va usar uno, tendría que estar listo si es lastimado uno de ello. Debía estar tranquilo y pensar, no podía caer en fallos tontos ya no usando su bastón adecuadamente, y alguna técnica con sello. Él chico miró a su contrario hasta que salga del túnel. Mientra iba preparando los recursos de mi mente, y físicos, osea kunais, alguna arma que le permitiera completar alguna estrategia, aunque estaba a oscuras de las técnicas, estilo, y si sabe de estas reglas que pusieron contra mí.
–¡Por otra parte, una promesa de clan Tatsumaki que vive en Konohagakure...¡Ukiso Tatsumaki!– La grada se sorprendió que alguien de ese clan estuviera, y represente a otra aldea, sin embargo, aplaudían ya que era para algunos de su sangre. –Ukiso...¿Konohagakure?, entonces es el chico que vi cuando volví de Konoha.– Refunfuñó hablando él mismo. Iba a enfrentarse con un compatriota. Debía tratarlo adecuadamente, sin embargo no se acuerda de ese clan, su mente no le favorecía por ahora. Mientras Ukiso llegaba, estaríamos a 15 metros de distancia, Kazu no pudo contenerse las ganas de sonreír amablemente. –Pues...para todos sos una promesa, me impresiono un poco, sin embargo, veré si con todas estás trabas...me podrás ganar. ¿Listo?–
–¡Damas, caballeros, y identidades extrañas!, estamos en presencia de un combate que los dos contrincantes son de la misma aldea, por un lado, con una vestimenta rara hasta la narices, representando a un clan icónico como el clan Sarutobi, ¡Kazuki Sarutobi!.– Avanzaba Sarutobi pasando el oscuro túnel que iba de los vestidores hasta el coliseo. Respiraba esa gloria, y incertidumbre de otros ninjas del pasado que recorrieron en este mismo piso, y que Kazu lo está pisando con determinación ahora mismo.
Desplegó sus brazos hacía el frente calentando sus articulaciones, aunque solo va usar uno, tendría que estar listo si es lastimado uno de ello. Debía estar tranquilo y pensar, no podía caer en fallos tontos ya no usando su bastón adecuadamente, y alguna técnica con sello. Él chico miró a su contrario hasta que salga del túnel. Mientra iba preparando los recursos de mi mente, y físicos, osea kunais, alguna arma que le permitiera completar alguna estrategia, aunque estaba a oscuras de las técnicas, estilo, y si sabe de estas reglas que pusieron contra mí.
–¡Por otra parte, una promesa de clan Tatsumaki que vive en Konohagakure...¡Ukiso Tatsumaki!– La grada se sorprendió que alguien de ese clan estuviera, y represente a otra aldea, sin embargo, aplaudían ya que era para algunos de su sangre. –Ukiso...¿Konohagakure?, entonces es el chico que vi cuando volví de Konoha.– Refunfuñó hablando él mismo. Iba a enfrentarse con un compatriota. Debía tratarlo adecuadamente, sin embargo no se acuerda de ese clan, su mente no le favorecía por ahora. Mientras Ukiso llegaba, estaríamos a 15 metros de distancia, Kazu no pudo contenerse las ganas de sonreír amablemente. –Pues...para todos sos una promesa, me impresiono un poco, sin embargo, veré si con todas estás trabas...me podrás ganar. ¿Listo?–
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