Última modificación: 15-03-2023, 02:28 PM por Akío Homma.
Akío se encontraba en el nivel medio de la aldea. Servía como una suerte de transición entre el nivel inferior y el superior, aunque también había varios puntos de interés en el lugar. En consecuencia, era una parte bastante transitada, pero no tanto como la zona más recientemente construída.
El aire de la zona estaba algo cargado, pues este tendía a subir debido a la diferencia de temperaturas entre la base y la superficie. Si alguien dejaba caer alguna bolsa de plástico o un papel ligero, este tardaría un poco en caer, haciendo un pequeño tirabuzón, en lugar de caer a plomo como lo haría en la parte de arriba cuando no soplaba el viento.
Akío se encontraba en una pasarela de metal expandido, ese tipo de metal que hace un ligero ruido cuando lo pisas, y que tiene una forma característica por la forma poligonal en la que están enlazados los trozos de metal que la forman. Los rayos del sol, que venían de la superficie, atravesaban la pasarela y adoptaban la forma del suelo de esta. Los viandantes que estaban inmediatamente debajo, veían como los rayos de luz se expandían tomando la forma hexagonal de la pasarela.
Estaba apoyado en la barandilla, justo al lado de la escalinata que daba acceso al lugar donde estaba. Algunas personas pasaban a su espalda para cruzar de un lado al otro, y él se echaba un poco para adelante para dejarlos pasar y no molestar. Akío no tenía mucho que hacer, así que se entretenía viendo pasar a la gente que tenía debajo, cada uno con su libre albedrío, yendo de aquí para allá, ese día la afluencia de gente parecía ser especialmente grande, y la gente no paraba de moverse.
Generalmente se podían ver a algunas personas juntas, pero por lo general cada uno parecía tener un objetivo en mente, y no se paraba demasiado a ver a los demás. Cuando había pasado un rato mirando, se apartó de la barandilla y estiró los brazos para despertarlos, que estaban algo entumecidos de haber estado un buen rato apoyado.
El aire de la zona estaba algo cargado, pues este tendía a subir debido a la diferencia de temperaturas entre la base y la superficie. Si alguien dejaba caer alguna bolsa de plástico o un papel ligero, este tardaría un poco en caer, haciendo un pequeño tirabuzón, en lugar de caer a plomo como lo haría en la parte de arriba cuando no soplaba el viento.
Akío se encontraba en una pasarela de metal expandido, ese tipo de metal que hace un ligero ruido cuando lo pisas, y que tiene una forma característica por la forma poligonal en la que están enlazados los trozos de metal que la forman. Los rayos del sol, que venían de la superficie, atravesaban la pasarela y adoptaban la forma del suelo de esta. Los viandantes que estaban inmediatamente debajo, veían como los rayos de luz se expandían tomando la forma hexagonal de la pasarela.
Estaba apoyado en la barandilla, justo al lado de la escalinata que daba acceso al lugar donde estaba. Algunas personas pasaban a su espalda para cruzar de un lado al otro, y él se echaba un poco para adelante para dejarlos pasar y no molestar. Akío no tenía mucho que hacer, así que se entretenía viendo pasar a la gente que tenía debajo, cada uno con su libre albedrío, yendo de aquí para allá, ese día la afluencia de gente parecía ser especialmente grande, y la gente no paraba de moverse.
Generalmente se podían ver a algunas personas juntas, pero por lo general cada uno parecía tener un objetivo en mente, y no se paraba demasiado a ver a los demás. Cuando había pasado un rato mirando, se apartó de la barandilla y estiró los brazos para despertarlos, que estaban algo entumecidos de haber estado un buen rato apoyado.