Última modificación: 12-07-2024, 08:13 PM por Takeshi Kurosawa.
El sol apenas había comenzado a elevarse sobre las montañas de Iwagakure cuando Takeshi Kurosawa se dirigió a las minas, el punto de partida para su misión oficial como genin. Al llegar a las minas, Takeshi fue recibido por un trabajador mayor, con el rostro curtido por los años de trabajo en el duro terreno rocoso pero recio y fuerte como una roca. El hombre, conocido por todos como Genji, se acercó con una sonrisa amistosa.
-Veo que eres quien viene a echarnos una mano en la extracción de minerales, chico. Puede ser un trabajo pesado, así que aquí tienes un carro para facilitar el transporte y unas herramientas para que puedas extraer los minerales.- dijo mientras señalaba un robusto carro de madera que podía tirarlo una persona a unos metros de él. -Será arduo que tires tú solo del carro pero usar animales suele ser peligroso, pueden caerse fácilmente por estos caminos o lesionarse el pobre animal.-
Takeshi asintió, aceptando el carro con una expresión reservada. -Gracias- respondió brevemente. Genji, notando la seriedad del joven, intentó entablar conversación. -Sabes, estos minerales son vitales para nuestra aldea. Es un trabajo noble el que estás haciendo, sino hubiésemos sufrido aquel derrumbe en las minas hace unas semanas no tendríamos que mendigar un poco de trabajadores extra, así que te honra ayudarnos.-
-Entiendo- contestó Takeshi, manteniendo su tono distante. -Haré mi trabajo lo mejor que pueda.- Con eso, se despidió de Genji y comenzó su ascenso por los senderos de las montañas, con el carro chirriando ligeramente detrás de él y con actitud y mentalidad de tirar de que tirar de ese carro sería una gran prueba física.
-Que vaya bien chico, y ten cuidado.- Se despidió Genji.
Takeshi caminó durante un par de horas antes de encontrar un área prometedora para extraer los minerales que se precisaban. El terreno era accidentado, pero su entrenamiento le permitió moverse con destreza. Comenzó a trabajar, utilizando el pico para romper las rocas y extraer Menas de distintos minerales y metales . El trabajo era arduo y requería precisión para no dañar los minerales, tuvo que romper algunos para daré cuenta.... Mientras trabajaba, el sol alcanzó su punto más alto y el calor comenzó a ser sofocante. Sin embargo, su mente estaba enfocada en la tarea. Cada golpe del pico resonaba en la tranquila montaña, y poco a poco, su carro se llenaba con los minerales necesarios.
Tras unas arduas horas de trabajo, cuando la carreta estaba casi llena, de repente, un ruido distante alertó a Takeshi. Se detuvo, escuchando atentamente. Unos pasos y susurros se acercaban por el sendero que pasaba cerca de donde el se encontraba. Se dio cuenta de que no estaba solo. Rápidamente, Takeshi evaluó la situación y escondió el carro detrás de unas grandes rocas, luego se asomó con cuidado para ver quienes se acercaban. Eran bandidos de las montañas y eran 3.
-Maldita sea, no hemos encontrado nada de valor en toda la mañana- gruñó uno de los bandidos, un hombre corpulento con una cicatriz en el rostro.
-Tranquilo, Kenta- respondió otro, más delgado.-Las montañas siempre tienen algo que ofrecer. Solo tenemos que seguir buscando.-
En ese momento rápidamente Takeshi se concentró, acumuló chakra, realizó rápidamente un sello de manos-¡Henge no Jutsu!- y se transformó en una roca de 1 metro y medio de alto y 1 metro de ancho. Se quedó totalmente quiero junto a las rocas que detrás tenían el carro.
Los bandidos caminaron por el lugar, buscando y observando estando siempre entre los 3 y 8 metros de Takeshi. Hasta que el tercer bandido, aparentemente el líder, miró frente al sendero. -Será mejor que no sigamos más. No quiero regresar con las manos vacías pero si seguimos por aquí llegaremos a unas Minas llena de gente. Y pueden estar vigilados por ninjas de Iwagakure.-
Los bandidos pasaron sin notar la "roca" que observaba atentamente. Takeshi mantuvo el jutsu hasta que estuvieron fuera de vista, asegurándose de que no representaran una amenaza inmediata antes de deshacer el jutsu y regresar a su forma original. Respirando con alivio, continuó su trabajo hasta que tuvo suficientes minerales.
Con el carro lleno, Takeshi descendió de las montañas y regresó al punto de partida donde había dejado al viejo Genji. El trabajador de las minas lo esperaba, y al ver el carro lleno, una sonrisa de aprobación cruzó su rostro. -Buen trabajo, chico. Parece que te las arreglaste bien allá arriba.-
Takeshi asintió, su expresión aún era reservada. -Gracias por el carro y las herramientas. Fueron útiles.-
Genji palmeó el carro y luego la espalda de Takeshi. - Este es solo el comienzo. Sigue así, y harás grandes cosas para Iwagakure.
- Gracias- dijo con una inclinación de cabeza. -Cuídate.-
Takeshi se giró y comenzó su caminata de regreso a Iwagakure. El viejo trabajador observó al joven ninja alejarse, una sonrisa de satisfacción en su rostro. Al anochecer, llegó a Iwagakure y se dirigió al almacén, donde entregó los minerales recolectados.
El jefe del almacén lo recibió con una sonrisa. -Excelente trabajo, Takeshi.-
Con la misión completada y la recompensa en sus manos, Takeshi se fue caminando por las calles de Iwa, se permitió un pequeño momento de satisfacción antes de dirigir su mirada hacia la gran calle de la Aldea de Iwa camino a su hogar..
-Veo que eres quien viene a echarnos una mano en la extracción de minerales, chico. Puede ser un trabajo pesado, así que aquí tienes un carro para facilitar el transporte y unas herramientas para que puedas extraer los minerales.- dijo mientras señalaba un robusto carro de madera que podía tirarlo una persona a unos metros de él. -Será arduo que tires tú solo del carro pero usar animales suele ser peligroso, pueden caerse fácilmente por estos caminos o lesionarse el pobre animal.-
Takeshi asintió, aceptando el carro con una expresión reservada. -Gracias- respondió brevemente. Genji, notando la seriedad del joven, intentó entablar conversación. -Sabes, estos minerales son vitales para nuestra aldea. Es un trabajo noble el que estás haciendo, sino hubiésemos sufrido aquel derrumbe en las minas hace unas semanas no tendríamos que mendigar un poco de trabajadores extra, así que te honra ayudarnos.-
-Entiendo- contestó Takeshi, manteniendo su tono distante. -Haré mi trabajo lo mejor que pueda.- Con eso, se despidió de Genji y comenzó su ascenso por los senderos de las montañas, con el carro chirriando ligeramente detrás de él y con actitud y mentalidad de tirar de que tirar de ese carro sería una gran prueba física.
-Que vaya bien chico, y ten cuidado.- Se despidió Genji.
Takeshi caminó durante un par de horas antes de encontrar un área prometedora para extraer los minerales que se precisaban. El terreno era accidentado, pero su entrenamiento le permitió moverse con destreza. Comenzó a trabajar, utilizando el pico para romper las rocas y extraer Menas de distintos minerales y metales . El trabajo era arduo y requería precisión para no dañar los minerales, tuvo que romper algunos para daré cuenta.... Mientras trabajaba, el sol alcanzó su punto más alto y el calor comenzó a ser sofocante. Sin embargo, su mente estaba enfocada en la tarea. Cada golpe del pico resonaba en la tranquila montaña, y poco a poco, su carro se llenaba con los minerales necesarios.
Tras unas arduas horas de trabajo, cuando la carreta estaba casi llena, de repente, un ruido distante alertó a Takeshi. Se detuvo, escuchando atentamente. Unos pasos y susurros se acercaban por el sendero que pasaba cerca de donde el se encontraba. Se dio cuenta de que no estaba solo. Rápidamente, Takeshi evaluó la situación y escondió el carro detrás de unas grandes rocas, luego se asomó con cuidado para ver quienes se acercaban. Eran bandidos de las montañas y eran 3.
-Maldita sea, no hemos encontrado nada de valor en toda la mañana- gruñó uno de los bandidos, un hombre corpulento con una cicatriz en el rostro.
-Tranquilo, Kenta- respondió otro, más delgado.-Las montañas siempre tienen algo que ofrecer. Solo tenemos que seguir buscando.-
En ese momento rápidamente Takeshi se concentró, acumuló chakra, realizó rápidamente un sello de manos-¡Henge no Jutsu!- y se transformó en una roca de 1 metro y medio de alto y 1 metro de ancho. Se quedó totalmente quiero junto a las rocas que detrás tenían el carro.
Los bandidos caminaron por el lugar, buscando y observando estando siempre entre los 3 y 8 metros de Takeshi. Hasta que el tercer bandido, aparentemente el líder, miró frente al sendero. -Será mejor que no sigamos más. No quiero regresar con las manos vacías pero si seguimos por aquí llegaremos a unas Minas llena de gente. Y pueden estar vigilados por ninjas de Iwagakure.-
Los bandidos pasaron sin notar la "roca" que observaba atentamente. Takeshi mantuvo el jutsu hasta que estuvieron fuera de vista, asegurándose de que no representaran una amenaza inmediata antes de deshacer el jutsu y regresar a su forma original. Respirando con alivio, continuó su trabajo hasta que tuvo suficientes minerales.
Con el carro lleno, Takeshi descendió de las montañas y regresó al punto de partida donde había dejado al viejo Genji. El trabajador de las minas lo esperaba, y al ver el carro lleno, una sonrisa de aprobación cruzó su rostro. -Buen trabajo, chico. Parece que te las arreglaste bien allá arriba.-
Takeshi asintió, su expresión aún era reservada. -Gracias por el carro y las herramientas. Fueron útiles.-
Genji palmeó el carro y luego la espalda de Takeshi. - Este es solo el comienzo. Sigue así, y harás grandes cosas para Iwagakure.
- Gracias- dijo con una inclinación de cabeza. -Cuídate.-
Takeshi se giró y comenzó su caminata de regreso a Iwagakure. El viejo trabajador observó al joven ninja alejarse, una sonrisa de satisfacción en su rostro. Al anochecer, llegó a Iwagakure y se dirigió al almacén, donde entregó los minerales recolectados.
El jefe del almacén lo recibió con una sonrisa. -Excelente trabajo, Takeshi.-
Con la misión completada y la recompensa en sus manos, Takeshi se fue caminando por las calles de Iwa, se permitió un pequeño momento de satisfacción antes de dirigir su mirada hacia la gran calle de la Aldea de Iwa camino a su hogar..
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