[Kakusei] Cadenas rotas
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17 de Junio del 15 D.K
País del Agua, a cinco kilómetros al norte de Kirigakure
4:45 PM
Desde la desaparición repentina de algunos de sus compañeros, Rhooh estaba obligado a restablecer las filas y aumentar su poder militar. Intentó reclutar a varios Shinobi y Kunoichi, pero ninguno cumplió con sus expectativas y acabó segando sus vidas, como si de hormigas se tratasen, a las que se les hizo fácil pisotear. — No debería permanecer mucho tiempo aquí, ya debería estar en el libro Bingo. — Era lo lógico, mucho tiempo pasó desde que abandonó la Hoja para seguir su propio camino dedicado a tareas delictivas y homicidas. Dichas acciones, provocaron que ganara cierta fama en el bajo mundo.

Por donde andaba, era un camino lleno de neblina espesa y árboles. Percibía un embriagante olor a sangre, pero no sabía de dónde provenía exactamente, así que la atención que le dedicó a lo olfateando, fue muy poca. Es más, sólo bebió un buen trago de Sake para seguir caminando tranquilamente. Pasaron exactamente dos horas, eran alrededor de las 6:59, la noche ya estaba por caer. — ¿Hmm? — Paro el andar, le parecía haber escuchado el soniteo que producen los metales al chocar. Pensó que podría tratarse de algún enfrentamiento, o que un bandido haya asaltado a un humilde mercader proveniente de la niebla. Sea lo que sea que esté sucediendo, Rhooh decidió fisgonear.


Un paso acelerado y relajado, cambió a la típica carrera Ninja. Se movilizó entre los grandes árboles hasta identificar por muy poco una pequeña Villa en llamas. Rhooh no lo sabía, pero los Imperiales del agua estaban buscando a un grupo Rebelde que se escondía allí y estaban torturando y atacando a todo civil que se encontrara en la Villa Aoshi con el propósito de sacarles información, que no habían logrado obtener. Al parecer, se trataba de una misión. El desertor se acercó, sigiloso, no fue detectado y se debía a la ausencia del ruido. Cayó de un salto en un techo de un Restaurante de Ramen y se sentó con la botella de sake en mano. Aprovechó que sus antiguos "compañeros" estaban ocupados en la calle principal, con al menos quince civiles (hombres y mujeres) arrodillados.

El oficial de más alto rango, estaba sentado en un trono de niebla solidificada. Sus lentes brillantes ocultaban el color de sus ojos, lo que daba cierto aspecto siniestro.

— No lo voy a repetir una vez más. ¿Dónde está ese tal Fū y su grupo?


En lo que esperaba una respuesta, perdió la paciencia al no haber sido contestada su pregunta previa y alzó una mano. Los civiles estaban posicionados en una excelente fila Horizontal, mientras lloraban y pedían no ser lastimados. Los soldados de Bakira, ansiosos por probar la tecnología del anterior Imperio del Rayo, mantenían sus fusiles de chakra apuntando a los inocentes aldeanos de Aoshi. — ¡Hablen de una vez, malditos pobretones hijos de perra! — Exclamó un soldado de bajo rango. Entonces, ahí fue cuando un hombre de unos cuarenta años se levantó furioso — Son unos malditos desgraciados y asquerosos, nuestros hijos están en sus casas asustados, temiendo a que no regresamos con vida. Ya les hemos dicho... ¡¡¡NO CONOCEMOS A NINGÚN FŪ!!! —  Un disparo con chakra Raiton fue realizado por accidente y atravesó la sien del valiente sujeto, indignado por el abuso de autoridad del Imperio. Su cuerpo cayó hacia atrás con los ojos en blanco y boca abierta, la expresión en su cara demostraba dolor y horror.

— Lo voy a repetir una vez más. ¿Dónde está Fū?
[Imagen: sephiroth.gif]
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17 de Junio del 15 D.K
Kirigakure, Zona Comercial
05:00 PM

Como era normal en el imperio las asignaciones importantes siempre llegan tarde a las manos de su destinatario, esta vez con varias horas de retraso llegó a la puerta de la librería un mensajero imperial con una asignación para el chunin, –Si ya voy…– dijo Horaime en voz alta mientras caminaba a la puerta principal y recibía la tardía documentación, –Mierda… como siempre todo tarde, como pretende que algo funcione si no pueden ni coordinar la entrega de las tareas a tiempo– pensó el chico que por suerte  aun tenia puesta su vestimenta característica, un rakusu de color dorado con su patrón de cuadros en color verde, debajo un yukata de color azul con pantalones negros, y al costado izquierdo de su cintura colgada la bandana de la aldea, si hubiera tenido que empezar por su ritual de vestimenta seguramente hubiera tardado todavía mas en partir, sin pensarlo mucho el chico tomo apenas lo necesario y salio corriendo a la ultima ubicacion registrada de la brigada que supuestamente debería supervisar.



17 de Junio del 15 D.K
País del Agua, a cinco kilómetros al norte de Kirigakure
07:03 PM


Luego de correr por más de una hora y seguir los rastros de destrucción que estos soldados iban dejando el chunin pudo dar con ellos, –NO!– fue lo único que pudo decir al ver como aquel civil caía a los pies de uno de los soldados, el chunin suspiro profundo y saltando hasta llegar el grupo de soldados y a los asustados civiles, Horaime se paseó unos segundos
 frente a los asustados civiles mirándolos y negando con la cabeza decepcionado intentado controlarse, luego cambió de blanco y se dirigió a los solados –¿Así es como les enseñaron a conseguir información? matando gente inocente desarmada, me dan asco– exclamó en un tomo entre enojo y decepción mirando fijamente al soldado que acababa de disparar.

[Imagen: 8LVyc8b8JV0NIZPS0jwVF_PEOTWf8KLucpSOA__l..._bQCpznA2c]


Realmente las acciones del soldado no hacían más que reflejar lo podrido que se encontraba el imperio, –Por cosas como estas el imperio se debilita día con día, lo único que me queda claro es que si ese documento hubiera llegado a tiempo ese sujeto estaría vivo– pensó él chunin por unos instantes, –No me interesa a quien estemos buscando, haciéndole esto a la gente solo van a conseguir mas odio para el imperio– dijo  cruzándose de brazos y llevándose su mano derecha a la frente.

–Van a bajar las armas o tendremos un problema?– sentenció esperando la respuesta del grupo de soldados.
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La muerte del inocente aldeano, sin dudas, fue un duro impacto psicológico para todos los presentes. No para los soldado. Ellos disfrutaban hacerlos sufrir. Era como su "pan" de cada día. Escuchar los gritos y sollozos de gentes inocentes, en cierto sentido, los llenaba de regocijo. Un nuevo fusil de Chakra había sido cargado por otro soldado. Este apenas visualizó la señal de manos de Bakira, se dispuso a cargar una munición de Elemento Tierra.

— Genial, ahora todos se han cagado de miedo. Ahora, ya nadie se atreve a decir ni una sola palabra. — Acomodó sus piernas en el trono de niebla, imitando ser una especie de deidad. Paseaba su mirada entre todos los presentes, y aún seguía sin obtener respuesta alguna...


Cuando Bakira iba a ordenar la ejecución de los aldeanos de Aoshi, una figura con bastantes cojones y valentía hizo un inesperado acto de presencia. Su absoluto disgusto al presenciar la muerte del pobre desgraciado, hizo que la mayoría viraran sus ojos hacia Horaime. En especial los soldados. El asesino del aldeano, aquel cruel soldado, no hizo más que sonreír ante la pregunta. Sus dientes, naturalmente serrados, adornaron su ya psicópata sonrisa. — Kheheheheh. ¡No nos jodas la paciencia ahora, Shinobi, estamos haciendo nuestro trabajo.! — 


Los civiles no dejaban de mirar a Horaime, era como si se tratase de un salvador para ellos. Y que el Soldado raso se haya referido a él como un Shinobi, quiere decir que hay esperanza. Una luz entre la pesadilla anormal que estaban viviendo justo ahora, mientras andaban en su día a día, alejados de cualquier conflicto bélico. ¿Tenía lo que hacía falta? Nadie lo sabía, y nadie iba a preguntárselo directamente. Se veía estoico e imponente, la furia y decepción en aquellos orbes, tal ve color ámbar, lo demuestra. 

— Hooooh... Esto acaba de dar un giro inesperado. — Rhooh también especta lo que sucede, aunque su reacción ante el anterior disparo no fue descrita. La verdad, es que justo en ese momento, estaba bebiendo Sake y cuando se percató, lo escupió. Eso era tecnología antigua y olvidada, en manos del nuevo Imperio.


— ¿Se puede saber en qué estás pensando, soldado? — Bakira alzó la voz, todo mundo podía escucharlo con claridad. Conservaba su tono suave y despreocupado. El oficial de más alto rango, pese a la aparición de Horaime, seguía en su misma postura de tirano imponente. Apenas y le hacía caso al Shinobi, pero eso se debía a que ninguno conocía el potencial que el esconde. — En ese caso, tendremos un problema. Mis soldados no tienen ni la más mínima intención de bajar sus armas. — Bakira le dedicó a Horaime una mirada fulminante, provocando que los diez soldados presentes apuntaran sus armas hacia él. Un único gesto de manos faltaba para dejarlo como un colador de los ochenta. 

— ¡Alto ahí! O voy a meterte un tiro en el culo. — Advirtió un soldado de cabello rojo y portador de una armadura de chakra avanzada. Sus compañeros se esparcieron y rodearon a Horaime en un perfecto círculo, que por supuesto dejaría por fuera a Bakira.


— Estás rodeado por tecnología del Imperio del Rayo. Veamos... ¿Qué eres capaz de hacer en esa situación? Sin luchas sin pensar, esos civiles que proteges caerán como moscas. Así que... A partir de este punto, tienes toda la desventaja moral. — ¿A qué se refería? Es bastante sencillo. Horaime tiene de sobra la condición física para diezmar a los tiranos en un parpadeo ¿Pero podrá hacerlo sin que ningún civil muera en la batalla? De no ser así ¿Intentaría luchar y salvarlos a la vez? Y si no logra salvar a nadie. Si no logra salvar al débil ¿Será capaz de vivir con eso? Todo depende de él, por ahora sabe de sobra que dialogar con aquellos arrogantes y despedidos militares, no es una opción.
[Imagen: sephiroth.gif]
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–Un trabajo muy mal hecho debo agregar… no se donde les enseñan que se consigue información fiable de aldeanos indefensos desarmados o de aldeanos muertos–  comentó mirando al que parecía ser el líder de aquel escuadrón de la muerte, el chunin realmente estaba furioso pero aun así no podía simplemente llegar y masacrar a un grupo de soldados imperiales, por más que explicara que estaban matando aldeanos no se libraría del castigo –De verdad prefieren morir aquí a órdenes de ese payaso que ir a su casa y ver a sus familias?– pregunto al aire intentando sembrar la duda al ver como era rodeado por el grupo armado, –Razón no le falta, si me descuido algún otro aldeano más podría salir herido, a cualquiera de estos locos se le podría escapar un tiro en cualquier momento – pensó mirando sobre su hombro por un instante, –Bueno tengo su atención y los civiles no están directamente en la línea de fuego, eso es una ventaja, el mejor curso de acción será primero que nada des escalar la situación– maquino el chico buscando una solución al improvisado enfrentamiento.

–Aunque puedo… es más aunque quiero hacerlo, no me interesa venir aquí y matar soldados imperiales y por eso les daré una oportunidad de tranquilizarse, si sabes que soy un ninja sabes que puedo con todos ustedes sin despeinarme– dijo el chico dirigiendo la voz al que parecía el líder del grupo mientras intentaba mantener la vista en todos los que los rodeaban, el chunin junto las manos realizando un sello y lo siguiente que verían todos los presente en un radio de 15 mts serian pétalos caer del cielo, luego sentirán una gran tranquilidad  y  como la tensión del ambiente cambiaba en tan solo un segundo, –Ya más tranquilos quizá puedan bajar las armas, porque sino créanme que la siguiente parte no les gustara para nada…– amenazó el chunin.

expansión - Sasayakigoe
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Bakira, no pudo evitar soltar una carcajada de risa, para luego acomodarse la boina.— Los shinobi son tan ingenuos...  Ellos esconden a quien estamos buscando... O a quien estamos buscando, puede encontrarse entre ellos. — Decía realizando un ademán con las manos para luego fijar sus ojos en una campesina aterrorizada y mostrarle una sonrisa amigable. Horaime volvió a hablar, pero esta vez dirigió sus palabras hacia los soldados rasos.

— ¡JA! JÓDETE, imbécil. — Contestó el primero, colocando el índice en el gatillo. — ¡Estamos con el Capitán Bakira,  no seguimos órdenes de Shinobi! — Gritaron los diez casi al unísono.  Cada uno tenía su arma cargada, sólo esperaban una orden para disparar y fusilar al muchacho. — Su tiempo para decir "¡Capitán Bakira!" fue muy lento. — Comentó con un acento extraño y algo de humor, daba la impresión de que venía desde otro Continente. — Hagas lo que hagas, digas lo que digas.  No son más que palabras vacías que buscan intimidar a mis soldados y mi persona. Pero, déjame revelarte que fuimos entrenados especialmente. Los soldados perfectos con alta tolerancia al dolor y capaz de hacerle frente a Shinobi con el uso de distintas herramientas. — Colocó las manos a los lados del trono, para apoyarse y levantarse. La niebla que conformaba el trono se desvaneció suavemente, creando extrañas figuras. Bakira, se quitó lo que parecía ser un abrigo y dejó ver una armadura de chakra, diferente a la de sus soldados rasos. Se veía mucho más amenazante e imponente, eso sumado a su excelente condición física. Sin embargo, todos los presentes comenzaron a ver como caían pétalos desde el cielo. La anomalía ambiental, no tenía explicación alguna.

Al pasar el tiempo, los pétalos en el suelo se levantaron con una gélida brisa y tomaron la forma de damiselas.


Quienes fueron víctimas de la peligrosa técnica ilusoria, con todos sus efectos, fueron los soldados rasos y hasta el mismo capitán Bakira. Los civiles no comprendían que estaba pasando, y la mayoría clavó sus ojos en Horaime. Si él volteara a verlo, notaría lágrimas en los ojos de algunos, más aquella  expresión  en el rostro que parecía "darles".

Los militares armados hasta los dientes, decían palabras sin sentido, otros tartamudeaban y como dos más, simplemente, permanecían cabizbajo.


Aquellos inocentes aldeanos, aprovecharon ese momento para huir y correr como si su vida dependiera de ello. Los más astutos, con conocimiento básico del Suiton, usaron dichas técnicas para lanzar lamentables chorros de agua en busca de sofocar los incendios.

— ¿Hmmm? ¿Qué está pasando? — Cuestionó Rhooh haciendo sellos de manos para volverse completamente invisible. — No lo vi atacarlos, tampoco hacer sellos de manos. De la nada, comenzaron a actuar extraño... Ese sujeto realmente es más peligroso de lo que parece. Interesante. — Expresó afilando la mirada  y achinando los ojos. — Veamos... ¿Qué serás capaz de hacer? ¿No los vas a matar? Haz detenido una operación, si algo llega a Kirigakure, la vas a pasar muy mal. — 
[Imagen: sephiroth.gif]
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Última modificación: 01-11-2023, 03:50 AM por Horaime.
Horaime miro un instante sobre su hombro derecho y pudo ver como los aterrados civiles se alejaban de la zona, –Bueno entre menos testigos mejor– pensó el chunin suspirando, –De cualquier modo la situación llegó a un punto de inflexión, ellos no se van a rendir y yo me lance de forma impulsiva pensando que se detendrán solo por mi presencia– maquino mirando alrededor como su genjutsu empezaba a hacer efecto y sabiendo que estaba entre la espada y la pared.


 –Bonita Armadura capitán, lamentablemente en esta ocasión no le será de mucha utilidad– comentó con una media sonrisa sabiendo que pronto sus enemigos quedarían paralizados, –Ahora tenemos un problema un chicos… siempre intento priorizar mis necesidades y que ustedes vayan por la vida hablando de un shinobi que los atacó y dando mi descripción no es bueno para mí, tampoco para este lugar dicho sea de paso– dijo al aire llevando las manos entre su ropa y sacando un pequeño pergamino, rápidamente el chico abrió el pergamino pasando su mano sobre uno de los sellos apareció entre una nube de humo un kunai, –No se me dan mucho las armas pero para esta situación creo que es lo más eficiente– concluyó con una mueca de resignación mientras lanzaba el kunai a la garganta de uno de los soldados, el chunin rápidamente repitió la operación hasta estar rodeado de diez cuerpos inertes, –Solo tenían que irse… no era tan difícil dejar de matar aldeanos indefensos, o si ?-- pregunto caminando a paso lento hasta el capitán del regimiento, –Ahora yo tengo que limpiar este desastre solo porque pensaron que podían hacer lo que quisieran, por gente como ustedes el imperio se va a la mierda– dijo en un tono de impotencia, luego metió la mano en sus ropas nuevamente y saco un nuevo kunai que luego de un largo suspiro clavó en la garganta del sorprendido capitán.


–Ahora que voy a hacer con todo esto...– dijo mirando a su alrededor todos los cuerpos regados.
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Los efectos del Genjutsu, dejaron sin protección a los soldados. Hace unos pocos segundos, se podría decir que tenían tras las cuerdas al joven Imperial. Estaban confiados y muy seguros de si mismos, creían que el arresto iba a ser demasiado fácil, y tal vez, obtener una buena recompensa al reportar un acto de traición al Imperio del Agua. No toleran esa clase de conductas, y la gran mayoría de las veces terminan siendo castigadas con la horca o son arrojados hacia un estanque, donde aguarda un monstruo antiguo de las profundidades, ansioso y hambriento por degustar por la carne humana. Horaime, actuó rápido,  no hubo titubeo en sus acciones. Actuó como un astuto Shinobi, sigilo y rápido. Los primeros tres cuerpos cayeron con la garganta cortada. — ¡WH-OAH! — Otro cayó, saliendo inmediatamente del Genjutsu. Sin embargo, su cuerpo actuó sólo, pegandole un disparo al soldado que estaba a varios metros frente a él. Cuerpos y más cuerpos seguían cayendo, el autor de la masacre, blandía el Kunai como si se tratara de una extensión de su propio cuerpo, pese a la inexperiencia en el manejo de armas contundentes.  Bakira, fue el último de todos en caer, lo inquietante es que murió sonriendo, como si estuviera feliz de haber vivido la vida de un auténtico tirano, que no se arrepentía por ninguna de sus atroces acciones y ejecuciones a jóvenes y adultos rebeldes.


Todos estaban muertos, pero todavía quedaba aquel problema. Los cuerpos seguían allí, infectando el aire con un aroma a sangre, que resolvería el estómago hasta al más entrenado Genin. ¿Esa era la primera vez que mataba a tantos? No se sabía, lo cierto es que su rápida actuación impresionó a Rhooh, quien desde las alturas se encontraba haciendo un sello de manos — Hoh... Eso no estuvo para nada mal. — Bebió un sorbo del Sake, para luego bajar de un salto caminando en dirección hacia Horaime — Hola. — Saludó alzando una mano a la vez que andaba. En realidad, fue un saludo amistoso, no ss percibía un tono hostil. — Seré cómplice, estos son muchos cuerpos. — Una veloz tanda de sellos fue realizada por el desertor, para luego finalizar en el sello serpiente. — Doton: Yomi Numa — Al tratarse de una superficie fácil manipular e imbuida con chakra Doton, no le fue difícil crear un pantano que se tragó el cuerpo de los soldados progresivamente, hasta no dejar nada de ellos y finalmente endurecerse. — Nadie sabrá que están aquí. En fin. Ahora estás en deuda conmigo por haber resuelto tu desastre. — Diría en un tono serio, pero podía percibirse cierto tipo de broma en sus palabras — ¿Acaso no estás cansado de este tipo de maltratos a gente inocente? Incluso los matan por el simple hecho de estar relacionados con Rebeldes. Al final, los problemas de hoy en día se debe a esta batalla sin fin. — Volteó a verlo, luego de realizar una leve pausa — Conozco personas, que están unidos por una sola causa y su objetivo es cambiar el mundo actual, desde las sombras. Aunque eso signifique ser buscados de por vida. Tal vez nosotros no vivamos durante el cambio,  pero estoy seguro de que lo lograremos. ¿Estás dispuesto a dar tu vida para acabar con esta tiranía, que gobierna el Mundo actual? — Sólo faltaba obtener una respuesta del muchacho, era el protagonista de esta historia. 
[Imagen: sephiroth.gif]
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Una voz sacó de sus pensamientos al chunin que miraba los cuerpos a su alrededor, instintivamente el joven saltó poniendo distancia entre el y la voz, –Hola…– respondió el chunin comprendiendo por las palabras de aquel individuo que había presenciado la masacre, –Tanto trabajo y al final siempre hay un testigo– pensó maquinando si debía o no encargarse de aquel extraño. 

–Hmmm un shinobi y por algún motivo quiere ayudar– penso el chunin un poco incrédulo al ver al acciones del desconocido, –Se podría decir sí, aunque seguro yo también hubiera podido encargarme de ellos– mintió al responder, Horamie miro de arriba a abajo al extraño mientras este intentaba expresar una idea aparentemente antiimperial, –Matar inocente no resuelve nada, pero parece que los soldados de todas partes lo único que quieren es eso… primero que nada gracias– dijo el chunin acercándose un poco al desconocido que no parecía agresivo, –Conoces personas hmmmm, realmente alguien tiene que hacer algo para detener todo esto y es claro que las autoridades actuales del imperio no lo hará, tu dices que quieren cambiarlo desde las sombras no es así?– preguntó mirando alrededor en busca de algún curioso rezagado, –No me mal entiendas, si creyera que ir por la vida matando imperiales solucionaría algo ya me hubiera unido a cualquiera de los grupos de payasos que se dedican a eso– comentó con algo de desprecio haciendo una pausa, –Pero Oh sorpresa matar por matar o intentar desmantelar el imperio realmente no soluciona el problema, solo creará un vacío de poder que otro inescrupuloso vendrá a llenar– concluyó.

–En cualquier caso escucharé lo que tengas que decir…– dijo mirando de nuevo a los alrededores, –Pero lo mas lejos de aquí que se pueda, vamos?–.
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Última modificación: 09-11-2023, 04:09 AM por Rhooh.
— ¿Hooh? Así que estás capacitado para deshacerte de los cuerpos sin dejar rastro. No esperaba menos de un Shinobi de tu clase. — Había hecho muy bien en venir al País del Agua para conseguir más poder militar. — Fuí un Imperial, y asesinar inocentes bajo el mandato de ese "Dios" misterioso, es lo único que hacen bien. — ¿Había hecho bien en revelar su antigua posición? En el fondo sabía que no. Que fuera capaz de revelarle alguna parte de su pasado, esperaba que creara cierto aire de confianza — De nada, joven. — Agachó ligeramente la cabeza como señal de respuesta. Rhooh, también mató una veintena de inocentes hace poco tiempo. No le enfermaba mantener esa fachada bajo un comportamiento cínico. Prefería que se enterara de sus crueles actos por boca de otros. — Sí... Desde las sombras. No podemos darnos el lujo de ser conocidos, seríamos un blanco fácil. — Era verdad, un pequeño conformado por varios Shinobi y Kunoichi poco podría hacer ante la ira de los Rebeldes e Imperiales. 


Las palabras del Clan Kurama, sonaban muy sinceras y correctas. ¿Quién tomaría el lugar del Imperio? ¿Otro régimen peor? ¿Uno mejor? Nadie lo sabía — Kakusei luego de llevar a cabo su objetivo. Será quien traiga orden y paz al mundo. Un mundo donde no exista el dolor, ni la pobreza. Por eso te pido que nos otorgues el beneficio de la duda, hasta que se demuestre lo contrario. — Hablaría con sinceridad y amabilidad, tratando de ganar la confianza del Shinobi. Pero, un corazón consumido por el odio y desesperanza, no seguiría jamás tales ideales. Para la organización, Rhooh no es más que una simple espada afilada, que se encargará de guiar a la nueva generación hacia el nuevo mundo. Ese será el día que su vida termine al igual que su actual camino "Ninja". " Vaya... Dejé de ser un Shinobi, y aún así, sigo teniendo un camino Ninja. Tengo que agradecértelo, Samuru-kun. " Samuru era el pequeño diablillo que anteriormente reclutó a Rhooh y lo sacó de su triste miseria


— Muy bien, pues, no tenemos mucho tiempo. Ellos ya deberían estar por venir. — Advirtió haciendo una referencia indirecta a refuerzos militares.

El primero en adelantarse fue Rhooh. Un salto bastó para posicionarlo en el tejado más cercano, y de esa forma perderse entre los árboles, saltando sobre las ramas. Moderaba su velocidad para no dejar botado al muchacho y en cuanto lo alcance le diría — Olvidé presentarme. Mi nombre es Muku... Satori Muku. — Ocultó su nombre por instinto, aún así, no descartaba que Horaime escuchara por ahí el nombre real. — Te he comentado nuestros objetivos. Actualmente, estoy encargado de reclutar más personas como tú, fuertes mentalmente y que también desprecien la tiranía del Imperio. — Apoyó su píe y saltó al próximo árbol. Se encontraba varios metros lejos, por lo que pasaron varios segundos en el aire antes de llegar al próximo y continuar el desplazamiento — Destruiremos ambas fuerzas para crear cierto equilibrio en el nuevo mundo... Nuestro primer ataque, será dentro de un mes. Puedo darte más información al respecto, si decides prestarnos tus fuerzas. Los inocentes no morirán. — No podía prometer tal cosa, las batallas de los Ninja siempre traen esa clase de daños colaterales.
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