Última modificación: 31-10-2023, 06:08 AM por Rhooh.
10 de Enero del 15 d.k
País del Fuego, Valle del Fin
2:04 am
Hacía un tiempo que recientemente había obtenido el título como Jōnin de la hoja. Sentía emoción, no podía creerlo. Pero era consciente de que lo merecía. Aquella noche en Hoshigakure, Boshoku lanzó un ataque coordinado con el objetivo de secuestrar a Hisato y obtener al Nueve colas de una vez por todas. Distintos Shinobi y Kunoichi estuvieron presentes aquel día, frustrando la operación de Boshoku.
— Vaya noche... ¿Verdad, viejo amigo? — Preguntó Rhooh a su Ave, aquella que estaba parada a su lado, viendo el otro lado del Valle del Fin. Roster, sólo respondió con un bufido para preguntarle cruelmente — ¿Te refieres a esa vez donde te congelaron, mocoso? — El Ave tras un bufido volteó la cara — Lo mencionas mucho. — Sonrió y dejó escapar un suspiro negativo. — No estaba listo, aún así, hice lo que estaba a mi alcance. — Rhooh, de un salto se levantó y cruzó los brazos, desviando la mirada hacia Roster. — Por eso he decidido que estás listo para entrenar esa técnica. — Abrió las alas y tras un fuerte batir, se elevó a unos cinco metros. — Te he escuchado hablar de ella. ¿No dijiste que era imposible para un humano? — Encendió un cigarrillo alzando la cabeza para exhalar el humo hacia arriba mientras conversaba. — Ya haz obtenido a Aosaginohi, en cierto sentido, te conviertes en él cuando blandes ese filoso tesoro. Sin embargo, piensas mucho tus movimientos y tiendes a olvidar lo más importante... Aosaginohi tiene vida propia, y que no seas capaz de escuchar su voz, quiere decir que no estás en perfecta sincronía. —
Creía en el fondo que usaba todo el poder durante su tesoro, y cuando escuchó lo que dijo Roster, supo que algo estaba mal. No había escuchado ninguna voz, y tampoco había sentido aquella conexión. Todo el tiempo la blandía como un objeto inanimado, usado únicamente para cortar. — Hmm... me ha permitido cortar el acero mismo, cosa que no soy capaz de hacer con Taiyō. ¿Qué poder tiene? — Cuestionó volviendo a exhalar más humo espeso — He escuchado historias, Rhooh. — Roster descendió rápidamente tratando de clavar sus garras en Rhooh. — ¿Roster? ¿Qué demonios haces? — Preguntó bloqueando el ataque con Aosaginohi. Rhooh retrocedió de un salto hacia atrás, tomando una posición en guardia.
— Para liberar el auténtico poder de Aosaginohi, tienes que matarme a mi... Y si no lo haces, yo te mataré y me quedaré con ella. —
Rhooh no sabía que responder. Una parte de si mismo, decía que era su obligación tomar la vida de su maestro para volverse más fuerte. Otra parte decía que no, no pudo evitar recordar los momentos más graciosos en su vida al lado de Roster. Desde aquella infiltración en las Termas para ver mujeres hermosas, cuando sólo tenía diez años, hasta la vez que provocaron que una bandada de aves se cagaran en la roca Hokage. Eso, sumando a las batallas en las cuales unieron sus fuerzas y actuaron como un único Shinobi. — No puedo tomar la vida de mi Maestro. —
— Es necesario. — Energía natural recubría el cuerpo de la invocación, dándole un aspecto etéreo y místico.
— ¿Porqué? — Una lágrima se escapó, a la vez que también exteriorizó su chakra. Su chakra se volvió rojo y parecía fuego.
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País del Fuego, Valle del Fin
2:04 am
Hacía un tiempo que recientemente había obtenido el título como Jōnin de la hoja. Sentía emoción, no podía creerlo. Pero era consciente de que lo merecía. Aquella noche en Hoshigakure, Boshoku lanzó un ataque coordinado con el objetivo de secuestrar a Hisato y obtener al Nueve colas de una vez por todas. Distintos Shinobi y Kunoichi estuvieron presentes aquel día, frustrando la operación de Boshoku.
— Vaya noche... ¿Verdad, viejo amigo? — Preguntó Rhooh a su Ave, aquella que estaba parada a su lado, viendo el otro lado del Valle del Fin. Roster, sólo respondió con un bufido para preguntarle cruelmente — ¿Te refieres a esa vez donde te congelaron, mocoso? — El Ave tras un bufido volteó la cara — Lo mencionas mucho. — Sonrió y dejó escapar un suspiro negativo. — No estaba listo, aún así, hice lo que estaba a mi alcance. — Rhooh, de un salto se levantó y cruzó los brazos, desviando la mirada hacia Roster. — Por eso he decidido que estás listo para entrenar esa técnica. — Abrió las alas y tras un fuerte batir, se elevó a unos cinco metros. — Te he escuchado hablar de ella. ¿No dijiste que era imposible para un humano? — Encendió un cigarrillo alzando la cabeza para exhalar el humo hacia arriba mientras conversaba. — Ya haz obtenido a Aosaginohi, en cierto sentido, te conviertes en él cuando blandes ese filoso tesoro. Sin embargo, piensas mucho tus movimientos y tiendes a olvidar lo más importante... Aosaginohi tiene vida propia, y que no seas capaz de escuchar su voz, quiere decir que no estás en perfecta sincronía. —
Creía en el fondo que usaba todo el poder durante su tesoro, y cuando escuchó lo que dijo Roster, supo que algo estaba mal. No había escuchado ninguna voz, y tampoco había sentido aquella conexión. Todo el tiempo la blandía como un objeto inanimado, usado únicamente para cortar. — Hmm... me ha permitido cortar el acero mismo, cosa que no soy capaz de hacer con Taiyō. ¿Qué poder tiene? — Cuestionó volviendo a exhalar más humo espeso — He escuchado historias, Rhooh. — Roster descendió rápidamente tratando de clavar sus garras en Rhooh. — ¿Roster? ¿Qué demonios haces? — Preguntó bloqueando el ataque con Aosaginohi. Rhooh retrocedió de un salto hacia atrás, tomando una posición en guardia.
— Para liberar el auténtico poder de Aosaginohi, tienes que matarme a mi... Y si no lo haces, yo te mataré y me quedaré con ella. —
Rhooh no sabía que responder. Una parte de si mismo, decía que era su obligación tomar la vida de su maestro para volverse más fuerte. Otra parte decía que no, no pudo evitar recordar los momentos más graciosos en su vida al lado de Roster. Desde aquella infiltración en las Termas para ver mujeres hermosas, cuando sólo tenía diez años, hasta la vez que provocaron que una bandada de aves se cagaran en la roca Hokage. Eso, sumando a las batallas en las cuales unieron sus fuerzas y actuaron como un único Shinobi. — No puedo tomar la vida de mi Maestro. —
— Es necesario. — Energía natural recubría el cuerpo de la invocación, dándole un aspecto etéreo y místico.
— ¿Porqué? — Una lágrima se escapó, a la vez que también exteriorizó su chakra. Su chakra se volvió rojo y parecía fuego.
— Desde que tomaste a Aosaginohi, esa espada maldita, me condenaste sin saberlo. Como tu maestro, es mi deber dar mi vida para que comience el ritual. Además, también aprenderás una nueva técnica llamada "La Danza de las Aves". —
Los imponentes chakras se alzaban como una ola monstruo, tratando de aplastarse mutuamente para ganar el control de la batalla que estaba a punto de dar comienzo. Rhooh, no quería pelear, pero Roster no le estaba dando opción, ni siquiera para huir.