No podía simplemente seguir con su plan de buscar a esos tipos e intentar acabarlos a base de fuerza. Si llegado el momento tiene que enfrentar a Tabit, necesita elevar mucho su nivel de pelea. Para eso necesita entrar más intenso que hasta ahora y tomarse un tiempo alejado de todo, escondido, en donde nadie pueda dar con su paradero. Un año, un año es todo lo que necesitaba para eso. Y, además, tenía el plan perfecto. Solo una persona podía llevarlo al siguiente nivel. Debía pedirle a Aeval que lo ayude en la siguiente parte de su entrenamiento, pero que suban varios escalones. No puede seguir el ritmo actual o tardará demasiado. Tarde o temprano darán con su paradero y tendrá que estar listo.
Su plan fue el siguiente y se lo dijo a su compañero Hongli, quien ya le había confirmado que seguiría con él hasta perder la vida o hasta acabar con todos ellos. Pues según la información que recopiló, los líderes de esa banda tienen una recompensa que si cobra, podría permitirse el retirarse de ese mundo tan peligroso y buscar tener una vida tranquila en las montañas. Samuru y él se tomarían dos meses para trabajar y conseguir todo el dinero posible. Usaron jutsus de transformación e intentaron ir borrando siempre su rastro para no ser descubiertos. Todos los ryos que junten serían para dárselos a Aeval. Ella con Kujou se mantienen en su sitio y jamás se alejan para poder seguir ganando dinero y subsistir. Tienen planes de llegar más arriba en la escala social, pero esto es a largo plazo. Si Samuru le ofrece una buena cantidad de dinero, podría concentrarse los nueve meses en el entrenamiento.
Habiendo logrado el primer paso, Samuru y Hongli se dirigieron al reino de los acantilados. No fueron atacados en ninguna oportunidad, aunque varias veces se sintieron observados. El Kujaku ya lo tenía asimilado. Tabit y los suyos querían que Samuru se haga más fuerte, pero lo vigilaban. Es como si quisieran hacer que nuestro querido protagoniste gane ilusiones de poder triunfar a futuro, para que luego el golpe y la caída sea mucho más potente. Samuru sabe que en ningún caso puede confirmar que luego de su entrenamiento podrá enfrentarse a ellos y salir victorioso, pero no importa fallar, peor es no intentarlo.
Se reencontraron con el dúo femenino y se les explicó la situación. Aeval dudó, pero terminó por aceptar. Los llevó a un lugar muy secreto en donde aseguró que nadie se percataría de su presencia hasta que salgan de ahí.
Nueve meses de arduo entrenamiento en donde Aeval se lo tomó extremadamente en serio y varias veces dejó a Samuru al borde de la muerte, pero este nunca se quejó. Ni siquiera se tomaba largas pausas para recuperarse. Si perdía la vida en ese tiempo, significará que no estaba listo para enfrentarse y derrotar el destino de muerte que lo acechaba desde hace mucho y que se llevó consigo a toda su familia. Cada día fue un infierno, pero era consciente de que deberia ir a aquel lugar lleno de fuego y perdición a pelear. Debía acostumbrarse.
Pasó el tiempo y lo que podríamos llamar una especie de entrenamiento en la mítica habitación del tiempo, terminó. Lo último que hizo fue una pelea en serio con Aeval, en la que perdió, pero que ambos acabaron muy heridos. La misma mujer, de nivel más alto que un jounin, se sintió orgullosa de lo que logró. Su pupilo, el segundo después de Kujou, obtuvo mejores resultados los que esperaba en un principio.
No nos olvidemos de Hongli. Aunque estuvo presente, hizo su propio entrenamiento de fuerza y resistencia, aguantando día tras día las potentes flechas de Kujou. Ella fue su compañera. También tuvo avances, y muchos. La dupla estaba lista para salir al mundo y obtener su victoria.
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Ya no podemos, no puedo perder. No con ellos.
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