22:30 PM
Había pasado un tiempo desde que abandonó la aldea.¿Qué había hecho? Nada, simplemente no hacía nada. Le era difícil para él creer lo mucho que había cambiado en tan poco tiempo. Aquello que le dió el gran impulso, fueron los fallos que cometió cuando era un Shinobi que seguía el camino del Samurai. Era obvio, que aún seguía entrenando, no podía de darse el lujo de sentarse y simplemente esperar que los años pasen. La diferencia es que ya no optaba por hacerlo solo... Más de una vez, grupos de bandidos comunes vieron al albino sentado junto a una fogata, era una presa fácil.
Hacerse el idiota o "anciano" indefenso, son cosas que muy bien se le dan. El destino que sufrían, aquellos que osaban acercarse a él, era la muerte, una muerte bastante rápida y sin dolor, sin siquiera manchar la hoja de Taiyō con sangre sucia, era tal su disciplina en el arte del Kenjutsu, que así de peligrosos y certeros eran los tajos. Así continuaba, hasta que dejó una serie de cuerpos sin vida, muy cerca de la fogata donde está con frecuencia. El sitio, se convirtió en un hermoso paisaje para los Buitres, eran la única compañía de Rhooh.
— Ya va siendo hora... De comenzar a hacer dinero. ¿Tal vez algo ilegal? — Lo único que lo detenía de hacer tales acciones, era su estadía en la aldea. Ahora ya no estaba y prácticamente puede hacer lo que le de la gana, sin seguir órdenes de la actual Hokage o alguna otra entidad Imperial.— Debo... Conseguir comida. — Diría en un tono de voz muy bajo a la vez que mantenía la vista puesta en la bota de goma dentro de la fogata, no tenía más de dos minutos allí — ¿Alguien más viene? — Y por mero instinto, ya tenía una mano en la Tsuka. No le extrañaba que algún viajero o soldado se acercará tras olfatear el olor a muerte.