No hay casi lugar alguno que bajo el anochecer no recibiese luz de luna, y en caso de no recibirlo es por ser usurpado de este, apresado en la sombra de algo más grande que si mismo, incapaz de moverlo. Sea las plantas creciendo bajo el espeso follaje de enormes arboles, los pequeños animales haciendo sus hogares bajo tierra o dentro de troncos, o los cadáveres consumidos por la naturaleza, sea enterrados o cubiertos de plantas u hongos.
Una inusual cantidad de cadáveres animales se han estado presentando sea en el interior o los alrededores del bosque de la muerte. Varios ninjas han sido y siguen siendo despachados para investigar, pero todo lo que se ha concluido es el posible ingreso de una especie invasora al ecosistema, tan agresiva y tan letal como para ninguna de las otras especies depredadoras haber logrado matar a alguno y hasta sucumbir en combate contra este o estos.
A la entrada del bosque tomo un vistazo al cuerpo de un oso cuyo rastro de sangre y órganos saliendo de su estomago abierto sugerían una persecución que termino con muerte por desangrado. Por supuesto, una persecución y no una huida desesperada, los arboles cercano al camino ensangrentado sufrían hendiduras alrededor de sus troncos, como si algo grande se hubiese apretado tan fuerte como para destruir la madera pero no lo suficiente como para partir el tronco.
Ya se propuso que podía tratarse de una criatura gigante, bastante común en este ecosistema y lo único que plausiblemente podría tomar en combate hasta al más fuerte animal del bosque. También se evidencia una matanza indiscriminada no motivada por necesidad alimenticia, tal vez placer o herramienta de intimidación para el resto de habitantes, o algo más. Podría no tener pelaje, podría no dejar gota de sangre alguna por tener una piel muy gruesa o ser envenenado por alguno de los insectos gigantes, tal vez lo ultimo sea solo resistencia pasiva, nadie sabe, nadie lo ha visto.
Pero Akari caminaba segura hacía este, conociendo ya de la criatura desde antes, razón por la que decidió venir. Lastima, nada de lo que supiese sería compartido, ella no estaba en el bosque de parte de nadie pero si misma. El momento en que escucho de esta criatura y las varias exageraciones acerca de este, ella supo de que y quien se trataba.
Más que todo por la constante alusión a la posibilidad de que tuviese unos puños muy grandes.
Una inusual cantidad de cadáveres animales se han estado presentando sea en el interior o los alrededores del bosque de la muerte. Varios ninjas han sido y siguen siendo despachados para investigar, pero todo lo que se ha concluido es el posible ingreso de una especie invasora al ecosistema, tan agresiva y tan letal como para ninguna de las otras especies depredadoras haber logrado matar a alguno y hasta sucumbir en combate contra este o estos.
A la entrada del bosque tomo un vistazo al cuerpo de un oso cuyo rastro de sangre y órganos saliendo de su estomago abierto sugerían una persecución que termino con muerte por desangrado. Por supuesto, una persecución y no una huida desesperada, los arboles cercano al camino ensangrentado sufrían hendiduras alrededor de sus troncos, como si algo grande se hubiese apretado tan fuerte como para destruir la madera pero no lo suficiente como para partir el tronco.
Ya se propuso que podía tratarse de una criatura gigante, bastante común en este ecosistema y lo único que plausiblemente podría tomar en combate hasta al más fuerte animal del bosque. También se evidencia una matanza indiscriminada no motivada por necesidad alimenticia, tal vez placer o herramienta de intimidación para el resto de habitantes, o algo más. Podría no tener pelaje, podría no dejar gota de sangre alguna por tener una piel muy gruesa o ser envenenado por alguno de los insectos gigantes, tal vez lo ultimo sea solo resistencia pasiva, nadie sabe, nadie lo ha visto.
Pero Akari caminaba segura hacía este, conociendo ya de la criatura desde antes, razón por la que decidió venir. Lastima, nada de lo que supiese sería compartido, ella no estaba en el bosque de parte de nadie pero si misma. El momento en que escucho de esta criatura y las varias exageraciones acerca de este, ella supo de que y quien se trataba.
Más que todo por la constante alusión a la posibilidad de que tuviese unos puños muy grandes.