La tierra del Rayo siempre fue un tanto chocante, tal vez por aquel prestigió que el imperio ganó durante estos años lo que era claro es que actualmente tenía una de las seguridades más sofocantes de todos los imperios; sin embargo, había una pequeña parte de la nación la cuál casi no estaba custodiada, utilizada como ruta para los criminales y rebeldes cuando buscaban comerciar en el Templo del Rayo, lo que permitía el acceso casi a cualquier persona pues era claro que debían ser conocedores de técnicas ninjas para sobrevivir los ataques furtivos de los criminales y asaltantes de camino. Está vez Sazaki montaba guardia en aquel camino, tarea impuesta por sus superiores y no era algo que le desgradara tampoco pues veía el constante movimiento de personas y conocía a ni has de otras naciones lo cual le parecía un tanto curioso, sus modos, sus tradiciones, y en algún que otro ninja incluso se escuchaba un acento diferente al que se acostumbra en la nación de la nube.
El día estuvo con relativa tranquilidad y el cambio de guardia comenzaba a acercarse rápidamente. <Tal vez saliendo me caiga bien un poco de sake.> Su bebida favorita, siempre pensaba en ella aunque no lo demostrará a prioridad pero se había vuelto una costumbre cada que terminaba aquella guardia. <¿Hasta cuándo me tomaran en cuenta para misiones fuera del país?> Se preguntaba a si mismo pues aunque tenía toda la libertad de viajar por sus propios fines, lo cierto era que la custodia de la pequeña Pam hacía que está opción ni siquiera fuese considerada. Daisū ya estaba muy grande para confiar plenamente en el pues seguramente se cansaría rápido y en caso de algún asalto al dojo era claro que no podría contenerlos, lo que le chocaba un poco pero al final estaba agradecido con el anciano y la pequeña por darle un motivo para continuar mejorando.
Las guardias en este camino solían ser de doce horas por doce horas, se decía que así probaban la paciencia y resistencia del Shinobi para mantenerse alerta ante cualquier situación pero sinceramente estás guardias eran bastantes tranquilas y no significaban un gran reto a ninjas con mas potencia o es lo que pensaba Sazaki, pues a final de cada jornada solo estaba cansado de no ver nada interesante o tener acción verdadera, sus Shirasayas en su cadera llevaban ya bastante enfundadas y aquel fugor de la batalla estaba muy alejado últimamente, volteo a ver el cielo completamente limpio pues Kumogakure era la única nación que tenías que ver hacia abajo para ver las nubes, algo que siempre le había parecido curioso a Ryō. Pero la cotidianidad de este hecho rápidamente lo hizo olvidarlo de nueva cuenta. <Si aquí no hay gente interesante tal vez lo haya en el bar clandestino a unos 15 minutos de aquí.> Aquel bar era un secreto a voces, pero el Rayo se nutria económicamente de aquel negocio por lo que a nadie le convenía que cerrase, además Sazaki se había vuelto "amigo" o mejor dicho conocido del encargado del bar por su gran frecuencia, así que también daría una vuelta para ver cómo estaba, presentarse por parte del imperio para que los saqueadores o ninjas extranjeros no hicesen lo que quisesen a libre albedrio, pues el emblema del clan Tajuken era bastante conocido y respetado en esta nación.