Este sí que sería un día divertido. Hace no mucho dio con el coliseo del País del Viento, el más grande del mundo. Y, como fue una gran fuente de entretención para su persona, decidió regresar. Al inscribirse para combatir, le dijeron que ya había un peleador esperando contrincante, así que sería emparejado con él. Era casi imposible que Nagi conociera a la persona de nombre, pero su curiosidad pudo más que él y preguntó si era posible conocer con quién combatiría. El encargado administrativo fue bastante buena persona y accedió, mostrándole el libro de inscripción. Al instante una sonrisa bastante noticia apareció en el rostro del chuunin. El mundo a veces resultaba ser más pequeño de lo que creía. Él, de entre todas las personas que hay sobre la faz de la Tierra, justamente él sería su adversario. — No esperaría menos.
Durante el tiempo de espera soltó varias risitas. Cada persona que pasaba cerca de él lo miraba extrañada. De la nada se encontraban con un individuo riéndose porque sí, por ningún motivo aparente. Intentó mantenerse escondido, no quería que su rival se encontrara con él. Aunque claro, aquel poseía técnicas del tipo sensorial. Si las usara, lo reconocería incluso en medio de toda la gente. De todas formas sería raro que se ponga a investigar de esa forma, pero uno nunca sabe de lo que son capaces las personas.
En cuestión de dos horas se le avisó que ya era su turno. Como de costumbre, las únicas armas que llevaba eran su katana en la cintura y dos Wakizashis en la espalda. Respecto a la presentación de los luchadores, esta será omitida porque a este humilde narrador le da flojera escribir diálogos del árbitro del torneo de las artes marciales de Dragon Ball.
El campo sería de hielo según se le informó antes de caminar hasta la arena. Recordemos que Nagi está participando en una modalidad donde la arena se decide de forma aleatoria, así que hasta el último momento no sabe a qué se enfrentará. Podría decirse que tendrá ventaja al ser de un clan que domina el elemento, pero dudaba mucho que las autoridades del coliseo hayan creado un lugar que beneficie demasiado a una parte. Algún que otro truco debe haber. Claro, eso porque hay apuestas. Si se viera la balanza solo para un lado, se podría decir que están amañando el tema del dinero y esto traería muchos problemas. Pero bueno, olvidémonos de eso.
Regresando con los protagonistas, mientras Nagi caminaba hacia el centro, le sonreía a Shokan. Sí, él era su oponente. Aquel que en más de una oportunidad ha sido su compañero en el País del Agua, esta vez lo tiene como enemigo. — La lógica dice que un jounin debe ser más fuerte que un chuunin. Pero ya sabes que la lógica no es lo mío. — Se quedó de pie en F11 mientras la mano diestra tomaba la empuñadura de su Katana. Obviamente, como toda buena persona de bien, no haría nada de inmediato. Simplemente se alistaba.
El combate que decidiría el destino de la humanidad cuando el árbitro lo decidiese. En el público no se movía ni escuchaba ni un alma. Todos estaban expectantes a lo que estaba por suceder.
Durante el tiempo de espera soltó varias risitas. Cada persona que pasaba cerca de él lo miraba extrañada. De la nada se encontraban con un individuo riéndose porque sí, por ningún motivo aparente. Intentó mantenerse escondido, no quería que su rival se encontrara con él. Aunque claro, aquel poseía técnicas del tipo sensorial. Si las usara, lo reconocería incluso en medio de toda la gente. De todas formas sería raro que se ponga a investigar de esa forma, pero uno nunca sabe de lo que son capaces las personas.
En cuestión de dos horas se le avisó que ya era su turno. Como de costumbre, las únicas armas que llevaba eran su katana en la cintura y dos Wakizashis en la espalda. Respecto a la presentación de los luchadores, esta será omitida porque a este humilde narrador le da flojera escribir diálogos del árbitro del torneo de las artes marciales de Dragon Ball.
El campo sería de hielo según se le informó antes de caminar hasta la arena. Recordemos que Nagi está participando en una modalidad donde la arena se decide de forma aleatoria, así que hasta el último momento no sabe a qué se enfrentará. Podría decirse que tendrá ventaja al ser de un clan que domina el elemento, pero dudaba mucho que las autoridades del coliseo hayan creado un lugar que beneficie demasiado a una parte. Algún que otro truco debe haber. Claro, eso porque hay apuestas. Si se viera la balanza solo para un lado, se podría decir que están amañando el tema del dinero y esto traería muchos problemas. Pero bueno, olvidémonos de eso.
Regresando con los protagonistas, mientras Nagi caminaba hacia el centro, le sonreía a Shokan. Sí, él era su oponente. Aquel que en más de una oportunidad ha sido su compañero en el País del Agua, esta vez lo tiene como enemigo. — La lógica dice que un jounin debe ser más fuerte que un chuunin. Pero ya sabes que la lógica no es lo mío. — Se quedó de pie en F11 mientras la mano diestra tomaba la empuñadura de su Katana. Obviamente, como toda buena persona de bien, no haría nada de inmediato. Simplemente se alistaba.
El combate que decidiría el destino de la humanidad cuando el árbitro lo decidiese. En el público no se movía ni escuchaba ni un alma. Todos estaban expectantes a lo que estaba por suceder.
![[Imagen: SkNjWmYg_o.png]](https://images2.imgbox.com/00/35/SkNjWmYg_o.png)
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