Como perros y gatos
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Última modificación: 14-04-2024, 11:18 PM por Kuma.
El rumbo no era claro en absoluto, pero su determinación estaba intacta. Si en algún momento se le ocurría dudar, allí estaba Dogo para respaldar con un simple gesto lo que más de diez años de amistad habían forjado; nunca caminaba solo.
En su cabeza, resonaba su última conversación con su madre "-¿Adónde iré? No puedes saberlo...", "-¿Cómo llegaré? Ahh... todavía no lo decido". Si bien Dogo pensaba que estaba exagerando con el misterio, lo cierto era que no podía permitirse tener a su familia detrás en la aventura que estaba por iniciar, de la que no sabía si regresaría con vida. Por otro lado, aquellos interrogantes también existían para él.

A lo lejos, la rama de un árbol se agitó mientras una pequeña y extraña figura se abalanzaba sobre ella. -¿Hey, quién anda ahí?- El ninken gruñó, no le gustaban para nada las sorpresas. Un maullido se escuchó mientras la luz de la luna dejaba entrever a un gatito que aparentaba unos cuatro meses. -Ni se te ocurra, Dogo.- El cánido bajó sus orejas y cesó el movimiento de su cola, mientras se relamía a modo de consuelo soltando un leve quejido.

Llevaban años entrenando en el bosque de la muerte. Ryoshi siempre decía que a eso debían sus habilidades. No era un lugar cualquiera, y el exponerse día a día a las fauces de las cruentas bestias daba sus frutos. De esta forma, pocas cosas se le escapaban en un lugar como ese. Quien diría que pocos años más tarde lo recorrerían quizá por última vez; aunque ahora a modo de atajo en su ruta fuera del país.
Mientras se acercaban a la salida oeste del infame bosque, aquella que los alejaba del fuego para adentrarlos en lo desconocido, un nuevo estruendo, mucho más fuerte que el anterior, se oyó con claridad detrás.





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No volvía a Konoha desde hacía un tiempo, pero aún permanecía en el plazo suficiente para no ser buscado. Y es que, mediante misivas, hacía saber a la administración que permanecía fuera encargándose de trabajos de alta peligrosidad y confidencialidad, que reportaría a su regreso. Pero pese a todo ello, tenía sus informantes y modos de enterarse de lo que sucedía murallas adentro de la aldea oculta, por lo que diferentes datos llegaban a sus oídos.

Y ahora, como líder de uno de los equipos fundantes de Kakusei, Aoi regresaba al País del Fuego, internándose en los peligrosos terrenos del Bosque de la Muerte, para buscar a su nuevo aliado. El plan de tintes sumamente rebeldes que Kaito orquestaba junto al resto - aunque el peliazul sabía de sobra quién era la mente maestra tras aquella organización -, requería sin dudas de mentes afines a esas ideas. Había dos opciones: ofrecer dinero, u ofrecer gloria. Y, pese a no ser el más idealista (ni mucho menos), Aoi venía a ofrecer una promesa de gloria y de un noble fin de derrocar un sistema nefasto a ojos de muchos.

Blair, la nekonin de Aoi, una gata negra joven con un peculiar sombrero y collar, se posicionaba en la rama de unos árboles, siguiéndole el paso al dúo salvaje. En un primer momento, Dogo la ignoró, pero tras seguirlos durante un rato, volvió a llamar su atención, quebrando con ganas la rama de un árbol que se tambaleaba, ya en las últimas. El sonido fue suficiente para llamar la atención de Kuma y su compañero, y Blair descendió, adelantándose unos metros y posicionándose al pie de un gran árbol, donde un claro iniciaba. Levantó su pata derecha, y apuntando con una de sus garritas hacia adelante durante 2 segundos, una bala de fuego salió disparada hacia la posición de Dogo. Desde la eternidad se sabía que perros y gatos no eran de llevarse muy bien, y el relamido del ninken momentos atrás le había molestado un poco a la curiosa Blair Beckett.

Kadan

Pero la verdadera intención del ataque era generar un movimiento de chakra. Las reservas de la felina disminuyeron un poco, causando una alteración en el mapeo que Aoi, desde una posición de unos cientos de metros, detectaba con su Kagura Shingan. La joven felina era veloz, y su compañero humano podía moverse a gran velocidad también, por lo que no temían que el dúo escapase: a la corta o a la larga, intentarían darles caza. Pero si se mantenían dentro del bosque, Aoi contaba con poder interactuar con Kuma sin levantar ninguna sospecha. — Inuzuka Kuma. ¿Por qué decides irte? — preguntó la nekonin tras haber lanzado su jutsu. La bala de fuego había dejado un rastro de ceniza casi imperceptible, de alguna hoja que cruzó y calcinó en el camino. — Antes de que nos aventuremos a irnos del Bosque de la Muerte, un amigo quisiera hacerles un ofrecimiento. Hay un encargo que podría interesarles. — se lamió la pata con la que había disparado, y se limpió un poco el rostro, un tanto desinteresada. — Ya llega.

Kagura Shingan

Aoi estaba moviéndose entre las ramas. Si el olfato de los dos compañeros era bueno, o al menos tenían un mínimo de percepción, en cuanto el joven jounin se acercase a unos cien metros, podrían sentirlo. Tras desactivar su técnica sensorial, estaba corriendo entre las ramas, sin miedo de causar sonidos audibles.

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Última modificación: 14-04-2024, 11:48 PM por Kuma.
Con sólo darse vuelta, el dúo se encontró cruzando miradas con el mismo gato negro, aunque esta vez la luz de la luna esclarecía su peculiar apariencia.
-¿Otra vez? Supongo que viene bien para contrarrestar el mal augurio. Ya sabes como dicen... menos por menos es más y tal. No pudo extenderse demasiado ya que en cuestión de segundos la gata abrió fuego contra Dogo, como si obedeciera a algún tipo de instinto. Por supuesto, el perro no se quedó atrás. Como si quisiera ser impactado, se abalanzó contra la esfera ígnea envolviéndose en un tornado justo antes del choque. Luego, arrojó una mirada penetrante acompañada de un feróz gruñido a su nueva amiga.
Tsūga

-Bien hecho, Dogo.- El can movió alegremente su cola, perdiendo de un momento a otro la mirada asesina que parecía llevarse todo tipo de raciocinio por delante. La voz de Kuma tenía un componente casi hipnótico cuando se trataba de su amigo.
Acto seguido, la felina soltó unas palabras que resultaron inesperadas en todo sentido. "Puede hablar... tiene que tratarse de una invocación. Si ese es el caso...". Kuma realizó sellos con rapidez para luego ampliar sutilmente sus narinas. "Te tengo". Continuó escuchando lo que la gata tenía para decir, aunque su actitud no terminara de cerrarle. 
Olfato sensible


-Mmmh, veamos... podría decirse que este lugar ya no tiene nada para mi. Aunque no sé por qué debería responderte, o por qué decides atacar si tu intención es acercar una propuesta. 
Dogo se disponía a atacar, pero Kuma lo contuvo con un simple gesto de su mano. Estaba expectante de lo que aquel chakra tan curioso pudiera traer consigo. Sabía por su técnica que no podía estar demasiado lejos.

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— Ya respondiste, de todos modos. — sonrió Blair, bromeando un poco con el salvaje jounin. — Lo lamento, amigo perruno. — dijo observando a Dogo y haciendo una reverencia. — Temía que si intentaba llamarles la atención y no los atacaba, no podría retenerlos. Después de todo, tienes motivos para huir si alguien viene persiguiéndote... ¿o me equivoco?

La felina terminó de hablar y, como el olfato de Kuma indicaba, una presencia se aproximó. Partiendo ramas en el camino y espantando bandadas de pájaros y animalitos, Aoi llegó hasta la zona, aterrizando de un salto veloz junto a su nekonin. Su aparición era típica de los shinobis de alto rango, cayendo cual garrapata saltando, en una parábola perfecta. — Hola, Kuma. — saludó incorporándose con una sonrisa. Estos dos ya se habían cruzado en alguna ocasión, cumpliendo misiones para Konoha, pues habían subido de rango casi a la par en el último tiempo. Ambos eran reconocidos jounin de la villa, aunque tenían historiales un tanto diferentes. — Así que nada para ofrecerte, ¿eh? En eso estaremos de acuerdo. Konoha no tiene nada como ofrecerle a tipos como nosotros. A un tipo como tú. — levantó el índice y lo señaló una vez. Blair observaba el intercambio con mucha atención y entusiasmo, y no dejaba de relojear a Dogo.

— Digo, si bien Aiko Nezu ha sido muy laxa con los rojitos como ustedes, con la Yakuza oliéndole el culo, se teme una pronta destitución. — soltó una carcajada y negó un par de veces. — ¿Sabes algo de los terroristas que atacaron la Estrella? Dicen que algunos de ellos eran compatriotas... ¿Tú grupo, quizá? — inquirió achinando los ojos.

Fuese cual fuese la respuesta de Kuma, el peliazul levantaría la mano derecha y la agitaría. — Tranquilo, no es mi problema. Solo curiosidad. — comentó, restándole importancia. — Como dijiste, no hay más futuro posible en la Hoja para nosotros, o no en este momento tan agitado. — negó. — La clave está en el Oeste.

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La nekonin era muy atrevida, con una personalidad del tipo que Kuma no tragaba muy bien, y menos aún su compañero canino. De seguro aquello tenía poco y nada que ver con su especie. Justo cuando Kuma se disponía a contestarle, tan seco como le fuera posible, su invocador apareció, portando un rostro algo familiar.

Aoi era un jounin con el que había compartido más de una misión. Siempre le había caído bien, pero como cualquier otro, estaba muy lejos de ser alguien confiable para el Inuzuka.
-Así que eras tú, Aoi. Con razón se sentía familiar el aroma.- El jounin parecía estar de acuerdo en que Konoha no vivía sus mejores días. -Entonces, dejame preguntarte... ¿qué haces aquí?-

Sin demasiado preámbulo, el peliazul trajo a la mesa el tema del momento  -La verdad es que no sé nada al respecto. Si te soy sincero, me importa poco y nada lo que pase en la estrella, aunque ese suceso puntual si llamó mi atención. Pareciera que algo no cuadra.- Sus palabras eran honestas y su interés genuino, le interesaba escuchar lo que Aoi tuviese para decir al respecto. El hecho de estar informado a detalle de lo que ocurre alrededor del mundo sin duda lo convertiría en alguien interesante, por lo que Kuma decidió sacarle charla.

-El oeste, ¿dices?. Ya deja de hacerte el misterioso y suéltalo, tienes toda mi atención.- Tanto el jounin como su ninken se encontraban interesados en escuchar la propuesta. Lo cierto es que en un momento como aquel, donde el rumbo no era claro en absoluto, no podían darse el lujo de cerrar ninguna puerta sin al menos saber qué habría al otro lado. Eso sí, la paciencia no era precisamente su fuerte.
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— Oh, ¿yo? No vengo de Konoha como tú, de hecho. — negó un par de veces. — Me rectifico. La Hokage no tiene nada para tipos como nosotros. Pero Konoha sí. No eres el primer colega con el que me planteo cooperar y comentarle sobre esto. —. Por la cabeza del peliazul se cruzó la imagen del eléctrico e impulsivo Denji, otro Jounin de la misma generación que aquel par.

Aoi ladeó la cabeza ante la respuesta de Kuma sobre los sucesos de Hoshi, y una sonrisita comenzó a formarse en su rostro. — Efectivamente, no cuadra del todo. Y de hecho, sí debería interesarte. — dijo mirando hacia un lado, al noreste, allá en la dirección donde estaba la Aldea Oculta de la Hoja. — Digo, si tu clan sigue estando en Konoha y tienes tus raíces ahí, supongo que te interesará saber que los terroristas son de Konoha, y que la Hokage está en la mira de la Yakuza y de todo el Imperio. Al parecer se comienza a dudar de su capacidad, y una auditoría está al caer. Que no te extrañe comenzar a ver caras extrañas en la villa. Algo está por pasar. —. Aoi sabía que debía ganarse la confianza del salvaje y huraño Kuma para poder plantearle sus ideas. Si bien sabía de su alineamiento rebelde, dudaba que pudiera llamar su atención simplemente hablando de dinero y poder. El joven era un tanto más idealista, más cercano a lo que Adan Yamanaka podría ofrecerle. Pero al peliazul le tocaría encender la pasión del Inuzuka si quería llevarlo consigo a la Hierba.

El hombre Inuzuka se impacientó, y Aoi contuvo una sonrisa genuina al ver que tenía su atención. — Bien, bien, iré al grano. — suspiró y dio un par de pasos adelante, recortando un poco la distancia pero sin acercarse demasiado. Blair se subió a su hombro en un movimiento lineal muy suave y refinado, sentándose allí para escuchar con atención el speach de su aliado. — Supe que salías de la aldea y estaba esperando cruzarte para hablarte sobre esto. Hay un encargo, uno muy grande. Tenemos un grupo, muy bien organizado. Shinobis de diversos lugares del mundo. Hay algunos colegas de Konoha, de hecho. Se está cocinando algo... peligroso. — hizo una ligera pausa para tomar aire antes de soltar la bomba. — Conquistaremos Kusagakure. La Aldea Oculta de la Hierba, en efecto, es un lugar estratégico muy óptimo para establecernos. Me he vuelto parte de este grupo organizado, llevamos un par de meses orquestándolo y creemos estar cerca de poder lograrlo. Son shinobis muy fuertes, Kuma. Más que nosotros dos, me atrevería a decirte. El plan me pareció descabellado, o más bien ambicioso. Pero confía en mi juicio cuando te digo que, si no fuese posible, yo no estaría dentro.

Aoi sonrió y señaló con sus manos al Oeste. — ¿Te parece casualidad lo de Hoshigakure? Todo está conectado y encaja. Los grandes movimientos están sucediendo en la cordillera del oeste. Si logramos hacernos con ese bastión, ese enclave en la Hierba, podremos meternos al juego político y ganar suficiente peso para comenzar a rivalizar con el Imperio. — Aoi hizo una pausa y bajó un poco la cabeza, manteniendo la mirada fija en los ojos del Inuzuka. ¿Qué estaba esperando ver? — Tengo un plan para ponernos a la cabeza de Kusa. Si el golpe sale bien, todo el grupo se posicionará en la cúspide de una aldea; menor, claro está, pero una aldea completa al fin y al cabo. Intentaremos usar las vías menos lesivas para los civiles, pero si tiene que correr sangre, correrá. — comentó con determinación.

— Y no debes dudar del poderío militar y el prestigio de Kusa, eh. Tenemos suficiente financiamiento y un plan sólido, pero estamos uniendo fuerzas. Kaito, el cabecilla, me ha encomendado que busque a los mejores. Y yo se que alguien como tú sería incapaz de arruinar un plan que perjudicará al Imperio... — Aoi negó un par de veces, y ahora sí bajo la mirada, como si rebuscara entre las hojas del húmedo suelo del Bosque de la Muerte. — No después de lo que le hicieron a los tuyos.
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Escuchó al peliazul mientras hablaba de la Hokage y la aldea. Si bien era un tema que despertaba su interés, dejó pasar aquello para centrarse en las otras dos vías que iba tomando la charla. En su posición actual, nada le venía mejor que un buen paquete de información fresca. Dogo parecía pensar lo mismo, o al menos paró bien en alto sus orejas mientras Aoi hablaba.

En efecto, Aoi supo comprarlo rápidamente. Seguramente sin saberlo, dio al Inuzuka una punta clave que, investigada de manera correcta, podría proveerle la información necesaria para encaminarse hacia su objetivo. -Nada mal para un primer acercamiento. Me interesa. Pero déjame preguntarte algo, ¿cómo sabes todo esto? No es que dude de tí, pero sería una lástima actuar y tomar cartas en el asunto partiendo de información errónea. ¿Tienes relación con la Yakuza?- No andaría con rodeos cuando su colega se mostraba tan abierto a discutir asuntos internos. Por momentos, el rastro de su tan ansiada presa parecía esclarecerse con las palabras del chico.

-¿Kusagakure?- Se detuvo un momento para dejar terminar a su interlocutor. El mapa que tantas veces había repasado con sus padres en aquellos turnos obligatorios de lectura que tanto detestaba, de repente aparecía casi intacto en su mente. Enseguida pudo confirmar que se trataba de un punto más que estratégico, lo cual lo llevó a amigarse con la idea de este extraño grupo; sin duda, fueran quienes fueran, no andarían con pequeñeces.
-Sin duda me parece un buen movimiento. Es complicado armar un grupo de shinobi de ese calibre con la suficiente visión como para orquestar algo así durante meses sin que los egos lo arruinen. No sé quiénes sean tus compañeros, pero desde luego pronto se escuchará sobre ellos aquí y en el oeste.- Se detuvo para ver a Dogo, quien lo miraba fijamente desde antes. El perro ladeó su cabeza como si interrogara a su amo. Un extraño perfectamente podría interpretar que no había más que vacío en aquella peluda cabeza, pero Kuma lo conocía.
-Sin embargo, hay algo que no puedo dejar de preguntarte. ¿Qué hay para nosotros en todo esto? Entiendo que ustedes ganen un aliado para sumar algo de poderío militar, pero... ¿qué nos ofrecen a cambio?. Pecó de ansioso, puesto que el objetivo real de aquella organización estaba a punto de ser revelado.

-Ya veo. Rivalizar con el imperio. Pensó un segundo para sí lo que aquello podría significar. Lo veía como una forma de abrirse miles de puertas y campos de acción que por su cuenta tardaría siglos en desbloquear. Quizá, después de todo, sí necesitaba un grupo. -Cuentame más entonces. ¿Cuántos son? ¿Cuánto faltaría para inciar el golpe? Y sobre todo, ¿qué piensan hacer una vez que se hayan hecho con la hierba?. Kusagakure en sí misma no significaba nada para él. Pero el hecho de que emergiera como un bastión capaz de hacerle frente al imperio lo ilusionaba. Quién sabe, quizá aquel era el punto de partida para proyectar un nuevo mundo, uno más parecido al que Ryoshi quería ver. No pudo evitar preguntarse qué pensaría él de la propuesta, pero no había tiempo para ello. Dogo le había dejado claro su nuevo rol poco tiempo atrás.
-Si logran lo que me estás contando, no veo con malos ojos dejarlos cocinar.-

Aoi parecía estar en tema, conocía los ideales de Kuma y aquello le brindaba algo de confianza que no solía encontrar en las demás personas. Pero no se dejaría endulzar el oído. Era consciente de que al menos hasta ese punto estaba por su cuenta.
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— Cierto. Entiendo que no tengamos tanta confianza como para que me consideres una fuente fiable... Bien podría estar vendiéndote humo. — comentó con una sonrisa el peliazul. Luego, analizó la pregunta sobre un supuesto vínculo con la Yakuza. Negó un par de veces. — No, no, al menos no relación directa. Seguramente te habrás dado cuenta de que me soy un mercenario. La Hokage no tiene problema con ello, y simplemente ofrezco mis servicios, tanto militares como de espionaje e infiltración, a cualquiera que desee contratarme para su bando. Quizá me he involucrado en todo este conflicto de la Yakuza contra Konoha y el atentado en Hoshi... Un poco por dinero, otro poco por curiosidad. Quien sea que haya hecho eso tiene agallas, y yo quiero ser quien le corte la cabeza al responsable. — sentenció haciendo un gesto de "dinero" con sus manos, golpeando con el puño la palma de la contraria y ladeando la cabeza.

— Personalmente para ustedes dos, chicos, hay más que un simple ideal y la posibilidad generalizada de "rivalizar con el Imperio". — Aoi realizó una mueca. — Si logramos hacernos con Kusa, tendremos casi a nuestra completa disposición a una de las aldeas más avanzadas en cuanto a ciencia, tecnología y equipamiento militar tecnológico. Sus fuerzas son sin duda bastante avanzadas para tratarse de una aldea menor. Si te interesa la ciencia, la investigación o algún área específica de un rubro similar, te ofrezco la conducción completa. A tí y a Dogo. Además, un puesto como parte del Consejo Shinobi que buscamos formar. — sonrió confiado, demostrando que hablaba seriamente.

Y seguidamente, se dedicaría a resolver las inquietudes de Kuma. Blair estaba extasiada, oyendo toda la rosca política y el ofrecimiento de cargos, favores e intereses como si de una periodista se tratase. La felina intentaba retener todo en su mente, pues los conflictos y la vida social y política de los humanos le apasionaba muchísimo. — Como muestra de mi confianza, además de estar exponiéndote el plan y confiando en ti, como te dije antes, te comentaré algunos detalles de fondo. — suspiró y luego cambio su semblante a uno más serio. — Pero si te cuento esto, ya no habrá vuelta atrás, ¿de acuerdo? Tendré tu sí, y seremos colegas a partir de entonces. —. En caso de recibir un gesto afirmativo, Aoi se dispondría a compartir algunos de los detalles.

— Kakusei está compuesta por una docena de shinobis de todas partes del mundo, como te dije. No puedo ofrecerte una fecha exacta, pero está al caer. Los preparativos están muy avanzados. — afirmó asintiendo el jounin, para luego acercarse un poco a Kuma y Dogo. Blair bajó de su hombro y se posicionó a un costado, observando la conversación desde una posición más lateral, para ser visible ante Aoi también. — Si nos hacemos con Kusagakure, estás hablando con... — dudó sobre compartirle ese dato. Se debatió internamente, pero supo que debía confiar en Kuma: él lo había ido a buscar, y tras esto no habría vuelta atrás. Compartiendo esto esperaba ganarse su confianza a modo más personal. ¿Por qué? En Dogo y su dueño había visto un paralelismo tan grande con él mismo y Blair que lo llevó a, en una de las pocas ocasiones que lo haría en su corta vida, empatizar con alguien. — con el futuro Kusakage. Obviamente te ofrezco formar parte de las filas de la Hierba, y además necesitaré escoltas, y si te sumas, tu nombre es de los más aptos para un trabajo como ese.
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Última modificación: 29-04-2024, 07:42 PM por Kuma.
Algo conocía de Aoi por el tiempo que habían compartido en misiones, más allá de nunca haber generado la confianza necesaria para considerarlo alguien cercano, por lo que su presentación no lo sorprendía del todo. En efecto, se trataba de un joven muy particular. Alguien sin escrúpulos y carente de ideales más allá del dinero. Todo lo opuesto al propio Kuma en muchos sentidos, y, por eso mismo, un joven de lo más interesante. 
Pero Kuma no era ningún tonto. Si iba a trabajar con alguien, sin duda este debía ganarse su confianza, más aún tratándose de alguien de su historial. ¿Qué evitaría que luego los traicionara a ellos, o estuviera enrealidad en una suerte de misión de espionaje trabajando como un doble o hasta triple agente? Sus habilidades no eran una limitante para aquello. Por otro lado, el instinto de un Dogo aún no conforme era muy difícil de ignorar.

-Ya veo... en ese caso, si consigues información al respecto, por favor mantenme al tanto. Podría ser un interesante punto de partida para algunas cosas que tengo en mente.- Si tenía la intención de convertirlos en sus compañeros, no era de extañar que Kuma se tomase tal atrevimiento.

-Así que la conducción del área, ¿eh?. No está mal. Apuestas fuerte, Aoi... eso me agrada.- Hizo una pausa, cerrando sus ojos mientras sonreía y negaba con la cabeza. -¿Un puesto en el consejo, dices? De eso tendré que pasar, no me gustaría atarme a algo que me obligue a quedarme en Kusa por mucho tiempo. Aunque claro, se aprecia la oferta.- Kuma encontraba un motivo de peso en el sólo hecho de conquistar Kusagakure. No era ambicioso en un sentido individualista, sino en cuanto a la causa que representaba. Para él, puestos como aquellos no significaban nada más que lo que pudiera hacer posteriormente con ellos. Aunque no se negaría de entrada. Se le ocurrían muchas formas de sacar provecho a algo tan rico y novedoso como el departamento de ciencia y técnica de Kusagakure, ubicado bien alto entre aquellos de renombre a nivel mundial.

Por otro lado, le interesaba la idea de hacer temblar a los poderosos a gran escala, y Kusagakure era su boleto a las grandes ligas. Desgraciadamente, no contaba con el equipo ni la fuerza individual para dar su primer golpe en Konoha. Aún sin conocer las verdaderas intenciones de la organización, tendría mucho que ganar haciendo equipo con gente poderosa que compartiese su inclinación política, o al menos su desagrado por el régimen actual.

Aoi estaba decidido a llevarlos consigo, y también dispuesto a probarlo. No le importaba mostrar sus cartas desde el principio, y eso decía mucho para un amante del engaño y la manipulación como él. Kuma abrió bien grande sus ojos al escuchar al jounin, para luego entrecerrarlos en una sonrisa cómplice. -¿Kusakage, eh? Debes estar muy bien considerado en esta organización entonces. Parece que a fin de cuentas sí está avanzado el asunto.- Aquella información alcanzaba para cubrir la cuota de confianza que el Inuzuka necesitaba para trabajar con él. Dogo relajó sus orejas y cerró su boca, para finalmente recostarse levemente en el suelo. Señal de que la tensión que le generaba el peliazul se había disipado del todo.

-Está bien, cuenta conmigo. Aunque tengo una condición.- Lo miró de arriba a abajo, como si hiciera un balance de la charla que acababan de tener y estuviera a punto de dar su veredicto. Lo cierto era que, si bien le importaban sus cartas, le interesaba mucho más aún el excelso jugador detrás. -Una vez que esto se resuelva, deberás ayudarme a resolver algunos asuntos en nuestra querida aldea. Tengo un trabajo más que interesante para alguien como tú.-
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La conversación fue fluyendo de tal modo que el escéptico Kuma fue aclarando sus dudas poco a poco, despejando aquella nebulosa que le impedía ver el brillante plan y el gran futuro que le esperaba si decidía darle la mano al joven Aoi. Rechazó la propuesta de unirse al Consejo, pero sus motivos eran nobles, y Aoi los compartía bastante. Si llegaba a tener éxito la misión, y se hacía con la figura del Kusakage, él mismo debería rebuscar la forma de no quedar atado al puesto y geográficamente a mantenerse en la Hierba. ¿Cómo lo haría? Quién sabe, pero eso era otra historia. Ya resolvería su estrés futuro cuando llegase. Por ahora, mejor no generar ansiedad con cosas que, en una de esas, jamás llegarían porque la muerte lo encontraría a la vuelta de la esquina.

Parecía tenerlo en el bote, pero el Inuzuka exclamó que tenía una última condición "¿Qué puede ser? ¿No le bastó nada? No puede ser tan difícil", pensó el peliazul. Finalmente, el pelinegro solicitó su colaboración para un "trabajo interesante" que tenía en mente. Blair se relamió, e inconscientemente, Aoi la imitó, sonriendo en el acto. Finalmente tenía a su presa. Le bastaba decir que sí, y ya tenía a Kuma como un aliado directo de Kakusei. Era un fichaje muy bueno, y contar con él una vez dentro de la Aldea Oculta de la Hierba era una excelente noticia. — Si es un trabajo y es interesante, cuenta conmigo, Kuma. — dijo señalándose con el pulgar.

Aplaudió una vez, espantando a un grupo de pájaros que se posaban en los árboles encima de ellos. — Muy bien, no hay tiempo que perder entonces. Si te parece, podemos movernos a la base. Te presentaré al grupo y podrán instalarse ahí ambos. — se volvió hacia Dogo, que esperaba le mirase entusiasmado igual que su dueño.

Y así, el dúo emprendió camino hacia el País de la Hierba, donde la base oculta de operaciones de Kakusei los esperaba.



Aoi aprovechó el camino para comentarle alguna cosa a Kuma, pero una de todas ellas destacó de entre las demás. — Nuestro líder se llama Kaito. Es un gran estratega y la mente maestra detrás del plan e idea inicial de tomar Kusagakure. Sin embargo, Kakusei se remonta hace algunos años, antes de que siquiera ese tal Kaito fuese reclutado. — comentó, viendo de reojo a su igual. — Kakusei fue fundada por unos shinobis errantes muy ambiciosos, y contaba en sus filas con shinobis de alto calibre, renegados de Konoha de la talla de Hataraka Rhooh o Khal, el Uchiha. Confío en el marionetista, pero al parecer el espíritu de la banda es más firme de lo que creí en un principio. Hay que estar atento, puede haber jugadores que sorprendan. —. Sus palabras no eran muy claras, y no quería revelar cierta información a cielo abierto pues temía que no fuera conveniente. Pero tarde o temprano, las palabras de Aoi cobrarían sentido. Ojalá estuviese vivo para pronunciarlas, y para elegir el bando correcto cuando el agua se divida y los caminos se separen.
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