Luz fulgurante impregna las nubes de la vasta extensión oceánica, yaciente en lo alto, opuesto a la estructura sólida, teñida de matices grisáceos, consecuencia de la intervención del hombre en sus estructuras del avance en sociedad. El sol naciente marca el inicio de un nuevo día, tocando toda superficie a su alcance, la tímida oscuridad se esconde de su calidez. Mechones de cabello desperdigados alrededor de las facciones femeninas, carentes de algún orden que ayude a la comprensión de desvergonzado peinado. La baba y los ronquidos fluyen al exterior, ambos elementos con diferentes destinos; el líquido corporal manchando parte de la almohada, sabanas y la piel desnuda de la joven, mientras la resonancia involuntaria de su voz se pierde en el ruido blanco de la ventilación fresca, recibida de la ventana abierta que permitía la entrada a los rayos solares, adjunto al susurrante viento. Gélida atmosfera en la primera hora de la mañana, una característica que no es molestia para el sueño de la femenina sin prendas que tapen; una densa manta de rayas de tigre abraza su figura, proporcionando protección térmica.
El primer canto del gallo mañanero fue la señal suficiente y la más esperada, siendo el inicio de no solo otro día, sino de uno especial. El cuerpo responde, levantando su torso en un ángulo de cuarenta y cinco grados. El cuello de fideo dejaba colgar su cabeza hacia adelante, las hebras se meneaban por los costados al ritmo del péndulo depositado en el pequeño escritorio al lado de la cama. Tic-tac, tic-tac; el tiempo corre. —Mmn. . . — entre dientes un perezoso gemido resonó, dando una acentuación a que despertar no es la mejor parte del día. Aunque, la recompensa de la futura experiencia es incomparable para este insignificante lamento. ¡A ciegas, Minami ahorro fuerza de voluntad para salir de esta trampa mortal! Una victoria arrolladora contra la comodidad de los deliciosos cobijos. La gravedad jalo su recubrimiento, desenlace de la manta a su figura curvilínea. La iluminación acaricio los planos enriquecidos del balanceado volumen de un cuerpo en su apogeo, bañando la tersa piel en esplendor. Ya había sido un buen tiempo en el que empezó el inicio de la pubertad, pasando a una serie de cambios hormonales y fisiológicos. Más fuerte, inteligente, desarrollada. Un cuerpo esencial para la integración a un estilo de vida agitado y lleno de riesgos. Hoy es el primer día de academia para Minami.
Impulsando su torpe marcha, arrastraba sus delicados pies sobre las tablas de nogal barnizado, adecuadamente unidas para dar estructura al pulido piso hogareño. Las palmas se extendieron hacia adelante, en búsqueda de la salida de la habitación al exterior. Retrocedió sutilmente al tantear la fría pared, y un poco más al costado se encontró con la puerta shoji, a continuación, separando ambos paneles para la salida. La luz golpea con más intensidad al rostro, arrugando la expresión, finalmente abriendo los parpados para exponer sus orbes de jade. —Ohayô gozaimasu. — dio una reverencia al nuevo amanecer. Bajo el pequeño corto, pequeño tramo de escaleras frente a sus pies con cuidado, conduciendo su avance hasta las aguas termales alojadas en el patio de su casa; Minami no es una pervertida o estúpida para exponerse desnuda al aire libre, y los muros son lo suficientemente altos para impedir mirones estándares. Agua humeante, caliente, rico para lidiar con las horas gélidas mañaneras. ¿Qué planificaciones tiene el destino en este evento del tiempo tan importante para la aspirante a kunoichi?
El primer canto del gallo mañanero fue la señal suficiente y la más esperada, siendo el inicio de no solo otro día, sino de uno especial. El cuerpo responde, levantando su torso en un ángulo de cuarenta y cinco grados. El cuello de fideo dejaba colgar su cabeza hacia adelante, las hebras se meneaban por los costados al ritmo del péndulo depositado en el pequeño escritorio al lado de la cama. Tic-tac, tic-tac; el tiempo corre. —Mmn. . . — entre dientes un perezoso gemido resonó, dando una acentuación a que despertar no es la mejor parte del día. Aunque, la recompensa de la futura experiencia es incomparable para este insignificante lamento. ¡A ciegas, Minami ahorro fuerza de voluntad para salir de esta trampa mortal! Una victoria arrolladora contra la comodidad de los deliciosos cobijos. La gravedad jalo su recubrimiento, desenlace de la manta a su figura curvilínea. La iluminación acaricio los planos enriquecidos del balanceado volumen de un cuerpo en su apogeo, bañando la tersa piel en esplendor. Ya había sido un buen tiempo en el que empezó el inicio de la pubertad, pasando a una serie de cambios hormonales y fisiológicos. Más fuerte, inteligente, desarrollada. Un cuerpo esencial para la integración a un estilo de vida agitado y lleno de riesgos. Hoy es el primer día de academia para Minami.
Impulsando su torpe marcha, arrastraba sus delicados pies sobre las tablas de nogal barnizado, adecuadamente unidas para dar estructura al pulido piso hogareño. Las palmas se extendieron hacia adelante, en búsqueda de la salida de la habitación al exterior. Retrocedió sutilmente al tantear la fría pared, y un poco más al costado se encontró con la puerta shoji, a continuación, separando ambos paneles para la salida. La luz golpea con más intensidad al rostro, arrugando la expresión, finalmente abriendo los parpados para exponer sus orbes de jade. —Ohayô gozaimasu. — dio una reverencia al nuevo amanecer. Bajo el pequeño corto, pequeño tramo de escaleras frente a sus pies con cuidado, conduciendo su avance hasta las aguas termales alojadas en el patio de su casa; Minami no es una pervertida o estúpida para exponerse desnuda al aire libre, y los muros son lo suficientemente altos para impedir mirones estándares. Agua humeante, caliente, rico para lidiar con las horas gélidas mañaneras. ¿Qué planificaciones tiene el destino en este evento del tiempo tan importante para la aspirante a kunoichi?
. . .
ㅤ
El sol está cerca del pináculo del mediodía, los habitantes transitan con mayor frecuencia por las calles, negocios realizan sus aperturas para vender sus servicios y por supuesto, ¡La academia ninja se encarga de preparar a potenciales promesas! La indescriptible emoción es apenas expresada por los pasos apresurados de la sonriente mujer, con su kimono ornamentado revoloteando contra el viento. En la inscripción, se le ha otorgado un horario adicional a la lista de los ninjas de alto grado capacitados para enseñar. Minami se le ha asignado uno en específico para medir sus cualidades y monitorear el progreso al ser una genin; ninja del rango más bajo. Sin embargo, la idea es evaluar dos factores: Uno, si el profesor asignado puede exprimir el potencial del alumno. Dos, si el profesor quiere admitir a su alumno en su equipo. Todo dependerá del desempeño e impresión que logre efectuar al ojo ajeno. El arribo a la academia es completado en cuanto el sprint de la femenina frena en seco al estar, físicamente, en las puertas del instituto. Por fin. Mucha espera valió la pena.