¿Es que acaso aquello era una especie de broma de mal gusto? ¿A quién se le habría ocurrido pensar que una mujer del linaje de Rai-Mei se tendría que rebajar a algo como aquello? Los ojos resplandecientes de la peliblanca estaban atónitos observando todas las cosas que contenía su lista de compras y, de hecho, más desconcertada aun con la poca cantidad de dinero que le habían entregado
.-¿Es que acaso estas señoras son así de tacañas?.- No podía evitar que esos pensamientos cruzaran su cabeza, fuera de su aspecto firme y refinado, en el interior aquella no era más que una niña que probablemente nunca había hecho las compras por sí misma e incluso, muy probablemente ignoraba lo que realmente costaban las cosas en el día a día
.-Descuide, Raina-san, se hará absolutamente todo lo posible para que usted pueda obtener sus objetos a la brevedad.- Contrario a sus pensamientos, cada una de sus palabras mostraba compromiso y dedicación, aquel era un discurso típico de quien se compromete profundamente con una causa a pesar de que la misma le es indiferente. Aquel es el discurso condescendiente, aquel que endulza los oídos y que en realidad se encuentra vacío de todo propósito, pero así le habían enseñado a comportarse, sus emociones e implicancias con las tareas eran poco relevantes, lo único que importaba finalmente era la posición de su nombre en el mundo y las relaciones que se pudiesen establecer a partir del prestigio y fama que pudiese lograr obtener. La alta sociedad demandaba un comportamiento ejemplar y no encontrarían en ella una excepción de la cual hacer burla una vez tuviese que volver a Kumogakure
.-Con su permiso, es tiempo de acudir al mercado.- Se cruzó de brazos
.-Parece ser que mis compañeros tienen "prisa".- Y es que, para ese momento, al parecer ella era la única que no había hecho abandono del salón para adentrarse en las repletas calles de Konoha.
Rai-Mei no era especialmente sociable con quienes no conocía gracias a sus familias o líneas de sangre, de cierta forma siempre se le había prohibido el relacionarse con todos aquellos que no tuviesen algún tipo de peso político o social en cualquiera de las aldeas que existiesen. Desde pequeña había estado recluida en su habitación recibiendo la más digna educación así como también en el dojo familiar donde se había entrenado arduamente para tener un cuerpo apto que pudiese soportar toda la tensión que implicaban las técnicas Yotsuki. En ese sentido, estando tan acostumbrada a estar con ella misma, Rai no veía en el exterior nada que le pudiese llamar especialmente la atención, refiriéndose a sus compañeros de misión, aunque sí que había algo que le provocaba molestia y que, por azares del destino, se había terminado por topar de frente en medio de la larga fila
.-¿Konoha tiene a personas viviendo así en la calle? No creí que la aldea fuese tan indigna...- Suspiró cerrando sus ojos observando la situación
.-Mendigos, sufrientes criaturas que viven a expensas de la caridad de otras personas.- Para ese momento, su semblante tranquilo se había tornado bastante serio
.-Y ellos.- Se refirió a los otros miembros de la misión
.-Simplemente caen en sus redes y acceden a una ayuda "desinteresada".- Se cruzó de brazos y caminó tranquilamente hacia el hombre que mal vestía el abrigo del abandono y la necesidad
.-Levántate y camina.- Su voz fue firme y sonora, casi como un mandato, una clara imposición hacia un desconocido, una orden directa tal y como si ella fuese un superior dentro de una cadena de mando
.-Veo que tienes brazos y piernas, veo que tienes ojos y manos, veo que puedes hablar y entender.- ¿Por qué estaba molesta tan de pronto?
.-No veo en ti el impedimento para obrar de buena forma, para trabajar la tierra, para establecer una fuente de ingresos, para contribuir a tu aldea.- Su mirada siempre firme, se apartó por un momento de la figura de aquel vagabundo
.-Personas como ustedes no hacen más que fomentar los vicios de una sociedad cada vez más alejada de los designios de "Dios".- Replicó a los compañeros de misión que habían ofrecido ayuda
.-"Dios" nos ha entregado las herramientas... De entre todas las bestias nos encontró dignos y fue así como nos encargó el mundo... No para volverlo una burla al esfuerzo y dedicación.- Claramente no le parecía aquel gesto de bondad que se había manifestado frente a ella, simplemente no lo entendía, no calzaba con su idea de vida o, mejor dicho, no calzaba con la idea que el mundo le había impuesto.
Fuera de aquel momento, su caminar siempre distinguido la llevó hacia la tienda de mascotas, nuevamente su aparición era tardía o retrasada en comparación al resto. Para su llegada ya se encontraría otro de los hombres encargados de hacer las compras, en este caso particular, parecía ser que el sujeto que regateaba por el valor de unos cachorros...
.-Escucha, vendedor.- Alzó la voz interrumpiendo la negociación
.-No muestres interés en regatear cuando tienes frente a ti una oferta real.- Su voz parecía indicar que la peliblanca estaba acostumbrada a los negocios o bien podía disimular muy bien su experiencia en estos términos
.-Quiero que me entregues a la criatura más exótica que tengas, puedo pagar su valor completo.- Fue entonces que se aclaró la garganta
.-Rai-Mei Yotsuki de la segunda rama oriental del clan. Decimosegunda heredera al liderato y elegida por designio de Dios para guiar las riendas de la aldea perdida entre las nubes.- Una presentación protocolar
.-Espero sepas satisfacer mi petición, una mano amiga será ampliamente compensada.- Probablemente aquella no era la mejor manera de iniciar una negociación, pero aquella mujer no sabía otras formas.
Resumen
-Rai-Mei habla un poco con la señora y se compromete a cumplir la misión pues está en juego su imagen.
-Al encontrarse con el mendigo, contrario a ayudarle, le increpa y cuestiona a raíz de la imagen que proyecta y lo "indigno" que se ve ante sus ojos. No está dispuesta a razonar ni mucho menos e incluso también cuestiona el actuar condescendiente de sus "compañeros de misión"
-Rai-Mei llega a la tienda de mascotas como primer lugar, allí cae en cuenta de que otro shinobi se encuentra regateando por cachorros, Mei decide ignorar esa negociación y establece en voz alta sus propios términos ofreciendo pagar el precio completo del animal más exótico que se tenga.