Raíz de Piedra - Primera Lección.
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Última modificación: 20-08-2023, 09:59 PM por Maki Yiren.
Mediados de Mayo, año 15 D.K.

Habían pasado ya unos cuantos días desde que Centy-san se había convertido en mi maestro y mis entrenamientos se habían vuelto más exigentes y pesados. Mi cuerpo había cambiado un poco: ahora tenía algo más de musculo y estaba más definido. Mi control de chakra e incluso mis reservas habían aumentado. Centy-san era verdaderamente un buen maestro, a pesar de lo exigente. Pero yo lo prefería así. Sí iba a volverme tan fuerte como para proteger aquello que era importante para mi y mantener mi promesa con Mahime, un maestro como Centy-san era lo que necesitaba. Práctica tras práctica, entrenamiento tras entrenamiento y lección tras lección, lo soportaría todo y me levantaría sin importar cuantas veces cayera. Eso era lo que había decidido.

Aquel día era especial. lo sabía porque Centy-san me había citado a la costa norte. Más específicamente a las afueras del puerto, por el sur. Supuse que sería un entrenamiento distinto y, a decir verdad, sentí miedo y emoción por partes iguales.

Llegué al lugar del encuentro y esperé durante un buen rato, inseguro de sí Centy-san se había atrasado o si simplemente gustaba de poner a prueba mi paciencia. Mientras esperaba decidí calentar dando patadas y golpes contra el tronco seco de un árbol. Mi cuerpo había mejorado, pero mi taijutsu aun era mediocre.  «¿Dónde estará Centy-san? Ya ha pasado un buen rato...y comienzan a dolerme las extremidades de tanto golpear el tronco». Preocupado por no agotarme antes de que el verdadero entrenamiento comenzara, decidí acostarme en en el suelo y dejar que la brisa me refrescara.

Abrí los ojos horas más tarde para darme cuenta de que había caído dormido y ya era de noche. El distante sonido de las olas rompiendo contra la costa me recordó donde estaba. Cierto, tenía que entrenar con Centy-san. «¿Debería irme a casa?». Medite un rato sobre la idea y finalmente decidí levantarme y continuar esperando. «¿Será algún tipo de prueba? ¡¿Acaso Centy-san es un genio de la enseñanza y todo este tiempo esperando en el medio de la nada ha sido la verdadera lección?! Pero sí es así, ¿cómo sé cuando marcharme?»
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Habían transcurrido solo unos cuantos días desde que comencé a entrenar a Yiren, era un chico simpático lleno de sueños y aspiraciones, me recordaba a mi cuando comencé con mi camino ninja, me gustaba estar con él, en ciertas ocasiones me hacía olvidar este difícil mundo shinobi en el que nos tocaba vivir, además se notaba que esta tenía un gran talento, quizás una joven promesa, pues los resultados de su trabajo ya eran evidentes a simple vista, manifestándose como una seria de cambios en su cuerpo, observar este rápido progreso hacia que sintiera un inmenso orgullo por el avance que este estaba logrando, sin embargo, a pesar de todo esto no pensaba ceder, me quedaría como un maestro estricto pues era lo que este necesitaba para crecer rápido.
 
Ese día entre tantas cosas se me había hecho algo tarde, entre mis deberes y ponerme al día con todos mis amigos en la aldea, el hecho de salir a cumplir con mis obligaciones con Yiren me había costado un poco, sin embargo, apenas pude salí al lugar de nuestra reunión, entendía que me quedaba poco tiempo para compartir con el dentro de la aldea, pues mas temprano que tarde una nueva misión aparecería, sin embargo, estaba decidido y mas temprano que tarde aparecería llegaría al lugar, viendo de lejos a Yiren quien al parecer había estado entrenando duro, ante esto decidí llegar junto a él tranquilamente, -“¿qué tal?, lamento la tardanza me perdí en los caminos de la vida”,  tras esperar la reacción de Yiren agregue –“más te vale no haber estado perdiendo el tiempo eh”, luego de eso mostraría unos bocadillos los cuales invite a compartir bajo una fogata, mientras la noche comenzaba comenzaría con una pregunta importante, -“Yiren ya llevamos un tiempo entrenando, creo que llego el momento de enseñarte alguna técnica, hay alguna que quisieras aprender?”
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Última modificación: 22-08-2023, 10:46 PM por Maki Yiren.
Finalmente, Centy-san apareció y me di cuenta de que todo aquello no había sido ningún tipo de prueba de paciencia, sino que verdaderamente se le había hecho tarde. A veces los caminos de la vida pueden ser de lo más entreverados, ciertamente no son lo que imaginaba, no son lo que yo creía, no son lo que imaginaba y fue por esto por lo que no me costó demasiado perdonar a Centy-san.

—Centy-sensei, esos caminos de la vida pueden muy difíciles de transitar, lo entiendo. —asentí con determinación. — ¡No he estado perdiendo el tiempo! Ya calenté el cuerpo practicando golpes básicos contra ese tronco... y después me quedé dormido, ¡pero calenté!

Centy-sensei sacó unos bocadillos de su mochila y mi estómago rugió. Fue ahí que recordé que no había comido nada en todo el día y me abalancé sobre la comida. Devoré todo lo que pude bajo el calor de la fogata mientras charlaba con Centy-sensei. La verdad es que haberlo conocido era un privilegio. Estaba seguro de que la mayoría de mis compañeros de la Academia no tenían a un shinobi de tal alto nivel entrenándolos personalmente. Debía asegurarme de sacar el mayor provecho de la oportunidad que se me había dado para no fallarle a aquellos que contaban conmigo: la Godai Sencho, el Imperio, mi país, Mahime y las demás serpientes de la Caverna Ryuchi, mis abuelos y quizá incluso el propio Centy-sensei.

Al cabo de un rato, me pareció que Centy-sensei se había puesto un poco más serio. Me preguntó si había alguna técnica en particular que quisiera aprender y yo pare de engullir para pensarlo detenidamente. Finalmente respondí:

—La verdad es que tengo problemas enfrentándome a los especialistas en taijutsu. Mi combate cuerpo a cuerpo es uno de mis puntos débiles, creo... así que estaría bien algo que me ayude a lidiar con técnicas de taijutsu potentes y sí de paso tiene más usos, mejor. Creo que lo que más busco ahora es versatilidad.
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Noté cómo la comida pareció tener un efecto positivo en Yiren, iluminando su expresión, era claro que había trabajado duro y que el hambre había afectado su humor, y ahora, con el estómago satisfecho, parecía más animado. Me alegré de haber pensado en traer los bocadillos, ya que proporcionaron un pequeño momento de alivio y alegría.
 
Al escuchar sus palabras me quedaban claras sus preocupaciones, el hecho de enfrentarse con shinobis con amplia experiencia en el combate era un reto en sí mismo, sin embargo, no paso mucho cuando ya se me había ocurrido algo una antigua técnica que había aprendido durante mis viajes por Kirigakure, una densa neblina, por la cual podrias cazar a tus enemigos. –“tengo una idea”, en ese momento comencé a realizar una serie de sellos muy rápidos, al terminarlos, enseguida la gran bruma de kirigakure se haría presente en el lugar, un suave cambio en la atmósfera anunció la llegada de una densa niebla, surgió gradual pero rápidamente, como si el mismo ambiente estuviera exhalando un aliento frío y húmedo que envolvía todo a su paso, al principio, apenas se notaba, una bruma ligera que se deslizaba entre los árboles y se aferraba a las superficies, pero poco a poco, esa bruma se fue intensificando, devorando la claridad del día y reemplazándola con una neblina blanquecina que todo lo ocultaba, las siluetas de los árboles comenzaron a difuminarse, los contornos desvaneciéndose en la bruma que se aferraba a ellos como un manto misterioso, los sonidos del entorno parecían apagarse, amortiguados por la presencia de la niebla, era como si el mundo se estuviera desvaneciendo en una realidad etérea y evasiva, solo conectada por mi voz –“te presento a la niebla de kirigakure”.
 
todo lo que había estado a la vista antes, incluido yo mismo, debió desaparecer en el velo blanquecino que lo rodeaba, ya no podía depender de sus ojos para obtener información del mundo que lo rodeaba, era como tener un sentido menos, solo quedaba el sonido, mi voz, que se filtraba a través de la bruma espesa. —“Yiren...” mi voz emergió de la niebla, pero no desde una dirección en particular, sino desde todas partes a la vez, era como si el ambiente mismo hablara, una experiencia inquietante para cualquiera que lo experimentara por primera vez —“Este es un Jutsu ancestral de Kirigakure, uno que ha consumido a muchos shinobis y ha sido testigo de innumerables batallas, la niebla es más que solo un velo, es un recordatorio de la incertidumbre y el miedo que podemos provocar al nublar la mente incluso de los más valientes…”, muy probablemente en ese momento Yiren se haría la idea de lo que es ser cazado y víctima de este Jutsu, de inmediato el viento soplo y yo aparecería desde el lugar menos esperado para Yiren clavando un bastón en su ropas y levantándolo rápidamente del piso, en ese momento, cargándolo lo lleve atravesando las brumas a un lugar propicio donde entrenar, las cavernas de Iwagakure, un lugar desolado, Yiren no tendría idea de donde estaba solo vería como atravesábamos fauna y nos adentrábamos por los túneles hasta llegar a una especie de domo natural creado dentro de las cavernas, una vez ahí lo soltaría, sosteniendo el bastón lo miraría y le diría –“bien repite después de mi mientras concentras tu chakra”, ambos nos sentaríamos a piernas cruzadas de frente e iría mostrándole los sellos necesarios para realizar el Jutsu.
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