–RAYOS!– dijo Horaime apretando lo dientes mientras corría por las calles de al aldea, –Como es posible que ese tonto pasara varios días tocando la puerta en el lugar equivocado, para colmo hay que ser un poco estúpido para no darse cuenta que nadie vivía en ese lugar…– pensó mientras en su mano derecha apretaba fuertemente el documento de citación enviando por su maestro.
Ese día más temprano Horaime salio a correr, esa semana no pudo salir un solo día por atender varias tareas urgentes en la librería, cuando el chico salió de casa y dio la vuelta a la esquina pudo observar a un joven con la vestimenta característica del personal encargado de entregar mensajes en la aldea, –Que extraño… todos saben que ese lugar está abandonado– pensó el genin mirando de reojo al chico que tocaba insistentemente, –Oye! chico, que haces tocando en ese lugar?– preguntó deteniendo su marcha y dando unos pasos en dirección al joven mensajero, –Y-Yo, debo entregar un mensaje urgente en esta dirección… pero nadie entra ni sale vengo todos los días es muy extraño– contestó el mensajero completamente confundido, el rostro de Horaime era un poema sería simple estupidez de aquel mensajero o podría ser algo más, el lugar donde tocaba se podía ver a leguas que estaba abandonado ventanas tapiadas, césped largo y una pila de papeles viejos a un lado de la entrada, Horaime observó al chico de arriba a abajo y lo único extraño que pudo notar fue en los ojos del joven los tenía entrecerrados como forzando la vista, –¿Te paso algo en los ojos?– preguntó el genin mirando extrañado aquella situación, –Oh! si yo… rompí mis lentes hace dos días, le dije al encargado que no podía trabajar así pero dijo que si no lo hacía me despediría– comentó el mensajero en tono triste, –Que clase de tirano te obligatoria a trabajar si no puedes ver– pensó el genin fugazmente, –En fin de cualquier modo por pura suerte unos niños leyeron la dirección y me trajeron aquí, me dijeron que vivían unos ancianos con problemas del oído que no dejará de insistir hasta que abrieran la puerta, bueno yo nunca me rindo! – continuó explicando el joven mensajero, –Bueno si es un poco divertido… no lo puedo negar, pero los mensajes que trae esta gente pueden ser importantes, si descubren a los que hicieron esto podría castigarlos fuertemente– pensó el genin con una media sonrisa mirando al atribulado mensajero, –Permiteme el documento seguramente lo niños no sabían leer bien y te enviaron al lugar equivocado– le propuso Horaime al cegato, –Bueno parecían muy seguros pero toma– contestó el mensajero entregando el documento al genin, –QUE!!!!!... – grito Horaime al ver el nombre del destinatario.
–Si no me hubiera detenido seguramente el nunca me hubiera encontrado y el sensei pensaría que soy un desobligado o algo así– pensó Horaime recordando todo lo sucedido, –Las veo!– murmuró al ver las estatuas de mármol en la plaza donde lo citó su maestro, el genin entró a la plaza corriendo a máxima velocidad por suerte tenía puesta ropa adecuada cuando encontró al mensajero, aunque aún debía pensar en cómo explicaría todo lo sucedido a su maestro.
–Veamos donde…– murmuró buscando al distintivo rubio, –Te tengo– dijo después de avistar a su maestro y corriendo en dirección a él, –¡LO SIENTO MUCHO SENSEI!– grito Horaime tal vez sorprendiendo a su maestro aunque en la mente del genin era imposible sorprender a alguien así de fuerte.