El sol se había escondido tras las montañas, dejando tras de sí un cielo teñido de tonos anaranjados y rosados que pronto darían paso a la oscuridad de la noche. Las estrellas comenzaban a brillar en el firmamento, y la luna llena proyectaba su suave resplandor sobre las calles de Konoha, bañando la aldea en una luz plateada. En este ambiente nocturno, la aldea parecía tranquila, pero los recientes robos en las tiendas del mercado habían creado una tensión palpable entre los comerciantes y los habitantes de la aldea.
Mientras esperaba a mi compañero de misión, un Chuunin del clan Inuzuka llamado Dai y su fiel compañero canino, Akira, me preparaba mentalmente para la misión que teníamos por delante.
Con las manos ligeramente temblorosas por la emoción y la adrenalina anticipada, ajustaba el chaleco con el símbolo de Konoha que llevaba puesto, asegurándome de que estuviera bien ajustado y listo para cualquier eventualidad. Sentía el peso de los sellos explosivos que llevaba en mi bolsa, su forma y textura familiar bajo mis dedos mientras los revisaba para asegurarme de que estuvieran en perfectas condiciones y listos para ser utilizados si la situación lo requería.
Mientras ajustaba mi equipo y revisaba mis herramientas ninja, podía sentir la anticipación y la emoción creciendo en mi interior, mezcladas con una ligera aprensión por lo desconocido de la misión. A pesar de mis nervios, también sentía una determinación firme y un fuerte deseo de demostrar mi valía y mi habilidad como ninja de Konoha. Con la luna como testigo silencioso y las estrellas como guías en la oscuridad, esperaba con ansias la llegada de mis compañeros para comenzar nuestra misión y enfrentar juntos los desafíos que la noche nos deparaba.
─ Parece que Dai-senpai se está retrasando ─murmuré para mí mismo, sintiendo una ligera impaciencia crecer en mi interior, mientras observaba las sombras alargarse con la caída del sol y la oscuridad de la noche acercándose lentamente.
Justo en ese momento, escuché unos pasos rápidos y el sonido de una respiración agitada acercándose hacia mí. El eco de los pasos resonaba en el silencio de la noche, rompiendo la quietud que me envolvía. Al girarme, vi a Dai-senpai, con su cabello castaño despeinado por el viento nocturno y su fiel perro Akira a su lado, moviendo la cola con entusiasmo y con sus ojos brillando con la energía y la emoción de la noche.
─ ¡Lo siento por el retraso, Iwao! Akira y yo estábamos realizando una última patrulla antes de la misión ─se disculpó el Chuunin, con una sonrisa amigable pero con una mirada seria que mostraba su compromiso con la tarea que teníamos por delante. Sus ojos se encontraron con los míos, transmitiendo confianza y determinación.
─ No hay problema, Dai-senpai. Estoy listo para empezar ─respondí, tratando de ocultar mi entusiasmo por la primera misión nocturna que realizaría, pero sintiéndome emocionado y ansioso por comenzar.
Con un asentimiento mutuo, nos dirigimos hacia el mercado local, con Akira olfateando el suelo y moviéndose con agilidad a nuestro lado, sus orejas erguidas y sus ojos alerta. A medida que nos adentrábamos en las calles del mercado, podíamos escuchar el murmullo de las conversaciones y el suave tintineo de los objetos expuestos en los puestos. El aroma de las especias y las hierbas llenaba el aire, mezclándose con el olor a madera y a tierra mojada.
Sin embargo, la atmósfera era tensa, con muchos comerciantes cerrando sus tiendas temprano y mirándonos con expresiones de preocupación y esperanza. Sus ojos se encontraban con los nuestros, buscando seguridad y protección, pero también mostrando una chispa de determinación y resistencia.
─ Parece que los comerciantes están realmente preocupados por estos robos ─comentó Dai, observando las tiendas cerradas y los rostros preocupados de los comerciantes, su voz estaba llena de preocupación y empatía.
─ Sí, es importante que logremos disuadir a los delincuentes y proteger las propiedades de los comerciantes esta noche ─asentí, sintiendo la responsabilidad de la misión pesar sobre mis hombros, pero también una determinación firme y un fuerte deseo de proteger y servir a mi aldea y a su gente.
Avanzamos por las calles del mercado, con Dai y Akira patrullando un lado y yo el otro, manteniendo nuestros sentidos alerta y nuestros ojos bien abiertos en busca de cualquier actividad sospechosa. A medida que avanzaba la noche, la tensión crecía, con cada sombra y cada ruido atrayendo nuestra atención y manteniéndonos en alerta, pero también fortaleciendo nuestra determinación y nuestro compromiso con la misión y con la protección de la aldea y sus habitantes.
Pasadas unas horas, mientras patrullábamos una de las calles laterales del mercado, Akira comenzó a gruñir y a ladrar, señalando hacia una de las tiendas cercanas. Sus orejas se erguían con atención y sus ojos estaban fijos en la tienda, su cuerpo tenso y alerta. Ante la reacción de Akira, activé mi Dojutsu, concentrando chakra Shakuton en mis ojos para obtener una visión térmica. Los patrones de temperatura del entorno se revelaron ante mí, permitiéndome diferenciar entre las fuentes de calor y identificar claramente a los jóvenes delincuentes intentando forzar la puerta de la tienda con herramientas improvisadas.
─ ¡Eh, deténganse ahora mismo! ─ordenó Dai, lanzando varios kunais al suelo como advertencia, sus ojos se fijaron en los delincuentes y sus manos estaban listas para actuar.
Sorprendidos por nuestra aparición y el gruñido amenazador de Akira, los criminales soltaron sus herramientas y comenzaron a correr en direcciones opuestas, desapareciendo entre las sombras del mercado. Sus pasos resonaron en el silencio de la noche, junto a su respiración agitada y sus corazones latiendo con miedo y adrenalina.
A pesar de no haber logrado atrapar a los delincuentes esta vez, la presencia de Dai, Akira y yo había logrado disuadirlos y evitar otro robo esa noche. Con un suspiro de alivio, nos aseguramos de que la tienda estuviera segura y continuamos con nuestra patrulla por el mercado, manteniendo nuestra guardia alta y nuestros sentidos alerta en busca de cualquier otra actividad sospechosa. Mi visión térmica me permitía detectar cualquier alteración en los patrones de calor, guiándonos a través de la oscuridad y ayudándonos a mantenernos un paso por delante de los ladrones.
Con el amanecer acercándose en el horizonte, regresamos a la entrada de la academia ninja, satisfechos de haber completado con éxito nuestra misión y protegido las propiedades de los comerciantes de Konoha esa noche. Aunque la misión había sido relativamente sencilla, había sido una experiencia valiosa y una oportunidad para aprender y crecer como ninjas, fortaleciendo nuestra determinación y nuestra habilidad para proteger y servir a nuestra aldea y a su gente.
─ Buen trabajo, Iwao ─dijo Dai, con una sonrisa de orgullo mientras nos despedíamos. Su mirada brillaba con admiración y respeto.
─ Gracias, Dai-senpai. Ha sido un honor patrullar junto a ti y Akira esta noche ─respondí, sintiendo un sentido de logro y gratitud por la oportunidad de haber participado en mi primera misión nocturna y haber contribuido a proteger a mi aldea y a sus habitantes.
Mientras esperaba a mi compañero de misión, un Chuunin del clan Inuzuka llamado Dai y su fiel compañero canino, Akira, me preparaba mentalmente para la misión que teníamos por delante.
Con las manos ligeramente temblorosas por la emoción y la adrenalina anticipada, ajustaba el chaleco con el símbolo de Konoha que llevaba puesto, asegurándome de que estuviera bien ajustado y listo para cualquier eventualidad. Sentía el peso de los sellos explosivos que llevaba en mi bolsa, su forma y textura familiar bajo mis dedos mientras los revisaba para asegurarme de que estuvieran en perfectas condiciones y listos para ser utilizados si la situación lo requería.
Mientras ajustaba mi equipo y revisaba mis herramientas ninja, podía sentir la anticipación y la emoción creciendo en mi interior, mezcladas con una ligera aprensión por lo desconocido de la misión. A pesar de mis nervios, también sentía una determinación firme y un fuerte deseo de demostrar mi valía y mi habilidad como ninja de Konoha. Con la luna como testigo silencioso y las estrellas como guías en la oscuridad, esperaba con ansias la llegada de mis compañeros para comenzar nuestra misión y enfrentar juntos los desafíos que la noche nos deparaba.
─ Parece que Dai-senpai se está retrasando ─murmuré para mí mismo, sintiendo una ligera impaciencia crecer en mi interior, mientras observaba las sombras alargarse con la caída del sol y la oscuridad de la noche acercándose lentamente.
Justo en ese momento, escuché unos pasos rápidos y el sonido de una respiración agitada acercándose hacia mí. El eco de los pasos resonaba en el silencio de la noche, rompiendo la quietud que me envolvía. Al girarme, vi a Dai-senpai, con su cabello castaño despeinado por el viento nocturno y su fiel perro Akira a su lado, moviendo la cola con entusiasmo y con sus ojos brillando con la energía y la emoción de la noche.
─ ¡Lo siento por el retraso, Iwao! Akira y yo estábamos realizando una última patrulla antes de la misión ─se disculpó el Chuunin, con una sonrisa amigable pero con una mirada seria que mostraba su compromiso con la tarea que teníamos por delante. Sus ojos se encontraron con los míos, transmitiendo confianza y determinación.
─ No hay problema, Dai-senpai. Estoy listo para empezar ─respondí, tratando de ocultar mi entusiasmo por la primera misión nocturna que realizaría, pero sintiéndome emocionado y ansioso por comenzar.
Con un asentimiento mutuo, nos dirigimos hacia el mercado local, con Akira olfateando el suelo y moviéndose con agilidad a nuestro lado, sus orejas erguidas y sus ojos alerta. A medida que nos adentrábamos en las calles del mercado, podíamos escuchar el murmullo de las conversaciones y el suave tintineo de los objetos expuestos en los puestos. El aroma de las especias y las hierbas llenaba el aire, mezclándose con el olor a madera y a tierra mojada.
Sin embargo, la atmósfera era tensa, con muchos comerciantes cerrando sus tiendas temprano y mirándonos con expresiones de preocupación y esperanza. Sus ojos se encontraban con los nuestros, buscando seguridad y protección, pero también mostrando una chispa de determinación y resistencia.
─ Parece que los comerciantes están realmente preocupados por estos robos ─comentó Dai, observando las tiendas cerradas y los rostros preocupados de los comerciantes, su voz estaba llena de preocupación y empatía.
─ Sí, es importante que logremos disuadir a los delincuentes y proteger las propiedades de los comerciantes esta noche ─asentí, sintiendo la responsabilidad de la misión pesar sobre mis hombros, pero también una determinación firme y un fuerte deseo de proteger y servir a mi aldea y a su gente.
Avanzamos por las calles del mercado, con Dai y Akira patrullando un lado y yo el otro, manteniendo nuestros sentidos alerta y nuestros ojos bien abiertos en busca de cualquier actividad sospechosa. A medida que avanzaba la noche, la tensión crecía, con cada sombra y cada ruido atrayendo nuestra atención y manteniéndonos en alerta, pero también fortaleciendo nuestra determinación y nuestro compromiso con la misión y con la protección de la aldea y sus habitantes.
Pasadas unas horas, mientras patrullábamos una de las calles laterales del mercado, Akira comenzó a gruñir y a ladrar, señalando hacia una de las tiendas cercanas. Sus orejas se erguían con atención y sus ojos estaban fijos en la tienda, su cuerpo tenso y alerta. Ante la reacción de Akira, activé mi Dojutsu, concentrando chakra Shakuton en mis ojos para obtener una visión térmica. Los patrones de temperatura del entorno se revelaron ante mí, permitiéndome diferenciar entre las fuentes de calor y identificar claramente a los jóvenes delincuentes intentando forzar la puerta de la tienda con herramientas improvisadas.
─ ¡Eh, deténganse ahora mismo! ─ordenó Dai, lanzando varios kunais al suelo como advertencia, sus ojos se fijaron en los delincuentes y sus manos estaban listas para actuar.
Sorprendidos por nuestra aparición y el gruñido amenazador de Akira, los criminales soltaron sus herramientas y comenzaron a correr en direcciones opuestas, desapareciendo entre las sombras del mercado. Sus pasos resonaron en el silencio de la noche, junto a su respiración agitada y sus corazones latiendo con miedo y adrenalina.
A pesar de no haber logrado atrapar a los delincuentes esta vez, la presencia de Dai, Akira y yo había logrado disuadirlos y evitar otro robo esa noche. Con un suspiro de alivio, nos aseguramos de que la tienda estuviera segura y continuamos con nuestra patrulla por el mercado, manteniendo nuestra guardia alta y nuestros sentidos alerta en busca de cualquier otra actividad sospechosa. Mi visión térmica me permitía detectar cualquier alteración en los patrones de calor, guiándonos a través de la oscuridad y ayudándonos a mantenernos un paso por delante de los ladrones.
Con el amanecer acercándose en el horizonte, regresamos a la entrada de la academia ninja, satisfechos de haber completado con éxito nuestra misión y protegido las propiedades de los comerciantes de Konoha esa noche. Aunque la misión había sido relativamente sencilla, había sido una experiencia valiosa y una oportunidad para aprender y crecer como ninjas, fortaleciendo nuestra determinación y nuestra habilidad para proteger y servir a nuestra aldea y a su gente.
─ Buen trabajo, Iwao ─dijo Dai, con una sonrisa de orgullo mientras nos despedíamos. Su mirada brillaba con admiración y respeto.
─ Gracias, Dai-senpai. Ha sido un honor patrullar junto a ti y Akira esta noche ─respondí, sintiendo un sentido de logro y gratitud por la oportunidad de haber participado en mi primera misión nocturna y haber contribuido a proteger a mi aldea y a sus habitantes.