[Easter] Festividad entre la Arena
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Última modificación: 22-03-2023, 01:40 PM por Staff.
20 de Sangatsu/Marzo, 15 D.Y.
Ciudad en ruinas (Ex-Sunagakure no Sato), 09:00 AM

Poco a poco la primavera se acercaba, y con ello, una de las festividades más icónicas de los tiempos que corrían. El Easter rememoraba la llegada de la florida estación, y la "Nueva vida" que Boshoku y los actuales líderes mundiales habían brindado al mundo, de la mano de Kami-sama. Con su llegada, la vida se había renovado, y el mundo había accedido a una era de prosperidad inimaginable en tiempos de antaño. Los defensores del gobierno, de hecho, sostenían que nunca se había vivido tan bien, y que pre-Boshoku, el mundo era un lugar oscuro donde abundaba la pobreza y la sangre, y quienes defendían dichos ideales, ahora representados por la Rebelión, eran bestias que sólo querían sembrar el terror y la guerra, unos terroristas de primera mano.

La celebración se conmemoraba en todo el mundo, e incluso personas de ideología rebelde o anti-imperialista, se regocijaban con banquetes, guirnaldas y todo tipo de adornos en todas las localizaciones del mundo conocido. Eran comunes las flores, los conejos y los huevos de chocolate, adornados de pintorescas y diversas maneras, como regalos para los conocidos y amigos. Era una forma de celebrar la llegada de tan colorida estación, sumado a la aparente prosperidad del mundo o, al menos, de celebrar lo bueno que este tenía. Estos días eran aprovechados para olvidar por completo los problemas, y todo tomaba un tono más amigable y cero hostil. Los conflictos eran dejados de lado para unirse todos en celebración de la vida y la prosperidad. En los últimos años, con la ausencia prolongada de Kami-sama, los líderes mundiales de los Imperios eran más flexibles y cesaban en estos días de realizar ejecuciones y persecuciones violentas contra los detractores rebeldes. Quizá era un signo de que, poco a poco, Boshoku se humanizaba.



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En la antigua Sunagakure, tanto habitantes del País del Viento como forasteros de todas partes del mundo, aquellos no-aceptados en sus lugares de orígen o simplemente errantes, eran bienvenidos durante las celebraciones del Easter a revivir buenos momentos y celebrar la prosperidad. Allí, el Nidai Ataima no Ryuu, Tatsumaki Indra, declara asueto aquel día, en donde no se pueden realizar ejecuciones ni actos de violencia en contra de los enemigos públicos de la Yakuza, y donde el comercio en el mercado negro y toda actividad delictiva se detiene para dar lugar a un día un poco más pacífico.

Se organizan numerosos lugares de encuentro, los bares rebosan de gente, los niños pueden jugar sin miedo por las calles y los huevos de chocolate, aunque no abundan, se reparten de mano en mano, como símbolo de bondad y fraternidad. Así, algunas decoraciones y fuegos artificiales por la noche, trasunta un día en donde tanto propios como extraños celebran las cosas buenas del mundo, y olvidan por un día los conflictos que los atañen. La Yakuza realiza obras de caridad, suele inaugurar hospitales, escuelas y demás actividades benéficas, para mantener a su gente contenta. Lo cierto es que en la "ciudad sin ley", aquellos que la imparten a su manera, por muchos llamados "Jigoku", criminales o mafiosos, mantienen contento a su pueblo, que no pasa demasiada hambre y vive gracias a estos hombres. Al menos, luego de la rebelión de la Suna antigua, el Kami-sama y Boshoku ya no volvieron a tocar el Viento, y de hecho la Yakuza es lo suficientemente fuerte como para mantener lazos importantes con ellos, todo esto gracias al legado de Shoku Goru y del actual "Segunda Cabeza del Dragón", Indra, bastante cercano a la hija del Raijin de Kumo.

OFF
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Había pasado un tiempo desde la misión en el País de la Tierra y necesitaba un descanso. Eso de participar en combates directos no era lo mío, al menos no estaba acostumbrado, aunque había logrado conseguir algunas cosas interesantes de ello. El exceso de clones no era bueno.

Alejándome del país de la tierra, llegué a las arenas del País del Viento, en donde me adentré en el desierto, siguiendo la ruta de las caravanas de mercaderes. Nunca lo volvería a hacer, pues en donde viví, el País del Agua, era bastante más húmedo en comparación con el país del desierto, como yo le decía.

Al llegar, en la entrada los guardias daban a los visitantes tres vasos: uno con leche de yak fermentada, otro con te verde amargo y otro con agua fresca. Tomé los 3 mientras entraba a la ciudad.

El regocijo de las festividades venideras se veía por todo el lugar. Los niños jugaban, los adultos bebían a más no poder y las decoraciones hacían ver el lugar como un buen lugar, aunque no era tonto, sabía que estaba en territorio de mercenarios y mafiosos.

Me adentré entre la gente, llegué a la taberna que mejor vi y me detuve a abastecerme de agua. Sabía que Suna había sido una aldea ninja, controlada ahora por mafiosos, y podría, quizás, ofrecer algo interesante si abría bien los ojos y sabía mover mis cartas.

En una televisión vieja, varios hombres gritaban mientras apostaban a los gladiadores del coliseo cercano.

-Es un día para celebrar lo bueno del mundo, de la vida-decía un ebrio, dando tumbos mientras bailaba y "cantaba".

Observaría bien los alrededores, saldría del bar y me daría un paseo por las calles. Aunque todo estaba "tranquilo", no podía dejar de notar los guardias de las mafias en las esquinas, observando a todo aquel que causara destrozos o supusiera una amenaza para sus intereses.

Trataría de no rebelar mis habilidades, al menos no las de mi clan, para evitar ser visto como alguien raro, y simplemente me acercaría a ver los eventos y a la gente misma.

Mientras avanzaba entre la multitud, pude notar cómo una mano intentó meterme algo en el bolsillo, al girarme, no vi a nadie. Miré mi bolsillo y vi un pequeño huevo de chocolate envuelto en papel rojo tornasol, con un listón verde metálico. Parecía más navideño, pero en este mundo oriental de ninjas ¿que podía saber yo de la navidad?

No parecía que alguien me observara, por lo que guardé el huevo y seguí caminando.
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Última modificación: 23-03-2023, 03:00 AM por Samuru.
¿Desde cuándo estas cosas se celebran? — No es la primera vez que visita el viejo País del Viento, pero sí es la primera vez que encuentra semejante escenario. Sin embargo, le gustaba. Ver aquel sitio tan serio lleno de vida y alegría lo contagiaba a él también. Podía dejarse llevar, ya que según lo que logró investigar durante las horas que ha estado ahí, había una especie de marcha blanca en donde lo peligroso no estaba permitido y solo debías centrarse en gozar con la comunidad. — Bien, será divertido. 

Dejó bien escondido un saco con productos que comercializaba en todas las aldeas que visitaba, imposible de encontrar. No quería trabajar durante la fiesta, sino que todo lo contrario. Su paseo por las calles del pueblo fue bastante productivo. Sin embargo, lo que más llamó la atención era un local bastante grande. Había un anfitrión, quien era el encargado de la actividad. Frente a él estaban situadas varias mesas con una gran cantidad de huevos de chocolate. En cada mesa había una persona. Aparentemente, competían para ver quién era capaz de comer más en la respectiva cantidad de tiempo.

Lucía un juego y competencia interesante, además de que la comida era gratis. Observó la ronda actual de participantes y cuando llegó la siguiente, pasó al frente. Había mucho público y muchos interesados en participar, pero Samuru se las arregló bastante bien pasando por en medio de todos. — Esto será bastante sencillo para mí.

De entrada comenzó provocando a sus participantes, aunque solo para hacer el juego más entretenido. Los concursantes eran variados en todos los sentidos. En edad, apariencia, género. Sin duda la atracción estaba siendo todo un éxito. Lo mejor de todo es que se tomaban en serio lo de la super festividad, ya que no cobraban nada por inscribirse y sí daban premio al ganador. Es como premio doble.

Todo el chocolate fue servido en frente de cada individuo y al ver semejante cantidad, Samuru tragó saliva. Aunque su apariencia demostraba que estaba bastante confiado, en el fondo sentía dudas. No estaba seguro de si podría llevarse la victoria. Si pudiera tomarse todo el tiempo del mundo, quizás sería más fácil, pero al haber un límite de tiempo, debía comer rápido. Emitió un último suspiro y en su mente le pidió ayuda a los Dioses. ¿Ganará?

Tema 3, Byakugou no Jutsu.
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Última modificación: 24-03-2023, 03:19 PM por Rõgu Midoriya.
El entrenamiento de Rõgu con los luchadores del coliseo Sabakugami a dado frutos pero claro, mucho de algo no es bueno y por ello, hoy, los padres de Rõgu lo han llevado a las ruinas de Sunagakure para disfrutar de la Pascua o Esater como le dicen algunos.

Que colorido está todo. Jamás pensé que celebrariamos un dia de Pascua aquí. Siempre nos tomaba esta fecha en otro País, de hecho casi todas las fiestas nos alcanzan en otro País ¡La mas interesante fue la navidad en el País de las aguas termales!-comentó el joven mientras sus padres reian, pues, recordaron cuando vieron a aquel Santa de las aguas termales... Oh Kamisama eso era demasiada piel blanca y pelo para la vista de un niño.

La famila recorrió las calles y se interesó en un grupo de gente reunida, al parecer era una competición de ver quien comia mas pero claro, ambientado a la fecha, por lo que los huevos de chocolate serian las victimas ¿De donde sacó la Yakuza tanto chocolate?

Oye Rõgu, quizás ya no sea mas rápido que tu pero sé que puedo ganarte comiendo-fanfarruneó el padre del joven y aunque Rõgu sabia que tanto chocolate no era sano, habia pasado mucho desde que compitió con su padre en algo así que decidió aceptar.

Ya veras, usaré mi entrenamiento para comer mas rápido-con esas palabras el reto estaba aceptado pero la madre del joven estaba preocupada por el estomago de ambos.

Por favor no coman demasiado, a ti te puede dar diabetes y a ti el azucar podría ponerte imparable-a pesar de la advertencia ambos Midoriya se inscribieron y dieron lo mejor de si a pesar de que hubo un competidor que habia sentenciado su ventaja en el juego.

¡Kirameri Kikan!-Rõgu activó la técnica de su clan para acelerar su velocidad y tragar todo lo posible en el menor tiempo posible, pero claro, esto podía ser un gran error...
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Una vez el dueño del local dio la partida, Samuru no tardó en ponerse manos a la obra, llevándose chocolate a la boca. Lo que le sorprendió es un muchacho de cabello que mencionó unas palabras bastante extrañas. No era el idioma que hablaban todos, o la mayoría, sobre la faz de la Tierra. Tardó apenas dos segundos en llegar a una conclusión más que válida. — Ey, no es justo. Ese muchacho está usando algún tipo de técnica para sacar ventaja. — Le reclamó al señor, aunque este tan solo negó con la cabeza, diciendo que todo era válido mientras comiera. Eso dejaba en desventaja a Samuru, aunque él no quería ir trague y trague. Lo mejor sería confiar en que el resto, al ir tan apurado, se pondría en malas condiciones a la mitad del desafío.

Tomó un ritmo medio para comer chocolate. Con el paso de los minutos sus manos se fueron ensuciando y, aunque le preocupaba ver que el resto usaba su máxima capacidad, él confiaba en el plan. A su izquierda un señor se detuvo y se echó hacia atrás en la silla, acomodándose. Se acariciaba el estómago, demostrando que estaba cediendo ante la gran infesta de chocolate. — Bien, uno menos. Aunque el que más me preocupa es... — Volteaba hacia el otro lado en donde observaba a Midoriya. Escuchó cuando llegó el comentario de la mujer. Quizás ella acertaba en que podía enfermar. — Ni pregunté cuál es el premio. Solo me metí a participar y ya...

El público se estaba viviendo el espectáculo con mucha emoción. Gritos de apoyo todos los participantes, ninguno se quedó sin un aliento que lo impulsaba a seguir adelante. Obviamente no decían sus nombres ya que no los conocían, a no ser que fueran familiares, así que usaban rasgos distintivos de sus apariencias para nombrarlos.

Varios de los concursantes pasado un rato comenzaron a retirarse. Sin embargo, aunque pareciera ser positivo para Samuru, la verdad es que él también estaba empezando a sentir consecuencias negativas en su estómago. Tuvo que detenerse un momento e inclinó la cabeza hacia delante, apoyándola en la mesa. El público no quería que se rindiese, así que lo apoyó aún más, pidiéndole que se levante y siga. No podía caer ahí. — ¿Podré seguir? Está complicado... Nunca antes comí tanto chocolate.

De todos modos, levantó la cabeza y siguió llevándose bocados de chocolate a la boca. Masticaba y tragaba lento. Era una batalla de resistencia. El último en pie, ganará. No hay de otra.
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El padre de Rõgu escuchó a su hijo activar una de las técnicas Jinsoku mas efectivas para esta situación así que él también la usó, era valido por lo cual no debian preocuparse.

Poco a poco los participantes devoraban su piramide de chocolate y uno a uno se iba retirando al llegar a su limite. Padre e hijo desactivaron su técnica, boca y manos estaban manchadas de chocolate. Todo el publico alientaba a los competidores pero forzar algo era condenar a alguien.

De los cinco finalista uno simplemente no aguantó mas y vomitó. Aquella imagen fue tan grotezca que el publico tuvo que dar mas de un paso hacia atras mientras otro concursante soltaba la sopa junto al padre de Rõgu.

¡No! No puedo vomitar... Pero es tan asqueroso el olor...-el muchacho colocó sus manos en su boca mientras pensaba en no rendirse. Miró a un lado y solo quedaba otro sujeto. Este aún le faltaba mucho a comparación del muchacho pero si Rõgu vomitaba él seria el ganador.

¡Vamos, mierda!-el muchacho se pondría del mismo color de su cabello. El juez empezó a disculparse por el accidente al publico, pronto llegaria un equipo de limpieza, Midoriya debia aguantar pero el acido en su garganta enserio era molesto.
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Los concursos habían comenzado. Me percaté de que toda esa gente comenzó a arremolinarse alrededor de unas mesas, mientras gritaban las apariencias o descripciones de la gente. Unos ponían caras de sorpresa, otros de horror y, unos cuantos, seguían felices como si lo que veían fuera una especie de gracia.

Me abrí paso entre la gente del lugar, llegando hasta las mesas, en donde varios participantes comían huevos de chocolate. Algunos parecían ya cansados, mientras otros comenzaban a vomitar.

-Eh, el chocolate provoca una diarrea explosiva, ¿sabían?- dije en voz alta hacia uno de los que habían quedado descalificados. Ese señor, al escucharme decir esto, vomitó sobre la mesa y, sugestionado, salió corriendo al baño.

Sólo quedaban 2 jóvenes, y el juez se había disculpado con el público por esa "inconveniencia".

Uno de ellos llamó mi atención, pues podía comer extremadamente rápido, como si se tratase de un jutsu o habilidad sobrehumana. Seguí observando en silencio, mirándolos detenidamente. Quizás si se trataba de alguna habilidad especial podría obtener algo interesante de allí.

-Soy médico, déjenme pasar- le diría a la gente, apartándola cuando se volvieron a juntar para ver la culminación del evento.
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Solo dos seguían en competencia. La final estaba ahí entre Samuru y Midoriya. Aunque hubiera escenas de vómitos, el público no se iba. Todos aguantarían ahí hasta el final. Probablemente esta humilde competencia de comer chocolate tenga más público que batallas de coliseo o lo que sea. Esto es algo que se ve una única vez en la vida. Si te lo pierdes, es seguro que nunca jamás vuelvas a presenciarlo. El ímpetu, la garra, el deseo de triunfar y ser el mejor. Características que se veían a flor de piel en los participantes que se mantenían de pie, aunque estaban sentados.

En cierto momento, un supuesto médico quiso entrar en escena, pero esto le sería imposible. El jefe y encargado del concurso dio veloces pasos al frente y se interpuso en su camino mientras negaba con la cabeza y hacía una cruz con sus brazos. — No, eso no puede ser. Este es un campo de batalla donde solo el más fuerte sobrevive. Ningún médico puede pasar ni nadie. Solo pueden entrar a esta guerra cuando haya terminado. — Probablemente sea una regla para evitar que cualquiera de los dos concursantes haga trampa recibiendo ayuda externa. La transparencia debía estar presente siempre y ese hombre encargado de realizar eventos lo tenía más que claro.

¡Queda un minuto! — Anunció. Recordemos que había un límite de tiempo y, tomando en cuenta la cantidad de chocolate ingerida por ambos individuos, hasta el momento, Rogu se estaba llevando la victoria. Eso sí, había una regla que impedía dejar de comer, ya que se tomaría como abandono. Así que, aunque Midoriya sepa que tiene la victoria asegurada, frenar lo descalificaría. Ahora, Samuru ha estado viendo hacia el costado y percatándose de que la ventaja de que el tipo de cabello verde le saca es por la anormal velocidad que tiene para comer. Juzgando también su apariencia, estaba en muy mal estado. 

Debo ser inteligente para ganar. No dependerá de mí, pero será una apuesta. — Su plan final fue el siguiente. Se voltearía para darle un poco la espalda a Midoriya, para que así él no sea capaz de ver cuánto chocolate comería Samuru. Este último lo que hizo fue empezar a comer de a trozos pequeños y a una velocidad. ¿Por qué hacía esto? Debía superar ese minuto sea como sea y superar en cantidad a Rogu ya no era posible. Solo le quedaba esperar y que su rival, por estar ingiriendo a una velocidad e intensidad sobrehumana, no aguante más y caiga abatido antes del tiempo límite.

Sí, eso significa que si Rogu llega hasta el final comiendo de esa forma, será el vencedor. De él dependía el resultado.  ¿Qué sucederá?
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Finalmente, resultaría que el plan de Samuru fue un éxito. Midoriya no fue capaz de seguir ingiriendo alimentos y el de cabellos azules con su ritmo lento se impuso en la competencia. Cuando el organizador dio el veredicto y nombró al del linaje Kujaku como el campeón, este tan solo atinó a alzar su brazo derecho y su puño en señal de victoria. Intentaba aparentar estar tranquilo, pero en el fondo se sentía muy mal. Necesitaba irse rápido de ahí o los resultados podrían ser desastrosos para todo aquel que estuviera cerca.

Ahora, la pregunta era, ¿cuál es el premio? El dueño del local se acercó a Samuru y le entregó un cupón que decía válido para comprar chocolate gratis por un año. — Úsalo con sabiduría. Puedes usarlo en cualquiera de nuestras sucursales a lo largo del mundo. — Sin duda una buena adquisición. No es el mayor fan del chocolate en la historia, pero sí le gusta. Para ir y probar los distintos tipos que tiene cada país le puede ser muy útil. Además, ahorrar dinero siempre es conveniente para un viajero. Recordemos que Samuru anda de aquí para allá, realizando trabajos simples como comerciante, además de uno que otro por ahí, en las sombras. No le sobra el dinero.

Ya no quiso seguir perdiendo el tiempo ahí. Le agradeció al organizador, al público por su apoyo y al resto de participantes por dar una competencia tan férrea. Luego, utilizó el jutsu del cuerpo parpadeante para irse de ese lugar. Lo primero que hizo, una vez lejos, fue buscar un baño.

Entró a un pequeño restaurante y preguntó si podía usar el baño. Le dijeron que era solo para clientes. Ordenó un té y dejó el dinero correspondiente sobre el mesón. Antes de que le entreguen su pedido, él ya había corrido a encerrarse y dejar salir ahí todo lo acumulado debido a la gran ingesta de chocolate. Alrededor de media hora estuvo ahí. Menos mal era un baño grande, con varios cuartos. Si alguien necesitaba usarlo, tenía más opciones.

Cuando ya estuvo mejor, se lavó las manos y salió. Su té ya estaba frío, pero aún en el mesón. Lo bebió de todas formas y luego pidió otro. Necesitaba relajarse y ese era el sitio perfecto.

Aclaración
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Qué relajante estaba siendo el té para su estómago. Fue una competencia dura, en donde, con mucha suerte, no terminó vomitando. Sin embargo, el haber ingerido de aquel alimento provocaba que no quisiera seguir consumiendo. Menos mal en Sunagakure este producto no abundaba, así que no lo andaban regalando así como así. Eso ayudaría a que no sintiera ganas de seguir comiendo, esto, por su propia salud. Al terminar de beber, se retiró del restaurante. En el exterior podía ver muchas familias divirtiéndose. Normalmente, esta escena no se podía presenciar muy seguido. Esta por ser una ocasión especial, todos los conflictos se han detenido. Es como si, aunque sea por un mísero día, un mundo ideal se hubiera creado para todos en esa pequeña parte del mundo. — Pero yo crearé el mío propio.

Caminando por sobre la arena llegó hasta un sitio en donde un adulto disfrazado de un conejo blanco le estaba repartiendo chocolates a los niños. No hablaba, pero sí se mostraba bastante simpático. Le hizo recordar momentos de su infancia, cuando aún tenía a su familia consigo. Su padre era bastante amoroso con él, su madre y el resto de familiares. Si estuviera vivo y continuaran viviendo en la aldea de la estrella, probablemente estaría trabajando de la misma forma que ese conejo para alegrar a los niños que haya. Sin embargo, Samuru no es tan de ese estilo. Su forma de ser no la más alegre del mundo y siempre busca su propio beneficio por sobre los demás.

Me sorprende encontrarte aquí. ¿De paseo? — Escuchó una voz bastante conocida hablándole desde la espalda. Se volteó y pudo reconocer a Kujou, una vieja amiga. Ella y su compañera lo ayudaron mucho en el pasado cuando recién estaba aprendiendo habilidades ninja, y luego cuando tuvo que enfrentar a la organización que tanto daño le hizo. Una vez se solucionó todo ese tema, perdieron contacto y no volvieron a verse. Ya casi dos años desde eso. De todos modos, aquella fémina no ha cambiado nada. Samuru no dudó en sonreír leve y hablarle.

De vez en cuando es necesario un descanso, sobre todo en estas fechas. ¿Estás sola? — Ella asintió. Le comentó que solo se separaron mientras conseguía recursos para su viaje. Ellas estaban acostumbradas a asentarse en un sitio específico por mucho tiempo, pero luego de todos los hechos ya nombrados, decidieron volverse viajeras, tal como lo era Samuru. Sin embargo, tendían a aparecerse por la Arena ya que Kujou es oriunda de ahí. Nuestro protagonista desconoce si tiene familias o siquiera puede andar por ahí como si nada. Quizás aprovecha este día especial con marcha blanca en donde hay mucha gente en la calle para movilizarse sin preocuparse de ser reconocida.

Me sorprendió escuchar que has ganado fama este día. Por ahí se rumora sobre un chico son un prominente sombrero como el campeón del chocolate. — No le molestaba aquel título, pero sin duda escucharlo era algo extraño. Tal vez deba esconder su sombrero en algún sitio para no ser reconocido mientras se encuentra en este país. No le sorprendería que semejantes dichos emocionen a los niños y, cuando lo vean, lo consideren una celebridad. — Tal vez deba hacer algo con mi fama. 
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Siempre es positivo encontrare con una vieja amistad, sobre todo con una que lo conoció en sus comienzos. No refiriéndome a cuando era un niño, sino a sus inicios de intentar sobrevivir por su cuenta en este gran y peligroso mundo. Los primeros pasos en el aprendizaje los dio junto a la maestra de Kujou, y también de ella misma. No olvidemos que tuvieron un encuentro en el pasado en donde la fémina se alzó con la victoria ante un inexperto Samuru, en el que la obligó a ir en serio al colocarla contra la pared con los ninjutsus básicos del elemento viento que dominaba en ese entonces. Al haber pasado los años, el resultado ahora sería completamente distinto. 

¿No has vuelto a tener problemas? Espero no hayas descuidado tu entrenamiento. — Preguntó ella, a lo que él tan solo negó moviendo la cabeza mientras soltaba una risita. No es que se dedique a entrenar a cada momento, pero tiene sus métodos para que sus habilidades no se oxiden sino que aumenten en su capacidad. — Aunque me haya liberado de esos tipos, aún tengo muchos objetivos que cumplir. Necesito fuerza para ello. — No quiso decirle nada concreto, aunque Kujou intentaría desviar la conversación hacia ese rumbo.

¿Qué fue lo que pasó ese día? Mi maestra estuvo contigo, pero nunca ha querido decirme nada. Dice que es algo que solo queda entre los que estuvieron ahí, aunque a mí me da mucha curiosidad. Dime, ¿sí? 

Lo siento, pero eso no podrá ser. Sin embargo, si logro cumplir lo que quiero, lo sabrás de manera más directa. Así que deséame suerte para conseguirlo.

La mujer estuvo a punto de insistir, pero un nuevo suceso provocó un cambio de planes. Sobre ellos comenzó a volar en círculos un ave. Samuru la reconocía, era de Aeval. Probablemente Kujou estaba tardando mucho en volver y está preocupada, así que mandó a buscarla para decirle que vuelva pronto. La de cabellos violetas cortos infló las mejillas, entendiendo que no quedaba de otra. Debería dejar su idea de presionar a Samuru para conocer el secreto para un futuro encuentro, aunque nadie sabe cuándo será. El destino a veces es muy impredecible.

Tiene ganas de comer chocolate, pero no le digas que te conté, o se enfadará conmigo.

Ambos rieron y ella, tras hacer un ademán con la diestra en señal de despedida, se marchó. Samuru emitió un ligero suspiro. Fue un breve pero divertido encuentro. Una vez vuelto a estar solo, procedió a caminar por las calles del pueblo, queriendo ver las distintas atracciones presentadas por los habitantes el país para esta tan querida celebración.
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¿Qué más podría hacer en ese ambiente? No quería comer nada más luego de la competencia de chocolates, además de que dudaba encontrarse a otro conocido. Quizás debió haberse ido con Kujou para visitar también a su maestra, pero prefirió quedarse disfrutando más de los atractivos que proponía la antigua pero valiente Sunagakure. Quizás una siesta le vendría bien para bajar todo lo que comió y ya durante la noche seguiría disfrutando, intentando probar distintos bocados y beber algo. Buscó un lugar bastante escondido y con sombra para arrojarse al piso boca arriba, con ambas manos detrás de la cabeza. Cerró los ojos y se dedicó a dormir. Distintos sueños pasarían por su mente, pero ninguno lo suficientemente importante como para recordarlo más tarde.

Una vez pasaron las horas y la aldea se vio refugiada por el manto nocturno, Samuru despertó. Lentamente se fue levantando mientras se estiraba y bostezaba. Fue una buena siesta y su estómago ya lucía normal. No le dolía ni se sentía pesado. Estaba en perfecto estado. — Nice.

Regresó a las calles centrales de la ciudad, descubriendo que, incluso habiendo transcurrido una gran cantidad de tiempo, todos seguían igual de animados. El número de personas presentes no descendió, sino que todo lo contrario, aumentó. Si querías caminar, debías tener paciencia. Las calles estaban hasta más no poder, pero no es algo que le disgustara a nuestro amigo el de prominente sombrero. 

De pronto, todos detuvieron sus pasos. Un gran sonido agarró protagonismo en las alturas y Samuru no tardó en mirar en aquella dirección. Muchos fuegos artificiales comenzaron a explotar, ocasionando que todo el público esté maravillado. Todos guardaron silencio y simplemente disfrutaron semejante espectáculo. Sunagakure no se caracteriza por su paz debido a los distintos conflictos que ahí suscitan entre distintos bandos, pero tener la oportunidad de ser feliz un día y solo gozar la vida es algo que les encanta a todos sin excepción.

El show duró varios segundos. Cuando finalizaron, nadie se decepcionó. Se fue corriendo el rumor de que cada cierto tiempo, se lanzarían más fuegos artificiales, que solo había que estar atentos. 

Como suele ocurrir en los desiertos, durante la noche la temperatura bajó. Pero no había problema con ello. Más adelante, cuando Samuru siguió caminando, dio con el paradero de un viejito bastante simpático que estaba regalando tazas con chocolate caliente. Obviamente luego había que devolverle la taza, pero el contenido de la misma era completamente gratis. — Ojalá fuera así siempre y en todos lados. No me preocuparía de tener que ganar dinero como comerciante. Qué grande la Pascua, buenísima celebración.
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Última modificación: 15-04-2023, 04:56 AM por Narrador X.
Un hombre delgado y arraigado, vestido de un kimono japonés tradicional llego, usando una gran mascara de conejo, este hombre, muy cordialmente, llamo a la quietud en este evento de gran envergadura. Lamentablemente estábamos en el país del viento, y actualmente, la mayoría de la gente en el pueblo era mal recibida en otros lugares, sin embargo, esto no era algo por lo cual preocuparse… aquel hombre delgado era el ejemplo perfecto, si revelaba su rostro, su vergüenza seria denotada ante todo el público y tendría que abandonar el lugar para encontrar otro en el cual refugiarse. Si, Sunagakure era así, nadie preguntaba porque ni para que, solo estaban ahí para pasarla bien o simplemente, para sobrevivir.
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Este hombre delgado alzo un micrófono, y con voz un poco chistosa y algo nerviosa, llamo a la concurrencia, haciendo uso de un único y efecto ademan, levantar su mano y 10 tambores de gran tamaño empezarían a tocar, mientras este empezaba a llamar a la gente – oh aventureros, gente de todo el mundo, estamos acá reunidos para divertirnos, para pasarla bien y que más, para concursar – dijo, para luego mover su mano y señalar al centro – Todos ustedes acá reunidos, podrán competir por mi mayor premio, el secreto de la vida, mi… preciado… moyo – dijo, mientras todos los tambores callaban con un último y sincronizado golpe, el hombre giro su mano y de esta un enorme conejo apareció, era un gran conejo de oro.
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Una nube de humo se alzó al centro del escenario y un enorme conejo negro apareció, era una invocación. Este conejo era imponente, tenía ojos rojos y una presencia que podía intimidar a cualquiera, algún secreto debía de guardar, pues sus peculiares facciones eran idénticas a las de la máscara que poseía aquel hombre que le había invocado… la estatuilla de oro era, de hecho, de la misma forma que aquel enorme conejo de negro pelaje.
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Rápidamente, varias doncellas aparecieron por los costados y un jutsu de Doton separo a la concurrencia, abriendo la tierra para dar paso a dos pistas de arena, ambas de un metro de distancia y que estaban flotando sobre un agujero de al menos 10 metros de altura. Las doncellas generaron una barrera impidiendo que nada ni nadie pueda ingresar a esta pista, pero permitiendo que todos puedan ver al interior.
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A un extremo, un joven ninja aguardaba con una cuchara en la boca, mordiéndola como si fuese un mondadientes, con los brazos cruzados y una mirada desafiante, burlesco y a la vez presumido – quien se atreverá a desafiar a mi campeón, se hará acreedor del conejo de oro – dijo el presentador, haciendo una reverencia algo apagada y bastante nerviosa, retrocedió y desapareció dentro del pelaje de aquel enorme conejo negro.



REGLAS
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Aquel hombre del sombrero fue mas listo que Rõgu. El joven Jinsoku se esforzó tanto que acabó cayendo inconciente por una rapida subida y bajada de azucar por lo que acabó perdiendo, aunque con un premio como ese, tal vez fue mejor perder.

¡Rõgu!-los padres del muchacho lo llevaron al centro de salud mas cercano, la verdad es que apenas y tenian medicina basica y uno que otro kit de primeros auxilios pero como Rõgu solo necesitaba un descanso eso hizo.

La familia Midoriya se quedaron por un largo tiempo esperando la recuperación de su miembro mas joven. Cuando al fin despertó apenas podía moverse y el dolor estomacal que presentaba era horrible.

¿Mamá? ¿Papá? ¿Que? ¿Que pasó?-obviamente también estaba desorientado pero al menos el abrazo de su familia le hizo entender que el susto habia acabado.

Te desmayaste y te trajimos a esta tienda medicinal. Sabemos que te duele el estomago pero debes beber esta medicina para que puedas mejorar-el padre de Rõgu le entrego un vaso con un extraño fluido verde casi marron, el cual olia bastante feo. Aún así Midoriya lo aceptó y lo tomó todo, arrepintiendose en lo mas profundo de su alma.

Minutos mas tarde al fin salieron a tomar algo de aire y para su sorpresar un pequeño gran evento estaba comenzando. Este estaba patrocinado por un hombre con mascara de conejo, parecia no solo poseer ninjutsu avanzado sino también mucho dinero y mujeres, si, era la envidia de muchos.

Me encantaría participar pero... No creo que esté en la mejor condición-expresaría el muchacho que poco a poco avanzaba entre la multitud para ver mejor el escenario.
Estadísticas de Rõgu Midoriya

Off: no sé si medan permiso a jugar y mis dados los usa el narrador.
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Estadísticas de Samuru

OFF ROL


Tardó, pero llegó. La mejor atracción del día apareció frente a sus ojos y a los de las muchas personas que se encontraban disfrutando de la velada. Un tipo bastante peculiar y con cabeza de conejo apareció frente a la multitud, llamando la atención de todos. Samuru no fue la excepción. Este intentó aprovechar su agilidad y su físico para moverse entre las personas y avanzar hacia el frente, en donde podría tener una mejor vista del evento.

No necesitó todo para percatarse del enorme conejo dorado, el cual indicaba que algo importante estaba a punto de suceder. Se notaba una increíble emoción en el ambiente, todo mundo estaba expectante a lo que podía ocurrir. Sin embargo, el animal dorado no fue lo que más resaltó, sino que la aparición de uno oscuro y bastante tenebroso se llevó la mayoría de las luces. Este ya causaba miedo e incluso el de prominente sombrero se preocupó un momento. ¿Ocurrirá algo peligroso o realmente se trataba de una humilde concurso? Quizás descubrirlo de primera mano sería lo mejor.

Como si fuera poco, la aparición de las féminas no sería solo para mostrar su apariencia juvenil al público, sino que, utilizando ninjutsu, crearon el campo en donde se desarrollaría la competencia. Por último, el supuesto campeón se mostró ante todos. Una pequeña sonrisa confiada apareció en el rostro del sin aldea, pues le encantaba intentar el reto.

Siguió avanzando y atravesó la barrera, dirigiéndose al punto de partida. Incluso se topó con un viejo conocido, aquel muchacho de cabellos verdes con el que se enfrentó en comer chocolate. — Vaya, parece que estamos destinados a enfrentarnos este día. De seguro me la complicarás de nuevo. — Sabiendo en el fondo de que ganó la primera competencia gracias a la suerte y a su plan, más que por su habilidades.

Al recibir la cuchara con el huevo, la colocó entre sus dientes y, cuando se diera la señal, partiría. El primer tramo que recorrió fue bastante bueno, a una velocidad dente y no había señal de que se le fuera a caer el pequeño alimento. Varias personas del público vieron la seguridad con la que avanzaba y comenzaron a apoyarlo, sobre todo un pequeño grupo que ya lo vio más temprano siendo ganador de un concurso. ¿Haría el doblete o esta vez sí conocería la derrota? No olvidemos que el campeón está presente. ¿Samuru estará a la altura? — Qué divertido. De donde vengo, hay competencias de este estilo.
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Jah, ¿tenemos dos retadores acaso? Muy bien por mí, háganle un puente al niño – dijo sonriendo, para luego, mirarlo en menos – y de paso, pónganle barandal, no quiero que luego me venga a penar por las noches – dijo riéndose a carcajadas. Su risa era estruendosa y poco amigable, su voz carrasposa y muy confianzuda, sus manos agrietadas hacían un gesto y señalaban a aquel enorme conejo negro, el mismo quien, sin cambiar de facción, movió una de sus patas para dar un leve toque en el suelo, sus ojos rojos brillaron y del suelo un tercer puente, pero esta vez con baranda se posicionaba frente al niño de pelo verde. La competición iba a iniciar.
 
Que ágil y audaz era el joven del gran sombrero, el asombro de nuestro campeón era evidente, parecía casi como si el huevo estuviese pegado a la cuchara, pero nuestro campeón no se dejaría intimidar. Este hombre, de pelo alborotado y cuerpo vendado, se puso en marcha, colocando también su cuchara con huevo en la boca, mientras que empezaba a caminar, pero, su confianza le jugo en contra… apenas poso el huevo sobre la cuchara y miro al joven del sombrero, el campeón intento sacar un artilugio de bajo su capa, y en ese instante… si… su huevo estaba cayendo.
 
Ni un paso logro dar antes de que ese pobre huevo cayese y tuviese que volver todo su cuerpo con rabia y buscar uno nuevo, una muchacha de las que habían salido inicialmente a generar la barrera tenía en sus manos una bandeja de huevos, pero ya era tarde para él, sus competidores habían avanzado mucho más de lo esperado… pudo avanzar apenas 13 luego de aquel trágico accidente.
 
OFF TOPIC

Midoriya, debido a que tú no estás en Discord voy a lanzar los dados por ti.
 
Tus stats son:
Modificador de destreza = -2 (por el estado actual de tu personaje, puedes usar una tirada de ventaja para obtener +2 de destreza usable 1 sola vez. Si tu tirada es 3 o menos se te caerá el huevo actualmente.)
Modificador de velocidad = 30
 
Tiradas de Midoriya:
Destreza = 1d20 resultado 6-2 = 4
Velocidad = 1d20 resultado 20
Obtienes 1 desventaja y avanzas 40 pasos, vas a la cabeza, deberás narrar como actúa tu personaje con esa tirada. En el siguiente turno puedes pedirle a Aiko que realice las tiradas por ti o espera a que yo haga las tiradas como en este post.
 
Tiradas del Campeón

Destreza = 1d20 resultado 1
Velocidad = 1d20 resultado 13
Como es el inicio el personaje igual avanzara los 13 pies luego de caérsele el huevo, si hubiésemos avanzado más, tendría que haber vuelto al inicio y avanzar lo que sacara en dados.
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Off Rol


Cuando comenzó a avanzar el campeón, Samuru giró su rostro hacia atrás y lo vio caer, riendo en el proceso, burlándose de él. Lo escuchó antes hablar de forma muy arrogante al referirse a Midoriya. Por eso es que aprovechó la oportunidad para gozar que él mismo se haya quedado atrás desde el principio. A la vez, el público se mostró sorprendida al ver la facilidad con la que Samuru sostenía la cuchara. Tanto, que ni al reír el huevo se le cayó. Parecía como si esa competencia hubiera sido creada especialmente para él. Pero no es así.

¿Qué? ¿Otra vez quiere meterse en mi camino? Si durante las primeras horas del día Midoriya demostró tener una increíble velocidad para comer, ahora para avanzar mientras sostiene la cuchara ha sido lo mismo. Esto despertó un sentimiento de competitividad en Samuru que no se había visto antes. La expresión tranquila y animada que normalmente mostraba cambió a una de seriedad total. Lo colocó como su blanco y objetivo a separar, comenzando a acelerar sus piernas, sin importarle el peligro que esto pueda traer para la estabilidad del huevo.

Sus pies no caminaban, sino que ya trotaban, aunque tampoco iba del todo despreocupado. Debía esforzarse más que de costumbre, pero en el fondo sabía que el plan que ejecutó para ganar el concurso de comer chocolate sería el correcto hasta cierto punto. Debía buscar avanzar y no se descalificado, llegando hasta el último momento de la carrera. Si ya en el tramo final se da cuenta de que está a punto de perder, no le quedará otra que darlo todo, independiente de que también pueda perder lo avanzado y quedar en tercer lugar, incluso detrás del supuesto campeón, quien ya comenzó decepcionando y no parece ser una amenaza, al menos por ahora.

Recuerda la fábula de la tortuga y la liebre, Samuru.
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Dados

Cuando Midoriya pidió una oportunidad para participar el mismisimo campeón mandaría a crear de forma urgente un puente y no solo eso, también barandales para que no se cayera.

¡Muchas gracias señor, usted es muy amable al preocuparse por mi!-el buen corazón del joven Jinsoku lo llevó a ver aquella acción como algo bueno al ignorar por completo la estruendoza carcajada de aquel mastodonte.

Por otro lado, aquel joven del sombrero que lo venció con astucia en el torneo de comer también estaba listo para competir y lo mejor es que aún se acordaba de Rõgu.

No solo te la complicaré, pienso ganar también. La velocidad es lo mío-mencionó ligeramente confiado, una simple fachada para evitar los nervios que sentía al competir contra alguien. Aunque, con lo buena persona que era aquel sujeto Rõgu se sentia agusto al competir contra él, pues, siempre a querido un rival.

Midoriya fue a su puente tranquilamente tras pasar la barrera, la verdad era de los mas impresionante la rapidez que lo crearon. Con cuchara en la boca y huevo listo no sabia como iba la movida así que dejó a los otros caminar primero, Samuru le demostró lo que debía hacer y el campeón lo que NO debía hacer.

Bueno, pues no te caigas-pensó mientras miraba su huevo y luego comenzaba a caminar, temblaba mucho y se iba de lado al sentir como el huevo intentaba caer, menos mal las barandas evitaban que caminara fuera del puente y sin notarlo había pasado al joven del sombrero.

Esto es muh dificil siento que se me va a caer pero... Parece que ya llevo la mitad-Rõgu se había detenido para ver un momento a su costado, Samuru pasó a su lado, serio, tan concentrado que lo hacía ver facil-Nada de eso. No dejaré que me ganes de nuevo, Quiero empatar el marcador y competir de nuevo-con esas palabras mentalizadas en su cabezota se apresuró a pasar a su rival, sentía como su saliba chorreaba un poco se su boca para recorrer su cuello pero a pesar de ese raro sentimiento siguió adelante con sus tambaleos locos.

¡Tu puedes hacerlo hijo!-¡Ten cuidado hijo! ¡No vayas tan apresurado!-los padres del muchacho lo animaban, no por que el premio era gordo sino por que sabian que a su hijo le gusta competir y aunque no es mal perdedor el ganar siempre es un gozo del cual Rõgu merecia experimentar.

Por otro lado algunas personas que lo reconocieron en aquel concurso también empezaron a apoyarlo, pues, con Samuru como participante era una revancha de la cual ambos merecian apoyo. Por otro lado el campeón... Bueno... Ahí iba, dando lo suyo.
Pasivas
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El campeón estaba atónito, ambos niños estaban avanzando como si nada, empezó a correr aunque el huevo tambalease sobre su cuchara, un grito desolador salió de su boca mientras intentaba mantener la postura, pero no era suficiente, simplemente pudo avanzar lo más que pudo, no pudo establecer contacto visual con aquel conejo gigante que tenía en frente, era humillante.

De la cabeza del conejo, sobre su pelaje y entre sus orejas, salió el anunciador del concurso, este miraba al campeón con vergüenza y reproche… pronto haría algo al respecto.

OFF:

Dados del campeón
Destreza: 4+8 = 12, gana desventaja
Velocidad (11+31)/2 = 21
El campeón avanza 21 pasos + 22 = 43

Actualmente va Midoriya a la cabeza con 61 pasos, seguido por Samuru con 51 y finalmente el campeón con 43.

(en el post anterior no hice el calculo de pasos del campeón por error, ahora corrijo, debió dar 22 pasos en vez de 13)
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Era momento de dejar de ver a los que comían y vomitaban chocolate, para pasar a pasar a ver a los concursos de tomar cerveza. Era algo extraño de ver. Me acerqué a verlos tomar, analizando si alguno de ellos tenía alguna habilidad que pudiera resultar útil. 

Pocas cosas podían servir para la recolección de ADN o de ojos, por lo que me limité a observar a los participantes y a los que observaban. Sin embargo, de pronto, en una zona apareció un sujeto vestido de conejo, con varias chicas que, en conjunto, crearon una barrera. Me acerqué hasta la segunda fila, a unos cuantos metros de la barrera.

El sujeto vestido de conejo comenzó a hablar, indicando que se acercaba un concurso. Dos chicos conocidos, los que habían participado en el concurso del chocolate y en la de bebidas, ahora se habían subido a participar en una prueba rara: llevar huevos en una cuchara hasta una meta, pero lo que me llamaba la atención era la presencia de ese extraño conejo negro de ojos rojos. Con un movimiento de su pata, ahora hizo crecer otro puente.

Una de las chicas que había ayudado a crear la barrera, ahora llevaba huevos en una bandeja, cosa que me llamó la atención. Había vulnerabilidad.

El "campeón" dejó caer su huevo, teniendo que regresar a buscar otro. Metí mis manos en mis bolsillos y sonreí. Aquel sujeto había tratado de hacer trampa, pero por otro lado, el otro chico además del de pelo verde, se veía bastante ágil en eso de llevar el huevo.

Con mis manos en mis bolsillos, moví un dedo. Una pequeña ráfaga de aire empujaría hacia un lado el huevo del "campeón", al mismo tiempo que otra ráfaga de aire empujaría al huevo del chico de cabello negro hacia un lado, para sacarlos de la cucharas. 

Era interesante sembrar un poco de discordia, pero mientras yacía entre el público que gritaba, saltaba y se divertía. Me encogí de hombros e hice expresión de sorpresa, junto al resto, simulando sorpresa ante ese evento.

Kaiten Shuriken

El rango al ser A+ aumenta a 30 metros.

Off:
Me acerco a escasos metros de la barrera, entre segunda y tercera fila
Realizo el jutsu Kaiten Shuriken, empujando los huevos unos pocos centímetros fuera de la cuchara, sólo del campeón y de Samuru.
Salto de foro:

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