Tal noticia llenó de interés al marionetista, decidiendo entonces visitar el lugar para observarlo y quizás, si las cosas salían bien, entrar en un combate contra alguien más; el viaje fue bastante corto y sin muchos eventos, para cuando llegó se encontró con un gran espacio, claramente construido de una manera en la que jutsus de ambiente pudiesen hacer su trabajo sin afectar mucho, quizás incluso con esto se pretendía alterar la arena de acuerdo a las necesidades de los luchadores -como en poco tiempo se daría cuenta-.
Sin importar, el rubio dio una vuelta y luego de poco tiempo, decidió registrarse, marcando una pequeña casilla en el formulario que claramente marcaba que el combate sería mano a mano, sin uso de técnicas de ningún tipo, algo ligero y sencillo para estirar sus músculos ya un poco acostumbrados al uso de otras herramientas que no siempre estarían a su disposición.
Luego de un par de horas, un trabajador le llamó, haciéndolo caminar y adentrarse a la parte “oculta” del coliseo, lugar donde los luchadores se reúnen y esperan su turno para el combate. Allí, se le dio un par de instrucciones, así como el sitio por donde entraría para la pelea. Al cabo de unos minutos después, la voz de un presentador se escuchó: —¡BIENVENIDOS, DAMAS Y CABALLEROS, A LA SIGUIENTE PELEA DEL COLISEO SABAKUGAMI! —Gritos por parte de la fanaticada llenaron el espacio, era algo simple, pero llenaba de emoción la sangre de los luchadores—. EN ESTA OCASIÓN, TENDREMOS UN COMBATE CON UNA REGLA ESPECIAL, ES POR ESO, QUE HEMOS ARREGLADO LA ARENA PARA QUE ESTA REGLA TENGA MAYOR EFECTO, SIN MÁS, PERMÍTANME PRESENTARLES A LOS COMBATIENTES. —Una reja, que era lo que detenía a los luchadores de entrar en la arena, se levantó de cada lado del gran coliseo, un pequeño puente de hierro se fue estirando poco a poco hasta quedar enganchado con el círculo en el centro del lugar, mismo que estaba rodeado de aguas poco profundas—. A LA IZQUIERDA, TENEMOS UNA NUEVA CARA, UN HOMBRE RUBIO Y DISPUESTO A HACERSE UN NOMBRE, CON USTEDES, ¡DEIKUM! —No mucha gente celebró la llegada de este nuevo peleador, pero eso no le importaba mucho, estaba allí para pasar un rato decente y pelear—. A LA DERECHA, CON VARIAS PELEAS BAJO SU NOMBRE, OTRO RUBIO PERO DE DIFERENTE FAMILIA, CON USTEDES, ¡ADAN! —En esta ocasión, los gritos si fueron un poco más ensordecedores, ciertamente el hombre a quien Deikum consideraba un amigo había pasado mucho tiempo aquí.
Con esto último en mente, el Chikamatsu encontró la situación un tanto humorística, terminando de llegar al centro de la arena y observando a su contrincante. —Vine porque me lo recomendaste, pero no pensé que nos pondrían como oponentes —dijo, no había ni un ápice de animosidad en su tono, si ya de por sí el enfrentamiento era amistoso, pues en esta ocasión lo sería aún más—, espero que podamos divertirnos un poco entonces, Adan. —Y con esto, Deikum, quién estaba a unos ocho metros de su ahora oponente, se colocó en posición, moviendo su pierna derecha hacia atrás, flexionando un poco las rodillas conforme tomaba una postura de arte marcial, su brazo derecho cayó a la altura de su cintura, firme, mientras que su otro brazo era colocado frente a él, con la mano mirando hacia el cielo.
—¡QUE COMIENCE EL COMBATE!