![[Imagen: aPWNAbe.png]](https://i.imgur.com/aPWNAbe.png)
El golpe lo dejo en blanco por unos segundos. Su pierna se encontraba atrapa por una soga que colgaba del árbol. La trampa había sido puesta con tales detalles que era imposible haberse dado cuenta. Mugen había caído por completo. Las medicinas aún estaban intactas en la mochila que llevaba en la espalda. El sonido del golpe debió advertir a los bandidos que alguien había caído en ella. Con mucho cuidado Mugen estiro la mano hasta llegar a la porta armas que tenía en la pierna. Saco un kunai y con un fuerte movimiento de corte partió en dos la soga. Dio un giro en el aire y aterrizo parado. Barrio el lugar con la mirada, aun no llegaba nadie. Salto al árbol que tenía en frente y se escondió entre las ramas. –Que tal golpe me di! – se quejó tocándose la cabeza con la mano izquierda. –Como pude caer en esa trampa! – tenía un pequeño corte en la nuca, salía un poco de sangre, pero nada grave. Aun incrédulo de lo que había pasado, se limpió la sangre de sus dedos y siguió avanzando.
Al mismo tiempo que Mugen desaparecía entre los árboles, varias sombras salieron de entre los arbustos del otro lado. En total eran tres sujetos, todos cubiertos de negro, no se apreciaba ninguna bandana. No se veían muy fuertes, seguramente bandidos novatos que buscaban robar cualquier cosa que tuvieran en su camino. Uno de ellos tomo el pedazo de soga que estaba tirado en el piso. –Te dije que compráramos una soga más cara! – reclamó, echándole la culpa a uno de ellos. –No teníamos más dinero…– respondió agachando la cabeza. –Lo robábamos entonces!!– levanto un poco la voz casi golpeándolo con las palabras. –Dejemos de hacer el tonto y busquemos quien estuvo atrapado aquí, estoy seguro de que él tiene la medicina...– Los otros dos asintieron con la cabeza. Entre todos se pusieron a buscar algún rastro que Mugen pudiera haber dejado.
Mugen ya se encontraba en la zona extramuros también conocida como Villa Nueva, la diferencia de vida entre las zonas era notorias. Es por eso que algunas de las misiones de transporte de medicina las realizaban ninjas. Los bandidos siempre buscan robar este tipo de cosas ya que en la zona siempre hay escases de todo. Poco a poco entre los árboles se abría paso una pequeña zona de casas y negocios. El lugar se veía sucio y abandonado, pero si te fijabas bien en las casas aun habitaban personas. La mayoría de los bajos recursos y algunos de ellos viviendo en las calles. –Ahora solo tengo que encontrar el lugar– apuro el paso mientras observaba el camino. Según su mapa de la zona, el centro de salud estaba cerca del centro de la ciudad. Solo tenía que seguir las calles entre las casas hasta llegar al centro. –Esto parece un laberinto…!– algunas de las calles no tenían salida y la mayoría no tenía señalización. Las personas no tenían cara de querer ayudar, pero aun así Mugen tomo el valor para preguntar a algunas personas que andaban de paso.
El líder de los bandidos había dado con el paradero de Mugen. Fue el único que noto las manchas de sangre que había dejado Mugen en el árbol. Él quería robar las medicinas el solo así que planeo dividirse y cada uno tomar una ruta diferente. Pero lo que no sabían sus compañeros era que los estaba mandando en direcciones opuesta al objetivo. De esta forma él podría quedarse con todo el botín. Entro a la ciudad por la misma parte donde llego Mugen, solo que este ya se encontraba varias calles más arriba. El bandido tomo rumbo al centro médico. Si llegaba a tiempo su plan era interceptar a Mugen antes de que entrara al centro. Atacarlo por la espalda, robarle las medicinas e irse corriendo. Todo estaba dando vueltas en su mente, parecía perfecto. Apuro el paso, tomando un par de atajos entre unas casas media destruidas. Salió muy cerca de la entrada del centro médico. Se escondió en una pared destruida de una casa quedaba a una esquina. El lugar perfecto para la emboscada ahora solo tenía que esperar a que Mugen llegara. –Esta zona es enorme!– pensó para sí mismo. Después de haber tomado un par de calles sin salida, logro llegar a la zona donde estaba el centro médico. –Lo encontré!– logro divisarlo a lo lejos al doblar por la calle. Corrió a toda velocidad a la entrada. No quería perder el tiempo.
El bandido noto que alguien se acercaba a toda velocidad por la zona. –Ese debe ser el ninja que tiene mis medicinas!– exclamo para sí mismo con mucha emoción. –Ahora viene lo fácil!!!– de un salto apareció por detrás de Mugen, tenía el cuerpo en diagonal con la pierna estirada, media girando en dirección a la cabeza. Quería noquearlo de un solo golpe. Mugen se percató de los movimientos del bandido. Sus mayores virtudes hasta el momento eran su fuerza y su velocidad. Bloqueo con el antebrazo derecho y lanzó un golpe directo al estómago del bandido. El golpe le impacto de lleno, haciéndole volar un par de metros hacia atrás.
Mugen se puso en guardia. La entrada de la clínica la tenía a unos cuantos metros. Al bandido le tomo unos segundos recobrar el aliento. Se paro mirando a Mugen. –Dame esas medicinas!– grito con tono amenazador. –Y si no quiero?– respondió Mugen con vos tranquila. El bandido lo miro con odio. Se disponía a atacar, pero la diferencia de habilidades era evidente, mientras Mugen paso toda su vida entrenando para ser un ninja, el otro tan solo se la pasaba corriendo de un lado otro robando cosas. Mugen vio todas las aberturas en su defensa. Cualquier ataque enserio que le lanzara sería el final del combate. –Sera mejor que te vayas, no tengo tiempo para esto.– resoplo Mugen, cansado de todo. –Si te vas ahora, prometo dejarte ir– le advirtió. El bandido sin pensarlo dos veces se abalanzó con todo, esperando tomarlo por sorpresa. Mugen reacción mucho más rápido. Se lanzo hacia el bandido con el puño estirado, bien firme. –Toma esto! Dainamikku Akushyon!!– el puño encajo un poderoso puñetazo a la altura del pecho del bandido. Interrumpiendo las acciones y dejándolo vulnerable por unos segundos. –Seishun Furu Pawaa!– Mugen elevo su pierna derecha realizando un golpe descendente con el talón. El golpe impacto directo en la cabeza, provocando que el bandido cayera inconsciente. –Te lo advertí– lo dijo mientras se agachaba para ver cómo estaba el bandido. –Ahora si me voy a terminar la misión.– Se sacudió del polvo, reviso sus cosas y se fue al centro médico.
