Una mañana intensa [Priv: Gojo]
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Era el eco que se escucha de forma casi interminable por aquellos pasillos solitarios, o incluso más allá del pasillo, ya que, aquel día el terreno de la academia se encontraba totalmente solitario, ¿Esto quizás porque era sábado? O ¿Por qué no eran ni las seis de la mañana? La verdad es que eso realmente no importaba, pues aquellos sonidos de golpes secos definitivamente no se reproducían solos. Así que, siguiendo el origen de aquel sonido de golpes secos, nos llevaría a las puertas de aquello que sería el salón de prácticas, o bueno, mejor dicho, el terreno de prácticas, ya que el interior del lugar era realmente inmenso, y, aun así, el eco de aquellos golpes aun salía por aquel espacio dejado por una puerta mal cerrada.

En el interior del lugar, se podían distinguir cuatro figuras, tres de ellas rodeando a una figura en el centro, la cual se movía con gran agilidad y velocidad, al mismo tiempo en que golpeaba a las otras tres figuras que le rodeaban, los golpes sobre aquellas figuras resonaban con fuerza, aquel sonido delataba a aquellas figuras, pues quienes hubiesen entrenado con dedicación, sabrían que aquel sonido se producía al golpear a los muñecos de práctica, los cuales estaban hechos de madera. Por otro lado, aquella figura que se encontraba entre aquellos muñecos tenía un toque distintivo, o más bien, llamativo, algo que era incapaz de pasar desapercibido, y aquello no era más que, una larga y platinada cabellera, algo no tan común o por lo menos lo suficientemente extraño como para ser llamativo.

Quienes se acercarán, si es que hubiese alguna persona capaz de estar en aquel lugar antes de las seis de la mañana, notarían al irse acercando, como aquella figura que antes no tenía nada más que sus cabellos para resaltar, iría lentamente revelándose, de una figura irreconocible a la silueta de una mujer, y mientras más se acercaran más reconocible seria, aunque es algo obvio, y ni tendría que decirlo, en fin; Aquella silueta finalmente detendría su movimiento, deteniéndose justo en medio de los tres muñecos e inclinando su cuerpo hacia delante, al mismo tiempo en que colocaba ambas manos sobre sus rodillas, haciendo que aquella larga cabellera terminase cubriendo su rostro. En su cuerpo se notaba el trabajo realizado, ya que el mismo se encontraba completamente cubierto de su sudor, aquel top deportivo negro, y sus shorts no eran la excepción.

Aun...tengo...mucho...por hacer. -Decía con voz jadeante- Animo... ¡REIKA!

Exclamo con fuerzas, pues era su forma de auto motivarse a sí misma, sin embargo, no abandonaba aquella posición en la que se encontraba, su cansancio era notable, quizás tomarse un pequeño descanso no fuese mala idea, ya que si se trabaja en exceso puede ser contraproducente.

Solo unos minutos, un descanso de solo unos minutos.

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Última modificación: 27-06-2023, 06:40 AM por Gojo.

Aunque el silencio reinaba en aquellos pasillos, Gojo podía sentir la energía latente que impregnaba el aire. Era un lugar donde los futuros shinobis se forjaban, donde las habilidades ninja se cultivaban con dedicación y rigor. La razon por la que Gojo se encontraba alli era muy simple, le habian asignado la tarea de hacer guardia toda la noche en la academia, el tipico trabajo molesto que le suelen asignar a los genins, sobretodo a él, que aun estaba recuperandose fisicamente de su condicion. Mientras avanzaba por los corredores, pudo escuchar un eco distante, un sonido que cortaba el aire con precisión y fuerza. Intrigado, siguió el rastro auditivo hasta llegar a las puertas del salón de prácticas. Al abrir la puerta, un panorama cautivador se desplegó ante sus ojos. En el amplio espacio de entrenamiento, cuatro figuras se alzaban a la vista, una de ellas se movía con una agilidad notoria. Cada golpe resonaba con intensidad, revelando la naturaleza de aquel entrenamiento. Eran muñecos de madera, blancos y frágiles, que soportaban los embates de la figura central. La figura destacaba por su distintiva cabellera platinada, que ondeaba en el aire con cada movimiento. Era una mujer, cuya silueta se hacía cada vez más nítida a medida que Gojo se acercaba. Su cuerpo estaba cubierto de sudor, evidencia del arduo esfuerzo al que se sometía. Gojo observó asombrado por la dedicación y la determinación que emanaban de aquella joven shinobi. Aunque era una desconocida para el, no pudo evitar sentir cierto respeto y admiracion considerando que muy pocos son los que entrenan a estas horas de la mañana.

La joven finalmente detuvo su entrenamiento, inclinando su cuerpo hacia delante y dejando que su cabello cubriera su rostro. El silencio se apoderó del lugar, solo interrumpido por la respiración agitada de la joven. Era evidente que necesitaba un breve descanso, una pausa para recargar fuerzas. Gojo se acercó lentamente, sin querer interrumpir la serenidad del momento. Observó a la joven shinobi, reconociendo en ella la pasión y la voluntad que él mismo poseía. El destino los había cruzado en aquel rincón de la academia, y aunque sus caminos aún no se habían entrelazado, Gojo presentía que aquel encuentro sería el inicio de algo significativo.

Intrigado por la femina, Gojo se acercó lentamente, sin interrumpir su concentración. A medida que se acercaba, podía sentir el aire viciado a su alrededor debido al calor que el cuerpo de la joven seguramente estaba emanando de sus poros sudados. Decidió esperar un momento oportuno para presentarse y entablar una conversación. — Veo que estás comprometida con tu entrenamiento — Dijo Gojo en tono respetuoso pero seguro. — ¿Te importaría compartir tu nombre conmigo? Soy Gojo. — Esperó atento a la respuesta de la joven, curioso por conocer más sobre su historia y las


[Imagen: 98a701b65b06fe1909713f2f0b762bff.jpg]
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Aun con su respiración entre cortada, la joven se mantenía ligeramente encorvada hacia el frente, y con ambas manos apoyadas sobre sus rodillas, sin embargo, a los pocos momentos, logro escuchar una voz en sus proximidades, aquello causo que la misma automáticamente se mostrase alerta, ya que lo último que se esperaba es que alguna otra persona, además del guardia de todos los días, estuviese presente en la Academia a aquellas horas de la mañana. Aquellos ojos verde jades que poseía la joven, se encontraban ahora clavos sobre la figura de aquel joven muchacho que se encontraba a su costado, al observarle esta se fue reincorporando poco a poco, hasta volver a estar correctamente erguida, por extraño que le resultara aquel joven le llamaba la atención, y no precisamente por haber salido de la nada, y haberle pegado un susto de infarto, nah, para nada, aquello que realmente le llamaba la atención, eran sus blanquísimos cabellos, ya que para ella era extraño encontrarse con personas con ese color de cabello.

Si, bastante –Contesto- El entrenamiento es la base para dominar cualquier arte.

Contesto ante lo dicho por aquel joven, para seguido girarse ligeramente a su dirección, al mismo tiempo que con su mano diestra, recogía ligeramente aquellos mechones de pelo que se encontraban sobre el lado izquierdo de su rostro, para seguido acomodarlos justo detrás de su oreja, al mismo tiempo en que esta mostraba una ligera sonrisa.

Por supuesto –Comento- Reika, Amagiri Reika, un placer conocerte Gojo. -Diría la joven, mientras extendía su mano hacia el contrario- ¿Y qué te trae a este salón tan temprano en la mañana? Es raro ver a alguien más aparte de mi a estas horas.

Comentaría la joven, antes de pasar a moverse en dirección a aquella pared donde se encontraban recostadas sus pertenencias, entre ellas, una botella de agua, y una toalla, las cuales tomaría, para seguido colocar la toalla sobre su hombro derecho, mientras que sostenía la botella de agua con su mano izquierda, y con su diestra ahora desocupada pasaría abrir la misma, para así darle un primer trago, a aquel liquido transparente dentro de la botella.

Hmm. -Dejo de beber- ¿Quieres un trago? -Le ofreció- Espero no seas de esos que piensa que compartir una botella de agua signifique algo más que eso.
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Gojo sonrió amistosamente mientras se acercaba a la joven y aceptaba la mano extendida de Reika en un saludo cordial. La joven kunoichi parecía intrigada por su presencia y no podía evitar notar su curiosidad hacia su distintivo cabello blanco. — El placer es mío, Reika. Un gusto conocerte también —respondió Gojo con cortesía, soltando su mano después del saludo. Observó cómo Reika se dirigía hacia sus pertenencias y tomaba una botella de agua. Cuando ella ofreció compartir, él asintió con gratitud. —Gracias, aprecio el gesto —respondió, acercándose para recibir la botella de agua — No te preocupes, no soy de los que piensan demasiado en esas cosas. Simplemente lo veo como una muestra de camaradería.

Gojo bebió un sorbo refrescante del agua, sintiendo cómo revitalizaba su sedienta garganta. La conversación con Reika le resultaba amena, parecia una joven aplicada y con gran determinacion a cumplir sus objetivos, al menos asi debia ser minimamente cualquiera que se levantase  antes del amanecer para entrenar. O eso pensaba Gojo al menos... — En cuanto a por qué estoy aquí tan temprano, en realidad me asignaron para hacer la guardia nocturna de hoy. Es una molestia pero por ahora no puedo hacer mucho mas —explicó Gojo, devolviendo la botella a Reika — Hace poco me dieron de alta en el hospital y aun me estoy recuperando. — Tras decirle esto, Gojo levanto un poco su camiseta, revelando su abdomen completamente vendado como si de una momia se tratase.

Mientras hablaba, su mirada se posó en los alrededores del salón, como si estuviera analizando cada rincón, le encantaba los dojos de la academia, asi como entrenar en ellos, poco a poco sentia como su sangre ardia por tener un enfrentamiento, pero lo disimulaba perfectamente. — ¿Asique sueles venir seguido a estas horas para entrenar? No muchos son capaces de tener esa disciplina. ¿Porque lo haces? ¿Que es lo que te motiva a volverte mas fuerte, a buscar llegar cada vez mas lejos? —Le pregunto Gojo, esperando la respuesta de Reika. Estaba curioso, esa joven parecia tener algo especial ademas de su evidente belleza, dandose animos a si misma para empujarse a superar sus limites, no era poca cosa, y nadie lo hace sin tener una buena razon o solo por el deseo de ser mas fuerte y ya.
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