Custodia del templo [Mision C]
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                 El pequeño pueblo del jardín de los arrozales, es una de las tierras mas hermosas, con su característico y perfectamente verde pasto a sus alrededores, esta ubicado sobre una gran pendiente de difícil acceso para los viajeros, a los pies de un cerro, este consta de una gran cantidad de humildes casas, todas construidas de madera, los rumores cuentan que este pueblo lleva muchos años existiendo, aproximadamente desde las crisis de los tiempos en las primeras guerras shinobi, siendo este en sus principios conformado únicamente por algunos pocos granjeros, quienes buscaban alejarse de las batallas y la pobreza para intentar prosperar, quienes a base de trabajo duro y esfuerzo lograron construir las primeras casas en el sector, con el tiempo, los rumores sobre este pequeño pueblo se extendieron, llegando mas y mas granjeros para unirse a la causa, haciéndolo crecer hasta el punto en el que esta hoy en día, logrando ser una gran potencia en cuanto a la producción de arroz dentro del país, convirtiéndose por un tiempo en uno de los principales pilares económicos del país en los tiempos de crisis, hoy en día se podría decir que el pueblo logro olvidar la pobreza, desarrollando nuevas formas de mejorar su calidad de trabajo en la tierra.

                Muy agradecidos por la gran fortuna que habían tenido durante muchos años, los granjeros llegaron a la conclusión de que debían dar las gracias por todas las bendiciones que habían conseguido, por lo que luego de varias discusiones entre los cabecillas del pueblo, tomaron la decisión de crear un pequeño y humilde templo, en el cual todos podrían ir y venir, venerando y agradeciendo a los dioses por cada una de las bendiciones entregadas, todo esto funciono de forma excelente por un tiempo, hasta que se percataron de que con el paso de los años el templo comenzó a perder condición, deteriorándose notoriamente y hasta cediendo en algunas zonas, por lo que luego de volver a discutirlo tras varias reuniones, estos llegaron a crear la ley más importante hecha por las familias que viven en el jardín de los arrozales, en la que cada familia debía separar una parte de las ganancias conseguidas todos los meses, entregándolas en forma de agradecimiento al templo, quienes lo usarían para su mantención.  
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                Con el paso del tiempo el templo comenzó a acumular riquezas de las distintas familias, por lo que todos creyeron que estaba listo para derribarse y reconstruirse creando esta vez uno mucho mas grande, ante esto, los rumores acerca de las riquezas y buena fortuna de los granjeros comenzaron a extenderse rápidamente por toda la zona, atrayendo a la gente que busca ganarse la vida de forma fácil, haciendo que los asaltos y los robos en los caminos principales del pueblo se volvieran cosa de cada día, transformando estos tranquilos caminos, en unos completamente peligrosos, llegando hasta el punto en donde en una tranquila mañana una mujer la cual iba y venía entre ciudades apareció asesinada, sin ninguno de sus objetos de valor, ante esto, se causo un gran revuelo en todo el pueblo, quienes estaban seguros de que aquel asesinato no había sido una mera coincidencia, si no que fue expresamente para robarle las riquezas, ante esto, se llevaron muchas reuniones en el pueblo, pero lamentablemente ninguna paso a mayores, sin embargo, lo peor comenzó a suceder después, pues muchos de las familias principales con el tiempo comenzaron a darse cuenta de que parte de sus producciones estaban siendo robadas, pese a la vigilancia durante el día y la noche, no se logro conseguir ninguna pista que ayudara a dar con el culpable aumentando así los robos y siguiendo estos hasta la actualidad.

                Con el paso del tiempo y al darse cuenta de que el pueblo se había vuelto un lugar demasiado inseguro para sus habitantes, las grandes familias principales comenzaron nuevamente con un periodo de reuniones, en donde debatieron el tema hasta que luego de una votación se tomó la decisión más radical hasta ese momento y era tomarse la justicia con sus propias manos, fue ahí que se comenzó a crear la gran milicia del pueblo, la cual era conformada únicamente por hombres de todas las familias del pueblo, en donde su único requisito para participar era ser mayor de quince años y ser capaz de levantar un arma, todos aquellos que cumplieran con estos requisitos, quisieran o no, debían cooperar con los patrullajes para que todo funcionase por el bien del pueblo.

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                Esto a pesar de ser una medida completamente agresiva para ellos, logro dar muy buenos resultados en poco tiempo, pues luego de un par de meses, lograron capturar a uno de los asaltantes que solía esconderse en los caminos principales, quien luego de ser torturado durante bastante tiempo, hablo y dio la ubicación de su campamento, dando mucha información acerca de su grupo, ante estos nuevos detalles, nuevamente comenzaron las reuniones entre las familias, pues muchos querían venganza y otros pensaban que la información era falsa, la incertidumbre tenia a todos a la defensiva, muchos otros temían por la seguridad del templo, por lo que se enviaron cartas para pedir ayuda a todas las grandes naciones shinobi de los alrededores, buscando shinobis confiables para ayudar al pueblo.

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Última modificación: 13-04-2023, 04:53 AM por Muki Chikamatsu.
Para la gente de Iwa, a veces las cosas eran simples, en especial, a la hora de tener que viajar. Muki no era una experta, solía perderse, pero conocía un antiguo ferrocarril que llevaba de Sunagakure a Iwa, era la antigua vía de comercio que mucha gente ocupaba, pero el cual en aquella época no se pudo costear, esa época donde tuvo que viajar a pie desde las ariscas tierras natales de la muchacha hasta el desolado país de la roca, ¿porque no paro en el país del fuego o en las cordilleras del oeste? Que te puedo decir, me gusta el calor. Si, sin embargo, era algo que, si había investigado al menos, el recorrido de ese tren y las paradas que llevaba, y obviamente, aquel puerto que siempre quiso visitar, la playa hermosa de la Costa Norte…

El viaje en tren fue bastante aburridor, simplemente se dedicaba a leer el diario local, repasar la misión y reparar sus marionetas, era sin lugar a dudas algo muy satisfactorio tenerlas al día, en especial a Same no Karasu, era la primera marioneta que ella misma ensamblo, cuidaba de sus refacciones y esperaba que no sufriera nunca un destino fatal como el que tuvo su antigua marioneta…

Luego de medio día en tren, por fin pudo llegar a la Costa, el mar era precioso, se sentía la brisa en el aire, su piel se bañaba del sol… que ganas de quedarse aquí…

Compró una brocheta de calamar y se dedicó a ir al puerto, compro un par de adornos de pulseras y un pareo, adorno su traje, que, por cierto, era el blanco, un enterito de dominatriz de tela blanco, escotado hasta el ombligo y adornado con tiras de tela de un lado a otro, que, con ese pareo, parecía literalmente un traje de baño muy sensual y ajustado, con sandalias blancas a juego y un sombrero de paja que compro de camino, todo muy bien y bonito para simplemente abordar el barco que le llevaría a su destino, El país de los Campos de Arroz, un lugar apacible que aguardaba su llegada. Un día en el mar y su viaje estaba por acabar, solo faltaba su llegada a la costa, un lugar no tan concurrido como la Costa del Norte, pero que tenía su encanto.

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Tras visitar un poco los sectores, Muki procedió a tomar una barcaza local que le acercaría rio arriba al pueblo del que se hablaba en la carta de la misión… si, era una solicitud de apoyo, algo inusual, pero como persona humilde que era, sabía bien que era necesitar de ayuda… al llegar a su destino, la muchacha pago al hombre con un beso en la mejilla y unos pocos zennys, un descuento considerable siendo que aquel hombre no paro de verla en todo el camino, de devorar su escote como si fuese capaz de palparlo, pero no, era inalcanzable para él.

Su llegada pudo no ser tan bien recibida, parecía una turista a punto de llegar de vacaciones, un par de sirvientes llevaban su equipaje y estos acompañaban a cada paso de manera silenciosa a la joven ama, vestida de blanco y con un sombrero de paja, tratando de sostenerlo ante la brisa que chocaba por un costado, la gente de la aldea no podría saber que, fuera de las ropas que traía puestas, apenas traía un cambio por si acaso, y que esas maletas estaban llenas de armas y venenos… tampoco podrían saber, que los jóvenes sirvientes eran realmente un par de marionetas dispuestas a atacar… aparte, como iban a conocer a estos sirvientes, pues uno era igual a Akio y otra igual a Centy, jah, ¿que estarán haciendo en estos momentos? Eran ya las 13.30 hrs. y la muchacha simplemente esperaba a una distancia prudente que llegase la hora del encuentro… si… su afán por la puntualidad era increíble, no podía llegar un minuto antes ni después…
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El viaje había comenzado a las tantas de la madrugada. Girei partía en solitario después de haber sido escoltado un vigilante de seguridad de la aldea, el cual cumplía con la labor de instrucción inicial en misiones para ninjas recién cualificados para las labores exteriores como era en el caso del joven de dieciséis años. Su capa impermeable de lluvia zarandeaba al compás del viento mientras el navío golpeaba fuertemente contra las olas, sobre una dirección cuyo destino embarcaba en algún puerto del país de las aguas termales. Y mientras tanto, aguardaba la llegada en solitario después de haberse despedido finalmente de las últimas reservas que le quedaba aquella copia de sombra del vigilante, dándole los últimos detalles de la misión antes de desaparecer dejando una pequeña estela de humo.

Girei se encontraba agarrando fuertemente el mástil de aquel barco a una distancia considerable del suelo de la cubierta, disfrutando la experiencia impetuosa de la naturaleza. Sus ojos abiertos como platos disfrutaban la caída de los rayos en la lejanía, hasta que recordó que siempre había probabilidades y que, aunque fuesen mínimas, estaban ahí para sucederse. Por lo que bajó hasta la cubierta descendiendo con la ayuda de una de las cuerdas que usó para atar su cintura y muslos con el tronco del palo y a su vez en los extremos del mismo, permitiéndole tanto subir como bajar de forma segura sin resbalarse ni ser empujado por el viento.

Al llegar a la cubierta se desató completamente en pocos segundos, para luego reanudar un agarre tenso con la cuerda y aguantar el equilibrio mientras el barco trataba en un fracaso intento de sacudirlo de un lado y otro. Y con dicha precaución llegó hasta la puerta principal que conectaba con el interior del barco, donde había un pasillo con cuatro puertas distintas a camarotes, y al final de este una sala de estar que conectaba directamente con la zona de piloto. Girei decidió aguardar en la sala de estar, sentado en un asiento fijo mientras sentía los constantes movimientos de gravedad que producía el barco.

Nada más amanecer las nubes comenzarían a separarse dejando ver los primeros haces de luz que atravesarían desde el horizonte. La luz que comenzaba a iluminar el cielo dejó ver la silueta de las tierras de las aguas termales en el otro extremo; no había disfrutado antes de un paisaje tan espectacular en el mar abierto, culminando esta fantástica experiencia en media hora en las aguas termales.

Cuando desembarcó se las ingenió para robar un caballo y cabalgar hasta el país de los campos de arroz, haciendo algunas breves paradas para asegurarse del rumbo que tenía que seguir en el mapa que traía consigo en su pequeña mochila, junto a una botella de agua de dos litros y una cantidad moderada de raciones para aguantar los primeros días de la misión. Lo que no llevaba consigo eran armas, ni siquiera era poderoso aún en combate. Por lo que si quería sobrevivir, solo podría ser a base de ingenio y un ‘poco’ de suerte…

Tras tres horas de viaje, interrumpidas por las paradas en las que también tenía que hidratarse él y la purasangre de pelaje negro, llegaría al punto de reunión; concretamente a las trece y treintaicinco. Ahí supondría el recibimiento por parte de los cabecillas del pequeño pueblo y la ayuda exterior que hayan recibido aparte de Kirigakure. En cualquier caso, aprovechó para descolgarse de su montura y azotar el trasero del animal que luego emprendería una carrera en solitario por la dirección que anteriormente había venido.
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Al parecer los informes entregados por el equipo de espionaje eran totalmente correctos, ambos ninjas eran iguales a los perfiles que me habían hecho llegar unos días antes, con los que sin mayor problema pude identificarlos rápidamente, diciendo con voz baja – Girei de Kiri y Muki de Iwa. Como lo esperaba, estos habían llegado un poco mas temprano al sitio de la reunión, lo que era una oportunidad excelente, pues podía darme un tiempo para observarlos, prestando cuidado y especial atención a los detalles, como el tatuaje que tenia la chica y sus peculiares acompañantes, la apariencia reptiliana del joven, contorno de sus ojos y uñas moradas, lo cual ciertamente logro llamar mi atención, además de esto me di el tiempo de fijarme entre otras cosas en detalles como en su forma de caminar, el sonido dejado por sus pasos y el que estos hacían al respirar, ningún detalle seria pasado por alto.

a pesar de que ambos habían llegado al sitio de reunión casi a la misma hora, estos se miraban a lo lejos, sin interactuar ni prestarse mayor atención entre uno y el otro, por lo que una vez memorizadas algunas de sus características, saque mi reloj para fijarme en la hora, «trece con cincuenta y cinco… faltan solo cinco minutos». Al ver que el tiempo se me estaba acabando y que solo quedaban unos escasos minutos para llegar a la hora acordada, sabía que había llegado el momento de comenzar con la reunión, «deben estar ansiosos… intentare ser breve… no los hare esperar más de lo necesario», fue entonces que aprovechando el fuerte sonido del viento, Sali de golpe de mi escondite, logrando pasar inadvertido por ambos, posicionándome al instante en el camino, casi frente a ustedes, llamando inmediatamente su atención, saludándolos con una gran sonrisa les dije – Buenas tardes…Girei de Kiri y Muki de Iwa, es un gusto al fin conocerlos y darles la bienvenida al pais de los campos de arroz, mi nombre es Yamato. Dije levantando mi mano mostrando la palma para saludarlos.

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Ante la sorpresa de mi llegada un pequeño momento de silencio se formó, en el cual solo se podía escuchar el viento, por lo que aproveche de inmediato para comenzar a hablarles – Bueno chicos, los pondré al día, ante cualquier duda que tengan pueden preguntarme al finalizar de hablarles…en fin…para comenzar lamento informarles que Roku, quien pidió ayuda y pago para que ustedes vinieran aquí, además de ser el jefe principal y cabecilla de las grandes familias del pueblo y quien para terminar, era la persona que debía recibirlos en primera instancia en este lugar, no podrá presentarse hoy ante ustedes, por lo que eh venido yo.

Tome una pausa para ver si habían asimilado la información y les dije – En fin… comenzare esto por el principio, les pondré en contexto y les comentare acerca de la situación del pueblo hasta el punto en el cual se les alcanzo a notificar en los mensajes de ayuda a las aldeas esto por si les falta algún detalle, en este momento procedo a contarles la historia del pueblo y todos los antecedentes que ya se encuentran como información en el post anterior, agregando - bueno chicos, en el nombre de Roku y el pueblo, quiero darles las gracias a ustedes y sus respectivas aldeas por venir desde tan lejos a prestar ayuda, ahora los pondré en el actual contexto del pueblo… Como sabrán el pueblo a pedido ayuda a distintas aldeas shinobi y ustedes han sido los últimos en llegar, por lo que serán designados como el “equipo Z”, lamentablemente estarán en una evidente desventaja geográfica en comparación a otros equipos que llevan semanas acá... desde este momento ustedes estarán bajo mi cargo, yo seré su capitán de equipo y solo conmigo tendrán permitido discutir los detalles de la misión, sin embargo, como su capitán, responderé por ustedes ante cualquier eventualidad y si es necesario daré mi vida por salvar las suyas.

Deben saber que Roku y el pueblo han pagado una cantidad absurda de dinero a las diferentes aldeas por protección y para que todo salga de acuerdo al plan, por lo que a pesar de ser una misión de rango C, nada puede fallar, además como saben, una misión siempre se puede complicar mas de lo que debería por lo que no se deben confiar en ningún momento y es por esto mismo que deben hacerme caso en cada orden que les entregue, pues de lo contrario podríamos poner la misión en riesgo, lo cual es completamente inaceptable, además de que también podría desencadenar en la muerte de un integrante o de todo el equipo, en ese momento la tensión en el ambiente se podía sentir, di una pequeña pausa para que asimilaran la información.

Hoy es un día decisivo para el pueblo, pues a la media noche se comenzara con el plan de invasión al campamento bandido, por lo que la seguridad en todo el pequeño pueblo a aumentado demasiado, llegando a estar infestada en ninjas… en ese momento silbe mientras levante mi brazo derecho, doblándolo en noventa grados con mi mano empuñada, en ese mismo momento, un grupo de shinobis comenzaron a salir de entre los arbustos de los alrededores con unas irónicas sonrisas, a lo que al ver sus expresiones de sorpresa les dije – les presento al equipo de espionaje, ellos han sido los encargados de seguirles el paso a ambos, aproximadamente desde que entraron a los países del mar del norte, como pueden ver ningún detalle fue dejado a la deriva por lo que vuelvo a repetirles, no se confíen, actúen como equipo y podrán volver vivos a casa. En ese momento el grupo de ninjas comenzó a retirarse del lugar.

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Como equipo, de ustedes también se esperan grandes cosas, yo como ninja entiendo que no tienen mucho rango pero el pueblo no lo entenderá y esperaran que actúen de forma impecable, incluso llegando al punto de ser capaces de dar sus vidas por sus compañeros, por que es así que debe actuar un equipo, ante el poco tiempo que tenemos para conocernos comenzaremos con un simple ejercicio de confianza, hablaremos brevemente de nosotros, nuestras habilidades y nuestro armamento, esto con la intención de formular un plan dependiendo de lo que nos designen en la reunión de inteligencia, por lo que como capitán daré el ejemplo y comenzare a presentarme… Mi nombre es Yamato Senju, soy shinobi de konoha contratado especialmente para esta misión, sobre mis habilidades, uso los arboles para atacar y defenderme, entre mis cosas tengo dos Portakunais Jounin, tres píldoras del soldado y un kit medico Jounin. Ante este acto de confianza me quede esperando a que el resto del equipo se presentara mientras pensaba en las distintas estrategias que podíamos llevar a cabo.

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Luego de que el equipo terminara de presentarse, observe mi reloj asombrado «valla como pasa la hora», en ese momento los mire y les dije - Bueno chicos, hasta acá llego nuestra pequeña reunión, dentro de poco comenzaran las reuniones de inteligencia en el centro del pueblo por lo que nos juntaremos nuevamente aquí a las 19:30 hrs, espero traerles la información para decirles si seremos parte del equipo de ataque o de defensa, además de nuestros objetivos, mientras tanto sus instrucciones serán claras, deben conocerse y familiarizarse lo antes posible con el terreno, visiten cada detalle, esta salida y la salida trasera del pueblo, en fin… buena suerte chicos. 
  
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Muki no estaba muy agradada con la idea, a medida que el ninja les explicaba la situación, ella opto por tomar asiento en uno de los cajones que estaban en el sector, dejando a sus dos acompañantes consigo y aquella maleta misteriosa a un lado de ella, cada detalle parecía más y más relevante, pero no era eso lo que le molestaba, si no el hecho de tener que trabajar con alguien que no conocía… si, ella no se percató de que la estuvieron siguiendo, eso fue un dolor de cabeza, pero lo que más le impacto fue el hecho de que le solicitaran que revelara sus tácticas y armas…

Chico, no conozco a ese niño de allá, no le revelara todas mis tácticas… pero al menos puedo enseñarle esto – dijo, mientras uno de sus acompañantes revelaba el contenido de su maleta, eran varias refacciones de sus marionetas y las diversas armas que traía – una de mis especialidades es el combate a distancia, puedo abarcar un gran espacio y atacar usando venenos y proyectiles, no sé si eso te sea de gran utilidad, pero es un estilo bastante versátil. Puedo abarcar un gran espacio y, estos jóvenes que me acompañan, son una extensión de mí.

Las palabras de la muchacha eran sinceras, se aproximó al genin de la niebla y un poco altanera le dijo – ahora, ¿tú qué sabes hacer? No es como si me dieses una buena impresión de primera vista…
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Girei se había quedado expectante al encuentro procurando tomar sus medidas de seguridad, tratando de concentrarse únicamente en salvar su esencia en el entorno cada vez que terminaba de interactuar de algún modo, en primer plano, con los elementos de su entorno. Los elementos tendrían significado tan pronto como el individuo que anunciaba ser el capitán de la misión haya declarado sus presencias, las cuales no tardó en identificar tras la primera reacción de quien sería su compañera de misión.

Posteriormente el capitán se habría enrollado a dar todos los detalles acerca de la misión, así como las responsabilidades que exigían por parte de todos los participantes de la misma. Esto incluía también al equipo de ninjas que había aparecido tras su señal, haciendo acto de presencia en la escena con ciertas emociones expresadas en sus rostros que Girei rápidamente reconoció. La picardía reflejada en la ironía de sus sonrisas… Esa gente no estaba dudando, se veían bastante confiados.

El ojo de reptil, sin más remedio, entendió las exigencias de la misión por lo que no no había reproche que valiese. Sabía que revelar su método de combate podría ponerle en una considerable desventaja en caso de traición, pero era la misión o la mala reputación que le perjudicaría en su ambicioso plan de vida. Así que fue el último en hablar después de aquella ninja de Iwagakure la cual se había tomado la molestia de acercarse, interfiriendo en la zona de seguridad de Girei.

Con que marionetas… ― Pensó. ― Lo mío no es nada del otro mundo, todavía soy débil… Sin embargo, creo que puedo ayudar a contener el avance o la concentración de una amenaza por un breve momento… También soy capaz de aguantar el dolor, pero eso no significa que me podáis usar como escudo humano. Y en cuerpo a cuerpo soy un novato todavía, pero sé lanzar un buen directo. ― Respondió humildemente. Fue la única y primera vez que ha hablado hasta ahora desde que se había producido el encuentro.
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De un momento a otro todo se puso distinto, fue difícil para mi no notar como el ambiente había cambiado drásticamente, poniendo tensa la conversación entre los jóvenes ninjas, a pesar de que se noto que estos hicieron el esfuerzo por hablar, nada más con la intención de hacer un pequeño aporte a la misión, era evidente de que el hecho de no conocerse les daba bastantes problemas al momento de confiar el uno en el otro, lo que quizás a futuro podría poner en riesgo la misión, sin embargo, ya no podía perder mas tiempo, por lo que les dije – valla… valla, muchachos entiendo bien lo que sientes, no pueden llegar y confiar en un extraño perteneciente a una nación hermana, pero debo decirles que desde que decidieron venir en esta misión todos estaremos del mismo bando… en fin, no me queda mas tiempo, caminemos juntos hasta el interior de la aldea para que la conozcan un poco más.

                Mientras comenzábamos a descender por la gran escalera de piedra, aproveche para compartirles información sobre el alrededor que quizás les podría ser de ayuda en caso de cualquier cosa, cada vez se podía ver como las pequeñas cabañas comenzaban a verse más grandes y con muchos más detalles en sus construcciones, una vez en el camino principal, el cual estaba hecho de piedra, seguimos hasta el centro del pequeño pueblo, la sensación de que nos observaban era difícilmente omitible, haciendo el ambiente demasiado pesado, a medida que avanzábamos se hacia evidente de que todos los caminos del pueblo estaban hechos de tierra, a pesar de esto, lograban verse bastante bien, con el verde pasto que brotaba de todos los sectores, el cual se mantenía a raya gracias a la excesiva cantidad de animales que había en el lugar.

                Una vez en el centro del pueblo me detuve, mirando a mi nuevo equipo, - bueno chicos este es el centro del pueblo, recuerden verificar todo el lugar y ser puntuales en el lugar de reunión, les traeré novedades. Aproveche ese momento para desaparecer en una pequeña nube de humo, en ese momento se podía ver como todos los alrededores estaban repletos de ninjas, que los miraban bastante serios, estos se podían ver desde los techos hasta por el centro de la calle, todos estaban esperando al momento de que fuera de noche.

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Una vista bastante maravillosa, una aldea que al parecer era preciosa, las calles eran de piedra y las viviendas se veían altas y pulcras, se notaba que esta aldea había generado bastantes ingresos en el último tiempo, no cabía duda de que los bandidos podrían atacar a un lugar como este, no, era bastante obvio que un lugar sin un fuerte militar fuese a ser invadido y atracado, en especial, ese templo que se había solicitado proteger, el cual, aun no conocían. Muki siguió maravillada al ninja que tenían en frente, esta guardaba en su memoria cada uno de los detalles, parecía una simple turista con esas ropas blancas y aquel pareo en su cintura, sus marionetas le seguían a paso firme, aun con su forma humanoide, eran fieles réplicas de sus amigos en la aldea de Iwagakure, eran una muestra de que los llevaba en su corazón, o al menos quería que le sirvieran como sus marionetas le servían a ella, cualesquiera de los dos casos servían.

Un momento paso al ver tanta gente reunida, eran ninjas de diversos lugares, no reconocía a ninguno, pero igual saludo con descaro a la distancia, no le molestaba causar buenas o malas impresiones, ella simplemente estaba buscando un lugar donde posicionarse, estaba en busca del lugar alto con mejor vista de todas, escuchaba atenta a cada palabra de su guía turístico, pero no le prestaba mucha bola a cosas referentes al pasado de la aldea, solo quería saber más de su infraestructura, horarios peligrosos y posibles sectores donde poder generar alguna que otra trampa.

Una vez se nos dijo nuestras últimas palabras frente a este ninja, me aleje del grupo diciendo – nos veremos a la hora de la reunión, antes quiero turistear un poco – sonriendo descaradamente. No le interesaba mucho entablar una amistad con el joven ojos de serpiente, tampoco le causaba mayor curiosidad, simplemente quería un lugar seguro en donde comandar sus marionetas y sus genjutsus.
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Después de la calurosa y algo presionada responsabilidad de compartir su posible utilidad en el combate, a pesar del ambiente cargado de desconfianza, el joven Girei continuó a las órdenes del capitán hasta la aproximación del centro del pueblo que se suponía que tenía que ser protegido. No obstante, Girei aún seguía pensando que era una mala idea esperar a las amenazas en un lugar predecible.

Sin embargo durante su caminata hacia el centro del pueblo él se mantuvo silencioso y atento a los comentarios instructivos del capitán, sin esperar menos de su compañera, la cual seguramente ya tendría sus planes trazados. Y cómo no, todos preferirían salvar antes su propio pellejo al fin y al cabo… Lo que verdaderamente contaba, mientras tanto, sería la capacidad de contribución individual en la misión.

En cuanto a su compañera, que parecía distante, era lógico pensar que no podría tener ningún resultado en planear una estrategia cooperativa a partir de este momento. Aún así, no cabría esperar otra cosa de los ninjas que se muestran indiferentes ante el peligro. Incluso llegaba a parecer como si ya estuviera todo planeado y que Girei sólo era un peón más de la misión.

Comprendo. — respondió a su compañera de misión. Acto seguido él también habría procedido a dar un paseo por las cercanías del centro del pueblo hasta que llegase el momento de la reunión. Mientras tanto procuró memorizar cada lugar, sobre todo la disposición del campo y el terreno.
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La hora de reunión había llegado y el cielo nocturno envolvía a Muki y Girei en una atmósfera tensa y cargada de desconfianza, bajo la sombra protectora de un majestuoso árbol, el mismo en el cual ambos jóvenes ninjas se habían conocido, en la entrada del pueblo, ambos en este momento se mantenían alerta, sus miradas entrecruzadas con cierta desconfianza, Muki provenía de la aldea de la roca y era reconocida por su habilidad en el combate con marionetas, mientras que Girei, en cambio, pertenecía a la aldea oculta de kirigakure, conocido por su resistencia en combate, ambas aldeas temidas por sus ninjas de gran destreza en el arte del sigilo y la infiltración.
 
Las diferencias entre sus estilos de lucha, los roces y las enseñanzas recibidas en sus respectivas aldeas habían creado una barrera invisible entre ellos, la cual hacia que ambos no lograran congeniar del todo, quizás cada uno consideraba que su enfoque era superior y dudaba de la efectividad del otro, sin embargo, ante las palabras de su capitán, estos sabían que debían dejar de lado sus diferencias y unir fuerzas si querían tener éxito en la peligrosa misión que se avecinaba. Muki, con su largo cabello mantenía una postura pasiva, pero al mismo tiempo totalmente defensiva, observando a Girei con cautela, al mismo tiempo Girei, con sus ojos penetrantes, mostraba una mirada de reserva y suspicacia, al parecer ambos preferían trabajar en solitario y confiar en sus propias habilidades, pero sabían que, para completar la misión con éxito, debían superar su desconfianza y aprender a trabajar juntos. 
 
Llegada la hora, el capitán del equipo, con su presencia imponente y su aura de autoridad, apareció repentinamente bajo el árbol donde Girei y Muki llevaban pocos minutos esperándolo, este en este momento, estaba vestido con una armadura ninja, el verlo era imponente, su rostro transmitía confianza y determinación, en ese momento no dejo siquiera que los ninjas pudieran reaccionar cuando dijo - "Muki, Girei, ha llegado el momento de actuar", declaró el capitán con voz firme y directa - "El jefe principal del pueblo Roku, ha convocado a los equipos de defensa y ataque, para que tomen sus posiciones, nuestro deber será formar parte del equipo de protección, como se esperaba, debemos proteger el templo y asegurar el éxito de esta importante misión”. Ante estas palabras Muki y Girei asintieron en silencio, sabiendo que esto iba en serio y que todo estaba por comenzar, Aunque la desconfianza entre ellos aún persistía, entendían que debían dejar de lado sus diferencias personales y centrarse en la misión. - "Como miembros del equipo de defensa, nuestra tarea será asegurar la seguridad del templo y proteger cueste lo que cueste cualquier cosa que este tenga dentro", continuó el capitán. - "Debemos estar preparados para cualquier eventualidad y trabajar juntos como un equipo unificado".
 
En ese momento hubo algunas miradas entre Girei y Muki, intentando ambos notar su nivel de determinación y compromiso con la misión, aunque no confiaban plenamente el uno en el otro, sabían que en ese momento debían confiar en las habilidades de cada uno y actuar en beneficio del equipo, "Entendido, capitán", se escuchó responder a una voz entre las sombras.

El capitán sonrió y comenzó a mirar hacia el lugar del cual había salido dicha respuesta, diciendo, “Lo lamento chicos quiero presentarles a kotoro quien al igual que ustedes es un Genin y será parte de nuestro equipo, kotoro es de la aldea escondida de Kumogakure”, en ese momento desde las sombras comenzó a salir un joven ninja, de contextura algo gruesa, con una sonrisa en la cara y pelo negro, a vista bastante agradable, el capitán apreciando la voluntad y la actitud combativa de los jóvenes ninjas dijo -"Confío en que superarán sus diferencias y se enfocarán en el objetivo común. Ahora, prepárense, el tiempo es crucial y todo está por comenzar". En ese momento Kotoro, Muki, Girei y el capitán se pusieron en marcha, con el compromiso de que ambos chicos estaban listos para enfrentar los desafíos que se avecinaban y demostrar que, a pesar de sus desconfianzas iniciales, eran capaces de trabajar juntos en beneficio de su pueblo y su misión.
 
Mientras Muki, Girei, Kotoro y el capitán avanzaban hacia el pueblo, fue inevitable que sus ojos se fijaran en el imponente grupo de ataque que se preparaba para partir, la vista era impresionante, pues este si parecía ser un auténtico ejército de ninjas, los cuales estaban ordenados y listos para enfrentar a los bandidos y asegurar la paz en el pueblo. Los guerreros del grupo de ataque se movían con precisión y determinación excepcionales, portando antorchas que iluminaban la noche y armas afiladas que reflejaban destellos mortales, la unidad y disciplina que estos mostraban dejaban claro que los altos mandos del pueblo habían utilizado buen dinero en ellos, a la vez que parecían estar dispuestos a aniquilar a los bandidos que amenazaban la seguridad del pueblo, el ruido de las espadas desenvainándose y los susurros de los ninjas llenaban el aire, creando una atmósfera de tensión y anticipación, Muki, Girei y Kotoro se pasearon justo por detrás de este gran grupo, siguiendo a su capitán, mientras que la gran formación se preparaba para enfrentar los peligros que les esperaban.
 
En ese momento el capitán del grupo de ataque, kirusame dio un paso al frente, elevando la voz para hacerse escuchar por encima del murmullo de la preparación. - "Grupo de ataque, escuchen atentamente", declaró con voz enérgica. "Nuestra misión es clara, eliminar a los bandidos y proteger al pueblo, mantengan la formación, confíen en sus habilidades y apóyense mutuamente, juntos, somos invencibles". El grupo de ataque respondió con un grito de determinación, fortaleciendo el espíritu de lucha que los unía, sabían que no sería una tarea fácil, pero estaban decididos a darlo todo para proteger y restaurar la paz del pueblo, enseguida con el capitán a la cabeza, el grupo de ataque se puso en movimiento, avanzando en dirección a la guarida de los bandidos, el brillo de las antorchas iluminaba el camino y las miradas de los ninjas reflejaban la determinación y el coraje necesario para cumplir su misión.
 
Todo este espectáculo era algo verdaderamente difícil de pasar por alto, para esos momentos Muki, Girei, Kotoro y el capitán se adentraron se alejaban de ese lugar, yendo hacia la parte alta del pueblo, listos para enfrentar la batalla que les esperaba, Unidos como un equipo, confiando en sus habilidades y apoyándose mutuamente, estaban decididos a enfrentar a los bandidos de ser necesario y restaurar la seguridad en su pueblo.
 
Una vez en la parte alta, Muki, Girei, Kotoro quedaron maravillados al contemplar el majestuoso templo, el cual sin dudas era el orgullo del pueblo, el edificio se alzaba imponente, iluminado por un sin fin de velas que parecían iluminar la noche con su suave resplandor, en ese momento, el capitán, con gesto serio, señaló que un monje solitario custodiaba la entrada del templo. "Ese monje es el único obstáculo para llegar al interior del templo, por lo que se esté comprometió su vida al cuidado del templo por lo que no deben tomarlo a la ligera", explicó el capitán en voz baja. "Su tarea es proteger el acceso y alertar en caso de cualquier intrusión, nuestra misión es asegurarnos de que eso no llegue a suceder". el capitán se acercó a Muki, Girei y Kotoro, y les susurró con cautela - "Vamos a mantenernos alertas desde una distancia prudente para no estorbar al monje. Muki y Girei, quiero que preparen una fogata estratégicamente ubicada lejos del templo, mientras Kotoro y yo nos acercaremos a saludar al monje. Una vez que la fogata esté lista, deben encender una bengala verde para avisar a los demás grupos que estamos en posición".

En ese momento el capitán quedo esperando a que Muki y Girei asintieran y que comprendieran la importancia de la tarea encomendada, juntos, debían buscar un lugar adecuado para armar la fogata, asegurándose de que estuviera lo suficientemente alejada del templo para no alertar a los bandidos, pero lo bastante cerca como para que este fuera visible, mientras tanto, el capitán y Kotoro se acercaron rápidamente al monje, para saludarlo y ponerlo al tanto del plan de la aldea.
||| Pienso || Hablo |||

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Ninjutsu - Estilo Cauteloso
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Los parámetros de la misión estaban claros, una fogata alrededor de nuestro objetivo, nada más fácil para llamar la atención de posibles atacantes o de un lugar para ser emboscados, que más podíamos pedir. Muki simplemente se daba cuenta de lo triste que era su posición actualmente, pudo haber estado en la vanguardia, haber ido al ataque de aquel campamento de bandidos, haber hecho algo mejor, pero no, le tocaba hacer guardia en conjunto con ninjas que ni conocía, ni si quiera pudo recordar sus nombres, era absurdo, apenas intercambio palabras con uno de los dos ninjas con quien compartiría esta estancia y aparte ninguno parecía mayoritariamente sexy o entretenido como tal, era un momento de aburrirse.

Debía descansar, simplemente para ese momento empezó a dejar de mover sus marionetas y las guardo en pergaminos especiales, algo simple, solo quería dejar de tener que cargar con ellas. Ya las tenía predispuestas con sus mecanismos ocultos, solo tenía que aguardar.



Estaba lista para la batalla, simplemente tenía que encender esa bendita fogata, esperaría a sus compañeros para que hicieran el trabajo sucio, ella simplemente se aguardaría afinando los últimos detalles de sus armas y preparando sus venenos.
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