[Misión Rango B] Información confidencial comprometida
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Información de la misión

Reglas y Aclaraciones


[Imagen: DOxLa2A.png]

Entre las ruinas de Kaze no Kuni, el antiguo Pais del Viento, no puede verse nada más que kilómetros de desierto hasta donde alcanza la vista. Hace ya más de una década desde que toda la civilización residente en Sunagakure no Sato y la capital del viento fue erradicada de su existencia, junto a edificios, carreteras y, en general, todo signo de que en algún momento hubiera existido algún tipo de civilización, quedando los pocos remanentes que sobrevivieron al exterminio enterrados en la arena...

Y sin embargo, de alguna manera, la civilización ha logrado "abrirse paso" de nuevo en estas tierras; si es que a la nueva sociedad asentada en estas tierras puede llamársele "civilización". Unos pocos ciudadanos respetables habitan junto a centenas de ladrones, bandidos y criminales genéricos, ocultos en las profundidades de la tierra, donde ni el inmisericorde sol de Sunagakure ni la vista de "Dios" puede encontrarlos.

Es en este nuevo núcleo pseudo-habitable en donde se realizan los más importantes intercambios de información del mercado negro. Técnicas prohibidas, recetas de venenos mortales y, en algunos casos, información comprometida de distintos paises. Y es a causa de este último tipo de información que 4 ninjas, cada uno de un lugar distinto, han sido contratados con un mismo objetivo: Reunirse a la entrada de la ciudad en la que se ha localizado la venta, obtener la información comprometida y eliminarla de la faz de la tierra.
___________________________

A cubierto de los pocos minutos de paz y tranquilidad otorgados por el atardecer en el desierto, una figura cubierta con una túnica blanca que le protege del sol, con la que cubre su cuerpo y cabeza, camina con naturalidad entre las dunas. Tras unos minutos, para cuando el sol casi se ha escondido por completo en el horizonte y el frío nocturno característico del lugar empieza a caer, la figura llega finalmente a su objetivo; la entrada subterránea a una de las muchas ciudades ocultas bajo las arenas del desierto.

Una vez a resguardo en la entrada del túnel, la figura se quita la túnica, dejando su rostro y cabello al descubierto, así como el resto de su ropaje: un kimono blanco con decorados florales, que cierra un cinturón rojo, varios adornos; cabello oscuro, con mechones rojos y unos ojos de color dorado que contrastan enormemente con el maquillaje rojizo que los rodea... Samuru siempre ha parecido más un hombre de compañía que un guerrero, a fin de cuentas ha sido su profesión por muchos años, pero en esta ocasión su ropa lo hace incluso más evidente, en parte para facilitar la infiltración. Tanto es así que, el único detalle que podría llamar la atención de uno observador entrenado, son los dos pergaminos que cuelgan de su cinturón bajo la espalda, pergaminos que quedan inmediatamente cubiertos por su túnica (ahora un capote ceremonial improvisado) que, tras sacudir la arena y voltear muestra una segunda capa de color negro y diseños florales.

apariencia


- Parece que hemos llegado a tiempo - Dice en un susurro hacia si mismo, mientras extrae un tercer pergamino entre sus ropajes y examina su contenido, confirmando así que se encuentra en el lugar adecuado a la hora adecuada.

Guardando de nuevo el identificador de misión, Samuru se aparta del camino y se apoya contra la pared, dispuesto a esperar con tranquilidad mientras examina con la mirada el lugar en el que se encuentra, por si se le hubiera pasado la existencia de algún otro individuo que hubiera llegado antes que él a aquel lugar. La cueva parece de lo más normal, una formación rocosa circular con estalactitas que llevan ya secas varias décadas o incluso centenas... Sin embargo, algo de luz puede verse a lo lejos, indicativo de que para quien siga adentrándose, hay mucho más de lo que alguien podría esperar.
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Luego de un largo viaje de más de una semana, Kaen por fin había llegado al desdichado País del Viento, lugar árido y con una historia bastante complicada. El sitio era vacío, siendo básicamente un gran desierto que iba abarcaba una gran porción del continente, él había escuchado rumores sobre cómo fue este país y su aldea los últimos en caer, el más castigado de todos, el más olvidado y ahora lleno de crímenes.

Sin embargo, el crimen era algo normal para el Kaguya, quien había pasado toda su vida en una aldea a la que se le conocía como la urbe de la mafia, donde los asesinatos ocurren diariamente desde tiempos inmemorables, leyendas tras leyendas nacían en la aldea oculta entre la niebla, todos y cada unas de ellas como la de asesinos sin igual, capaces de doblegar pequeños ejércitos por su cuenta; tal era la pequeña meta para él kirinense que ahora se encontraba lejos de su país.

Este mismo sacó un pequeño pergamino, leyendo ahora las instrucciones y observando el pequeño mapa topográfico, así como marcas de posibles lugares de interés y, más específicamente, el sitio de encuentro, una entrada subterránea a una de las pocas comunidades aún ocultas en el país. Comenzó a andar entonces, aprovechando que el día aún estaba relativamente fresco y el sol no sería tan abrasador, durante su viaje, el cual tomó con gran relajo, observaría los alrededores, sintiéndose extremadamente aburrido de solo ver arena hasta donde le alcanzara la vista, de vez en cuando una roca o una esquina de alguna edificación enterrada se cruzaría con sus ojos, pero de resto era la zona más vacía y sin vida que había presenciado.

Habiendo pasado el día, y revisando de vez en cuando el mapa para asegurarse de que se dirigía al sitio correcto, terminó llegando el atardecer, estaba ya a pocos minutos de distancia del punto de encuentro, por lo que decidió crear una pequeña ilusión en su ser, haciendo entonces un único sello y usando el Henge no Jutsu, cambiando su apariencia a una que, aunque quizás pudiese parecer más llamativa, serviría su función que era ocultar su identidad de momento.

Su nuevo rostro, tan horrible como se veía, sin duda le causaría un par de miradas, pero esperaba que esta fuese tan nefasta e intimidante, que simplemente generara el deseo en las personas de evitarlo, temiendo lo que alguien con ese rostro pudiese hacer.

Llegó entonces al sitio de reunión, notando que alguien más estaba allí, un joven, quizás de su misma edad, con un aspecto entrenado y bastante guapo, su vestimenta, por otro lado, se asemejaba más a la alguien que ha prestado su cuerpo para servicios exclusivos. Kaen no diría nada sobre eso, simplemente guardándolo en su cabeza como un pedazo de información poco importante, caminó hacia este sujeto, sin decir una palabra, solamente enseñando el pequeño pergamino en su mano como para dar a entender que quizás venían por lo mismo, se detuvo a su lado, derecho y estoico con su rostro vacío y una sonrisa un tanto burlona.

¿Qué era lo peor que podía pasar? Si esa interacción los llevaban a un combate, era algo más que bienvenido para aquel que quiere dejar su nombre en la historia como el asesino más despiadado de Kiri. No puedo esperar. Pensó Kaen, curvando más sus labios en ese rostro ya desfigurado, dándole una apariencia más horripilante y pervertida.
Apariencia
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Última modificación: 24-05-2023, 11:41 AM por Rõgu Midoriya.
País de la Hierba/Hogar de gente noble

¡Entrega! Su paquete rápido y seguro por envios Jinsoku-Rõgu y su familia seguian su negocio familiar de entregas, mudanzas y transporte. Hoy estaban en el País de la Hierba en la casa de una familia noble.

Los Jinsoku fueron invitados a comer algo antes de continuar su viaje y obviamente no lo iban a rechazar. Pero dentro, el hijo de la familia noble se acercó a Rõgu y dejó caer su guante-Te reto a una batalla. Tienes prohibido rechazarla-el Jinsoku miró al padre del noble y este haria movimiento con su mano para que los guardias lo llevaran al cuadrilatero.

Pero si iba a negarme...-sin tener la opción disponible, el muchacho acabó aceptando. Un segundo después el joven noble estaba incrustado a la pared, con sangre y dientes en el suelo.

¡Lo lamento mucho! No creí que un golpe te haria tanto daño-el Jinsoku se encontraba apenado y pedia perdon pero rapidamente gue rodeado por guardias y sus padres los esposaron sin darles tiempo de reaccionar.

¡¿Como te atreves a hacerle esto a mi primogenito?! ¡Guardias, castiguen al muchacho!-el noble seria testigo de una batalla intensa, Rõgu no queria herir enserio a loa guardias pero tampoco morir. Poco a poco el muchacho disminuyó el numero perl obviamente no logró ganar y acabó seriamente herido.

No... Soltarme... ¡No les dejaré atacar a mis padres!-el muchacho volvió a arremeter, su madre lloraba y su padre no podoa hacer nada, hace mucho que su cuerpo habia perdido la habilidad de luchar.

¡Si tanto te interesan quedate quieto!-el muchacho se detuvo y recibió las mamas de las palizas. Golpeado y con partes de su traje de combate dañadas, fue alzado por los guardias para que viera a la cara al señor "Don nobleza"

Deberia ejecutarte. Pero mi hijo ya está siendo atendido por ninjas medicos muy costosos y recordé algo. Necesito un insolente para una misión suicida y tu... Tu eres el indicado "niño"
-Rõgu quería negarse pero su mirada fija a sus padres habia delatado sus pensamientos.

Di que no y le corto ya mismo las cabezas a tus padres-¡No Rõgu! ¡No hagas su misión!-un guardia abofeteo a la madre del muchacho y cuando el padre lo golpeó para protegerla fue apuñalado por otro en la espalda.

¡Rapido niño, decide y quizas tu padre no muera!-¡Si! ¡Lo que quieran pero no les hagan nada mas! ¡Ayude a mi padre!-el muchacho aún tenia fuerzas pues forcejeaba bastante. Los guardias le dieron otros golpes y el rey llamó a uno mas para que trayeras unas cosas.

Toma. Una mochila con agua y comida para unos dias. Ahora vete, la misión está dentro de la mochila también-el hombre sacó a Rõgu como si fuera un invasor sin dejar que curara sus heridas y aun así Rõgu se arrastró un poco para llegar al otro lado del puente antes de que este fuera elevado.

El Jinsoku lloraba por la injusticia que habia obtenido pero no tardó en sacar el pergamino de su mochila para leer la misión. Su corazón casi se detiene tras leer que debia ir al País del viento pero si queria salvar a su familia debía dar su maximo esfuerzo.

Logró llegar a una farmacia y compró gazas, algo de medicamento para el dolor y la hichazon, el hombre encargado del lugar fue amable y lo ayudó a ponerse las gazas en sus brazos y otros lados de su cuerpo pero no importaba que pregunta le hacia Rõgu solo no hablaba nada.

Los siguientes dias serian dificiles, noches frias en donde aveces no lograba hacer fuego, poblados con miradas juiciosas con lo miraban al pasar y bueno, aquel terrible desierto que lo obligaba a usar su capucha, las lentes negras le protegian los ojos a cambio de verse maligno.

La falta de sueño y poco alimento lo tenian algo agotado pero ya en la entrada del mercado negro solo necesitaba hallar aquelloa documentos robados-Al fin podré hacer que todo vuelva a como antes...

apariencia
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El sol radiante y la arena despampanante, una mañana como cualquiera en un viaje en tren, la mirada de la morena se perdía en el horizonte, impaciente por su viaje en busca de algún indicio de raíces en su destino… cuanto tiempo había pasado desde la última vez que esta mujer estuvo en el desierto… ya no lo sabía… su pesar era una penumbra en el vidrio que se volvía cada vez más opaco por las arenas ariscas de aquel ventilado lugar.

Iba sola, acompañada por su melancolía y promesas de un futuro mejor, acompañada de su soledad y desahuciada de dolor… la muchacha miro los asientos que le rodeaban, era un espacio para seis personas, dos corridas de tres asientos una al frente de la otra, acolchados con tela roja sobre la madera y algo que parecía ser algodón… qué más da, realmente a Muki no le gustaba estar así. Un simple corte con sus dientes en su pulgar y una serie de sellos llamaron a invocación a su compañera despreocupada, la destartalada y siempre muy mal ponderada, Kumoko al estrado.

Tras una nube de humo, se pudo observar una pequeña araña desconcertada, con lo que parecía ser un plato diminuto en su mano, esta miro a todos lados y observo a Muki a los ojos… su desconcierto era grande y la sonrisa de la marionetista era evidente, estaba muerta de la risa al verla así – maldita bruja… porque me llamas ahora – dijo la araña enojada – tengo una misión y no quería que dejaras el desastre en mi habitación maldita rata – dijo burlándose la muchacha. Un par de toques eléctricos recibió la morena por culpa de este descaro.

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El resto del viaje fue evidentemente a pie, atravesar el desierto hasta el lugar pactado, ahora solo era Muki la morena junto a su fiel y amada arañita que se resguardaba en la cabellera de la morena, cuidándose de no salir volando por culpa del viento, esta avanzaba a paso vivaz alegre y contenta, portaba sus pergaminos en su cintura, mientras que extrañamente, la muchacha llevaba las vestimentas ceremoniales de los Chikamatsu, o al menos lo más parecido posible, ya que varias telas habían sido modificadas. Era un traje negro largo, escotado y con telar sobre los hombros hasta los codos, cola de sirena abierto con una tela azul que se hondeaba por el viento, su piel era protegida por tela semitransparente, este estaba recubriendo casi todo su cuerpo por debajo de aquel corsé negro que acentuaba su figura. Sobre su pecho, una camisa abotonada con tal de dejar doble escote, tanto por arriba como por debajo, todo adornado con roques dorados en la tela y joyería de la buena, su velo era trasparente, oscuro y dorado, su tocado de cabeza era a media cobertura, pero con una caída tradicional de tela negra que cubría su cabellera, la morena pinto sus ojos rojos como lo hacía habitualmente su clan, pero evito generar líneas y marcas muy determinantes, solo se quería sentir como en casa pero sin las ataduras sociales de sobre-cubrir su cuerpo y maquillarse de más.


El pergamino de la misión era claro, lo había recibido de la misma gente de Iwagakure no sato, quienes sabían que ella siempre buscaba información referente a su antigua cultura. Un mapa indicaba el lugar de reunión, no le molestaba llegar allá, simplemente quería hacerlo lo más pronto, pero al arribar se dio cuenta de que no era la primera en llegar a aquel lugar, observo a ese grupo peculiar de personas y por un minuto, al mirar al joven de vestimenta desértica y apariencia de compañía, se rio un segundo y dijo coquetamente – hey muchacho, no creo que este sea el mejor lugar para andar vendiéndose – mientras soltaba un par de risitas y se retorcía en el abdomen, hasta que lo vio, ese hombre de gran presencia y mirada que asustaba… su risa se detuvo y al verlo no pudo hacer más que sonreír desafiante y mostrar su pergamino sin desenrollar, esperando a que todos en el lugar fuesen enviados igual que ella.
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El titiritero no tuvo que esperar demasiado tiempo antes de que alguien más llegara a la escena. Debido al aspecto de este nuevo sujeto, del cual decir que lo menos destacable era su cresta era quedarse corto, Samuru optó por no levantar la vista hacia el mismo hasta estar seguro de que se trataba de uno de los "compañeros" que le habían sido asignados para aquella misión. El problema surgió cuando el mismo decidió quedarse en pie justo a su lado sonriendo de manera extraña "No lo había pensado, pero, ¿debería haber ido tapado al menos hasta estar dentro? No había contado con la posibilidad de encontrarme tan pronto con un potencial dege... Oh; un pergamino de misión." En lo que el marionetista sopesaba decenas de posibilidades nada agradables, el sujeto enseñó su pergamino, a lo que el shinobi le entregó una sonrisa completamente dulce y bastante imprevista como respuesta para el tono burlón de su acompañante.

Sin embargo, antes de poder enseñar su propio pergamino, llegaron a la escena primero una figura vestida de lo que a Samuru le pareció un traje de conejo de felpa y tras el mismo una mujer con unos ropajes cuya intención parecía ser similar a los del titiritero; sin embargo, el comentario que hizo la misma nada más verlo indicaba que quizás estuviera equivocado. Pero era pronto para sacar conclusiones sobre ninguno de los presentes; todo podía ser parte de una fachada.

- Yo diría que un mercado es el mejor lugar para venderse, si sabes que ofrecerle al comprador adecuado... - Mientras decía aquello, Samuru extrajo el pergamino de la misión de entre sus ropajes, mostrándolo un par de segundos antes de volver a guardarlo en el mismo lugar del que lo había sacado - Además, no conozco este lugar. Pero al menos mientras duran los negocios, suele ser más seguro permanecer dentro que fuera.

Habiendo visto los pergaminos de dos de los tres presentes, solo quedaba esperar a que la figura de verde mostrara si era parte de su grupo; o bien liquidarlo en caso de acabar de mostrarle lo que no debían, algo que Samuru esperaba poder evitar, al menos por el momento.

...

Para cuando los cuatro desconocidos se presentaron, una quinta figura salió de entre las sombras. Caminaba con naturalidad y no parecía tener entrenamiento militar alguno, y sin embargo, como mínimo Samuru no había sido capaz de detectarlo hasta que este empezó a andar hacia ellos. Se trataba de un hombre de edad avanzada, no necesariamente viejo, pero con suficientes arugas en el rostro como para haber visto muchas cosas a lo largo de su vida; pese al clima, iba equipado con una larga gabardina verduzca, pantalones de corte clásico y una camisa blanca perfectamente planchada, que adornaba con una corbata de color rojizo; una vez suficientemente expuesto ante la luz que aún se filtraba desde la entrada de la puerta, podía verse como su cabello, poblado pese a la edad, aunque antiguamente negro, ahora era casi en su totalidad blanco.

- Buenos días caballeros... Y a las señoritas - Su tono era carrasposo, pero educado - Por sus pergaminos puedo ver que vienen todos con el mismo objetivo. Permitidme presentarme. Podéis llamarme Gus; Seré vuestro guía comercial en la velada de hoy y quien se ocupará de comprar el objetivo de la misión, si es que todo sale bien, claro... En ese supuesto todos nos iríamos a casa tranquilos y vosotros con dinero fácil en los bolsillos tras una misión exitosa. Por desgracia, si se os ha llamado es porque nadie espera que todo salga bien, pero que le vamos a hacer, soy un hombre optimista.

El hombre sonrió y la falsedad del gesto, junto a las líneas de expresión de su rostro, dejaron claro que no era algo que estuviera acostumbrado a hacer. Tras esto giraría sobre su propio eje y empezaría a caminar hacia el interior de la cueva sin más dilación, esperando pese a no haber dicho nada más, que los shinobi le siguieran hasta el interior de la misma.

...

A Samuru toda aquella escena le parecía algo extraña. Estaba acostumbrado a no confiar en nadie, pero aquel hombre ni si quiera había intentado generar confianza alguna por parte de los ninjas; o estaba demasiado acostumbrado a dar las órdenes, o bien muy incómodo por la situación, o una mezcla de ambos matices y algún que otro color extra. No le gustaba, pero por lo indicado en la misión y el conocimiento del sujeto sobre esta misma, estaba claro que, al menos por el momento, él debía seguirlo.

- Muy bien. De algo hay que morir. - Y sin perder en ningún momento la compostura, empezó a seguir a aquel hombre.

...

Unos pocos pasos más tarde, ante ellos se extendía una ciudad que, para cualquiera desconocedor de la misma, habría resultado inconcebible bajo tierra. Posiblemente ayudados de ninjutsu y tras años de trabajar sus muros y paredes, una aldea de tamaño mediano parecía haber surgido directamente de la roca. El ambiente era algo siniestro, pero no por ello carente de cierta "belleza" para un ojo observador, así como de peligro y un claro índice criminal alto, que había surgido con facilidad oculto de la luz del sol y la civilización exterior.

- Bienvenidos a Ciudad Mercado. Y sí, esta gente no fue demasiado creativa con el nombre.

[Imagen: tPAgh68.png]
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Todos los personajes habían llegado a la escena, o al menos eso pensaba Kaen, quien se limitaría a solo observar con su rostro tieso a quienes llegaban, comenzando por el “sujeto” que parecía ir vestido como un conejo verde, así como también la morena que iba vestida de una manera que la hacía verse como si estuviese aquí por otro tipo de negocios fuera de lo relacionado con el mundo shinobi. Esto, sin embargo, no molestó siquiera al kirinense, quien simplemente observaba a todos con un rostro y una mirada muerta, sabía que esto estaría causando incomodidades, pero poco le importaba, estaba allí para cumplir una misión, no para hacer amistades.

Pocos segundos después, una nueva figura apareció, esta causó alarma en el Kaguya, más que todo porque su aparición había sido sorpresiva, casi como si siempre los hubiese estado esperando, su mano fue directamente a su pequeña daga, atento ante cualquier movimiento de ese anciano para atacarlo. Afortunadamente, este habló y dio a entender que él era el que básicamente los había llamado allí, Gus, fue como se llamó, un sujeto vestido de una manera un tanto extraña y con un porte más que sospechoso, este explicó ciertos detalles de la pronta misión, dejando en el aire el prospecto de un peligro.

Luego, el hombre simplemente se adentró en el túnel, aparentemente esperando a que le siguiesen, el gigoló fue el primero en hablar, comenzando a caminar detrás del hombre. Kaen hizo lo mismo, pero simplemente andando, ya en este punto podrían pensar que se trataba de un muerto andante o de incluso un robot, más allá de su acto preventivo de tomar su daga cuando apareció el señor, no parecía tener respuestas a otros estímulos.

Una vez entraron, el Kaguya observó las cavernas debajo de las ruinas, un sitio que honestamente esperaba que fuese mucho más desordenado y oscuro de lo que realmente era, incluso el pequeño caudal subterráneo le quitaba un poco de la seriedad que él estaba esperando de tal lugar, venía por peligro, por emoción, pero en su lugar se encontró con una pequeña “aldea” que podía ser llamada “sospechosa” como mucho.

Escanearía los alrededores, solo moviendo sus ojos mientras continuaba andando detrás de Gus, quien los llevaba por entre algunos pasillos hasta que se detuvo frente a una pared dentro de lo que parecía ser un callejón sin salida. Allí y con unos toques un tanto distintivos sobre la roca, el grupo podría notar como la pared misma comenzaba a vibrar, dejando caer un poco de tierra suelta a la vez que se abría hacia un lado como por acto de magia. —Supongo que debería darles una nueva bienvenida, este es el anfiteatro de la información, la Subasta de Ciudad Mercado.
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Aparentemente en el lugar habían otras personas, una chica y dos hombres con apariencia de mujer, uno que se veía bien y el otro... El otro era la definición de alguien feo, pero feo con F de foco fundido.

Estas tres personas poseían pergaminos, siendo el feo el que menos pergaminos traía. Rõgu simplemente iba a seguir su camino y rescatar a su familia  pero otro hombre apareció, un señor bastante raro que comenzó a explicar detalles que Rõgu desconocía, detalles con pros y contras que solo el tiempo iba a aclarar, así es, ahora tenía "compañeros". Mejor hacia un sello de manos...
Kanchi no Jutsu

Memorización de Chakra

Mientras seguían al anciano Rõgu logró grabar el chakra de todos en su cabeza, incluso del viejo guia. Lo mas interesante era saber que estaban al mismo nivel... Excepto el tipo con apariencia femenina, no, no el feo, de hecho ese tenia un buen nivel, si Rõgu estuviera mentalmente estable le hubiera gustado luchar con él.

El Jinsoku miraba todo el lugar, la verdad es que no se veía mal, supongo que no necesitas ser alguien "malo" para vivir mal, al fin y al cabo el malo de esta historia anda en su enorme casa rodeado de lujos y placeres.

Papá, mamá, no sé si estas personas lograran simplificar mi tarea pero prometo que no os haré esperar mucho-al muchacho lo estaba matando la espera, pero con el caer de aquella pared hasta la verdadera zona del mercado negro sentía su objetivo mas cerca.
Estadísticas de Rõgu Midoriya

Chakra: 590/610
Pasivas
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La muchacha observo al joven de ropas livianas y le dijo – ¿enserio esperas venderte? Pensé que haríamos esto de una manera más directa… - dijo, mientras observaba a un costado ignorando al resto. Su pequeña araña le sirvió de algo, advirtió la presencia de un hombre que venía en su dirección, le vio con cautela sosteniendo uno de sus pergaminos, pero se detuvo al ver que no era un enemigo.

Era un hombre decente, él era quien les había contactado a este grupo de ninjas de diversos lares, no parecía ser alguien peligroso, así que decidió acompañar al grupo. Tras ver las acciones de aquel conejo verde, Muki se alteró un poco, pero lo dejo pasar… no sabía que era lo que había hecho, pero esperaba que no fuese algo malo.

Ingresaron a este nuevo lugar, una subasta subterránea dentro de este pequeño país entre las arenas, los recuerdos de una vida en la aldea inundaban su mente y la mantenían algo dispersa, aguardaba a que aquel hombre diera más detalles sobre la operación y observo con detenimiento el lugar, era bastante clandestino, desde la entrada escondida hasta la gente que lo frecuentaban, no era para nada un lugar que le desagradara. Dio un aviso a su pequeña araña y aguardo a un costado del hombre extraño de piercings en su rostro.
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Samuru respondió al último comentario de la muchacha únicamente con una sonrisa tranquila "Nunca sabes que armas necesitarás utilizar" Él era el primero que esperaba no tener que venderse en un entorno como ese; no es que fuera reacio a la idea de sacar algo de dinero con un trato sano, pero aquel probablemente no fuera el mejor lugar para tratar con "mercancía humana" y esperar no salir escaldado. Y sin embargo eso era parte de sus habilidades y despreciarlo habría sido un error.
 
Sin embargo, si se sintió algo molesto ante la clara realización de un sello ninja por parte del chico de verde; había vivido lo suficiente como para saber que este tipo de acciones nunca escondían buenos propósitos, y aquel individuo no iba a ser la excepción a la norma, o al menos él no lo creía así. Sin embargo, mientras no mostrara algo más de hostilidad, simplemente se mantendría alerta a futuros movimientos sospechosos por parte del mismo. No sería él el primero en arrojar un ascua a la hoguera.
 
Después de seguir durante un rato al "guía", acabaron llegando a una falsa pared que, por algún motivo, aquel hombre conocía. Al parecer era el camino hacia el verdadero mercado negro, que por algún motivo estaba oculto a la vista, dentro de una ciudad oculta en una cueva que además permanecía una vez más oculta en el desierto, resultaba redundante "Decir que esta gente es paranoica quizás sea quedarse corto. Pero considerando como acabó el País del Viento hace años... Supongo que una cucharada extra de cautela les permitirá dormir por las noches".
 
Una vez dentro, todo el espacio que otorgaba de por sí el "exterior" se reducía hasta las dimensiones de un túnel y dimensiones más cercanas a las que uno esperaría encontrar en cualquier caverna. Indicativo de que aquel lugar había sido mucho menos trabajado que el exterior; y posiblemente esa fuera la verdadera razón de aquel túnel, separar al hogar del trabajo... Pero Samuru estaba demasiado atento a los desconocidos que le acompañaban como para siquiera plantearse esa posibilidad.
 
Unos minutos más tarde se sumergirían un un barrio claramente marginal. Los ladrones y comerciantes ya no trataban de ocultar sus intenciones o maneras en lo más mínimo. Y pese a ser una zona sin ley, nadie parecía siquiera intentar provocar un conflicto. Ya fuera por temor, respeto o simple cautela, mantenían un perfecto orden en el caos.
 
Aquí nadie os molestará mientras parezca que venís a hacer negocios- Empezaría a explicar Gus sin que nadie le hubiera preguntado al respecto - La mayoría de estos hombres solo podrán comer esta semana si un lord los contrata, así que sería descabellado asaltar a quienes vienen a hacer negocios con sus contratantes. Sin embargo, eso no significa que estemos a salvo. Un criminal será siempre un criminal, la reintegración y los modales no existen para esta gente.
 
Samuru frunció el ceño levemente. No estaba de acuerdo con aquella sentencia, a fin de cuentas, el mismo y Riku habían sido considerados criminales en el pasado... Y con razón, todo sea dicho. Sin embargo y aunque creía en que la desesperación llevaba a la gente a hacer verdaderas abominaciones, aquellos sujetos no parecían estar "perdidos en su desgracia"; casi parecían estar cómodos.
 
Finalmente llegaron a un caserón que, pese a la pobre arquitectura que lo rodeaba, mostraba estar hecho con materiales de calidad. Gus entraría primero, seguido por quienes decidieran ir tras él, y una vez dentro podrían observar un entorno más noble y colorido: El suelo, de madera negra, hacía resaltar el rojo de alfombras y manteles que se extendían sobre el susodicho y varias mesas de gran longitud; la sala estaba iluminada por varias lámparas que colgaban del techo y en cada mesa había un número variable de sillas, dependiendo de su longitud; en el fondo de la sala, se alzaba la mesa del martillero. Este último era de las pocas personas presentes en el lugar y parecía estar entretenido leyendo el libro en el que se encontraban los objetos a subastar aquel día.
 
Gus eligió una mesa relativamente pequeña, que encajaba con el número de personas en el grupo, sentándose dispuesto a esperar a que fuera la hora para el inicio de la puja - Haced lo que queráis, manteneos aquí o id a dar una vuelta... Pero si hacéis lo segundo, que sea solo por esta sala. El resto de compradores no tardarán ni diez minutos en aparecer; ya casi es la hora.

Asintiendo ante aquella proposición, Samuru optó por no sentarse y aprovechar el tiempo paseando por la sala, analizando sin demasiada vergüenza a los compradores y posibles vendedores que allí se encontraban, en busca de algo que pudiera llamar su atención.
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Aquel nuevo pasadizo los llevaria a la verdadera ciudad de los ladrones, bueno, exagero, era muy pequeña para ser una ciudad, era el mercado negro y punto.

La verdad es que no era relevante que tan oculto estaba, ya estaban ahí y lo que importaba era tomar el pergamino e irse. Si era una subasta Rõgu solo tenía dos opciones, uno, que sus compañeros compren el articulo (opción negada, era obvio que no tenían los recursos para ello), dos, tomar el pergamino apenas fuera revelado y huir. Lucharia de ser necesario pero esperaba no llegar a ello, mas sin conocer las capacidades de todos los presentes, que minimo dos debian ser mas fuerte que él.

No puede ser tan sencillo. Necesito algo más-el Jinsoku empezaria a murmurar de forma poco entendible mientras miraba el lugar, la cantidad de personas, la unica salida y que tipo de opciones poseía. Al final tomó la decisión de caminar y dirigirse al baño, tras un rato acabó saliendo con algunas pepas de oro en las manos.
Contenido Oculto
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El lugar era bastante aburrido, habían sillas y mesas por doquier y se informó que pronto se empezaría la subasta. Aquel hombre de pinchos en la cara se quedó como paralizado en la llegada, no era normal, Muki lo vio de reojo, lo observo bien y pensó en lo loco que sería este hombre, así que decidió ignorarlo el resto de la misión.

Por otro lado, aquel conejo verde tomaría su postura dentro del lugar, también lo hacia el gigolo, pero Muki en cambio simplemente se dedicó a caminar por la sala y tomo postura en el otro extremo del recinto, parada a un lado de donde iban a presentar los productos para la venta, era una subasta al fin y al cabo y la joven muchacha junto con su arañita eran expertas en hacer lo que no le ordenaban. La gente empezaría a llegar y Muki junto con Kumoko harían gala de sus atributos, llamando la atención de alguno que otro hombre adinerado y coqueteando mientras cada vez estaba más preocupada de que empezara la subasta e impidiendo que cualquiera la tocara o rosara, solo necesitaba una pequeña distracción mientras los productos salían a exposición.
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Los compradores no tardarían en empezar a llegar, mostrando cada uno de ellos distintos grados de ostentosidad y de estatus social. A algunos, la gran mayoría, se les podía notar la capacidad económica en pequeños detalles, como la calidad de la tela que vestían o añillos y pendientes que vestían sin preocupación alguna; otros sin embargo parecían dispuestos a dejar claro su estatus, vistiendo de decenas de abalorios resplandecientes y ropas extravagantes En ambos casos iban acompañados de guardaespaldas sin intención alguna de no ser percibidos, pero quienes protegían al segundo tipo de compradores estaban visiblemente más exaltados.

Así pues, tal y como había indicado Gus, justo diez minutos después, el martillero tomó su lugar ante el atrio, comenzando con la presentación de lo que les traería aquella noche. Entre los muchos elementos mencionados, se encontraban venenos, armas misceláneas, información y por supuesto especias humanas. Por la reacción de algunos de los presentes era fácil deducir qué estaba buscando cada uno en el momento en que dicho elemento era mencionado, pero algunos de los participantes lograron mantenerse impasibles ante toda mención de los bienes a subastar, posiblemente para ocultar su estrategia de venta.

- Bien, entonces ¡Empecemos! - Bramó el martillero lo suficientemente alto como para que todo el mundo lo escuchara, tras lo cual, salió el primer elemento de la subasta; una botella de sake que, según la leyenda, era un alcohol con una graduación tan alta que nadie había sobrevivido a beber un solo trago de la misma.

"Puedo oler el veneno desde aquí..." Después de escuchar la historia de la botella, Samuru no podía pensar en nada más que en la creación accidental o completamente calculada de un potente veneno, e irónicamente aquello le producía más deseos de obtener aquella botella, pero no podía permitirse poner en riesgo la misión.

En lugar de arriesgarse a sucumbir a la tentación de conseguir un elemento de refuerzo para sus marionetas, optó por seguir paseándose por la sala, habiendo observado en donde se habían quedado sus compañeros, para cubrir así la mayor área posible. Sin embargo, le preocupaba la resolución de aquel evento; había creído o querido entender, que Gus portaba con dinero para realizar la compra, pero desconocía si sus "camaradas" estarían dispuestos a arriesgarse a que aquel hombre portara el suficiente dinero o, por otra parte, a confiar en la integridad de un grupo de bandidos y ladrones. El pensaba esperar al menos hasta el supuesto de que Gus fallaba, pero desconocía que harían los demás.

El tiempo pasó, los elementos fueron siendo comprados sin ningún altercado aparente, y finalmente, tras un par de hombres que fueron vendidos como mano de carga, apareció el pergamino maldito; tal y como Gus se aseguró de hacer saber a sus acompañantes con un gesto de la cabeza.

- ¡Empezamos con esta nueva subasta! Se trata de un documento confidencial sellado que, según nuestras fuentes, contiene los nombres y localizaciones de muchos de los hombres más importantes y valiosos de los países vecinos. Pensad en las posibilidades muchachos, con esto en vuestro poder y bajo un buen uso ¿Quién sabe? podríais recuperar la inversión y ganar mucho más dinero en poco tiempo. ¿¡Quien lo quiere!?

Un par de manos se alzaron en perfecto orden, tras lo cual, Gus levantó su propia paleta, comenzando su intento por adquirir el objeto de forma legal. Mientras tanto, ¿Qué harían el resto de implicados?
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El tiempo pasaba y cada vez llegaba mas gente, aunque lejos de ser criminales parecían gente excentrica y adinerada que buscaban añadir piezas extravagantes a su colección para poder presumir. El mercado negro es peligroso y por ello todos poseían guardaespaldas... De hecho eso le hizo pensar a Rõgu ¿Y si el pergamino en realidad no era de aquel cruel hombre de Kusagakure? ¿Será que al igual que estos ricachones él pensaba venir a comprar el articulo pero le salió mas fácil y barato enviar a Midoriya para que lo robara?

Eso explica por qué no decía nada sobre compañeros-murmuró al aceptar la jugarreta que le han hecho ¿Pero que puede hacer ahora? Si lo roba de seguro le estaría entregando un documento importante a la persona incorrecta, pero... Si no lo hace sus padres morirán.

La puja empezaba con varios articulos, cada que se vendia uno Rõgu dudaba mas en su decisión hasta que se dio cuenta de algo, sus pepitas de oro... Tal vez robar el pergamino no signifique entregarlo a la persona incorrecta. Pero el riesgo era muy grande y no conocía a nadie que pudiera ayudarlo... ¿Que hacer? ¿Que hacer? El muchacho estaba que tenía un colapso de tanto desgaste mental... Debió dormir mas.
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Los preparativos de la subasta empezaban y el deambular de Muki por la sala empezaba a detenerse, había medido completamente la sala y sabia que desde cualquier ángulo ella podría actuar fácilmente, no tenia más allá de 7 metros de largo por 5 metros, la salida de escape normal era solo una, pero además había un tras bambalinas. caminando como tal, la joven se paro a un lado del escenario y en ese momento, Kumoko bajo de la cabeza de Muki y se separo de esta, entrando al mismísimo escenario y quedando invisible a la vista de todos.

Henko Sajin: Nessa Meisai


Cuando ya empezó la subasta, la joven simplemente camino y espero un momento donde su presencia pasara más desapercibida que de costumbre... sabia que la gente solía ver sus curvas con facilidad, pero al mismo tiempo evitaban verle de frente por lo mismo, pero este no era el caso, los cerdos adinerados no les molestaba el ser considerados irrespetuosos, aquellos que iban acompañados de mujeres agarraban sus carnosidades como si fuesen su propiedad completa e increíblemente descaradas, alguno hasta corría la ropa de sus damas de compañía mientras su mirada morbosa reflejaba una risa detestable, no era algo que Muki tolerara, y menos al ver la cara de sufrimiento de algunas de estas mujeres, mientras que las otras, simplemente reflejaban resignación o una excitación falsa y sin sentimientos... - asqueroso - decía entre dientes mientras sonreía a los presentes.

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la llegada de los primeros artículos fue lo que le salvo, era más importante para la gente lo que se vendía que lo que ella mostraba, pero la llegada de ese pergamino en especifico fue lo que activo finalmente las habilidades de Muki. La kunoichi en medio de las penumbras de la habitación realizaría un único sello de manos mientras que del cielo, plumas empezaban a caer.
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La subasta transcurre con normalidad; Gus intenta apostar con inteligencia el dinero que le ha sido cedido para dicha transacción, lo que puede ser indicativo de que sus fondos, por alguna razón, no parecen ser ilimitados; esto encaja con el hecho de que estos mismos nobles y altos cargos no han querido pagar más de una misión rango B para recuperar la información.

Por su parte, los tres ninjas (Dado que el cuarto se ha quedado en el exterior petrificado) permanecen atentos a la situación, cada uno de ellos con unas preocupaciones distintas, ignorantes de las intenciones del prójimo, mientras elaboran sus planes personales.

Samuru, el cual se ha acomodado al lado de Gus a observar su lucha por conseguir el pergamino de la forma más sencilla, cruza los brazos entre sus mangas, adoptando una posición más cómoda de manera aparentemente inconsciente, llevado por el sopor de aquel evento. Por su parte, el guía y comprador continúa superando cada una de las pujas que los demás interesados ofrecen por el pergamino, con la mejor intención de conseguir el preciado objeto de manera no violenta; pero el marionetista a su lado, duda cada vez más que aquella situación valla a poder resolverse de manera pacífica "Hay algo en el aire... Que me dice que esto va a torcerse muy rápido." Acompañando a sus pensamientos, el titiritero bosteza.

Solo unos segundos más tarde, Gus realiza una última puja, en la cual aumenta por mucho la anterior cantidad. Es su intención terminar la subasta con aquel precio, puesto que no lleva más dinero consigo, pero nada en su rostro o comportamiento le delatan; está claro que sus habilidades sociales son su mejor arma. Al final, ninguna otra paleta se levanta como respuesta a su compra y el hombre sonríe con clara satisfacción mientras el martillero vuelve a vociferar.

- ¡Bien! Tenemos un ganador para esta subasta. Enhorabuena, podrás recoger el pergamino al terminar - El "vendedor" muestra su mejor sonrisa posible, y sin embargo parece algo alicaído en comparación a las ventas pasadas.

Pero el pergamino no abandona el "escaparate", y el que repentinamente ha dejado de sonreír es el propio Gus, quien mira con completa preocupación al ninja más cercano a el, en este caso, Samuru.

- ¿¡Que habéis hecho!? ¡Esto es un lugar sagrado para esta gente! Teníais que esperar mi señal  - Pregunta con claro rencor en el tono usado.

- ¿Perdón?

La duda puede verse reflejada en el rostro del titiritero quien, con los brazos aún cruzados, mira a su alrededor, observando como algunos de los guardaespaldas están empezando a levantarse de sus sillas, mirando alrededor, mientras otros miran al cielo y el resto observa sin entender que está ocurriendo en aquel lugar. Parecen tener claras intenciones hostiles.

Contenido Oculto
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Última modificación: 08-07-2023, 10:54 PM por Rõgu Midoriya.
Rõgu se enfrascaria tanto en sus pensamientos, rodeados de preocupaciones e ideas que no le pretaria atención a la puja que se estaba llevando acabo, el pergamino no había sido de sumo interes para los millonarios ahí presentes por lo que el guia de los shinobis sería el ganador de la puja.

Lo que despertó al muchacho seria la lluvia de plumas, pues su clon explotó y su chakra volvió a él-Un genjutsu-un sello de manos y dispesó las plumas de su cuerpo, alguien quería que todos durmieran y las opciones mas obvias eran los supuestos compañeros del Jinsoku.
Joshi Kai

Los guardaespaldas parecían saber el peligro que se avecinaba por lo que el combate estaba proximandose... Ojalá hubiera otra salida... Como huir.
Estadísticas de Rõgu Midoriya

Chakra: 499/610

235 + 21 + 273 - 30
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Última modificación: 14-07-2023, 04:51 AM por Muki Chikamatsu.
La muchacha caería rendida al piso, presa del sueño hipnótico que estaba en aquel lugar, una ilusión tan perfecta que mucha gente al igual que ella empezaría a caer una a una, nada de lo que se especulaba era de hecho… la realidad… pues Muki simplemente fingía en el suelo, moviendo sus hilos de manera diestra y siniestra…

fantastico - Sekando Fantaji


Los cuerpos de varios personajes de alto calibre empezaron a levantarse y elevarse por sobre las mesas, estos empezaron a girar y a observar a cada persona que se mantenía con conciencia y empezaron a moverse de manera algo retorcida… todos ellos comenzaban a moverse cual fantasmas fuesen en aquella sala… era la distracción perfecta.

Sōen: Hitomi Gokū


Kumoko, apenas logro ver una brecha, se movió, saliendo de su escondite y su invisibilidad, tomando aquel pergamino de entremedio de la confusión, buscando esconderlo consigo y luego desvaneciéndose, volviendo consigo al mundo de las arañas…

En el mundo de las arañas:
Muki… la puta madre… la que me debes hija de las mil putas… - diría enojada aquella arañita, con aquel pergamino en manos. El plan era simple y obvio, ella causaría una distracción y Kumoko robaría ese pergamino… sin embargo, al llegar, la reina de las arañas aguardaría viéndola de entre los arboles de aquel bosque…

[Imagen: __samwise_gamgee_and_shelob_tolkien_s_le...6b3c09.jpg]

Kumoko-chan… ¿cómo estás? – preguntaría la reina. De inmediato, un escalofrío recorrería la espalda de Kumoko, quien, al voltearse y ver a la reina, podría notar como estaba junto a su sequito de príncipes (entre ellos Joltik, aún no ha firmado pacto para este entonces) – oh… reina… perdóneme… yo… yo he estado bien – decía haciendo una reverencia frente a ella - ¿y Muki? ¿Ya han mejorado su relación? oh reina… por favor… perdónela… es una buena niña, algo tonta pero bastante leal… está buscando gente para que firme su pergamino mi señora… - diría asustada – jejeje, no te preocupes, Kumoko… me simpatiza, y realmente no es necesario que ella encuentre gente… ella se ha ganado el puesto de la maestra de pacto de buena ley – le calmo la reina, para desaparecer por entre las sombras.
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Última modificación: 16-07-2023, 12:00 PM por Skuld Samuru.
Varias personas en la sala empiezan a caer en un sueño inducido por el genjutsu que flota en el ambiente. Todos los compradores tocan durante al menos dos segundos su mesa con la cabeza, aunque algunos de los mismos se levantan casi de inmediato, cuando alguno de sus guardaespaldas les imponen una mano en la cabeza o la espalda, sacándolos del genjutsu.

En un principio varias armas se desenfundan, pero a la hora de la verdad todos se centran en proteger a sus clientes sin distracciones ni complicaciones. No se genera alboroto, no hay gritos, no hay tumulto; y en menos de treinta segundos casi todos los compradores han desaparecido de la sala, llevados por sus guardianes. Varios de estos guardianes son conscientes del robo del pergamino, pero ninguno parece interesado en eliminar a la araña, priorizando el salvamento de sus clientes.

Peor es la situación que se genera cuando algunos cuerpos empiezan a elevarse en el aire, es un ataque directo a hombres poderosos en un entorno que estos mismos han pactado como neutral y antes de que los cuerpos se levanten siquiera medio metro del suelo, con un simple y rápido movimiento de espada de algunos de los presentes, todos vuelven a caer a su lugar, siendo sacados de aquella estancia por sombras humanas tan rápidas que parecerían ser una ilusión de no ser por la desaparición de los implicados en el golpe.

- No sabéis lo que habéis hecho... - Con uno de los guardianes a su lado, quien le había despertado del genjutsu y estaba señalando directamente a la marionetista, indicándole quien había realizado el mismo - Espero que os maten de manera lenta. Hay que ser estúpido para atacar abiertamente en el núcleo de un lugar así. Suerte.

Tras aquellas palabras, el hombre desaparecería del lugar, llevado por su propio guardián. Inmediatamente después, en aquella sala (Y solo un segundo después de que desapareciera la araña) no quedaba nadie aparte de los miembros del grupo que había realizado la afrenta. Un segundo más tarde, cinco sombras armadas hasta los dientes habían aparecido en la salida; no hacía falta ser demasiado astuto para entender que serían únicamente los primeros de muchos por venir; aquella gente no pararía de llegar hasta haber exterminado a los implicados.

- Parece que no me puedo escaquear de esto haciéndome el dormido... - Samuru mientras se pondría en pie, sacando de inmediato a sus dos marionetas para, con esta misma velocidad, meter en el interior de Kuroari a Gus, a quien nadie ha tenido la intención de despertar - Una vez superado el punto de mosquear a una gran parte de los criminales más peligrosos del País... ¿Cuál es el plan? - Comentaría el titiritero mientras bloqueaba varios kunai y senbon lanzados hacia él, interponiendo a Karasu.

Resumen y aclaraciones

Estadísticas de Skuld Samuru

Kugutsu no Jutsu

Chakra: 368/408

*378-5-5
HablaPensamiento | Narración
[Imagen: FirmaSamuru.gif]
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Las cosas se saldrian de control y entre tanto ajetreo Rõgu no supo que hacer, miró como la araña tomó el pergamino y pasó a intentar quitarselo, pero fue muy tarde, se había esfumado.

No... No puede ser...-su unico pase para la liberación de sus padres se había esfumado frente a él, el mucho podía sentir un gran vacío en su corazón, como si este se detuviera por segundos.

Arrodillado, simplemente dejó que sus lagrimas salieran, se había esforzado en su búsqueda y ahora no tenía nada. Pronto llegarian los asesinos tras la evacuación de todos los demás, por culpa de aquella morena ahora el cuarteto estaba condenado a muerte y la verdad a Rõgu ya no le importaba ese hecho.

Si salia con vida o no, sus padres moririan de todos modos, adelantar su viaje al otro mundo tal vez era el.mejor de las decisiones...
Chakra: 520/610
Pasivas
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La muchacha se sentó en el suelo y rasco su cabeza, suspiro y dijo finalmente – dah… que rabia, es como si hubiesen sabido de antemano lo que pasaba… bueno, no importa – diría, levantándose y espolvoreándose la retaguardia – tenemos el pergamino y no pagamos ni un peso por ello – sonreiría a sus compañeros, para ver luego la desesperación del conejo verde – hey muchacho, levanta el ánimo – diría acercándose a él y agachándose para tenerlo de frente y sonreírle atentamente – no es necesario llorar, tenemos el pergamino en nuestro poder, ahora solo resta desaparecer de acá – la sonrisa pícara seria acompañada por una gentil caricia en la cabellera del joven Midoriya.

[Imagen: A845F760-639D-4DC9-B031-6693342305E2.jpg...height=655]

Luego de esto, la muchacha se levantaría y esbozaría un bostezo, parecía casi como obra del Metarol que tanta gente pudiese actuar en contra de sus acciones, pero no importaba más allá – chicos, ¿y si nos movemos? – diría finalmente, para abrir un pergamino y sacar de él una simple y elegante marioneta Karasu, tenía el cuerpo de una mujer, era de madera completamente y esta parecía un poco más trabajada que las marionetas originales que había aprendido a hacer por su clan… bueno, simplemente era más venenosa y letal que las de antaño, y la apariencia era algo simple de ella, pero si… esta marioneta era una obra de arte.

La muchacha caminaría lentamente hasta la puerta de entrada con la marioneta abrazándole la espalda, mientras llamaba al resto con su mirada y presencia para avanzar hacia lo desconocido.
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