[Social - Pasado] buscando lentes
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Ohona, la ninja de la hoja, un ojo en su semblante, una mascara deslumbrante, a simple vista era imposible notar que aquel jutsu de transformación se encontraba activo, una mascara que recubria su rostro y dejaba a la joven como un ciclope sin igual, ella estaba vitrineando por el distrito comercial, usando un bello kimono de ocasión y buscando un lente para su ojon, parecia molesta, puesto que nada de lo que veia podia ponerse sobre ese peculiar rostro, ningun lente de sol le podria servir si mantenía la ilusión de aquel ojo singular

ya iban siendo 7 tiendas que habia visitado, era de esperarse que no encontrara nada de lo que buscaba, solo le quedaba una opción, una tienda de la que se decia podia mandar a pedir el lente con sus propias especificaciones, ya estaba empezando a oscurecer y queria tenerlo antes de ese festival que pronto iba a suceder


Off
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Jikaro, el shinobi que con su experiencias podía marcar el mundo shinobi. No era el típico ninja que todos pensaban, tenía muchas preocupaciones. Una de estás, la salud. Cómo una persona típica. Se tenía que hacer revisiones médicas, hoy tocaba la de la vista, su visión ya estaba siendo afectada por la edad. Fui a muchas tiendas pero estaban vendiendo muy caro, estaba buscando hasta que encontré una. Estaba haciendo cola para revisarme. Vi a una chica peculiar, pero no le di importancia
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la joven Ohona estaba esperando en la fila para el ingreso al local, mucha gente la observaba y esto causaba incomodidad en su andar, avanzaba lentamente, habían personas de todo tipo, un joven de pelo blanco le llamo la atención, ya que era la persona detrás suyo y parecía peculiarmente imponente, solo estaba ahi, nerviosa aguardando su turno, el local no parecía un mal lugar, era una optica bastante respetable y por la cantidad de gente se podia ver lo famosa que era

pudo observar desde la fila que se realizaban lentes a pedido, a lo mejor obtendria lo que necesitaba, ya era su última opción
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Estaba detrás de una persona rara, normal. Mi vida nunca puede ser tranquila, siempre tiene que ser anormal. ¿Qué he hecho yo para mercerme esto?, No sé, lo que si sabía era que de la nada. Unos ladrones entraron a la tienda. Empezaron a quitar las pertenencias de las personas, estaban con Kunais apuntando a las personas, podían ser ninjas. ¿Cómo actuarían los al parecer jóvenes ninjas?, ¿Salvarían al local?
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La pequeña y tranquila tienda de lentes, esa cuyo letrero prominente no llamaba tanto la atención, esa que prometía ser la respuesta que Ohona Hyuga, la ciclope de la Hoja, esperaba sea la respuesta a su dilema, empezó a ser atacada por bandidos, ladrones, gente despiadada, algo sin precedentes según lo que para ella debía de ser normal en situaciones como estas. Apenas podía ver algo de movimiento cuando alguien de la fila empezó a murmurar, de repente algunas personas empezaron a alejarse, mientras que otros en la fila de ingreso se quedaron quietos sin darse cuenta de lo que pasaba… para nuestra protagonista, fue algo parecido.

Tal vez su gran ojo podía ser llamativo, pero realmente no representaba ninguna mejora. No podía ver mejor que los demás ni tampoco podía activar ese gran poder llamado Byakugan, ya que, en efecto, ella al ser bastante baja y estar en una fila algo distraída y aburrida, no pudo darse cuenta de lo que ocurría al interior de la fila, no hasta que la persona de enfrente suyo se corrió y pudo al fin conectar los murmullos y palabras y movimientos de personas que ocurrían a su alrededor. Habían bandidos armados y enmascarados al interior de la tienda, gente desalmada que solo buscaba el mal en general, solo para poder obtener unos pocos ryos… pero esto no se podía quedar así, la gente confiaba en los ninjas y el futuro de la aldea siempre se veía respaldado por aquellos que llamaban Anbu.

La muchacha apenas se dio cuenta, empezó a actuar nerviosa, quería moverse pero tampoco quería perder su lugar en la fila, empezó a ver a su alrededor, se dio cuenta que la persona de en frente ya se había ido, la siguiente seria ella si se quedaba… pero… si actuaba o hacia algo perdería su lugar, se giró rápidamente, se puso a llorar desesperada por la impotencia y agarro de la camisa a aquel joven de pelo claro que tenía en la espalda – aaaaa haga algooo llame a los Anbu o lo que sea, ¡no quiero perder mi lugar!
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