Última modificación: 10-04-2024, 12:22 AM por Muphasa.
La adaptación al clima en la aldea oculta entre la niebla no había resultado difícil después de todo, al final, tampoco era que mi hogar fuera realmente tan lejano como para percibir un cambio tan abrupto a niveles topográficos, quizás lo que más se me había dificultado era acostumbrarme a la humedad y la mismísima niebla, lo que diría más sencillamente adaptar mi visión a aquella condición que daba fama a aquella tierra. Poco a poco me iba amigando al ritmo de vida que allí se manejaba y me iba adaptando a lo que significaba vivir en una gran "ciudad" o al menos quizás en otras palabras mejor dichas, una sociedad más organizada, más grande, numerosa y mejor administrada que un pequeño pueblo donde todos nos conocíamos...
El hambre ya no era un problema, después de todo un ferviente espíritu aventurero a su vez que pragmático y calculador en mi, me ayudó a poder comenzar a encausar mis horas del día de tal forma que siempre de una u otra forma lograba rebuscarme alguna forma de conseguir dinero. Incluso, por unos pasajes de la zona comercial mientras caminaba, justo delante de mi iban dos jóvenes que animosos hablaban de un"egreso" y haber logrado convertirse en fuerzas útiles y realizaban misiones (que supongo son una suerte de trabajos que no cualquiera puede realizar) por las cuales podían ganar buen dinero y subsistir, además de forjarse un lugar de camino hacia su crecimiento... No había logrado comprender del todo ya que tampoco me anime a acercarme a ellos más de lo prudente como para escuchar más en detalle de lo que hablaban. Pero supongo sería una suerte de mercenarismo, lo que sí pude llegar a escuchar claramente fue cuando en subidones de euforia recordaban anécdotas de su paso por la academia antes de convertirse en shinobis. Por lo cual mi curioso ser inevitablemente sin poder ser de otra forma, me hacia sentir leve, mejor dicho completamente obligado a ir a la academia, y ver que podía aprender allí o que información útil podría adquirir allí que me sirviera ya sea para mis objetivos o intentar rascar algún dinero extra, o mejorar mis aptitudes como shinobi, como médico...
Aunque sabía a la perfección que no sería este día... Este día ya tenía planes... Tenía que conseguirme la cena, el itinerario ya estaba escrito en mi mente con tinta indeleble, caminaria aun mas al centro, al corazón de la zona comercial para buscar el polo gastronómico y lograr con astucia, hacerme con algún plato a medio comer aunque sea, dejado en alguna mesa esperando a ser retirado por algún empleado, para levantarlo antes yo, salpicar un poco del plato sobre mi mano, e ir al restaurante o puesto que realizo tal plato para pedirle si me podían hacer un plato nuevo, ya que lo acababa de comprar y un niño que paso corriendo me chocó sin verme y me volcó toda mi comida... Era una táctica segura, que funcionaba al primer intento usualmente, o al menos en unos pocos, dependiendo el momento, o el día... Y lo mismo para con las bebidas, obvio, de otro establecimiento para no levantar sospechas... Vale destacar, que al rato, tal cual lo diseñe en mi mente, tal cual el plan salió... Mi estómago estaba lleno de un delicioso y caliente plato de ramen y una deliciosa limonada hecha con menta y jengibre... No era un método del que me enorgulleciera, pero tampoco me avergonzaba explotar cualquier sentido y oportunidad en pos de mi supervivencia. Mi cena estaba cenada, y tenía algunos panes de sobra que me dieron con el plato para comer un ligero desayuno precario, pero efectivo. Por lo cual pude dar por terminado un día exitoso, aunque aún así, seguía ansioso por mañana poder ir a la academia a ver que podía descubrir allí de utilidad, me interesaba eso de las misiones, para ganar dinero y no solo eso, sino que era matar dos pájaros con la misma roca, puesto que por lo que entendí, también era la mejor forma de crecer como shinobi... La ansiedad me dominaba, por lo cual para poder estar lo antes posible en aquel momento, la mejor idea que tuve fue cansarme, haciendo ejercicio, y entrenando mi físico solo para terminar agotado y caer rendido ante el sueño en un pequeño refugio casi de manera automática.
El plan había funcionado a la perfección y sin darme cuenta, ya estaba arriba temprano en la mañana, comido los panes y ya cerca del edificio principal de la academia... Aunque ahora se me presentaba un nuevo problema, como si mi vida no estuviera siendo una serie de eventos desafortunados...
¿Y ahora como me meto dentro?... Seguro no pueda gozar del beneficio siendo un forastero... Mierda... reflexionaba mientras veía pasar niños, jóvenes y demás al edificio para comenzar sus actividades. Quizas si me mezclo entre la gente y disimulo actuando normal nadie se de cuenta... craneaba mientras veía que el tiempo se acababa y pronto dejaría de haber tanto tráfico de gente puesto que ya habría entrado la mayoría y sería imposible pasar desapercibido por lo que sin más me arme de coraje alimentando esa parte mía aventurarera que jamás se rehusaria a un plan de dudoso éxito puesto que representaba lo que para mi es el plato más delicioso de degustar. Un verdadero y buen desafío. Y sin más dilaciones de tiempo, comencé a avanzar seguro, pero sin levantar la perdiz "infiltrandome" en aquel lugar, mezclado entre una multitud de gente que caminaba por los pasillos ahora y cada vez era menos personas puesto que estas iban entrando en sus respectivas aulas y cada vez me iba encontrando más solo en aquel pasillo, mientras mis ojos buscaban hallar lo más rápido posible la biblioteca o un lugar donde replantearme el siguiente movimiento.
El hambre ya no era un problema, después de todo un ferviente espíritu aventurero a su vez que pragmático y calculador en mi, me ayudó a poder comenzar a encausar mis horas del día de tal forma que siempre de una u otra forma lograba rebuscarme alguna forma de conseguir dinero. Incluso, por unos pasajes de la zona comercial mientras caminaba, justo delante de mi iban dos jóvenes que animosos hablaban de un"egreso" y haber logrado convertirse en fuerzas útiles y realizaban misiones (que supongo son una suerte de trabajos que no cualquiera puede realizar) por las cuales podían ganar buen dinero y subsistir, además de forjarse un lugar de camino hacia su crecimiento... No había logrado comprender del todo ya que tampoco me anime a acercarme a ellos más de lo prudente como para escuchar más en detalle de lo que hablaban. Pero supongo sería una suerte de mercenarismo, lo que sí pude llegar a escuchar claramente fue cuando en subidones de euforia recordaban anécdotas de su paso por la academia antes de convertirse en shinobis. Por lo cual mi curioso ser inevitablemente sin poder ser de otra forma, me hacia sentir leve, mejor dicho completamente obligado a ir a la academia, y ver que podía aprender allí o que información útil podría adquirir allí que me sirviera ya sea para mis objetivos o intentar rascar algún dinero extra, o mejorar mis aptitudes como shinobi, como médico...
Aunque sabía a la perfección que no sería este día... Este día ya tenía planes... Tenía que conseguirme la cena, el itinerario ya estaba escrito en mi mente con tinta indeleble, caminaria aun mas al centro, al corazón de la zona comercial para buscar el polo gastronómico y lograr con astucia, hacerme con algún plato a medio comer aunque sea, dejado en alguna mesa esperando a ser retirado por algún empleado, para levantarlo antes yo, salpicar un poco del plato sobre mi mano, e ir al restaurante o puesto que realizo tal plato para pedirle si me podían hacer un plato nuevo, ya que lo acababa de comprar y un niño que paso corriendo me chocó sin verme y me volcó toda mi comida... Era una táctica segura, que funcionaba al primer intento usualmente, o al menos en unos pocos, dependiendo el momento, o el día... Y lo mismo para con las bebidas, obvio, de otro establecimiento para no levantar sospechas... Vale destacar, que al rato, tal cual lo diseñe en mi mente, tal cual el plan salió... Mi estómago estaba lleno de un delicioso y caliente plato de ramen y una deliciosa limonada hecha con menta y jengibre... No era un método del que me enorgulleciera, pero tampoco me avergonzaba explotar cualquier sentido y oportunidad en pos de mi supervivencia. Mi cena estaba cenada, y tenía algunos panes de sobra que me dieron con el plato para comer un ligero desayuno precario, pero efectivo. Por lo cual pude dar por terminado un día exitoso, aunque aún así, seguía ansioso por mañana poder ir a la academia a ver que podía descubrir allí de utilidad, me interesaba eso de las misiones, para ganar dinero y no solo eso, sino que era matar dos pájaros con la misma roca, puesto que por lo que entendí, también era la mejor forma de crecer como shinobi... La ansiedad me dominaba, por lo cual para poder estar lo antes posible en aquel momento, la mejor idea que tuve fue cansarme, haciendo ejercicio, y entrenando mi físico solo para terminar agotado y caer rendido ante el sueño en un pequeño refugio casi de manera automática.
El plan había funcionado a la perfección y sin darme cuenta, ya estaba arriba temprano en la mañana, comido los panes y ya cerca del edificio principal de la academia... Aunque ahora se me presentaba un nuevo problema, como si mi vida no estuviera siendo una serie de eventos desafortunados...
¿Y ahora como me meto dentro?... Seguro no pueda gozar del beneficio siendo un forastero... Mierda... reflexionaba mientras veía pasar niños, jóvenes y demás al edificio para comenzar sus actividades. Quizas si me mezclo entre la gente y disimulo actuando normal nadie se de cuenta... craneaba mientras veía que el tiempo se acababa y pronto dejaría de haber tanto tráfico de gente puesto que ya habría entrado la mayoría y sería imposible pasar desapercibido por lo que sin más me arme de coraje alimentando esa parte mía aventurarera que jamás se rehusaria a un plan de dudoso éxito puesto que representaba lo que para mi es el plato más delicioso de degustar. Un verdadero y buen desafío. Y sin más dilaciones de tiempo, comencé a avanzar seguro, pero sin levantar la perdiz "infiltrandome" en aquel lugar, mezclado entre una multitud de gente que caminaba por los pasillos ahora y cada vez era menos personas puesto que estas iban entrando en sus respectivas aulas y cada vez me iba encontrando más solo en aquel pasillo, mientras mis ojos buscaban hallar lo más rápido posible la biblioteca o un lugar donde replantearme el siguiente movimiento.