[Invasión] Las semillas del Caos: Zona Central/Norte
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Última modificación: 22-05-2024, 10:54 PM por Narrador R. Razón: Colocar mapa actualizado.
???, cerca de las 15 hs.
???, Kusagakure no Sato, País de la Hierba

— Dos individuos extranjeros dirigiéndose hacia la Torre. Identificados como Samuru y Denji, respectivamente. El hombre de coletas y pelo blanco es un jounin de Konoha. Junto a un muchacho andrógino de pelo celeste están escoltando al comerciante, pero desconocemos si tienen otras intenciones. Ninguna anomalía en su vigilancia, pero no bajen la guardia con el shinobi del Fuego. Cambio. — una voz femenina habló por el intercomunicador. Su receptor levantó las cejas un tanto sorprendido. — Vaya, Kara-senpai, no suele comunicarse usted directamente nunca. ¿Todo bien por casa? — comentó risueño, un joven veinteañero que permanecía en la terraza de la Torre, desde donde vio al dúo foráneo acercarse y los identificó. — ¿Quieres que te inicie un sumario, idiota? — intervino otra voz femenina. — La Comandante Miyamizu tuvo que atender a tu jefe porque tuvo ganas de venir a quitarle tiempo a nuestras oficinas. ¡Así que ponte a vigilar y asegúrate de proteger ese lugar, IDIOTA-IDIOTA-IDIOTA! — la comunicación se cortó. Sin dudas aquella muchachita era un hueso duro de roer.

El joven carcajeó y se puso de pie, pues estaba sentado sobre la baranda que daba a la calle sur. Observó a Samuru y Denji acercarse a unos 100 metros, y descendió por una escalera caracol hasta el interior de la torre.


Grupo Uno (Samuru y Denji), 15 hs.
Cercanías a la Torre Kusakage, Distrito Central de Kusagakure no Sato, País de la Hierba

Tras decidir no tomar un uniforme, Samuru y Denji se encolumnaron por la calle principal que los llevaba al distrito administrativo y la Torre del Kusakage, con lo coartada ideal de vender sus productos más valiosos al líder. Pudieron observar a varios shinobis moviéndose en aquellas calles, realizando labores administrativas y llevando y trayendo papeles y maletines.

El paisaje que se mostraba ante ellos era un buen distrito administrativo: concurrido y limpio. Allí se asentaban y trabajaban los políticos y mandamases de la villa, por lo que el orden era clave. La cúspide de la tecnología era aquel moderno edificio, blanco y con salientes y balcones en su extensión. Estaba ubicado justo en el centro de la plaza principal. Contaba con 4 pisos, ubicándose la oficina del Kage en el último, y una amplia terraza rectangular con una baranda metálica que evitaba accidentes. Por otro lado, rodeaba a esta torre por todos los lados unos edificios que cercaban la plaza. Al oeste, con una torre de una altura menor a la del Kage, se ubicaba el Consejo Shinobi de Kusagakure, desde donde los miembros más notables tomaban las decisiones. Al este, un edificio en L conformaba las oficinas administrativas y el asentamiento personal del Daimyoo de la Hierba. Al noreste, otro edificio más pequeño en L aglomeraba la Oficina de Administración de Justicia.

Llegaron a la puerta principal de la Torre, y un shinobi uniformado los saludó. — Buenas tardes. ¿En qué los puedo ayudar, jóvenes? — ofreció amablemente sus servicios el militar, intentando guiar a los nuevos visitantes.


Arata, 15 hs.
Cercanías a la Torre Kusakage, Distrito Central de Kusagakure no Sato, País de la Hierba

Habiendo logrado con anterioridad ubicar su uniforme en el baño de "Veneks", Arata aprovechó el íntimo momento a solas para leer la correspondencia, violando los papeles privados e imponiéndose del contenido de la carta que debía entregar en "Laboratorios Sokotsuchi". Era una cédula (notificación certificada por la autoridad pública) que notificaba sobre un permiso aprobado para realizar "tareas de campo" en la zona subterránea. En la letra chica se dejaba ver una cláusula que rezaba: '* Mantener limpio y sin afectación las vías de comunicación con los edificios gubernamentales.
** Evitar el uso de las secciones inexploradas en la cuenca subterránea del Río Zukiho
'.

El joven Larry llegó cargando cajas de té a la entrada de servicio de la Torre, por la parte trasera (oeste). Tras anunciarse, un shinobi salió a recibirlo. — Oh, el cargamento. Sí, sí, lo estábamos esperando. ¿Eres nuevo? ¿Qué pasó con el viejo repartidor de Korko? — preguntó curioso el joven. Sin embargo, pronto negó un par de veces mientras ayudaba a Arata a cargar las cajas y entrarlas al edificio, dándole acceso a ese sector. — De todos modos no era muy puntual con las entregas. Si Korko tiene gente nueva, debe ser porque lo necesita. — asintió mientras dejaba las cajas a un costado.

Al entrar, Arata notó una infraestructura y mobiliario muy modernos. Frente a él, se encontraba la parte trasera de una escalera, y una puerta a la izquierda que daba a un pasillo con otra escalera más angosta, junto a un cartel que decía "Cocina". A su derecha, rodeando la escalera por el otro lado, se podía salir al hall principal, aunque había una cinta de aquellas que se usaban para dividir filas o restringir el acceso a lugares, junto a un cartel que decía: "Solo personal autorizado", acompañado del logo de Kusagakure. — ¿Ayudar? Pues... Puedes ayudarme a cargar esas cajas hasta el sector de la cocina, si puede ser. Te daré una propina por eso, amigo. — le guiñó el ojo y sonrió. — Súbelas por esa escalera, te abriré la puerta. — adelantándose, trotó hasta la parte superior y abrió la puerta.

La cocina estaba bastante tranquila. Había un par de personas encargándose de preparar algunos alimentos de panadería para lo que parecía ser la hora del té. — Kuroro-sama es bastante fanático de la hora del té. Estará agradecido. — le indicó una puerta metálica grande y reforzada, que daba al almacén de alimentos. Tras girar la manivela, la desbloqueó y dejó paso a un cuarto un poco oscuro. — Por aquí está bien. Ese té es el Té de Estrella de Cuatro Puntas del sur del Viento, una variedad de especialidad única en el mundo. Esas cajas valen oro. — comentó con una risa. Tras ello, acompañó fuera del almacén a Larry. — Bien, esto es... tuyo. —. El chuunin se hizo de su monedero en forma de sapo, y tras abrirlo tomó 5 billetes de 100 ryous respectivamente, haciendo un total de 500 de propina para el transportista. — Manda saludos a Korko de nuestra parte, y dile que le acercaremos un nuevo pedido mañana por la mañana. Sabes salir, ¿no? — comentó para luego hacer una reverencia, si Arata indicaba que podía salir solo, y dirigirse a los cocineros a dar un par de indicaciones. Al parecer ese muchacho era el encargado del itinerario y la parte organizativa del Kage, atendiendo a sus necesidades y deseos.

De más estaba decir que, al igual que las calles, el interior del edificio contaba con cámaras de vigilancia. El único lugar que Arata notó libre de ellas, al parecer, era el almacén de alimentos. ¿Qué sentido tenía vigilar la comida refrigerada? ¿Controlar que no se la coman las ratas? Si querían saber si alguien robaba, bastaba ver la cámara de la cocina y ver quién sale con cosas de allí...


Killua, 15 hs.
Zona Norte, ingresando por la Puerta 1, Kusagakure no Sato, País de la Hierba

Killua, transformado en un perro, pasó satisfactoriamente la puerta número uno. No había allí un sensor que pudiese detectar su chakra como una amenaza, pues el que lo tenía registrado monitoreaba el sector este, específicamente en la puerta 4. Mientras no se acercase a su radio de detección, el ahora perruno Yotsuki estaría a salvo de hacer saltar las alarmas. Recibió la comunicación sobre los uniformes escondidos en una plazoleta en el sur de Kusa, y además fue notificado del plan de cortar el suministro eléctrico cerca de las 15 horas. Avanzó por la calle principal en su forma canina, y llegó a una de las tres plazas principales (sin contar la de la Torre del Kusakage): la Plaza Norte de las Colectividades. Allí, numerosos carteles apuntaban en diferentes direcciones y señalizaban hospitales, clínicas, centros de investigación médica, de diagnósticos y laboratorios bioquímicos. Era todo un epicentro de la actividad principal de la Hierba: la medicina. Farmacias y otros establecimientos también tenían sus escaparates en la plaza. En el centro, una fuente con una estatua en bronce que erigía la figura de un hombre con lo que parecían ser dos antenas, calvo y con una túnica blanca. En ella llevaba una cruz, y una bandana ninja con el símbolo de Kusagakure. Una placa lo identificaba: Saonel, 7º Comandante de la División Médica de Kusagakure. Bajo su nombre, una breve biografía que culminaba con "Dio la vida para revivir a Dakar, honorable miembro del Consejo Shinobi, en el sitio de la Fortaleza Youhei".

ESTATUA DE SAONEL

Ahora dependía de Killua qué hacer. ¿Se dirigiría al epicentro de la villa? ¿Exploraría la zona norte buscando información? ¿O se embarcaría en una travesía para cruzar la aldea de punta a punta hasta el sur y hacerse con su uniforme, a la par que se reunía con el grupo más numeroso? Todo un abanico de posibilidades para nuestro peludo amigo.

Notas

Mapa Actualizado


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Suelta un pequeño suspiro. Si bien se siente seguro con Denji al lado debido a su fuerza, aquel lado tan explosivo y violento que enseña a veces preocupa a Samuru, ya que no quiere verse envuelto en un combate a muerte sin estar preparado. Como todos sabemos, él prefiere evitar el conflicto a no ser que sea estrictamente necesario. — Oye, me enfadaré bastante contigo si haces una locura en un momento equis. Al menos, antes de hacer cualquier idiotez, dame una señal para estar listo. — Se asegura de regañarlo mientras aún están camino a la torre del Kage. Además, con Aoi fuera, el puesto de utilizar el cerebro recae en él. Durante las distintas caminatas ha podido ver a otros integrantes de Kakusei haciendo sus cosas por la aldea, pero en este momento desconoce si tiene algún refuerzo cerca. Y entrar directamente en terreno del líder de la aldea es un acto cuando menos peligroso.

No la cagues, déjame hablar a mí. — Le menciona a su compañero cuando ve al guardia en la entrada. Hasta el momento les han permitido acercarse lo suficiente a la torre, aunque seguro es que ya todos deben tenerlos bien vigilados. Cualquier movimiento extraño los puede convertir en blanco de posibles ataques.

Eso sí, Samuru espera que Denji sepa respaldar sus palabras con acciones. El tipo de sombrero tiene como objetivo, si es posible, ingresar al edificio. Encontrarse cara a cara con el Kage puede darles alguna oportunidad de ejecutar un golpe interesante y que deje en vilo a la aldea. Claro, también es la labor más peligrosa. Por lo tanto, espera que el resto esté haciendo bien las cosas y aporten a la toma de la villa. Sabido es que si no es por medio de la fuerza, será imposible.

El Kujaku aclara un momento la garganta y hace una leve reverencia. — ¡Buenas tardes! — Deja el saco con su mercancía en el piso, del cual también saca un afiche que tiene su rostro y un aviso. Tiene múltiples fotocopias que pega por las zonas en que se dedica a vender durante tiempo extendido, también es el mismo que mostró en la entrada de la aldea cuando los dejaron ingresar.


Mi nombre es Samuru, y él es mi escolta, Denji. Soy un comerciante famoso que se mueve por todo el mundo, de seguro que ha escuchado hablar de mí. — Prácticamente lo obliga a que tome el afiche con los manos para que lo revise. No debería ser extraño que algún rumor o información haya llegado hasta ahí. Después de todo, Samuru lleva años en este papel, adquiriendo poco a poco recursos económicos, un bien que es demasiado necesario cuando quieres hacerte grande en el mundo. La fuerza no lo es todo, el dinero puede ser más necesario. Él intentará demostrarlo.

Luego, se agacha para sacar distintos productos de su saco, ahora sí mostrando decoraciones o accesorios de mayor calidad que lo vendido en las calles de la aldea durante las horas previas. — He venido a presentar obsequios para el querido líder de la aldea. Uno de mis propósitos es apoyar económicamente a través de alianzas las aldeas que no son los grandes imperios. Por eso es que deseo utilizar esto como parte de pago para tener una charla con él. ¿Cree que sea posible?

No es cualquier cosa lo que pide, menos cuando la aldea se ha mostrado tan "oculta" y problemática. Eso sí, su reputación intachable puede serle de utilidad. No olvidemos que cuando participó en aquel conflicto apoyando a los rebeldes y a Hirose, se aseguró de que nadie se diese cuenta de que fue Samuru el encargado de ejecutar tal daño masivo. Guardar las apariencias es esencial en este mundo.

Resumen
[Imagen: ZDUyefv.gif]
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Última modificación: 22-05-2024, 10:05 PM por Killua Yotsuki.
El perro regordete, alias Killua había logrado sortear esta vez la seguridad tan afilada de la aldea y entrar gracias a un peculiar Henge. A su vez, había recibido un mensaje telepático de Adan, en el que informaba un lugar donde podían conseguir uniformes de Kusa y que pronto cortarían la luz.

~Mm pero que aliados más confiables, por desgracia estoy algo lejos para ir por los uniformes y la verdad que un perro con uniforme tampoco se vería muy bien jaja, de momento seguiré explorando hasta que corten la luz~ Pensó el can.

Mientras tanto, el cuadrúpedo llegaría a una plaza importante, la plaza de las colectividades, donde se encontraban muchos hospitales y laboratorios de investigación, asi como una estatua de un sujeto por demás particular, con antenas y de color verde, alguna especie de mutante quizás, uno nunca sabe.
Pero de momento, a Killua poco le importaba ese asunto, ya tendría tiempo para investigar, por lo que seguiría caminando hasta la plaza central, más específicamente iría hasta la torre del kage, donde estaba el líder, después de todo en toda guerra si cae el rey, se corta la cadena de mando y se genera el caos ideal para tomar una aldea, además que era esperable que algunos de sus compañeros ya estuvieran allí.

De encontrarse algún guardia, solo se pondría a hacerle mimos, como un perro dulce y juguetón en busca de algo de comida sobrante. Por el momento, solo seria un humilde perro sin malas intenciones, no obstante si podía aniquilar un guardia a dos al cortarse la luz y forzar su entrada, no seria un mal plan o al menos eso pensaba el peliblanco.
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OFF
-Hablo-
"Pienso"
pasivas
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El plan parecía estar marchando bien, aunque en lo que el ojicarmesí respectaba se sentía más como un paseo que un acto bélico. No tenía quejas, por supuesto, pues no le había hecho falta más que sus propias capacidades actorales y un puñado de suerte. Y la mínima fuerza que le significaba llevar aquellas cajas de té a su objetivo. En el camino, sin dejar espacio a descuidos, echaría un ojo a cada esquina y cada recoveco que su mirada le regalase, pareciendo un simple extraño asombrado por la cantidad de cámaras y cables que se extendían cual tela de araña por donde mirase.

Habiendo pasado por aquella parada fugaz para hacerse con su siguiente disfraz y tomándose el tiempo para leer eficazmente los documentos que eventualmente volvería a guardar entre sus arcas, consideró otro plan en aquel baño. Haciendo gala de su conocimiento de los bolsillos dobles que él mismo había bordado en su ropa encontraría el camino indicado para que su siniestra alcanzase el pergamino de sellado que guardaba allí. Con un gesto, una minúscula nube de humo daría paso a un portautensilios, y tras esto, guardaría tanto el pergamino como el pequeño bolso de herramientas ninjas en sus bolsillos. Lo único que habría sacado de este último serían 4 sellos explosivos, que enrollaría entre las largas mangas de su ropaje. Si tocaba otro cacheo estaría en problemas, pero calculaba que las probabilidades de esto eran mínimas si no cruzaba límites que no debía.

Al salir, volvería a buscar las cajas donde las había escondido, y con un desliz de manos colocaría un sello en cada una de las cajas, por dentro, tapándole efectivamente con el té. — Habría que ser adicto al té para que encuentren esto hoy… — pensó. Las dos cajas que llevaba consigo ahora eran unos pequeños pero efectivos instrumentos de distracción.

De cualquier forma, sus pasos y acciones le llevarían a aquel ninja que le daría la bienvenida dentro de la zona de servicio de la torre. El chico era hablador, y por tanto lo suficientemente incauto para no sospechar del oriundo del desierto, que solo asentía y respondía a las preguntas puntuales. — Si, recién empiezo a trabajar con Korko. El anterior fue apresado por problemas con la bebida, según escuché. — reiría irónicamente.

Aceptaría llevar las cajas más dentro, porque al final era su objetivo. Cargarlas no requería mucho esfuerzo pero tenía que fingir que sí lo más que pudiese. Comprada su actuación llegaría hasta la cocina, detallando todo el camino y haciéndose con una imagen mental que poco a poco iba llenándose. Saludaría a los cocineros con un gesto, y cada cámara que viese en el camino quedaría registrada también en su psique.

Al entrar al almacén, colocaría las cajas lo más alejadas de la puerta que pudiese, y recibiría una noticia de mierda; las cajas valían una fortuna. Sus malditas bombas valían una fortuna. Era una patada en los huevos, pero la suerte estaba echada, y no iba a recordar cual sello iba en las cajas para ser selectivo con las detonaciones. De cualquier forma, y aunque estuviese siendo vigilado, emularía un pequeño tropiezo que le haría apoyar el antebrazo en la parte interna de la puerta (La que no se ve salvo que estés dentro del almacén, en un ángulo que requeriría cerrar la puerta para ello) y colocaría uno de los sellos ahí. — Habrá que ir a visitar a Korko cuando esto acabe. — pensó, para darse aire por lo que estaba a punto de hacer, estallando por los aires aquella fortuna en forma de té.

— ¡Mil gracias! — respondería con ahínco a la propina, tomándola con la mano menos hábil, pues la otra tenía aún un sello explosivo y no quería arriesgarse a mostrarlo por error. — Le daré su mensaje a Korko, y no se preocupe, puedo encontrar la salida por mí mismo. — haciendo una reverencia hacia el shinobi y los cocineros, saldría por donde vino.

Sabía perfectamente por donde salir de la torre, pero no era su intención. Se perdería, algo prácticamente imposible para él, pero esta vez lo intentó con todas sus fuerzas. La idea era tomar el pasillo contrario al que llevaba hasta la salida, y ver a donde terminaba llegando. De ser interceptado, bien sea por la constante vigilancia que las cámaras regalaban o por pura mala suerte, fingiría con una expresión de vergüenza, explicando que ha traído las cajas de té para el tal “Kuroro-sama” y que el shinobi de la puerta de servicio le ha dicho que buscara la salida por su cuenta.

De cualquier forma, la suerte le diría toda la información que podría conseguir. Bien sea por escuchar algo, ver algo, o toparse con alguien. También estaba en duda el tiempo que podía permanecer en la torre, y el resultado de los planes del resto de sus compañeros. Pero, por el momento, avanzaba por los pasillos con cautela y proyectando la imagen de un perdido con muestras de preocupación en el rostro.

OFF
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Arata, 15:20 hs.
Torre Kusakage, Distrito Central de Kusagakure no Sato, País de la Hierba

El joven Jiki corría con ligera ventaja respecto de sus compañeros. Era quien más al centro de la Villa había conseguido ingresar. Colocó con éxito sus C4 en la bóveda de alimentos que no podían recibir luz solar, y se aseguró de colocar su papel-bomba también en la parte interior de la puerta acorazada de hierro. Al salir, recibió la propina y saludó, para luego descender por la escalera que subía hasta ese primer piso donde los cocineros hacían sus maravillosos y complacientes platos. Bajó y tenía la puerta de servicio para salir a la derecha, pero siguió recto, por el lado opuesto de ese pasillo. Al fondo, logró ver un ascensor que decía bien claro arriba "Ascensor de servicio". Sin embargo, no pudo llegar a él en su trayecto, no si quería evitar llamar la atención.

A su izquierda, se abría un umbral de 3 metros de alto y 1,5 m. de ancho, que conducía al hall principal de la Torre. Estaba dividido del pasillo de servicio en donde Arata estaba con una catenaria, uno de esos postes con cinta extensible, usados generalmente para dividir las filas y espacios restringidos en bancos, aeródromos, estaciones de tren o edificios públicos. Si Larry era cauteloso, podría resguardarse detrás de esa pared y evitar darse a ver desde el hall, donde dos shinobis uniformados conversaban junto al mostrador. Tenían vista lateral del umbral. La Torre Kusakage estaba cerrada al público en aquel momento: el horario de atención finalizaba a las 13 horas, y recién volvía a atender por un lapso de 2 horas más desde las 16 hasta las 18. — ¿No lo viste? Dicen que el Kusakage-sama lo dejó KO de un solo golpe. — comentó con asombro uno de los ninjas. — ¿Eeeeeeeeh? — exclamó incrédulo el segundo. — Eso le pasa por andar divulgando su código a alguien más. Con la vigilancia que hay, ¿enserio creía que pasaría inadvertido?

Pero esa zona no estaba liberada de cámaras. Arata pudo oír un poco de su conversación, y pronto reparó en las amigas vigías tecnológicas. Sin embargo, pasaría algo que lo cambiaría todo. Un gran estruendo se oyó en el exterior, a unos 300 metros de la Torre. No eran los sellos explosivos del Jiki. Sin embargo, la explosión en la central eléctrica del Distrito Nº 5 fue tal que la onda hizo vibrar los ventanales de la Torre. Los dos shinobis se alertaron de inmediato, y al sonido le siguió un apagón de la energía eléctrica, quedando el interior de la Torre a oscuras, sólo habiendo algo de luz por la que entraba de los ventiluces y ventanales del hall. Aún se podía ver. Las que efectivamente no podían ver eran las cámaras, que no funcionaban sin corriente.

Ahora Arata tenía un blanco libre de sus amigas vigilantes. ¿Lo aprovecharía? ¿O continuaría con su número teatral que tan bien lo había posicionado hasta ahora?
Contenido Oculto


Samuru y Denji, 15:20 hs.
Puerta principal de la Torre Kusakage, Distrito Central de Kusagakure no Sato, País de la Hierba

El Kujaku tomó la posta y le pidió tiempo a Denji. Básicamente, le solicitó que lo dejé cocinar. Ofreció su afiche, que el guardia tomó con un poco de sorpresa. Le echó un vistazo, sosteniéndolo a una distancia prudente para observar los detalles con su diestra. La zurda la mantenía en su CT, en jarra. — Samuru... Sí, es posible que haya escuchado tu nombre. Había visto tu afiche antes, seguro. — dijo el shinobi. No sabría Samuru si era sincero o sólo le seguía la corriente para que no fuese incómodo, pero era cierto que le nombre del comerciante era renombrado entre los países aledaños de la Cordillera del Oeste. Sus productos habían pasado por esas tierras varias veces.

Observó los adornos bastante convencido, asintiendo y haciendo gestos de aprobación. Sin embargo, su rostro se puso más neutro y una mueca de duda se formó en él cuando Samuru solicitó una charla con el líder de la Hierba. — Pues... Llegas en mal momento, Samuru. — negó un par de veces. — Ahora mismo la atención de la Torre está restringida, abrimos recién a las 16. Y de todos modos, creo estar seguro de que Kuroro-sama tiene su agenda llena por el resto de la tarde. — ladeó la cabeza. — Sin embargo, puedo averiguarte si podemos agendarte una cita excepcional. Sino, deberá ser para mañana, ¿te parece?

Pero en medio de su conversación, lo mismo que sorprendió a los dos shinobis que estaban dentro del hall, a Arata que estaba dentro y a Killua que merodeaba la zona como un perro, tomó de imprevisto al guardia que hablaba con Denji y Samuru, y a estos dos presumiblemente igual. Un estruendo sin igual retumbó a unos 300 metros, allá por el oeste, donde se ubicaba el río. Los dos miembros de Kakusei sabrían, por lo que recibieron de la comunicación del Yamanaka, que podría tener que ver con el corte de la electricidad. Y efectivamente, las luces de dentro de la Torre se apagaron, y pareció haber un apagón masivo en todo Kusagakure. El guardia quedó boquiabierto, dejando caer el afiche en el momento y tomando un kunai de su CT, por mero instinto. — ¿Qué demonios fue eso? — inquirió. Se adelantó unos pasos y comenzó a ver la columna de humo negro elevarse en el Distrito 5. Se tocó el intercomunicador, y una luz verde se prendió en su oreja. — ¿Oyeron eso? Viene del Distrito 5, al parecer. —. Al parecer le respondieron algo. — ¡Ah! ¿Se cortó la electricidad? Mierda, debe ser algún transformador.

La cámara que estaba encima de ellos, que antes los vigilaba, ahora estaba apagada, así como el resto de cámaras de la aldea. Pero era la Torre del Kusakage, y debían tener una alternativa para casos en que el suministro eléctrico no estuviese disponible. Sin embargo, Fujitora y el equipo de inteligencia y retaguardia habían abierto un hueco, un blanco perfecto para hacer un movimiento. ¿Qué harían Samuru y Denji? ¿Seguiría el pelimorado intentando por la vía diplomática? ¿O daría rienda suelta a los sanguinarios deseos del de Konoha?
Contenido Oculto


Killua y Dogo, 15:20 hs.
Distrito Central de Kusagakure no Sato, País de la Hierba

Por el norte, disimulando bajo su papel de cánido, el Yotsuki avanzó rumbo a la Torre Kusakage desde la Plaza Norte de las Colectividades. No le costó mucho pasar desapercibido, y cuando sus compañeros estaban por la puerta principal, el llegaba al mismo lugar, rodeando la torre hasta el sector este. Dogo, que venía del sur, el perro de Kuma Inuzuka, siguió el rastro de Samuru y Denji, que terminaron llevándolo directo a la Torre, como su dueño le había ordenado en caso de no encontrar a ninguno.

Dogo Inuzuka tomó distancia, manteniendo su papel de perro callejero. Continuó olfateando pero ahora sintió algo distinto e inusual: el olor de otro canino. Así, a mitad de camino, teniendo a la vista a Samuru y Denji, se cruzó con Killua transformado en perro. Sin embargo, el Kumonin estaba transformado con una técnica que hasta imitaba el olor de un animal, así que no reconoció al albino dentro de ese disfraz. Se acercó y le olfateó el trasero, como hacen los perros buscando conocerse, pero todo era una coartada para seguir vigilando a Samuru y Denji. Dogo se creía mucho más listo que el resto de perros: y lo era. Además, sentía el rastro de Arata dentro de esa Torre, así que debía estar atento por si algo pasaba para ir a comunicárselo a Kuma.

Tanto Dogo como Killua sintieron el estallido y notaron la misma situación que el resto. Killua estaba a unos cuantos metros del guardia y sus dos compañeros en la puerta principal, pues seguramente no quería llamar en exceso la atención y arruinar la conversación del grupo de infiltración.


Akeru Tenrō, 15:22 hs.
Ascensor principal de la Torre Kusakage, bajando entre el piso 2 y 1

El suministro eléctrico se cortó, dejando sin electricidad a toda la aldea, y haciendo que el elevador, donde Akeru estaba bajando para dar apoyo, se quedase parado entre dos pisos. Producto de la explosión, incluso la estructuro tembló un poco, lo que se amplificó ahí dentro. — Tsk. ¡¿QUÉ?! — dijo dando dos golpes con sus manos a la puerta del ascensor. Intentó comunicarse por radio con su dispositivo inalámbrico, pero la comunicación en espacios cerrados no funcionaba bien, y falló. "¡El tipo de las coletas! Ese tal Denji debió explotar algo y cortó la electricidad aquí en la torre", pensó paranoico el albino.
Contenido Oculto
Contenido Oculto
Akeru

Notas

Mapa

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Entre el silencio, Denji sabía que debía permanecer en aquel papel que le tocó, ser un escolta, mantenerse al margen y atento era estrictamente esencial para si mismo ¿Por qué lo sería? No iban a ser buenos los días en la base, además tampoco confiaba lo suficiente en Samuru, como para matar a alguien delante de él. Eso lo pensaba teniendo en cuenta sus ideales, en el momento donde apareció entre las sombras en el Bosque del Fuego. " ... " El semblante amigable no se borra y sonríe "emocionado" al presenciar como el guardia de la torre se muestra encantado ante la mercancía, de dudosa procedencia, que el chico del sombrero comercia en distintos Países " Ya lo atrapó. " Pensaría entre cerrando los ojos e introduciendo las manos en sus bolsillos, en un movimiento muy despreocupado y relajado.


Lo bueno no duró lo suficiente. Pues, aquel al rechazar cortesmente la petición de Samuru, una vena en la cien del de ojos cian resalta, dejando en evidencia que está perdiendo la paciencia, no había porque seguir perdiendo tiempo con tanta mierda. Eso pasaba por la mente de Denji. " Jamás he matado a un Ninja "aliado", que emocionante. " Desde el fondo de su alma, dejaba que la oscuridad lo abrazara una vez más. Esto era lo que estaba buscando durante toda su vida, y la verdad es que, la vida monótona en la Hoja es bastante aburrida para nuestro eléctrico amigo. Decidido a actuar, y a salirse de control,  el estruendo lo sorprende. Un eco violento y poderoso, que calcula que viene de hasta unos 100 metros o más por el norte, dando por hecho que sucedió algo muy grande " Definitivamente son problemas. " Sonrió. " Para ti. " 

Cuando la electricidad se fue, trayendo un silencio mort. Denji reaccionó casi al instante, cuando el guardia tomó el Kunai, estirando el brazo y mano hacia donde está el guardia (si es que no se ha movido de allí) y un filo de rayos, se extiende hacia aquel guardia con la intención de clavarse en el medio de sus cejas. Si no hacía nada para evitarlo, Denji rápidamente pondría su mano libre por encima de la que está usando y de ese modo, emitir una pulsación eléctrica que daría vida a ramificaciones filosas de rayos, que atravesarian todos sus órganos, incluyendo los ojos, produciendo un estallido y fuerte sonido eléctrico. — Lo lamento amiguito, fue por acto de reflejo. — Comentaría volteando a ver de reojo a Samuru, desde ese momento supo que ya van a ser vistos como enemigos y vendrían ataques desde todas las direcciones. El muchacho pega un salto hacia un la izquierda, juntando las manos en un fuerte palmazo, cuando aterrizó a unos siete metros, separó las palmas y entre sus manos se creó una vara rojo de chakra con bordes blancos. Él maniobró con el arma "artificial", realizando giros y giros hasta que se quedó quieto, mirando hacia todas las direcciones. — Estamos en un área peligrosa. ¿No es eso emocionante? Si matamos al Kage, su moral bajará. — Le hablaria a Samuru, sosteniendo la vara con una mano, accede a colocarse un extraño collar con la figura de un lobo monstruoficado, abriendo sus fauces. 
Finalmente el dúo toma sus posiciones tácticas y permanecen en total alerta. ¿¡¡Podrán los dos limpiar esta callee!!?

Chakra: 980/1060
Chidori Eisou

Kenja Sao


Off rol
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El plan de Samuru parece marchar a la perfección. El guardia cree completamente, o eso demuestra, el personaje del vendedor. — Me siento muy halagado de que incluso en estas increíbles tierras se haya escuchado de mí. Significa que he hecho un buen trabajo. — Lamentablemente, cuando todo parece ir bien, el humilde ninja dice que no es posible que los protagonistas puedan avanzar a visitar al Kage. Eso sí, se ofrece a ayudar para que la cita se pueda concertar el mismo día. Si no, a lo mucho al día siguiente. Por Samuru, en condiciones normales, no debería haber problema, pero no olvidemos que no está solo, y el tipo a su lado no se caracteriza por tener la paciencia como una de sus virtudes.

Hmmm, pero intenta que pueda ser hoy. Muchos clientes en la aldea me han cotizado los productos y si me siguen viendo con ellos, me sabrá mal decirles que es para dárselos gratis al Kage. — Todo un vil invento, pero así busca meter presión. Quiere que todo se dé hoy, ya que así podrá coordinarse con los movimientos a hacer por el resto de sus compañeros. Lamentablemente, el tiempo no da y otro equipo da inicio al gran golpe que afectará a la aldea. Un gran estruendo resuena en todo el lugar, incluso las ventanas del edificio se ven afectadas. Al mismo tiempo, todo objeto que desprendiera luz producto de la electricidad se apaga, probablemente también las cámaras.

Desde este momento, Kusagakure entra en guerra.

Mientras el guardia adelante unos pasos e intenta comunicarse con compañeros, Denji no pierde tiempo y ataca a matar, utilizando un raiton en plena cara. — Vaya, fue bastante amable con nosotros. — Se lamenta, aunque con un evidente tono de falsedad. Poco y nada le importa su muerte, lo que vienen ahí a lograr es algo grande, siempre supieron que habrá víctimas. Deben hacerse con el control de la villa y, para eso, deben encargarse de esfumar a los actuales líderes. ¿Cuánto tardará el Kage en aparecer? Lamentablemente, al ser ellos quienes están literalmente en la entrada de su casa, pueden ser los primeros en tener que hacerle frente. Claro, no olvidemos que Samuru desconoce que Arata se encuentra en el interior.

El de sombrero sigue su camino, olvidándose del saco con sus productos. Seguramente todos acaben destrozados en medio del conflicto. Será pérdida monetaria, pero da igual. La mano diestra se mete entre sus ropas a la vez que llega a la puerta del edificio. Al mismo tiempo que le da una patada para derribarla, lanza un pergamino. El mismo avanzará ocho metros hacia el interior, a la vez que va a la altura casi pegado del techo. Desde el mismo caerá una lluvia de kunais con sellos explosivos en el primer piso de la torre.

A tener en cuenta, cuando Samuru ejecuta el lanzamiento, da saltos veloces hacia atrás hasta obtener una distancia de quince metros de la entrada al edificio, esto para mantenerse a salvo de la explosión. Todos los sellos explosivos explotarán al primer contacto. Si bien su objetivo es lastimar a cualquier humano que haya en el interior, su principal objetivo es generar daño estructural, quizás en columnas o escaleras. Lo esencial es crear caos dentro de la edificación para que la figura más importante salga y dé la cara. Desconoce cuánta gente puede haber ahí dentro, por lo que entrar de buenas a primeras debe ser en extremo peligroso.

No quería pelear, pero supongo que será inevitable. Solo no le digas al resto que puedo defenderme. — Y claro, gran parte de Kakusei tiene como conocimiento que Samuru apenas sabe lo básico de ninjutsu, nada avanzado, y por lo mismo no es una fuerza de combate importante a considerar.

Como último movimiento, luego de sus palabras, aquel chakra púrpura se crea alrededor de su cuerpo, demostrando que está listo para pelear.

Cualquiera que salga, lo mataremos. Las cámaras deben estar fuera, así que tenemos ventaja. Pueden vernos desde las ventanas superiores quizás, así que también vigila los cielos. — Como ninjas entrenados, ninguno debería tener problema para observar tanto la puerta frente a ellos como al edificio hacia arriba, cambiando la visual continuamente.

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El corte de energía fue evidente. Todo el edificio se sumió en un silencio que duró bastante poco pero el contraste lo hizo notorio. El Jiki cortó su propia respiración al tiempo que lo hacían sus movimientos. Se encontraba solo, y ahora la oscuridad, literal y figurativa, le acompañaban. El mundo que le rodeaba estaba lleno de casualidades, pero esta no podía ser una de ellas. Era demasiado conveniente para resultarlo. Y en el muy remoto caso de que sí, tocaba aprovecharse de ello de todas formas.

A su mente no le tomó ni un segundo idear el próximo paso, porque era uno que desde hace rato acostumbraba a tener grabado en la memoria de cada fibra de sus músculos. Alzó ambos brazos, y formó un sello. En su mente se dibujó un mapa de cada fuente de chakra en 90 metros a su alrededor. Los contó por inercia, y supo que lo que estaba a punto de hacer traería consecuencias. Pero le tenía sin cuidado. Para él, los medios se justificaban con el fin. Y el fin estaba cerca.

No creía en el karma tampoco, o de lo contrario hace mucho tiempo ya que le habría alcanzado. Y por lo mismo ya había emprendido carrera, justo tras la activación de su técnica de detección. Volvería sobre sus pasos, a toda la velocidad que su cuerpo le regalase. Mantenía la respiración ahogada, con la visión de túnel enfocada en el final de este, la salida más próxima, fuese una ventana o una puerta, por donde no encontrase a nadie que le detuviese. Durante aquella marcha, otra tanda de sellos era ejecutada, y el chakra empezaba a tomar forma en sus entrañas para dar forma a una técnica tan simple como destructiva.

Cuando salió fuera de la torre, los sellos habían acabado, y el primer paso en el exterior se vio también acompañado por un puño en la tierra. Tras él se formaría un cuadrado perfecto que alcanzaría a cubrir el edificio completo. La tierra se abría imperceptiblemente para demarcar el límite de la técnica, pero dentro; caos total.

El terreno dentro del cuadro -y por consiguiente debajo de la torre- se cuadricularía en una especie de patrón similar al de un tablero de ajedrez, con cada cuadrado midiendo 1x1. De estos cuadros más pequeños, unos subirían 10 metros y otros bajarían 10 metros, alternándose entre sí.

— ¡HORA DEL TÉ HIJOS DE PUTA! — a todo pulmón gritaría, siendo probablemente escuchado por Samuru, Denji, KilluaPerro y Dogo. Acabado el grito de guerra, un escenario dantesco ocurriría, y es que aquel terreno ahora era más parecido a una trituradora que engullía el edificio y lo destrozaba desde sus cimientos. ¿Habrían bajas civiles? Probablemente. ¿Le importaba? No. ¿Disminuirían los números del enemigo? Con suerte.

Tras ejecutar su técnica pegaría un salto a toda velocidad alejándose del caos, girando sobre sí mismo para dejar de darle la espalda a la posible fuente de enemigos y hacer sellos en el aire.

OFF
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Killua llegaría a la torre Kusa, usando su disfraz de canido, cuando pudo ver a sus dos compañeros Denji y Samuru intentando persuadir a un guardia para que los deje pasar. A su vez, en el camino, se encontró con dogo, el simpático perrito de Kuma, que era en quien se había inspirado originalmente Killua para usar su henge al encontrarlo en la puerta.
Así que el peliblanco aprovecho mientras aquel cachorro lo olfateaba para susurrarle cosas en su oído.
-Eh dogo, soy yo Killua, estate atento, puede que tengamos que morder a alguien pronto.- Le dijo a su compañero. -Woof woof-

Justo en ese momento un gran estallido se oyó a la distancia, junto con un gran apagón de luz. La operación daba comienzo y ya era hora de ponerse a trabajar. Sus compañeros hicieron un excelente trabajo aniquilando la guarida de la entrada. Denji en un movimiento super rápido, le perforó el cráneo a un guardia, mientras Samuru rompía la puerta y lanzaba un pergamino lleno de Kunais explosivas.

~Je, a este ritmo, quizás hasta me quede como perro y dejo que hagan todo el trabajo duro~ Pensaba el kumonin can, mientras movía su cola de la emoción.

De momento, Killua observaría como se desarrolla la pelea y mantendrá su henge, buscando su oportunidad para participar, pero como buen ninja mantenerse oculto y disimular eran valores tácticos en la batalla.

En eso, un loco saltaría de la torre haciendo sellos de manos, mientras gritaba "hora del te". Se trataba de nada más ni nada menos que Arata, que en cuestión de segundos derrumbó la torre, como si se tratara de papel, con lo que parecía ser un jutsu doton muy avanzado.

~Uff, eso estuvo fuerte, me pregunto se habrá sobrevivido alguien a eso~

Mientras observaba aquella masacre, el perro Killua buscará posicionarse a un costado de la torre, para observar de cerca a los enemigos que sobrevivan de la misma, Obviamente con intenciones de morder a alguno si tenía la oportunidad, pero al mismo tiempo fingiendo ser un perrito asustado y desconcertado.

OFF
-Hablo-
"Pienso"
pasivas
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Finalmente fue un choque de instintos. Pero no un instinto de sangre contra uno de supervivencia. En la realidad, fue el instinto de lanzar un rayo asesino a la frente de quien consideraba un enemigo, contra el noble acto de tomar un kunai como simbolismo de defender su aldea, que al parecer había sufrido una tragedia. La tragedia de la central eléctrica abrió un abanico de posibilidades para los vanguardistas ninjas de Kakusei. El guardia de la puerta cayó, limpito, con la sangre emanando de su cabeza y sus sesos bañando el pavimento frente a la Torre Kusakage. No llegó a comunicar ni preguntar nada a sus colegas, por lo que Samuru y Denji no llegaron a oír la confirmación de que era un corte eléctrico por la explosión de la central, pero lo supusieron por la comunicación anterior de Adan. Encima, la cabeza del ninja explotó, y sus órganos internos se vieron perforados por ramificaciones de Raiton, liquidando toda posibilidad, por minúscula e improbable que fuere, de haber sobrevivido.

La puerta de vidrio reforzado de la Torre cedió ante la patada de un comerciante que poseía una fuerza brutal, sobrehumana. Es que sí, en realidad Samuru era un excelente shinobi, aunque intentaba mantener las apariencias. Un pergamino entró, y sumado al primer momento de sorpresa por la explosión, los dos chuunins del hall se sorprendieron por la entrada de un objeto y la explosión del cristal de la puerta. Samuru de inmediato retrocedió, y un gran número de kunais con sellos explosivos comenzaron a inundar un gran área del hall, destrozando en el proceso el mobiliario y alcanzando a los dos shinobis. Sin embargo, no se quedarían quietos. Ambos activaron una técnica Fuuton para recubrirse con un tornado de viento, pero los sellos explosivos hacían especial daño a defensas de ese tipo, por lo que no fue para nada efectivo, generándoles un gran daño.

Kiru Tsukodome no Jutsu

Además, la infraestructura de la planta baja y el primer piso empezaría a flaquear. El suelo del primer piso empezaría a resquebrajarse, haciendo caer polvo y trozos de escombro regarían toda la planta baja. Los cimientos aún se mantenían relativamente firmes, pero habían recibido un buen golpe. Y cuando los shinobis se disponían a moverse para evitar un segundo ataque o para reposicionarse, un segundo movimiento, esta vez proveniente del exterior, ocurriría. Arata colocó su mano en la tierra tras salir por la puerta de servicio, y todo el terreno de la planta baja comenzó a subir y bajar 10 metros intermitentemente. Los shinobis del hall, que intentaban moverse hacia la zona trasera y la puerta de servicio para huir, se vieron envueltos en esa maraña. Uno de ellos quedó atrapado bajo tierra, 10 metros, pero vivía, y el segundo tuvo la desgracia de ser atrapado por un pistón que subía, chocando contra el techo y siendo aplastado, muriendo en el acto.

Pese a que los daños estructurales eran serios, aquello obra arquitectónica conocida como la Torre Kusakage no era tan endeble como para ceder ante un par de explosiones y un daño a sus cimientos más superficiales. De hecho, lo que los shinobis de Kakusei quizá no sabían, o ligeramente sólo podían sospecharlo como una idea remota, era que bajo la Torre se extendía una base subterránea, muchísimos metros por debajo de la superficie terrestre. Señal de ello era que, por ejemplo, Arata no pudo controlar nada de lo que sucedía con el espacio donde estaban los dos elevadores: el principal y el de servicio. Permanecieron intactos, pues el verdadero "suelo" de ellos, estaba a 500 metros bajo tierra, en el último nivel del subsuelo de la torre. La Torre tambaleó y se sacudió, y de hecho la estabilidad de los pisos superiores empezaba a peligrar. Si todo seguía así, cualquier movimiento abrupto o el mismísimo azar podría ponerle fin a la estabilidad y derrumbar el edificio.


Antes de salir de la Torre e iniciar con su plan para destruir toda la base de la estructura, Arata realizó un Kanchi, que le reveló la posición de las personas de aquella zona. Lo que notó fue:
  • Los dos shinobis del hall, con una cantidad de chakra decente.
  • El guardia de la puerta y a Samuru y Denji, cuyos colores de chakra reconocería probablemente.
  • Un chakra más grande todavía que el guardia y los chuunin del hall, bastante considerable, que se encontraba a unos 10 metros de altura en el ascensor principal. 
  • El chakra del encargado del itinerario del Kage, que lo recibió por la puerta de servicio, en la cocina. No parecía ser un shinobi.
  • El chakra de 4 cocineros en el sector de la cocina y el almacén, donde estuvo antes.
  • El chakra de civiles corrientes en el 3er (3 personas) y 4to piso (2 personas). Ninguno de ellos era shinobi, lo sabía por la cantidad tan pobre de chakra, típica de los civiles corrientes.

Aquella información dejaba algo claro: el Kusakage, ese tal Kuroro-sama, no estaba en la Torre, o al menos Larry no lo sintió.
Contenido Oculto
Por otro lado, Dogo ladeó la cabeza al oír al perro que estaba frecuentando hablar, pero lo reconoció bastante rápido. Killua había ayudado a Kuma en la base de Kakusei, y pese a que fue desconfiado al principio, terminó cediendo y el Yotsuki se había ganado la confianza del can Inuzuka. El perro asintió. Vieron la sucesión de acciones de sus compañeros, y al término de estas, un nuevo contendiente se uniría a la zona central: Kuma Inuzuka, el dúo del salvaje Dogo.

Kuma no llegó a tiempo de comunicarse con ningún guardia, pues contrario a lo que esperó encontrar, halló a sus compañeros con el cadáver todavía fresco del guardia de la puerta y un edificio en peligro de derrumbe y completamente deformado en su planta baja, impidiendo el ingreso y salida de personas por una intermitencia de trozos de tierra que formaban un entramado muy complejo.

A la par, para este momento, pese a que los shinobis quizá no lo notarían si no ponían suficiente atención, la electricidad en la Torre Kusakage volvió, pero no en el resto de la aldea. El grupo electrógeno se había activado.
Notas

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En el aire los sellos terminarían, y al notar que su intento por derrumbar la torre se había quedado a mitad de camino, también lo hizo su salto. Aterrizando antes de tiempo aprovecharía para patear el suelo y debajo de él un par de unidades de satetsu se formarían, algo que agradecería más tarde. — Parece que hay un poco más de resistencia de la que esperaba… — murmuraba, al tiempo que dibujaba una sonrisa desafiante.

Con el mismo impulso con el que había saltado ahora corría, esta vez en dirección al edificio a medio derrumbar. Una vez lo suficientemente cerca saltaría hacia la estructura, acumulando chakra en los pies para pegarse a esta. Su intención era derrumbarla, por lo que tampoco le importaba mucho que se desestabilizara aún más con su llegada. En medio del salto volvería a armar el sello del Kanchi, para activarlo una vez aterrizase y volver a hacer una evaluación general de la situación.

— Tch. Maldita sea. — fue su reacción ante lo obvio.

De lo que su vida en Iwagakure le había enseñado, la necesidad de estructuras con cimientos fuertes y subterráneos estaba por allí en su mente. Todo parecía apuntar allí, desde aquel sujeto aparentemente atrapado en un ascensor que no había cedido, el edificio que se mantenía en pie aún tras su titánico intento por tirarlo abajo, y ahora encima le venía a la mente aquella mención de “zonas subterráneas” en los papeles que había robado de aquel chico universitario. Se deshizo de la técnica que requería de su concentración máxima para volver a concentrar chakra, esta vez con la intención de comunicarse con Samuru y Denji, a quienes había detectado ya.

— Intenté que el edificio se viniera abajo pero parece que tiene un nivel subterráneo que sirve de soporte. Hay un ninja relativamente débil en el hall, y uno más fuerte atrapado en el ascensor. Considero que deberíamos armar suficiente alboroto para sacar a las ratas de bajo tierra, no ir directo a la trampa que quizás están armando para nosotros. Dudo mucho que el Kage esté aquí, al menos no en la superficie. — este mensaje, en voz baja y calmada, solo llegaría a oídos de los mencionados. Además, el Jiki intentaría describir lo más detalladamente posible la ubicación de los dos ninjas del Hall y la del atrapado en el ascensor, con este último además especificando su altura, para que sus compañeros estuvieran precavidos.

Activaría entonces su técnica más básica para el control de arena, dejando escapar su chakra en un campo de gran tamaño que se difuminaría en forma de campo magnético. Por lo demás, esperaría, aún pegado al costado del edificio a medio derrumbar, comiendo una píldora de soldado de su portautensilios.

OFF
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La guerra comienza y todo puede pasar. En este mundo ninja, la violencia es la que se encarga de decidir el resultado de las cosas, de elegir cómo se escribirán las siguientes páginas en la historia. Samuru se mantiene atento a vigilar, pero de repente algo llama su atención. Un grito con una voz conocida llega hasta sus oídos. — Oye, ¿ese no es…? — Antes de poder hacer algo, el edificio sufre el ataque realizado por el usuario de arena. El comerciante opta por mantenerse en su sitio mientras aprecia el espectáculo. Sin duda aquello genera un gran caos, pero también siembra dudas. ¿Qué es lo correcto?

Lo creí más tranquilo, pero quizás sea más loco que tú. — Le habla a Denji, refiriéndose a Arata. Casualmente, hablando de él, el ex Iwagakure se encarga de crear comunicación con ellos, otorgándoles la información sobre lo que ocurre dentro de la torre. — Conque un subterráneo, ¿eh? Solo es un tonto rompecabezas que puedo desarmar. — Habla con naturalidad con el sensor, pues él es uno de los que conoce el nivel de ninjutsu de Samuru. De hecho, fue el farsante que finge ser humilde el que lo reclutó en los dudosos paisajes del País de la Tierra.

No olvida que nombra la aún presencia de un ninja con cierta fuerza a tener en cuenta, por lo que mientras da un salto hacia el frente, se comunica con el espadachín que hasta hace no mucho pertenecía a la filas de Konoha. — Denji, cúbreme. — Su atención, que anteriormente estaba en toda la torre, sobre todo en las alturas, cambia de foco luego de las palabras de Arata. Por lo mismo, no se da cuenta del retorno de la energía eléctrica al edificio. Quizás esto pueda pasarle factura, pero confía en que tiene a Denji detrás suyo para cuidar su espalda.

Además, aquel tipo no puede olvidar que le debe un favor a Samuru, quien se encargó de financiar económicamente su arma más poderosa. Ojalá en esta ocasión tenga la oportunidad de devolver el favor.

El de sombrero, tras su salto, se detiene a cinco metros de la torre. Realiza una secuencia de sellos manuales (2 segundos) y luego coloca ambas manos en el piso. Una vez esto ocurre, la tierra delante suyo, abarcando el terreno completo del edificio [no de Samuru ni detrás de él, solo hacia adelante]. La torre comenzará a elevarse una altura de 30 metros, buscando también separar toda la edificación desde la planta 1, del subterráneo, extendiendo la tierra hacia arriba. Ahora, aquellos que aún siguen en el edificio, no pueden huir hacia abajo. Están atrapados.

Sin embargo, un hecho de tal magnitud no solo es visto por los que están cerca, sino que debería poder verse desde toda la aldea, o gran parte. Los aldeanos y otros ninjas, incluso los Kakusei más alejados, pueden percatarse de la elevación del edificio central de la villa, el más importante. Esto puede generar distintas reacciones en las personas, desde incertidumbre hasta terror. El hogar de su Kage ha sido atacado y modificado de una forma que puede dar a mucha imaginación. Todos pueden pensar cualquier cosa.

Lo que sí está claro es que nadie está del todo a salvo. Si incluso a por el líder han sido, cualquiera puede ser víctima.

Para finalizar, Samuru vuelve a retroceder hasta quedar a 20 metros del edificio, obteniendo de nuevo cercanía con su compañero.

Veamos si comienzan a salir las ratas. No quiero que te aburras, Denji.

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Última modificación: 30-05-2024, 03:33 AM por Killua Yotsuki.
Killua esperaba que saliera alguna hormiga de aquella torre, pero por desgracia no salió nadie y la torre resistió parcialmente la técnica. Resulto ser más dura de lo los ninjas pensaban.

Ya algo aburrido, el peliblanco deshizo su henge, ya no tenía mucho sentido seguir siendo un humilde perro mucho más, era preferible recuperar un poco de chakra mientras podía. Parecía que Arata, Denji y Samuru estaban buscando la vuelta para entrar así que Killua de momento se quedaría cerca a observar, mientras no le dieran instrucciones, solo cubriría la zona ante posibles enemigos. A su vez, aprovecharía el tiempo para activar aquel sello maldito que su compañero Renji le implanto, con el cual podía recuperar algo de chakra aun más rápido y mejorar sus ofensivas, algo muy útil sin duda alguna.

Sello Maldito - Fase 1


Aunque Killua no podría escuchar lo que Arata decía, si pudo escuchar que Samuru menciono un subterráneo y luego realizando unos sellos elevo la torre a unos 30 metros de altura.

-Mm interesante- Dijo Killua. 

-Eso sin duda llamara la atención, me pregunto cuanto tardaran en percatarse los ninjas de esta aldea del quilombo que estamos haciendo.-



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El edificio completo quedó sumido en el caos, al menos en su planta baja, pero pronto esto alcanzaría a su totalidad superficiaria. Arata realizó nuevamente el Kanchi, desde la pared de su lado de la Torre Kusakage, y notó las mismas presencias, con excepción del guardia de la puerta y el muchacho que quedó aplastado por los pistones de Doton. A la vez, notó a Dogo y a su lado, Killua volvió a su forma original. A la par que también Kuma Inuzuka estaba a unos metros de ellos, el escuadrón de la vanguardia se habría reconfigurado con: Arata, Samuru, Denji, Killua, Kuma y Dogo.

Tras recibir la información, el joven comerciante oriundo de la Estrella realizó sellos manuales y se acercó a la estructura, posando su mano en el suelo y generando una nueva transformación del terreno. La tierra tembló levemente en las inmediaciones del distrito central, y pronto comenzó a elevarse hasta una altura de 30 metros la gran Torre Kusakage. Desestabilizándose sus cimientos, tambaleó, e incluso se formaron grietas en su estructura. Unos gritos comenzaron a sonar desde el primer piso y los pisos superiores. Al parecer los civiles y personas allí encerradas estaban un tanto asustadas por el hecho.

Lo cierto es que logró verse en toda la aldea, pues una elevación de tamaña magnitud en su edificio más emblemático no era algo que se pudiese ignorar. Así, tanto los miembros de Kakusei del Sur, como los del Distrito 5, como Renji que estaba llegando a la Plaza Norte, vieron el caos generado por el Kujaku.

Pero en ese momento, pese a que la luz seguía sin funcionar en toda la aldea, otro punto clave recuperó su suministro gracias a un grupo electrógeno alimentado por combustible: el Cuartel de la División de Vigilancia.


Murallas adentro, ???, Kusagakure no Sato, País de la Hierba

Finalmente se hizo la luz, y los monitores comenzaron a prenderse. No fueron ajenos ni a las comunicaciones recibidas por quienes vieron la deformación de la Torre Kusakage y el peligro al que estaba sometida la estructura, ni las imágenes que vieron de ella cuando se encendieron las pantallas que mostraban el sistema de cámaras del distrito central. Kara realizó comunicación directa con el mismísimo líder de la Hierba. — Kuroro-sama, aquí le habla Kara Miyamizu, Comandante de la División de Vigilancia. Tenemos un código rojo, hemos sido invadidos. El enemigo ha volado en pedazos la central eléctrica y... — se tomó un par de segundos. — Están en el distrito central... Han logrado desestabilizar y... ¿elevar? la Torre. Cambio. — comentó mientras se apoyaba con sus manos directo en un tablero. Sus subordinados la miraban preocupados, listos para recibir órdenes, pero temerosos del poderoso enemigo al que parecía que iban a enfrentarse.

— Yo me encargaré. — respondió el Kusakage. Pronto la comunicación se amplió, y el mandamás tuvo línea directa con Kara, Shirou, Dakar, Dendé y Kurogane, sus hombres de mayor confianza y quienes estaban a cargo de las divisiones más importantes de Kusagakure. — Escúchenme bien todos, estamos bajo ataque, y según Kara desconocemos cuántos sean y la fuerza de nuestro enemigo, pero sin duda han logrado burlar nuestra seguridad y están causando caos total en el Distrito Central. Defenderemos nuestro hogar, y no pararemos hasta que el último de esos bastardos muera. Si tienen que entregar su vida luchando, háganlo, no me interesa. — suspiró desde su posición en el subterráneo de Kusa.

— Kara, Shirou y Dakar, encárguense de poner a salvo a los civiles y garanticen la seguridad en la aldea. Kurogane y yo iremos a defender la Torre. Si quieren pelear con alguien, que peleen conmigo. —. Tronar de cuello y manos se oyó en el subsuelo, y pronto el respetado líder se volteó a sus subordinados más cercanos: sus dos escoltas Kurogane y Dendé. — Dendé, ya sabes qué hacer. —. El joven de piel verdosa asintió y se acercó a ambos, tocándolos con sus manos.


Torre Kusakage, Kusagakure no Sato

A espaldas de Samuru, Denji, Killua, Dogo y Kuma, al este, sobre el tejado del el edificio en "L" que constituía las oficinas administrativas del Ejecutivo de la Villa, dos figuras aparecieron. Cualquiera que hubiese estado monitoreando el chakra con alguna técnica sensorial, hubiese sentido un poder abrumador llegar. Dos completos monstruos. En primer lugar, el mismísimo Kusakage, de nombre Kuroro, y a su lado, un metro por detrás en diagonal, su escolta personal, la joven Kurogane, reconocidísima asesina oriunda del País de los Fideos, una de las únicas personas en el mundo a las que Kyodan Juugo, Otokage actual, les temía. Era respetada hasta por las mismísimas deidades del Rayo y el Agua, y su nombre era todo un hito en el bajo mundo.

Tensō no Jutsu

El impacto de presencia fue tal que, aún dándoles la espalda y aunque no fueran sensores, Samuru, Denji, Killua, Dogo y hasta el mismo Kuma voltearían por instinto. El aura se volvió pesada en el ambiente, y el hombre de cabello blanco, con su túnica de Kusakage y su sombrero colgando del cuello y reposando incólume en su espalda, abrió los labios. — ¿Quiénes son y qué vienen a buscar a mi hogar? —. El viento voló su túnica, haciendo que revolotee un poco. La bella Kurogane sacó un kunai de tres puntas y lo lanzó hacia su derecha, al tejado de otro edificio.

Tras unos segundos, una tercera presencia, un hombre un tanto mas inusual, aparecería en el tejado del asentamiento del Daimyoo de la Hierba, otro edificio en "L" más pequeño, a la derecha del Kage, hacia el norte. Su piel era verde, su vestimenta era como ceremonial y tenía dos antenas que salían de su frente. Se veía de apariencia joven, pero medía 1.75 m. Tras aparecer se agachó para recoger el kunai de tres puntas en su mano derecha, con el que jugó lanzando hacia arriba para girarlo y volverlo a tomar.

Hiraishin no Jutsu

— A mí es a quien buscan, ¿no? — ofreció una mirada severa. Con un pequeño abanico negro, Kurogane se hizo viento con una cínica sonrisa. — No quiero pelear aquí, y creo que ustedes tampoco. — dijo observando hacia el sur, más allá de la muralla. En esa dirección se encontraba un gran bosque, que los miembros de Kakusei conocían muy bien por su cercanía con su base.

Personajes

Notas

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A la escena en donde se encuentran Samuru y Rhooh, aparece repentinamente un nuevo personaje: se trata de Killua. Al parecer, estaba por ahí escondido esperando el momento perfecto para emerger, y qué mejor que hacerlo cuando se ha creado semejante monumento en los cielos. Seguramente en toda la aldea ya se han dado cuenta de lo ocurrido en el edificio del líder. Eso es lo que quiere Samuru, llamar la atención, y vaya que funcionó. Dicho esto, porque no tarda en aparecer la figura más importante de la villa, aquel que, si cae, podremos decir que el plan de Kakusei estará cerca de cumplirse. Claro, es más fácil decirlo que hacerlo, sobre todo cuando tenemos en primera línea a Samuru, quien en un inicio no se veía muy convencido de pelear. Ahora, que se encuentra en esta situación, no tiene más opción.

De pronto, el ambiente se torna tenso por la aparición de un poder que es imposible no prestarle atención. El de sombrero no tarda en voltearse para mirar en la respectiva dirección y observar los nuevos amiguitos que se presentan sobre unas edificaciones. Aún mantienen una larga distancia respecto a ellos, así que hay relativa seguridad. Ya con esto, debe asegurarse que ese hombre muera, porque si se esparce fuera de la villa su verdadera identidad, se le complicará moverse libremente por el mundo utilizando su papel como comerciante.

Lo estábamos esperando, su majestad. — Responde mientras enseña una sonrisa confiada. Por dentro siente cierto temor, sobre todo al ver a la mujer que se encuentra a su lado. Posee una reputación tan alta que cualquiera es capaz de reconocerla. Quién diría que el Kusakage tiene una mano derecha tan temible. Kakusei ha hecho bien reuniendo shinobis poderosos, porque de lo contrario, la travesía en esta aldea sería una auténtica masacre en su contra. Samuru se siente seguro con quienes se encuentran cerca de él, pero sabe que, a la hora de la verdad, debe valerse por sí mismo.

La batalla al ser inevitable, Samuru activa cierto poder que obtuvo gracias a la investigación de Renji, ninja que reclutó personalmente en el País de la Tierra. Su cuerpo se ve adornado por aquellas peculiares marcas, aunque ante la vista del resto solo son visibles en su rostro.

Siento decirle que no podemos tomar su oferta. Ya sabe, usted no confía en nosotros y nosotros tampoco en usted. — Simple lógica.

Samuru no da ni un paso al frente. Aún tiene el edificio detrás suyo donde puede haber sobrevivientes, pero confía en que el gran sensor Arata está atento para cuidar las espaldas de todo el equipo. Después de todo, el comerciante le ofreció una suma de dinero extra en caso de que esta misión sea completada con éxito. Y claro, con Samuru saliendo con vida de todo este asunto. Pues si muere, no podrá sacar el dinero de su escondite secreto y entregárselo. Todo está perfectamente planeado, tal como lo expuesto por el narrador de turno en esta linda invasión.

Lamentamos profundamente presentarnos así, pero necesitamos su nación para crear una verdadera revolución. Nosotros nos encargaremos de darle a esta gente la vida que se merecen, así que ustedes ya no son necesitados. — No se da cuenta, habla casi desde su inconsciente. Ya no deja salir palabras como si se tratase del tesorero de la organización, ni aquel que dice chistes cuando el ambiente se torna serio. Después de mucho tiempo, interactúa como aquel que dio el puntapié inicial para crear Kakusei, aquel que desde el principio tuvo claro fin del equipo y que hoy han decidido dar el primer paso.

Mientras habló, introdujo la mano diestra en uno de sus bolsillos. Si bien hay lejanía entre los distintos bandos, los enemigos pueden ver la acción. Samuru no es de esos que se lanza hacia el frente de manera tan directa, sino que es algo más analítico producto de la enseñanza ninja que recibió años atrás. Quizás tiene compañeros más agresivos, pero, por ahora, viendo que aquel tipo no está solo, avanzar sin un plan puede ser un gran error.

Como le dijo una vez un sabio: “Aquel que domina la paciencia, puede dominar el mundo”.

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Así comenzaban las guerras, afortunadamente las bajas civiles no se han hecho reportar aún. No es como si algo de eso le importase a él realmente, no es una persona que se preocupe mucho por lo que le pase a inocentes habitantes. Claro, se mantiene al margen, en todo momento recuerda que está trabajando con un gran equipo y no todos tienen su misma forma de pensar. Afirmando lo dicho por Samuru, Denji asiente ligeramente reconociendo al instante de quien se trataba.

— ¿Eh? Cada loco es distinto. — Respondería con seguridad y sin dejar de sonreír. Varias veces traza algunos giros con el bastón, finalizando por colocarlo en una posición vertical, clavando la parte inferior en el suelo. Siempre prefiere demostrar con acciones que con palabras. Así que, mirando a todos los lados en una minuciosa búsqueda visual, previene un intento de ataque sorpresa enemigo, desde un punto del que Samuru no tuviera visión. Sin embargo, no pudo dejar pasar la oportunidad para ver otra utilización de Doton de alto nivel. Eso esperaba más de Arata, oriundo de la Roca.


Desde esa distancia segura, abre los ojos como platos viendo como la estructura del Kage era vuelta mierda a punta de un terrorífico control de masas. — ¿Y yo soy el malo? ¡Jajajaja! ¡Esto es diabólico...! — Hacía una referencia a su anterior homicidio, sólo le reventó la masa cefalica y atravesó sus órganos, no fue mucho. En la torre, trabajadores de turno, gente de limpieza o lo que sea, habrán muerto, sufriendo durante el control. Denji sólo hizo una muerte rápida.



 Casi al mismo tiempo que el del sombrero, Denji se voltea sorprendido  y un semblante que dejaba ver cierta perturbación en su rostro. Los relámpagos anormales debajo de sus relámpagoss, acentúan más aquella mirada. — Ohhh... — Al igual que Samuru, no da un paso al frente,  ellos se ven bastante fuertes y molestos. Tampoco es bueno que se les provoque, literal acaban de azotar su espacio de trabajo y administración.

Sólo por esta vez, dejó las provocaciones al del sombrero. A Denji, le habría encantado insultar al Kage y retarlo, pero en su lugar, una sonrisa desafiante se dibuja suavemente en los labios del de cabellos cian, al mismo tiempo que, una colección de rayos púrpura, resplandece desde su cuerpo sin un aparente motivo.

Era necesario para volver más fuertes y peligrosos sus técnicas de naturaleza rayo.

— ¡¡Hmm...!! ¡Raiden! — 
Raiden

Kenja Sao


Chakra: 940/1060



Off rol
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Parecía que todo marchaba bien en la invasión, hasta que los problemas no tardaron en llegar, cayendo los principales lideres de la aldea a defenderse, entre ellos por supuesto el Kusakage que fue el primero en hablar y preguntar quienes eran. Su presencia era imponente y pesada, y la tensión se podía cortar en el aire, bastaba con verlos para saber que se trataba de nada más ni nada menos que los sujetos más fuertes de toda la aldea.

El lider ofreció pelear en otro lugar, después de todo estaba protegiendo a los civiles, no obstante Sumuru, que fue el primero en hablar le negó el pedido e incluso explico en breves palabras cuales eran las intenciones de Kakusei, que en palabras simples eran una declaración de guerra directa.

-Genial, ya me estaba aburriendo- Dijo Killua al tiempo que esbozaba una sonrisa y se preparaba para pelear. Después de todo, lo más probable es que las negociaciones no fuesen mucho más fructuosas que eso.

RAITON CHAKURA MŌDO KAIZEN


Inmediatamente el Yotsuki se envolvería en rayos con su técnica única de clan y realizaría un único sello para crear unas garras de chakra especiales para combatir aun mejor.

Chimei tekina tsume


Combatiente preparado vale por dos, de ahí solo quedaría esperar a ver quien daba el primer ataque, pero al igual que sus compañeros solo mantuvo posición, por más inmortal que sea, aun no conocía las habilidades de sus enemigos y estos no parecían ser moco de pavo. Si le quitaban la cabeza de un golpe, sería bastante problemático incluso para el. Asi a simple vista, pudo notar que uno de ellos era bastante parecido a la estatua que vio en la plaza anteriormente, de piel verde y antenas, ¿seria su hijo o algún descendiente?. Lo que si era notable es que todos ellos aparecieron de manera bastante súbita en el lugar, como si se tratara de alguna técnica de teletrasportación o similar, aunque naturalmente Killua solo conocía la de su aldea natal, pero podía hacerse una idea gracias a ello.

Tambien pudo notar que varios de ellos traian Kunais particulares, incluso la muchacha lanzo uno a su derecha, como si tramara algo con ello, aunque Killua aun no podía dilucidar que.



OFF
-Hablo-
"Pienso"
pasivas
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Aún cuando el equipo estuviese formado por tantos ninjas capaces y de altísimo nivel de poder, era difícil coordinarse. O lo que es más, el hecho de que todos estuviesen igualados de una manera u otra complicaba cualquier clase de plan que pudiera hacerse. Especialmente cuando el ojicarmesí era un ávido fanático de la improvisación.

Por ello no se sorprendió cuando Samuru emuló su técnica pero dándole un sentido distinto, lo que causaría que el edificio donde se apoyaba el Jiki se elevara por los cielos. Se aferró aún más a aquella pared rogando que no se viniera abajo mientras, de nuevo, aprovechaba el tiempo muerto para producir otras dos unidades de satetsu con un movimiento. Tras esto, y una vez el desplazamiento de aquel sector donde estaba hubiera acabado, armaría el sello del kanchi una vez más y partiría corriendo hasta donde estaba el sujeto del ascensor.

Los movimientos del campo de batalla le había aislado del resto, y sabía lo que esto significaba; sus labores apenas iniciarían. El Kanchi esta vez le funcionaba a mucho menor rango pero con posibilidades más dinámicas. Y sus manos dibujaron otro sello al tiempo que cada centímetro de su cuerpo ardía en chakra para permitirle estirar un poco más aquel campo de detección. Acercándose al ascensor gritaría. — ¡Buenas Tardes! — buscando que quienquiera que este allí dentro conociera de su cercanía. En el camino había tomado otra de sus píldoras de soldado para contrarrestar un poco el constante gasto de chakra.

Se mantendría alejado de la ubicación del extraño mientras esperaba alguna señal. Al tiempo escudriñar entre sus pertenencias para sacar con un solo movimiento su pergamino, y sostenerlo abierto con una mano mientras la otra marcaba un sello y dejaba salir las dos unidades de satetsu que guardaba en este.

Para este punto sabía que habían llegado nuevos actores a la escena de abajo, pero sus números no eran demasiados. Con suerte y habilidad podría acabar con su objetivo acá arriba y bajar luego para unirse al resto. Pero por supuesto; no dependía de él. Los dados estaban ya en el aire, y en cualquier momento aparecería el resultado.

OFF
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Desde su llegada, los acontecimientos cada vez se ponían más interesantes. La ex torre del kusakage era ahora un montículo de ladrillos amorfo, capaz de infartar a su arquitecto con una sola mirada. Había localizado con facilidad al equipo de infiltración y avanzada, o al menos lo que quedaba de ellos.
-Oye, Doc. ¿Sabes algo de Aoi?- Levantó una de sus cejas mientras miraba intrigado al ex cánido de la nube. -Por cierto... si quieres entrar al clan, sólo tienes que decirlo-. Sonrió amistosamente mientras mapeaba con su olfato la posición del resto de sus compañeros.
Pasiva Inuzuka

Sin embargo, pronto todo se iría a la mierda en un abrir y cerrar de ojos. Sin previo aviso, la figura del Kusakage y dos de sus lacayos estremeció al Inuzuka. Quien no pudo evitar emocionarse, casi felicitándose a si mismo por haberse acercado hasta la torre. Al fin, después de tanta espera, llegaba lo más interesante. Kuma juntó sus manos en un sello para luego abrir ampliamente sus narinas, en busca de cualquier información relevante.
Olfato sensible

El peliblanco se imponía mientras su capa ondeante hablaba por si misma. Kuma no pudo evitar pensar en qué tan fuerte sería alguien de su nivel. Si bien se trataba de una aldea menor, cualquier líder representaba un desafío incluso para los shinobi más poderosos. Seguramente su presencia y control de chakra estarían en el más alto nivel, prácticamente maxeados.

A su lado, una mujer de pelo largo llamaba su atención. No tenía idea quién era, pero si alguien tan despistado como él creía haber visto su cara en algún lado, de seguro él y sus panas estaban en grave peligro. Por último, el hombre verde le pareció muy simpático.

-Bienvenido, señor.- Hizo una suerte de reverencia irónica, con la sonrisa de quien sabe que su disfraz es tan inútil como un velocista contra una bomba.- Pase maestro, lo estábamos esperando.- 
Su estilo de combate no dejaba mucho lugar a la estrategia, por lo que no se molestó en iniciar preparativo alguno. Estaba listo para luchar como les gustaba decir en su clan, a cara de perro.

resumen


off
[Imagen: 59972ad9b9de323e43a0fe65dcfab20c.jpg]
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Mientras el grupo hablaba, nubarrones negros comenzaron a formarse en el cielo. Pronto, una gran tormenta llegó. Ráfagas de viento, actividad de truenos y relámpagos y una lluvia que azotaba a todo Kusagakure. Pronto se agravó la situación aún más, y en algunos momentos comenzarían a caer rayos sobre los presentes, pero todavía faltaba para eso. Dendé y Kurogane se miraron entre sí y sonrieron.

— Ya veo. ¿Enserio no tomarán mi propuesta entonces? — carcajeó Kuroro. Kurogane negó un par de veces mientras enfundaba su abanico pequeño y desenvainaba uno muy grande que colgaba en su espalda a la altura de su cintura. Lo desplegó dejando ver las 3 lunas sangrientas del Kyodai Sensu de los Tatsumaki. Kuroro la vio de refilón y la frenó con su izquierda abajo, pidiendo calma.

Kyodai Sensu

— Levantando la voz de la revolución aquí en la Hierba. Pensé que desistirían luego de que les costase caro en su última incursión. — comentó mientras reparaba más en Samuru. Notó las plumas de chakra en su espalda y sonó su cuello. — Dendé ha de recordarlo tanto como yo... ¿No había un muchachito que esgrimía las artes de Hoshigakure en el sitio de la fortaleza allá hace un año, Dendé? ¿Cómo se llamaba? ¿Hirose era?— preguntó al joven de piel verdosa, que asintió desde la lejanía, a unos 40 metros de su líder. — Uno que le hizo frente a Kurosame, el Hoshigaki. ¿Tienes alguna relación con él acaso, huh? — inquirió. Luego sacudió la cabeza. Observó el aspecto de cada uno del grupo, excepto Arata, que permanecía en la Torre buscando al sobreviviente de ascensor.

— La Rebelión hablando de darle una vida mejor a esta gente mientras destruyen sus hogares y siembran el terror. Nada que no hayamos visto de ustedes antes. Al declinar mi propuesta, ustedes se convierten en el enemigo: no tienen estatus de persona para nosotros. — suspiró y levantó una fría mirada al grupo. El rombo de chakra que estaba en su frente pronto comenzó a extenderse por todo su cuerpo. Tomó un frasquito de su bolsillo, de un líquido transparente con algunas bolitas de lo que parecía ser un material especial. Los shinobis de Kakusei no pudieron diferenciar desde la lejanía. La piel de Kuroro se tornó más ocre.

Byakugou no In

Dōka: Gomu

El Kusakage comenzó a conjurar sellos. — Dendé, encárgate de evacuar a los civiles que queden en la Torre y a todos de este distrito. —. El Kusanin asintió y bajó del tejado en el que estaba, avanzando hasta la Torre y concentrando chakra en la planta de sus pies para subir andando por las paredes de Doton hasta la estructura base, y así rescatar a los civiles de los pisos superiores. A la par que él se movía, Kurogane dio unos pasos al frente, cubriendo a su líder, y tras morderse el pulgar derecho, derramó sangre sobre el abanico cubriendo las 3 Lunas. Así, luego blandió el mismo y una comadreja con kimono apareció junto a ella, posándose en su hombro. Era Kamatari, el espíritu ancestral guardián de los Tatsumaki.

Kuchiyose: Kamatari

Por su parte, los sellos que hizo el Kusakage terminaron, y posó las manos sobre el tejado, haciendo que durante los 4 segundos siguientes, todo el terreno a su alrededor en 50 metros a la redonda se convirtiese en goma. Así, el material del que ahora estaba hecho él, completaría todo el lugar.

Kakusei Seikaku



Arata, por su parte, llegaría a la zona del ascensor. Su voz de "Buenas tardes" movió algo dentro de Akeru, que no tenía mucha prisa en salir, pero aquella voz desconocida activó su bestia interior. El Tenrou abrió con sus propias manos el techo del ascensor, elevándose por el cable, y observando a Arata en el hueco, 10 metros encima suyo y asomado. Con una expresión de furia total, recortó los metros que los separaban con un "dash" casi instantáneo, y luego encadenó a una velocidad brutal un único golpe sobre el pecho de Arata, un puñetazo demoledor. Akeru desprendía un aura azul por el sudor evaporado nada más salir por sus poros, denotando haber conseguido la apertura de la 7ma Puerta Celestial.

Kyōmon

Kuro Sekka

El joven Dendé se adentraría en la Torre por las ventanas de los pisos superiores, comenzando a dirigir la evacuación. Había dejado uno de sus kunais de tres puntas en el tejado donde apareció antes, y allí se teletransportaría cuando hubiese reunido a los 6 civiles que estaban en la Torre, con el Hiraishin no Jutsu.

Personajes

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