La Necrocomicón
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Era un día muy raro, de hecho, especial. El viento soplaba casi como los días de invierno, fresco pero húmedo como en la primavera. El día estaba nublado, fresco y húmedo, como antes o después de que lloviera. El viento soplaba, a unos 20 o 25 km/h, no importaba mucho, pues el día era especialmente flojo, con una calma inusual. El olor a comida callejera era exquisita, pero no había el conjunto de olores de otros días. Llegué a la tienda de dibujo, compre tinta, compré más libros para aprender a dibujar anatomía y paisajismo. 

En eso, en esa casi soledad me encontraba cuando algo llamó mi atención. En un edificio se estaba llevando a cabo una reunión de comics. Corrí hasta ahí y el aire acondicionado del lugar empujó hacia afuera el olor a papel y plástico, indicándome que estaba lleno de comics y productos de colección. Al entrar, era cierto. Los pasillos de autores y mangakas que firmaban comics, otros que vendían sus primeras obras, otros que sólo vendían comics y otros que sólo vendían figuras de colección. 

Había figuras tamaño real de diversos personajes. Caminé encantado por el lugar. Me acerqué a saludar a algunos mangakas y compré algunos hentai. Estaba maravillado, sin embargo, en algún momento ocurrió algo extraño.

-Bienvenidos a la comicón...- dijo la voz de una ídol- espero que lo estén disfrutando, y recuerden, todas las ganancias irán a... al  gran Jashín

La voz de la chica se tornó de la de un hombre. Todos los presentes, hasta los mangakas se vieron confundidos. Cerraron las puertas.

Las figuras tamaño real comenzaron a moverse, atacando a la gente con sus armas, que eran reales.

Creé varios leones de tinta, los cuales comenzaron a atacar a los atacantes, arañándolos y mordiéndolos. Creé serpientes de tinta, atrapando a otros enemigos, inmovilizándolos.

-Vaya, veo que tenemos un shinobi entre nosotros- dijo la ídol, la cual era obvio que era un hombre por su voz. Saltó del escenario y comenzó a realizar sellos.

Tracé en el aire con mi mano, lanzando una ráfaga de aire comprimido, impactando de lleno al chico, rasgando sus carnes y arrojándolo. A pesar de que destrozó el escenario con su cuerpo, se levantó lleno de astillas y sangre pero sonriendo. Realizó jutsus y volvió a atacar.

Volví a lanzar el aire comprimido, chocando con una bola de fuego que creó. Otros cultistas, quienes sobrevivieron al ataque de los leones me atacaron. Lancé más leones, pero cuando me giré a atacar al chico idol, me empujó con un golpe.

Tras eso, lanzó un kunai con sello explosivo, pero lancé una esfera de aire comprimido, lanzando el kunai a 20 metros. Incluso, el idol salió volando unos diez metros.

-Maldita sea- dijo el chico, recibiendo un corte de aire cortante de lleno, desgarrando la piel de su rostro y su cabello de colores. Su pecho comenzó a sangrar. Sin embargo, sólo sonreía y parecía estar en éxtasis, disfrutando el daño.

Realicé mis sellos y aspiré hondo. Él lanzó una llamarada mientras yo lancé múltiples láminas de aire filoso, los cuales deshicieron su llamarada, provocándole mas heridas en los brazos y pecho. Su sangrado era intenso, pero no quería ceder. No parecía debilitarse, aunque el placer del dolor le hacía quedar desprotegido unos momentos.

Lancé más ráfagas de aire, las cuales esquivó, sólo para acercarme veloz hasta él y arrojarle un kunai impulsado por viento. El kunai se incrustó en su pecho, pero ya no provocó más sangrados.

-¿Que no vez que soy inmortal?- gritó el chico ídol. Hice un sello, explotando el sello explosivo atado al kunai. La explosión le arrojó hacia atrás. El kunai en su pecho llegó hasta su columna y la explosión abrió sus costillas. Sus brazos se dislocaron al igual que su cuello.

Intentó levantarse, pero con mis kunai ataqué sus rodillas. Los demás cultistas no eran inmortales, por lo que estarían muertos o seriamente heridos por mis leones de tinta.

-¿Inmortal?- me quedé pensando, analizando lo que estaba sucediendo. Me comenzaría a acercar a él para sellarlo y analizarlo, pero las puertas se abrieron de golpe y entraron varios ninjas.

-Escuadrón especial, acaben con los jashin...- decía el líder, viendo el destrozo en el lugar, a los cultistas en el piso y al inmortal frente a mí, aún maldiciendo incluso en su condición.

-Ahí está- les dije, señalando al fiambre achicharrado viviente- no contaron conque habría un ninja aquí.

Los demás miembros se vieron, confundidos, llevándose a los cultistas con ellos, inmobilizando por completo al chico idol. 

Había logrado salvar a los civiles, los cuales ya estaban recibiendo atención médica. Finalmente, salí de ahí con todo lo comprado y con lo que pude recoger, pues era un pequeño precio que nadie me reclamaría.
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