[Simple misión C] Siguiendo huellas olvidadas
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Ost
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 Registro de los acontecimientos del 12 de Nigatsu (Febrero) del 15 D.K.
Paso del país del Helado —Afueras del país Helado
13:00 Hrs — Frío
  
El frío era casi palpable en el sendero la nieve cubría buena parte de éste y esto solo aumentaba con la nevada que continuaba cayendo del cielo, seguir huellas o pistas parecía algo imposible; aunque por su puesto, los lugareños estaban tan acostumbrado a este clima extremista que seguir las huellas o percatarse de las anomalías era algo un tanto sencillo.
 
Hace tiempo en Kumogakure fueron secuestrados un total de ocho pequeños, niños y niñas que prometían ser el futuro de sus respectivos clanes ¿Cuál era el motivo? Aún se desconocía pero el Raijin lo anexó a sustracción de información militar, estudio a profundidad sobre los Kekkei Genkais de la nube; entre ellos, el clan Jiriyoku, clan conocido mundialmente al ser los responsables de mantener el campo magnético el cual sostiene a Kumogakure en el cielo.
 
Esto provocó que el regente del rayo mandase a un hombre con un futuro brillante como avanzada, el sería el principal responsable de recuperar a los pequeños de las garras del crimen, encontrar a los culpables y llevarlos ante la justicia, o en el peor de los casos, terminar con su vida. Yotsuki Cee, un quinceañero que apenas podía ser llamado hombre era el responsable de la ahora misión extra oficial del rayo.
 
Su edad era corta más no su experiencia, desde pequeño fue reconocido por su clan como uno de los llamados “genios” esas personas que solo se veían una vez cada siglo, el primero paso que tomó fue reunir a ninjas pero no a cualquiera; su mente iba más allá, buscando entre historias y leyendas encontraría dos prospectos perfectos según su instinto, la negociación de la participación de estos dos ninjas no fue fácil pero al final logró contar con su apoyo para el régimen imperial del rayo; por su puesto, la paga era algo llamativa.
 
El punto de encuentro sería el conocido paso helado entre las naciones del Rayo y el propio país Helado, Cee esperaba a los ninjas en un pequeño bar el cual parecía apenas sostenerse debido a la acumulación de nieve sobre la estructura, las coordenadas serían expuestas únicamente a los implicados en esta tarea, al igual que un pequeño retrato dibujado a mano de Yotsuki Cee para reconocerlo al instante.
 
Hasta ahora se encontraba sentado en una de las mesas del fondo para intentar pasar algo desapercibido aunque los turistas siempre llamaban la atención de algún u otro modo. En su copa se encontraba algo de agua pues prefería no consumir estupefacientes durante una misión, más aún si esta implicaba un caso tan delicado como lo era el secuestro de infantes.
 
Yotsuki Cee
Off

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—¿El País Helado? — pregunté al viejo Ichigi, quien hasta entonces había sido el encargado de encomendarme todas las misiones en las que había servido. En el momento, la mención de aquella tierra tan lejana me provocó cierta incomodidad.

—Es una misión delicada. El incidente aun no se ha hecho público a la gente del País del Rayo. —hablo con seriedad Ichigi, las arrugas de su rostro haciéndose visibles en cada consonante. Bebió de un termo forrado en cuero antes de continuar con el informe. —Ocho niños pertenecientes a importantes clanes shinobi han sido secuestrados.

La desgarradora noticia no fue placentera de escuchar, pero aun no entendía que tenía que ver el País Helado con todo aquello, o dónde entraba yo en juego. Con las dudas en mente, esperé a que el anciano terminara de explicarme la situación.

—Se sospecha que buscan extraerles información relacionada a sus respectivos Kekkei Genkais. Por suerte, las autoridades cuentan con descripciones físicas de los criminales. Cuatro sospechosos han sido avistados desplazándose por el paso del País Helado en un convoy de tres caravanas. Tu trabajo es rastrear las caravanas y confirmar o desmentir la identidad de los sospechosos avistados.

Ichigi terminó de hablar y dejó que su mirada llena de determinación se posara sobre mis ojos. Él sabía lo que yo tenía en mente y yo sabía que el conocía mis pensamientos, pero aun así los dejé corretear libres en el polvoriento aire de aquella habitación de madera:

—Esto no es una misión de rango C. Me dijiste que tenías una misión de rango C para mi y por eso vine, pero...

—Esto es una misión de rango C. Así ha sido clasificada por las autoridades del Rayo. — Ichigi habló con autoridad, forzandome a apartar la mirada y a clavarla con frustración en el suelo.

—¿Por qué yo? —me atreví a decir con un hilo de voz —Hay muchos shinobi mejor capacitados para hacer lo que dices.

—La misión está a cargo de un shinobi del Rayo. Su nombre es Yotsuki Cee. Él te ha solicitado.

—¿P-por qué...?

Ichigi dejó escapar un largo suspiro.

—No lo sé. No tengo idea de como llegó tu nombre a sus oídos o por qué requeriría la ayuda de un novato de un país extranjero, pero las negociaciones están cerradas. Iras al País Helado. Es una orden.

Apreté los dientes y cerré los puños con fuerza, consciente de que no tenía nada más que decir.

—Puedes marcharte.

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12 de Nigatsu (Febrero) del 15 D.K.
Paso del país Helado —Afueras del país Helado

Caminé por el paso del País Helado vistiendo la ropa más abrigada que había podido encontrar en mi armario. Sin lugar a dudas, el clima no ayudaba nada a que me sintiera cómodo con la misión que se me había asignado. Llegué a las coordenadas que me habían sido indicadas y me topé con un pequeño bar en cuyo techo reposaba una gruesa capa de nieve. Finalmente, con el retrato de Yotsuki Cee en mano, me abrí paso por el local.

Mientras caminaba me percataba de que muchas miradas se posaban en mí, algunas amigables y otras no tanto. Los lugareños me habían reconocido con un turista pero esperaba que no se dieran cuenta de mi calidad de shinobi, pues llevaba la bandana de Iwagakure oculta debajo del abrigo. 

Avisté a quién con toda seguridad era Yotsuki Cee en una de las mesas del fondo y me acerqué algo nervioso.

—E-Esto...Buenas tardes.

Resumen
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Primero existo, o eso es lo que dicen respecto a la existencia misma de la cordura… pero no… primero no existo, primero me dicen que existo, o eso es lo que creo… la existencia es algo que uno puede fácilmente ignorar… ¿existe el dolor? ¿existe la tristeza? ¿existe un dios? Existen muchas interrogantes y ninguna pasa por la mente de las personas que gozan de cordura… bueno, al menos Ohona es alguien que aún se siente “cuerda” … pero, los actos que ha vivido, las vidas que ha tomado y el mundo que le ha tocado vivir ha hecho que la línea que separa la cordura y la idiotez sea cada vez más vaga…

¿Cómo puede existir un dios si a la vez permite que los niños sean secuestrados? No importa si son de un clan poderoso o no, son niños… niños inocentes… pero… ¿y si no son inocentes? No… aún son corrompibles o fueron corrompidos, no importa, que el imperio o los rebeldes sean quienes manipulan las mentes de las jóvenes almas eso es algo que ya no importa, que si ella también es una corrompida realmente no importa… Ishikawa no se metería en su cabeza otra vez… el mundo no se volverá a meter en sus pensamientos… pero… si… cada vez que ella estaba sola, no dejaba de pensar en esta zarza de idioteces… es por eso que su viaje ya no lo hacía en solitario, es por eso que ella ahora y siempre viajaría en conjunto con su más preciado aliado, Sir Frederick Von Strangle III… o al menos así creía que se llamaba… ¿acaso era Frederick Von Strigle IV? Dios… la memoria la fallaba, lo volvería a llamar por su apodo – Pidgey-saaaan ¿estamos por llegar? – preguntaría la falsa ciclope con esa mascara facial que le cubría el rostro – pprrraaarrrr Princesa, estamos a un par de montañas – decía con alegoría el bello y majestuoso palomo blanco.

Ella sabía bien que la razón del porque le llamaban era netamente su capacidad ocular… cada vez era más útil para el mundo que sus ojos puedan verlo todo y a la vez, no ver nada… sin embargo, ella estaba ahí, lista para apoyar a una nación extranjera a encontrar a quienes deben, y es por eso que el llamado a la acción solo dio como resultado una ubicación a la cual llegar.

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Sir Frederick aterrizo a medio kilómetro de la ubicación, la joven y el ave entonces caminarían hasta llegar al lugar de reunión. Cómico tal vez se verían llegar a una joven ciclope con trajes arropados de un kimono afelpado y un ave blanca con una manta sobre la espalda, tapándose la cabeza con un sombrero humano… al llegar, la joven Hyuga agacharía la cabeza y se presentaría con nerviosismo típico y clásico de ella – buu… buenas tardes… yo… yo soy Ohona Hyuga, encantada – diría en 90 grados frente a los presentes.

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La espera fue algo tan efímero que el tiempo no se sintió en lo absoluto para la promesa Yotsuki, su primer aliado se acercó lanzando una mirada al ninja sin aldea, no había escuchado tal vez mucho sobre el, solo lo suficiente para invitarlo a formar parte del equipo pero ¿Por qué el en particular? En muchas ocasiones los ninjas sin aldea eran contratados como mercenarios, tal vez un término más semejante sería “Rōnin” ninjas que no eran leales a gobiernos en particular y que en ocasiones servían para lidiar los problemas de una forma más ortodoxa al no implicar problemas entre los tratados del propio gobierno del Rayo.
 
El recién llegado parecía un tanto nervioso cuando exhaló las primeras palabras. — ¿Eres Yiren no? — Respondió de inercia invitando a que tomase asiento en lo que llegaba la segunda aliada, por ahora no haría más que sostener una charla común y corriente en caso de que el Genin intentase interactuar con el Kumonin pues la información prefería decirla una vez todos presentes. Así fue, Ohona Hyūga tardó unos cuantos minutos más pero ahora estaban todos completos. Cee se mostró algo sorprendido al ver el rostro de la chica pues nunca en su vida había visto algo similar ¿Es que era una extraña condición o parte de sus habilidades? No pudo evitar la curiosidad.
 
Tal y como lo hizo con Yiren, invitó a sentarse a la recién llegada aunque ambos se mantuviesen de pie simplemente continuaría con normalidad. — Muy bien, ahora que estamos completos me gustaría disculparme un poco con ustedes, se que la información de la misión es poca y confusa; sin embargo, al tratarse de un tema delicado prefería decir los detalles en persona. — El moreno tomó su vaso para dar un sorbo de agua y proseguir. — Pensamos que el secuestro ocurrió pocos días después del asaltó al templo del Rayo, algunos de nuestros shinobi han conseguido seguir el rastro durante un tiempo aunque ahora se a perdido por completo… El último lugar en el que se les vio fue en el paso helado a unos kilómetros de aquí aunque al ya pasar tanto tiempo supongo que estarán mucho más adelante. — El Yotsuki se veía algo pensativo, algo que podría notar el dúo aliado.
 
Tras una breve pausa para humedecerse los labios continúo. — No sabemos si estos criminales tienen el respaldo de alguna facción aliada o enemiga, aunque conseguimos estás descripciones físicas. — Sacó unos papeles de sus bolsas internas de su campera para desdoblarlos y colocarlos en la mesa, mostrando algunos rostros de los posibles culpables. — Aunque por su puesto es muy probable que sean más que esos dos sujetos, debido a lo delicado de la situación tendremos que encontrar el rastro pero yo no podré hacer más que cubrirles las espaldas en todo momento.... — El joven se veía algo molesto pero siempre había seguido las instrucciones al pie de la letra y no las comenzaría a romper ahora. — Esto como medida preventiva en caso de que esté implicada alguna facción aliada, el rastro va caminó al norte al país Helado por lo que no deberían estar muy lejos de esta ubicación…. Aún así dejo a su libre albedrio el como proseguir de este punto. — El Yotsuki terminaría de dar la información relevante para ver lo que proseguirían a hacer los ninjas extranjeros.
 
Retratos

  
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Fue cuando Cee intentó confirmar mi identidad que me dí cuenta de que era cierto: por algún motivo que en ese momento no me  dispuse a reflexionar, existía un ninja originario del País del Rayo que había oído hablar de mi y me había elegido para formar parte de una misión extraoficial que, a mi entender, tenía cierta importancia para su nación.

Asentí ante la interrogante de Cee y tímidamente acepté su invitación y tomé asiento en aquella mesa al fondo de la taberna un tanto apartada de las otras. Esperaba que Cee me hablara sobre la misión, pero permaneció callado y yo, con los nervios a flor de piel, no me atreví a decir palabra. La verdad era que me sentía intimidado. Cee me dio la impresión de ser un shinobi fuerte con mucha confianza y varios logros y reconocimientos a sus espaldas. Aparentaba ser tan solo unos años mayor que yo pero podía sentir que la diferencia entre nosotros era mucha y me pregunté que tenía que hacer un novato como yo en una misión como esta.

Al cabo de un rato llegó una mujer. Su apariencia era de lo más extraña pues en lugar de dos ojos de tamaño normal tenía uno gigantesco en la mitad superior del rostro. Aquel ojo presentaba un bonito iris de color morado que poco podía hacer para distraer de lo bizarra que lucía la cara de la chica. Y por si su apariencia fuera poco, también llegó acompañada de una enorme paloma blanca que llevaba sombrero. Por un segundo olvidé mi nerviosismo y mi falta de confianza para poner todo mi esfuerzo en contener una carcajada. La seriedad de toda la situación se había visto machacada por la llegada de Ohona Hyuga. Sentí que ella compartía algo del nerviosismo que yo sentía y eso me dio tranquilidad.

—Mucho gusto, yo soy Maki Yiren.

La ausencia de Ohona debía de ser la causa tras el silencio que Cee había mantenido hasta entonces, pues con la chica ya presente Cee nos contó sobre la misión. Me llamó la atención cuando mencionó el "asalto al templo del rayo" yo no había oído del incidente pero preferí quedarme callado de momento y así permanecí hasta que Cee finalizó su monólogo. Eché un vistazo a los retratos de los sospechosos que Cee nos había proporcionado. Parecían gente peligrosa, pero no tenía idea de quienes eran. 

Noté que mientras hablaba, Cee vestía un semblante pensativo y para cuando había terminado de hacer uso de la palabra yo tenía muchas interrogantes en la cabeza, algunas de las cuales Cee quizá fuera capaz de responder y otras que únicamente podrían llegar a encontrar respuesta a lo largo del desarrollo de aquella misión. Pero por sobre todas las cosas, una frase había encendido las alarmas en mi mente.

—¡¿T-Tu no pelearas, Cee-san?! —pregunté de golpe, levantándome de mi asiento.

Por la forma en que el viejo Ichigi había hablado de él, me dio la impresión de que Cee era fuerte. No contar con su plena ayuda durante la misión era...

Preocupado y con la mirada clavada en el suelo, volví a sentarme. Yo era un novato y no tenía idea de como podíamos seguir el rastro de los sospechosos, así que permanecí en silencio.
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Ohona se disculparía por la tardanza y tomaría asiento a un lado de Yiren, lo saludaría con gusto cuando este se presentó y diría – un gusto, mi nombre es Ohona Hyuga – mientras saludaba con su mano y le sonreía alegremente. Luego de eso, se incorporaría en la mesa para escuchar atentamente las palabras de quien parecía comandar en esta misión.

La información no era tan clara, simplemente había que buscar a estas personas, pero eso no era tan importante, lo bueno es que tenían imágenes de estas personas. Primero Yiren las vería atentamente mientras escuchaba la información, luego Ohona las tomaría y memorizaría sus rostros, para luego mostrarle las imágenes a sir Frederick. Si, la búsqueda era su especialización, con solo tener un rostro bastaba para que ambos dos fuesen capaces de rastrear a estas personas con facilidad… solo restaba sonsacar algo más de información, pero ante las palabras de Cee, Yiren se exaltaría y buscaría que este fuese al frente como ellos, a lo que la joven Hyuga solo respondió apoyando el codo en la mesa y sosteniendo su cara contra su palma, para luego con su mano tocar el hombro del niño – Yiren-kun, no te preocupes, Pidgey-san y yo te cuidaremos, lo prometemos – diría, mostrándole confianza y apoyo al muchacho.

[Imagen: __manako_and_doppel_monster_musume_no_ir...fda257.jpg]

Luego de esta pequeña interrupción, la joven Hyuga se dispondría a pararse y ponerse en marcha, pero no sin antes detenerse y preguntarle a su informante una cosa – ¿tienen idea de en qué dirección puedan estar? Podría reducir a minutos la búsqueda – la princesa desmedida no sabía lo arrogante que podría sonar… sin embargo, sus palabras eran ciertas, tanto la visión de Sir Frederick y su poder ocular y el hecho de que ambos podían volar a gran velocidad era la prueba máxima de que su actual capacidad de búsqueda superaba por mucho a la que tenía tiempo atrás – Ohona-sama, está sonando arrogante – diría él gran ave y haciendo una reverencia ante los presentes, como pidiendo perdón por las palabras de su invocadora. Si, poca gente conocía realmente a Ohona, ella era inocente y a la vez imprudente, pero sabía hacer bien su trabajo. Ante las palabras de Sir Frederick, Ohona se daría vuelta y haría un par de reverencias pidiendo perdón por su actitud.
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