Científicos: Kagaku No Me (Nakai- Kaito Chikamatsu)
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Pocas veces bajaba de mi refugio en las montañas, dentro de la seguridad de una fortaleza de kumo abandonada, en donde debía resguardar mis especímenes y protegerlo de los bandidos que pretendían quitarme mi lugar.

Las jornadas eran largas, recolectaba instrumentos de cocina y algunos que usaban los bandidos para fabricar alcohol y drogas para realizar mi laboratorio improvisado. El estado del lugar era muy rústico, rudimentario y de poca tecnología, aunque ya parecía lo que podría ser un laboratorio. 

En las fortalezas abandonadas también se podían encontrar cosas de interés, como camillas, instrumentos de cocina y hasta de enfermería, como jeringas y bisturíes, aunque yo no probaría las medicinas que ahí tuvieran, pues tendrían décadas caducadas pese al frío. 

Como fuera el caso, pese a los libros que aún tenía, debía estar preparándome, pues el ADN aún guardaba sus secretos conmigo.

Sólo quedaba una opción para seguir cumpliendo mi camino, y ese era descender hasta el pueblo, cosa que rara vez hacía, para ingresar a la biblioteca local.

El lugar parecía una pagoda acondicionada para tener estanterías con libros, en donde al ingresar, la mujer encargada me miró con algo de sorpresa ante mis rasgos característicos de los Nagamushi.

-¿La sección de medicina?- le cuestioné.

-Por allí- señaló la bibliotecaria, mirándome a mis ojos reptilianos. Agradecí y caminé hasta la parte trasera de la biblioteca.

Estiré mi cuello, como un yokai o serpiente, y ascendí mi cabeza hasta la zona de libros, en donde me dispuse a buscar. 

La gente de la biblioteca al verme hacer eso, salieron de lugar asustados. Cuando encontré el libro que buscaba, estiré mi brazo para tomarlo y regresar a la normalidad. 

Me llevaría el libro a una mesa cercana para comenzar a estudiarlo. El lugar parecía haber quedado desierto... casi.
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Kaito, el joven marionetista, había llegado a aquel país costero hace apenas dos días. La tranquilidad de aquel lugar era un contraste abrumador con su natal desierto. El clima húmedo se posaba sobre él de manera casi reconfortante, pero esa aparente serenidad pronto sería interrumpida.

En la pequeña villa, Kaito se hallaba sumergido en una biblioteca que parecía ser el único motivo de su viaje a través del mundo. Sus dedos largos y ágiles se movían entre líneas de texto, hojas envejecidas y documentos apilados. La cantidad de conocimiento acumulado a su alrededor evidenciaba las incontables horas que había pasado en aquel rincón.

Su búsqueda obsesiva tenía un objetivo claro: encontrar un pergamino perdido, uno que se decía había sido escrito por el legendario Sasori de la Arena Roja. Este pergamino guardaba la clave para desvelar el secreto que había impulsado a Kaito desde que dejó atrás a la monstruosa serpiente en el desierto: la resurrección auténtica y la creación de marionetas humanas.

Mientras su mirada escrutaba las páginas, un repentino alboroto en la biblioteca sacudió la quietud del lugar. Gritos y pasos apresurados rompieron el casi sepulcral silencio. La reacción de los aldeanos que huían de algo desconocido sembró el desconcierto en Kaito.

Alerta y en guardia, Kaito se puso de pie, abandonando su rincón de estudio y avanzando con cautela por los estrechos pasillos flanqueados por estantes repletos de conocimiento.

Pocos metros después, sus ojos se encontraron con una visión que lo heló en su sitio. Dos ojos amarillos y viperinos se manifestaron a una altura que desafiaba la lógica humana. Estos ojos se deslizaron hacia abajo, revelando un rostro pálido y grotescamente inhumano, que evocaba la figura de su antiguo maestro, Jinpachi. Un cuello alargado de manera monstruosa conectaba aquel rostro con un cuerpo delgado y pequeño.

La curiosidad se alzó por encima del miedo en el corazón de Kaito. La figura ante sus ojos, entre los pasillos de la biblioteca, era una extraña reminiscencia de Jinpachi, el maestro serpiente que tanto lo había instruido en el desierto.

-¿Acaso eres verdaderamente humano?-, cuestionó Kaito en voz alta, un tono de burla y curiosidad impregnando sus palabras mientras se acercaba al enigmático individuo.

A medida que Kaito se aproximaba, se tomó el tiempo de sentarse en una silla, observando maravillado cómo el cuello del hombre se retorcía de manera diabólica, como una serpiente, mientras movía la cabeza entre los estantes.

-Es fascinante, parece como si no hubiera huesos en tu cuerpo-, continuó el marionetista, esperando que el misterioso hombre correspondiera con su mirada. La intriga y el asombro se entrelazaban en la mente de Kaito mientras enfrentaba lo desconocido ante él.
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Había escogido los libros que quería leer. Poco me importaba si la gente se espantaba o no, después de todo no entenderían cosas de mi nivel.

Tras un rato de estar ahí estirado, un chico me preguntó si es que era realmente humano. Aquel chico no parecía para nada nervioso, al contrario, parecía fascinado, al punto de acercárseme y sentarse junto a mí. Incluso, exclamo que parecía no tener huesos en mi cuerpo.

-Al contrario- le dije al chico, sonriendo con una sonrisa maliciosa- tengo huesos extras, muchos.

Tras regresar a mi forma "normal" me volví a sentar, esta vez el chico estaba cerca de mí.

-¿Así que no has huido asustado, quizás ya has visto otro como yo antes?- le cuestioné sonriendo. No debía haber muchos como yo, pero los había, así que no era imposible. 

Observé al chico, con un color de cabello llamativo, azul profundo, con mechones rojos y violetas. Sus ojos de intenso color rojo veían los míos, de un intenso amarillo con pupilas alargadas, ambos antinaturales. 

Coloqué un gran libro de pasta de piel, y con letras doradas brillantes titulaba "Medicina genética" así como otro libro enorme, de pasta dura y hojas de papel de revista, llamada "Enciclopedia Anatómica", en la mesa, junto al chico.

-Así que ¿que es lo que te trae a esta biblioteca en esta aldea?- dije con algo de curiosidad hacia el también llamativo joven- ¿o es que eres un joven aventurero como yo, que busca conocimiento?

Esperaría a escuchar su respuesta, pensando y analizando al chico respecto a su naturaleza e intenciones. Después de todo, podría ser alguien interesante que llamara mi atención. Y yo estaba en búsqueda de cosas raras.

De no ser porque yacía aterrada en un rincón, la bibliotecaria nos habría llamado la atención con un "Shhhh" para callarnos.
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Última modificación: 06-10-2023, 08:33 PM por Kaito.
El joven serpiente, con su aspecto inusual y enérgico, compartió sus palabras con Kaito, cuestionando su conocimiento y experiencia en relación con las serpientes. Kaito, en respuesta, sintió una extraña conexión con aquel ser extraño y decidido.

-No sé si como tú, pero en el desierto se habla de serpientes blancas también-, expresó Kaito, y sus ojos centellearon con recuerdos de experimentos y retorcidos cuerpos, imágenes que alguna vez habían aterrado a Kaito, pero que ahora se habían convertido en fascinantes recuerdos. Las palabras del.muchacho de ojos rojos dejaron en claro que él veía la belleza en la imperfección y en la búsqueda de la perfección.

Nakai colocó dos libros de medicina sobre la mesa, uno sobre genética y otro sobre anatomía, antes de que Kaito pudiera reaccionar. Sin embargo, el marionetista no perdió tiempo y extendió la mano hacia el libro de anatomía. Hojeó las páginas mientras murmuraba, sin desviar la mirada de su compañero.

-Qué lástima, ¿no? Máquinas tan perfectamente diseñadas limitadas por el humor absurdo de su propio creador-, comentó Kaito, una sonrisa juguetona en sus labios mientras señalaba un modelo anatómico en el libro. El ingenio de Kaito relucía mientras exploraba los conocimientos que Nakai había traído consigo.

-Nunca sé si aventuras es la palabra correcta, pero aprender, eso sí me interesa-, admitió Kaito, su mirada reflejando una pasión innegable por el conocimiento. -He recorrido la mitad del continente en busca de eso. Hay algunos conocimientos que parecen no desear ser encontrados, pero, lamentablemente, soy persistente. ¿Y tú? ¿Hay algún conocimiento que aún se resista a cederte sus misterios?-, preguntó, queriendo conocer más sobre el propósito y la motivación de Nakai en su búsqueda de sabiduría.

Mientras Nakai continuaba con sus actividades, Kaito, inspirado por el ambiente de la biblioteca, sacó un pequeño lápiz de carbón y un cuaderno negro, testigo de innumerables horas de apuntes. Con una precisión asombrosa, comenzó a retratar una de las imágenes del libro de anatomía, demostrando su habilidad artística.

-Dudo que aquí esté lo que buscaba, pero mira el lado bueno, nunca había encontrado un análisis tan preciso de las conexiones motoras del triángulo de Scarpa-, mencionó Kaito, su mirada alternando entre su obra y su inusual compañero. Luego, con un toque de curiosidad, Kaito planteó una pregunta clave: -¿Cuál es tu nombre? Si estás interesado en la genética, seguramente es uno que más vale la pena conocer. Los pensadores no son lo más abundante hoy en día-.

La conversación entre estos dos seres extraños en medio de la biblioteca abandonada continuaba, y parecía que ambos estaban dispuestos a explorar las profundidades de sus respectivas obsesiones y compartir sus conocimientos únicos.
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Aquel chico rápidamente tomó la enciclopedia de anatomía, cosa que me sorprendió un poco. Era algo impresionante el hecho de que alguien más se interesara en esas cosas, y pocos menos que mostraran algún talento.

Ante mi pregunta, el chico respondió sobre las serpientes blancas del desierto. Alcé una ceja. Desconocía si había serpientes blancas en el desierto, yo sólo había viajado a la Cueva del sabio de la serpiente blanca. Era interesante saber sobre las serpientes blancas, pero quizás para otro día. Después de esto, fue cuando se apresuró y tomó el libro de anatomía. 

Cogí y abrí el libro de genética, también listo con mi cuaderno y mi lápiz para tomar apuntes.

Su comentario, sobre máquinas tan perfectas limitadas por la mente, me hizo sonreír.

-Ah, pocos lo entienden. El mecanismo celular tan organizado, tan específico y especializado, como máquinas químicas, orgánicas, realizando millones de procesos en tan sólo segundos con precisión y semi autonomía, sin esperar que la célula de junto trabaje para realizar su propio trabajo. Ojalá la mente fuera así de perfecta. Es curioso como una máquina hecha de millones de diminutos "cerebros" genere un "cerebro" tan imperfecto- le respondí, yo haciendo referencia a la maquinaria celular.

Después, hizo la referencia al hecho de que buscaba conocimiento, entre más oculto mejor.

-Cierto, aprender. El conocimiento es poder, pero es un arma difícil de esgrimir, y muchas veces pareciera esconderse de uno, exigiendo un precio por hacerse presente. Lo curioso, es que el conocimiento se esconde en todos lados, y a la vez es tan visible que no pareciera esconderse, pero sólo aquellos que son concientes de su existencia son capaces de verlo- le respondí, pensando un poco filosóficamente en lo que aquel chico había planteado- el secreto que busco es sobre el propio cuerpo, sobre la vida misma. La vida la encuentras donde sea, pero sus secretos se esconden dentro de ella. La célula, la bioquímica y en especial el ADN, resisten a aparecerse ante mis ojos, a desnudarse y revelarme cómo funcionan... sabe que la hallaré, pero el precio es mi persistencia.

El chico dibujaba las imágenes del libro, y yo hacía lo mismo con las fórmulas bioquímicas del ADN y su compleja maquinaria celular. Hizo el comentario sobre el conocimiento que buscaba.

-Cierto, pero algunos conocimientos vienen en piezas y el mérito lo tiene uno al unirlo. Mil artesanos podrán crear una milésima parte de una taza, pero no sirve hasta que uno las une y estas logran soportar el té, unidas y coordinadas, con sentido y contexto...- respondí  a aquel chico- mi nombre es Nakai, Nakai Nagamushi, descendientes de la serpiente blanca ¿cual es tu nombre?

Tras esperar su respuesta, seguiría escribiendo cosas en mi libreta. Algunas formulas químicas las completaba yo mismo con mi conocimiento, pero a nivel celular, químicamente hablando, aún había lagunas.

-¿Sabes? En mi "pequeño" refugio tengo mi propio laboratorio improvisado, mi propio espacio en donde colecciono conocimiento y trato de ponerlo en práctica. Sí, a veces tengo que usar bandidos, ladrones y otra escoria, pero supongo que les dí un mejor uso. Pronto, muy pronto, podré llevar a cabo mi mejor obra: transplante de ADN, de un clan a otro, incluso entre animales y humanos. Perfeccionar la vida misma con los secretos que ella misma me dé. Quizás te interese unirte a mi pequeño proyecto...- le diría mientras sonreía, a la vez que terminaba de realizar un dibujo de la célula con sus componentes, escritos en lenguaje químico- por ahora son cosas improvisadas y equipo de cocina adaptado como médico, pero en estas fortalezas abandonadas en las montañas, he encontrado equipo médico. Pero pronto, podré llevar a cabo acciones complejas.
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Kaito escuchó con atención mientras su compañero compartía su perspectiva sobre el conocimiento y la complejidad de la biología celular. Sus palabras resonaron profundamente en el marionetista, quien ya había experimentado la sensación de cazar y descubrir secretos ocultos en su búsqueda por convertirse en un experto en marionetas.

-Cierto, la vida es un enigma constante. Como marionetista, he aprendido a apreciar la belleza de los cuerpos y su complejidad interna. Cada ser vivo tiene su propia historia, su propia estructura, y descifrar sus secretos es una parte esencial de mi arte. En cierto sentido, compartimos la misma pasión por desentrañar los misterios de lo que nos rodea- respondió Kaito, compartiendo una comprensión mutua con el serpentino joven.

Finalmente el inteligente muchacho se presentó como Nakai Nagamushi, un nombre que evocaba su herencia serpentina. Kaito asintió en reconocimiento antes de revelar su propio nombre.

-Soy Kaito, Kaito Chikamatsu, Me gusta a mismo denominarme como un viajero en busca de conocimiento. Un placer conocerte, Nakai Nagamushi- declaró Kaito, mientras se sumergía en su labor de dibujo, plasmando con precisión las complejidades de la biología celular.

Las palabras de Nakai sobre su proyecto intrigaron a Kaito. La idea de unir ADN y experimentar con la esencia misma de la vida tenía un atractivo innegable, incluso si era audaz y ambiciosa. Kaito compartió sus pensamientos con un toque de entusiasmo.

-Tu proyecto suena asombroso, Nakai. La idea de modificar y perfeccionar la vida, trascender las limitaciones genéticas, es fascinante. Aunque mi enfoque está en el cuerpo como conjunto, no únicamente su genética, no puedo evitar ver cómo es que tus ambiciones plantan caminos inexplorados, no me perdonaría dejar escapar la oportunidad de ver cómo has avanzado, en esa cueva tuya-. 


Los dos seres inusuales habían encontrado una conexión única en medio de la biblioteca olvidada, un vínculo basado en la pasión por desentrañar los misterios de la vida y el conocimiento. A medida que continuaban su conversación, el mundo de posibilidades se extendía ante ellos, y el deseo de explorar juntos parecía un camino intrigante a seguir.

La charla con Nakai continuaba en medio de la biblioteca silenciosa, donde el conocimiento parecía fluir a través de las páginas de los libros en las manos de ambos. Kaito admiraba la pasión y la audacia de Nakai en su búsqueda por desentrañar los secretos de la vida, y mientras continuaban conversando, también compartía algunos de sus propios pensamientos y conocimientos.

-Nakai, tu visión es revolucionaria. La vida es un complejo rompecabezas, una maquinaria química y biológica que desafía la comprensión, y parece que tú estás tratando de resolver ese rompecabezas en una forma única y atrevida. Me has dejado impresionado- elogió Kaito con un brillo de admiración en su mirada.

Nakai había mencionado la combinación de ADN, la posibilidad de trascender las barreras genéticas, y Kaito no pudo evitar reflexionar sobre ello.

-Modificar la base genética de un ser vivo, esa es una idea intrigante. Imagina las posibilidades: crear seres con habilidades específicas, fortalezas sobrenaturales, en mi campo, marionetas con componentes biológicos únicos. Imagina poder eliminar todas las limitantes que la irónica evolucion ha puesto en nuestros cuerpos. A nivel molecular, la química de la vida es asombrosa, y manipularla de esa manera sería como dominar la esencia misma de la existencia. Sin embargo, como bien sabes, llegar a este tipo de maravillas es una tarea delicada. El error es un enemigo constante en este terreno- señaló Kaito con conocimiento, expresando su entendimiento sobre los riesgos involucrados en experimentos de ese tipo.

Parecía que Kaito había encontrado un aliado y colaborador dispuesto, y el marionetista estaba listo para explorar estos horizontes desconocidos.

-Si decides llevar a cabo tus experimentos, contar con alguien que comprende las complejidades de la anatomía y la química que componen estos, podría ser invaluable. Estoy dispuesto a ofrecer mis conocimientos y habilidades para que tu visión se haga realidad. Juntos, podríamos desbloquear un poder inimaginable, y estoy emocionado por lo que el futuro podría depararnos en este viaje- afirmó Kaito, manifestando su compromiso hacia esta nueva alianza y su pasión por explorar los límites del conocimiento y la ciencia. Las posibilidades eran infinitas, y el muchacho de cabello azúl parecía estar dispuesto a enfrentar los desafíos que surgieran en su búsqueda del saber y el poder.
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Las palabras de aquel chico que habían cautivado. Era un genio, no sólo por lo que era capaz de realizar sino por lo que era capaz de entender. Comprender y ver el potencial de la química orgánica, y de la estructura celular, era bastante decir para la mayoría de los ninjas o gente común, quienes no podían ver los potenciales o porque sus mentes no podían procesar esa información.

Lo que ese chico mencionaba era un nivel "macro", tisular por así decirlo, por lo que podría ser un buen complemento a mis habilidades, pues como médico también tenía idea respecto a lo que planteaba con sus marionetas.

-Ah, ciertamente eres alguien que vale la pena y entiende el potencial de lo que hablo. La evolución nos ha dejado muchas limitaciones, pero más allá de hablar de ver los errores de ésta como un enemigo, lo veo como una batalla: la vida está defendiendo sus secretos y si me combate, es que estoy a la altura de ser digno de luchar por proteger esos secretos. Si fallo, es que voy por el camino correcto, sólo son los secretos batallando. Pero a lo largo de mi camino, los he ido venciendo una y otra vez, y aunque aún hay varios que se me resisten, los errores son diferentes y en otros aspectos- le respondí a Kaito.

Respecto a lo de las marionetas, también estaba bastante impresionado, de hecho, el recordar las marionetas me daba mala espina. Malos recuerdos de una aproximación mal hecha que casi me cuesta la vida.

-Chikamatsu, ¿eh?- le pregunté al escuchar su nombre completo- hace tiempo luché contra una marionetista, una Chikamatsu, supongo, sus marionetas son armas poderosas. Lo sabré porque fuí atacado por decenas de ellas a la vez, con sus armas y cuchillos... pero mis "habilidades" me permitieron sobrevivir sin ningún daño permanente.  Y ya que hablas de marionetas con componentes biológicos únicos, ¿te refieres a crear marionetas a partir de cuerpos? ¿como muñecos de taxidermia? Eso sería interesante. Entes únicos con poderes especiales, convertidos en marionetas, con armas adentro... sería genial. Claro, puedes venir a mi laboratorio, a mi fortaleza y podríamos unir fuerzas. Desarrollar nuestros experimentos y poder alcanzar nuestras metas. Quizás, en un futuro, conseguir más gente como nosotros con fines similares y habilidades parecidas.

Tras decir eso, esperaría una respuesta y le extendería la mano para sellar nuestro trato. Si él aceptaba, podría llevarlo a mi escondite en las montañas del país, en donde una fortaleza abandonada servía como mi laboratorio personal. Después de todo, él ya mencionó estar dispuesto a ofrecer sus conocimientos y habilidades. 

Extendiendo un brazo, tomaría más libros de medicina genética y molecular, para apilarlos a los que ya tenía, para poder llevármelos.

-Si gustas, podemos ir a mi refugio, en donde está mi laboratorio. Hay suficiente espacio, mucho, y aunque está abandonado y ruinoso, con el tiempo podremos ir expandiéndolo- le dije, guardando mis cuadernos y apilándolos a los libros. Seguramente, a la bibliotecaria no le importaría si nos lleváramos los libros, igualmente, dudo que hiciera algo para evitarlo. Era momento de llevar nuestras ideas a su siguiente nivel.
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Kaito escuchó atentamente las palabras de Nakai, quien compartía su pasión por la comprensión de la biología y sobre todo su interés en la complejidad orgánica. La idea de luchar contra la vida misma en busca de sus secretos, como si fuera una batalla constante, resonó en Kaito, quien también veía su búsqueda como una lucha interminable contra los límites y las limitaciones de la existencia.

-Me gustan tus perspectivas, Nakai. Eres un pensador profundo, y creo que compartimos una visión común: la búsqueda de conocimiento y la superación de las limitaciones impuestas por la naturaleza. ¿Quién mejor para colaborar en esta búsqueda que alguien que entiende la complejidad de la vida a nivel celular? Si bien mi campo de estudio es más, común por así llamarlo, tengo un profundo conocimiento de los seres a nivel tisular y sería un honor colaborar y aprender de tus estudios, -.expresó Kaito con admiración.

La mención de su nombre, Chikamatsu, despertó recuerdos en Nakai. Kaito asintió en respuesta.

-Sí, soy un Chikamatsu, y nuestras marionetas son una extensión de nosotros mismos. Sin embargo, no me refería a la taxidermia en el sentido tradicional. Más bien, me refiero a la posibilidad de crear marionetas con componentes biológicos aún vivos, eliminar los nervios y regidos conectivos de algunos ejemplares únicos, elegidos cuidadosamente, fusionando el arte de la marioneta con los secretos de la biología. Imagina marionetas vivas, eliminar todas las limitaciones que la mente coloca sobre el cuerpo y permitir que el individuo bendecido con mi tratamiento pueda vivir en un estado completo de tranquilidad y paz en su cuerpo, sin tener que preocuparse pues yo me ocuparé de su cuerpo, así mientras el disfrute la paz de su Nirvana carente de sensación, el marionetista obtendría un cuerpo que puedan utilizar jutsus y habilidades especiales gracias a modificaciones genéticas, sin preocuparse de las limitantes del usuario original. Sería algo verdaderamente revolucionario-, Kaito habló con entusiasmo mientras exploraba las posibilidades de su visión.

La oferta de Nakai de unirse y colaborar para llevar a cabo sus experimentos y metas resonó con Kaito. Extendió la mano en un apretón de manos, sellando su acuerdo tácito.

-Estaria honrado de unir fuerzas contigo, Nakai. Tu laboratorio y tus conocimientos serán un valioso recurso para alcanzar nuestras metas. Hagámoslo juntos, expandiremos nuestras visiones y, con suerte, abriremos nuevos horizontes en nuestra búsqueda de la perfección-, dijo Kaito con determinación.

Kaito estaba listo para seguir a Nakai a su refugio y comenzar esta alianza única que parecía prometer avances asombrosos en sus respectivos campos. Juntos, emprenderían un viaje hacia lo desconocido, enfrentando los secretos de la vida misma y desafiando las limitaciones de la existencia.
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