[Auto-Narrada C] Un mensaje de paz
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Misión a Realizar




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Si algo deja claro la historia del mundo ninja, es que la paz, incluso en sus momentos más fuertes, no es más que un sueño efímero, que puede quebrarse ante la más mínima provocación, ya sea casual o intencional. El País del Fuego es completamente consciente de este hecho, y quizás lo sea aún más la propia Konohagakure no Sato; centro neurálgico de sus guerreros y mayores herramientas de guerra.
 
Hace menos de una semana, una de estas "provocaciones" ocurrió en el borde exterior del País del Fuego. Una aldea neutral, cuya lealtad llevaba ya en juego varios años, fue asaltada por lo que según los propios aldeanos eran ninjas de Konoha, pero que, según los reportes oficiales de inteligencia de la aldea, era de hecho una trama traicionera de los rebeldes para manchar su nombre y debilitarlos... Por su puesto, la verdad, como todo en el campo de batalla, es solo hipotética para ambos bandos, pero no es lo que nos atañe ahora mismo... Ahora, lo importante es que Konohagakure, tras descubrir los hechos y, en teoría, obtener pruebas de los mismos, ha enviado a un ninja como mensajero de su palabra, portando con el los documentos y pruebas necesarios para limpiar el nombre de la aldea.
 
Es así como Samuru acabaría encontrándose una vez más a medio camino de la frontera del país del Fuego, portando únicamente sus víveres y varios pergaminos; entre los que se encuentran aquellos necesarios para probar la inocencia del País del Fuego. En su mente no cree ser el más adecuado para esta misión; para empezar, ni si quiera es originario del País del Fuego, para continuar, ese mismo País fue uno de los primeros en intentar aprovecharse de la situación decadente de su lugar de origen cuando la primera venida ocurrió; para terminar, técnicamente y pese a haberse adaptado a la vida en la aldea, tanto él como Riku no dejan de ser prisioneros de guerra "Así que básicamente han enviado a extender las nuevas sobre la santidad de Konohagakure a alguien que ha visto todo lo referente a su lado oscuro... Y pese a todo, no me sorprende" En su mente todo eso no es más que otro movimiento de Shogi a escala nacional de la partida jugada entre la aldea y los renegados "Pero tampoco es como si me quedara alguna otra opción..."
 
Resignado ante la tarea que le ha tocado, continúa su progreso, procurando no salir en ningún momento de las vías más transcurridas y, por una vez, sin vestir de una forma llamativa... Pocas horas más tarde, cuando se disponía a cruzar el único puente que le permitiría continuar hacia su destino, su instinto le hace ponerse en guardia, ocultándose entre las malezas mientras observa los alrededores.
 
Al principio no ve nada, pero solo unos instantes más tarde y guiado por el leve murmullo de lo que parece una conversación, avanza en sigilo hasta ser capaz de ver a la perfección lo que ocurre en un claro ligeramente apartado a su destino. En el mismo, tres hombres están saqueando lo que claramente es el cadáver de un Shinobi de la hoja; por su aspecto físico y el hecho de haber sido abatido por lo que parecen ser luchadores del nivel de bandidos, no debía ser un alto rango, más es el pergamino que, tras buscar con insistencia, logran encontrar los bandidos, lo que llama la atención del marionetista.
 
Aquí está... ¿Cuántos como este crees que enviarán? - Susurra el primer bandido, mientras abre el sello del pergamino, pasando a leer su contenido.
 
Ni lo sé ni me importa. Se supone que en ese documento nos culpan de lo ocurrido en la aldea de Ohoy y no sé tú, pero me niego a creer que hayamos sido nosotros. así que toca joderles el mensaje a esos estafadores, uno detrás de otro.
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Samuru permanece al acecho entre la maleza mientras observa a los tres hombres, terminando de saquear el cadáver que ellos mismos han creado por su misión. La única razón de que no se haya marchado de aquel lugar aún, es el hecho de que debe sopesar adecuadamente la situación que tiene delante. 
 
Por un lado, evitar a estos bandidos no debería ser demasiado difícil, solo tiene que alejarse unos metros del puente y utilizar su capacidad de caminar por la pared del barranco y posteriormente su capacidad de caminar sobre el agua para pasar al otro lado... Si en la aldea le preguntaran por algún altercado, solo tendría que decir la verdad, que vio a varios bandidos (Omitiendo la parte de que posiblemente sean rebeldes por su propio bien) y que decidió desviarse del camino para no arriesgar la misión.
 
El problema surge cuando empieza a sopesar las posibilidades de que estos mismos hombres acaben matando a alguno de sus otros compañeros de la aldea. No es que le tenga especial cariño a casi nadie en aquel lugar, pero siendo increíblemente escéptico sobre el destino y su suerte, no puede evitar que en su mente juguetee la idea de que estos rebeldes llegaran a encontrarse con uno de sus pocos conocidos, o con el mismísimo Riku. "Otro problema es que nadie me va a pagar un extra por sus cabezas..."
 
Resignado y conteniendo sus ganas de expresar su desgana con un suspiro, Samuru extrae dos de los pergaminos que lleva a su espalda, extendiéndolos sobre el suelo, justo antes de tomar un kunai, atarle un sello explosivo y prepararse para el asalto.
 
Espera unos minutos, hasta que los implicados están relativamente juntos, y entonces activa la cuenta atrás del sello explosivo y lanza el kunai lo más lejos posible en dirección opuesta a la suya. Un par de segundos más tarde, una explosión se escucha en dirección al lanzamiento, haciendo que, de inmediato, los tres hombres se pongan en guardia, con toda su atención en la dirección de aquel sonido. Antes de que puedan siquiera comprender que se trata de una explosión, Samuru invoca a sus dos marionetas, lanzándolas sobre ellos sin piedad y atravesando de inmediato a dos de los implicados a la altura del cuello y el corazón con las cuchillas ocultas por sus danzarines.
 
El tercero empieza a girarse en cuanto la sangre resultante del primer golpe le salpica, pero solo tiene tiempo para emitir un ligero alarido antes de que Karasu y Kuroari comiencen a apuñalarlo incesantemente, hasta que el único sonido que puede ser escuchado en aquella esplanada es el producido por el metal cortando y perforando carne y huesos.
 
Retirando a ambas marionetas de vuelta a él, Samuru camina hasta los dos primeros objetivos, arrancándoles parte de su ropa antes de girarse hacia sus obras, a las que empieza a limpiar la sangre con los fragmentos de tela recién adquiridos. Para cuando ya no quedan rastros demasiado evidentes de la sangre, el marionetista se asegura de que los mecanismos internos estén limpios, volviendo a guardar a sus dos obras en el interior de sus pergaminos y girándose, ahora si, en dirección a la escaramuza que ha creado.
 
A diferencia de los muertos, el solo realiza una revisión rápida, tomando el otro pergamino que contiene el otro mensaje de paz (Ahora manchado de sangre) y, tras envolverlo con un trozo de tela limpia, guardándolo entre sus ropajes. Recoge un par de armas que puedan serle de utilidad y, asegurándose de llevarlo todo encima, camina hasta el dichoso puente, pasando a través del mismo sin que nada ni nadie le moleste en ese tramo o en lo que queda de viaje.
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El resto del camino se mantiene despejado para Samuru, que llegará unas horas más tarde a su destino, la aldea Ohoy. Nada más aparecer en la entrada de la misma, se ve detenido por dos guardias, quienes antes de dejarle pasar, proceden a chequearlo y retirarle sus armas, si bien, no sus pergaminos. Una vez consideran que el marionetista está "limpio", uno de los guardianes lo escolta con cierta resignación hasta la casa de quien consideran su líder Un hombre anciano y curtido por años de trabajo en el campo, que recibe a Samuru sentado en una silla de mimbre mientras bebe tranquilamente lo que, a ojos del marionetista, es una botella de shake demasiado buena para su nivel de vida. "Interesante..."

- Vengo de parte de Konohagakure para entregarle un documento de paz, dentro del cual se demuestra la inocencia de la aldea con respecto a los últimos ataques sufridos - Menciona el titiritero mientras saca el pergamino original, entregándoselo directamente a aquel hombre.

El líder de la aldea toma el pergamino y rompe el sello, pasando a examinar el contenido con aparente meticulosidad durante un par de minutos, antes de arrojarlo sobre la mesa con hostilidad y un gesto agresivo en su mirada.

- No me creo nada - Menciona con clara sarna - ¿Así que fuimos atacados por los rebeldes? Esa gente es conocida por intentar que la gente se una a ellos, no por forzar falsas revueltas. Márchate - Añade mientras hace un gesto despectivo con su mano dominante - Y dile a tu aldea que esperamos algo mejor que una falsa nota de disculpa para resolver esto.

El guardia que lo había escoltado pasa a indicarle que le siga, pero Samuru tiene otros planes. Es así como, ante el excéntrico líder de la aldea, extrae un segundo bulto y lo arroja sobre la misma mesa en la que el hombre ha despachado su propuesta. Solo con el lanzamiento, el bulto se desprende y permite ver el nuevo pergamino, así como las evidentes manchas de sangre que lo cubren.

- Antes de irme aprovecharé para disculparme de parte de la aldea por no haber entregado antes este mensaje... Pero verá, este de aquí, era el documento oficial, que extraje del cadáver de un ninja de Konoha que habría sido enviado previamente - Samuru realiza una pausa dramática, mirando fijamente al líder y esperando a que parezca que este va a responderle para cortar sus palabras continuando su mensaje - Era un miembro valioso de nuestra armada, pero claramente era solo un novato... A fin de cuentas, yo también soy un novato, y eliminé con relativa facilidad a los tres hombres que le habían asaltado. Podréis encontrarlos si buscáis sus cuerpos en un descampado cercano al puente principal que os comunica con Konohagakure; pero si queréis enviar a alguien, aconsejaría que sea como mínimo el carnicero, para estar seguros de que no se horrorizará con lo ocurrido.

De nuevo, el silencio se apodera del lugar, mientras el titiritero aprovecha el mismo para extraer otros dos pergaminos, concretamente los de sus dos marionetas, ahora mismo selladas a la espera de volver a ser necesarias.

- Los eliminé con las armas que guardo en estos dos pergaminos - El guardián se lleva una mano a la cintura, pero es detenido por un gesto precipitado del anciano, en cuyo rostro empieza a reflejarse la humedad del sudor frío - Lo más curioso, es que nadie a parte de Konoha y vuestra aldea sabía que este intercambio ocurriría... No era importante en caso de aclarar las cosas, las filtraciones son algo habitual en la guerra; pero como ha solicitado algo más, os aseguro de que Konohagakure probablemente enviará a varios ninjas al lugar de los hechos, para tratar de seguir las pistas dejadas, encontrar y suprimir a quien os está intentando usar como carnada de guerra. No os preocupéis, mandarán a alguno de mis superiores, para hacer un trabajo mejor que el mío. Y tranquilos, no os decepcionaremos, os entregaremos a todos los culpables como muestra de paz. ¿Algo más que deba comunicarles a mis superiores?

Samuru dedica su sonrisa más complaciente al hombre que tiene ante él, volviendo a guardar los pergaminos de sus marionetas nuevamente en su inventario. Hecho esto, se recuesta sobre la silla y se cruza de brazos y piernas, esperando algún tipo de respuesta. Pasan los segundos, y finalmente el líder de la aldea vuelve a moverse, tomando el pergamino ensangrentado y haciendo gala de la que probablemente sea la cara de póker más forzada que el titiritero ha visto nunca. Carraspea, aclarando su garganta y, tras unos nuevos segundos de duda, vuelve a hablar.

- Desconocía lo que estaba ocurriendo en nuestra frontera. Mis disculpas. Enviaré a alguien a verificar lo que nos has dicho y si es todo tal cual nos indicas nos olvidaremos de lo ocurrido... Está claro que ambos hemos sufrido bajas por culpa de este complot y que... - El hombre enmudece, no sabe cómo continuar su speech, no sabe hasta donde tiene que hacerse el loco o que respuesta dar para convencer al mensajero que tiene delante de entregar un mensaje que les haga quedar bien después de haber sido claramente descubiertos jugando a dos bandas.

- ¿De verdad? - Samuru se permite mostrar una expresión de júbilo y alegría ante el "cambio de opinión" del líder - No se preocupe, le diré a la aldea que todo está aclarado y les hablaré sobre la ayuda que nos han ofrecido. Y recordad, en caso de cualquier problema, podéis hacérnoslo saber, siempre estamos dispuestos a ayudar a nuestros aliados. Ahora, si me disculpa - Samuru se pone en pie, realizando una última reverencia antes de girarse - He de entregar las noticias de inmediato mi señor. Muchas gracias por su entendimiento.

Caminando con paso lento hasta el exterior, el joven ni si quiera se gira para comprobar que le hayan indicado que puede marcharse, no le interesa, y tampoco quiere darles tiempo a replantearse lo que acaba de ocurrir allí dentro. A fin de cuentas, ahora tiene claro que aquel hombre ha estado vendiendo información a ambos bandos, y no quiere darle la oportunidad de replantearse sus prioridades hasta que sea imposible cambiar de idea. Así pues, en cuanto sale de la pequeña aldea, procura desaparecer cuanto antes de la vista del guardián restante en el portón, y encaminarse a su hogar para darles la buena noticia de que, aunque con una baja evitable, la misión está completa.

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Última modificación: 26-06-2023, 09:54 PM por Moderador.
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