Disciplina Maldita
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Desde la antigüedad, los Shinobi alrededor de todo el mundo han buscado formas y métodos de incrementar sus poderes y superar en fuerza a otros Shinobi, algunos se vuelven maestros de la espada, otros dedican su vida a la medicina, otros simplemente prefieren explotar al máximo su talento en alguna de las tres ramas principales “Ninjutsu, Genjutsu y Taijutsu”. Pero hay otro grupo selecto de Ninjas que dedican su tiempo y sus esfuerzos en desarrollar habilidades más extrañas y hasta prohibidas, habilidades que, en ocasiones, suelen ser mal vistas por otras personas.

Dentro de Kirigakure, la villa oculta del País del Agua, se encontraba Miku Yuki, una Kunoichi bastante amable y con la vocación de querer ayudar. Ella estaba junto a su padre, un Jounin de Kirigakure, integrante del Clan Yuki y fielmente servicial con el Imperio Boshoku. El hombre tenía la intención de enseñarle a su hija una disciplina de Sellado que crea una conexión entre dos personas, una conexión en la que ambos buscan beneficiarse.

Ambos Yuki se dirigieron a una sala subterránea de la casa de Miku, sala en donde su padre desarrollaba sus técnicas mal vistas y lugar en donde pudo aprender a usar el Sello Maldito.

- Es aquí, la sala de la que tanto te hablé, hoy porfín la conoces -

- Es tétrica y espeluznante… no creo que yo sea de las personas que se la pasen muchísimo tiempo aquí… -

- Es cuestión de acostumbrarse, aunque entiendo que no quieras estar aquí, tu sueño es ser una Ninja Médico como tu madre, pero en lo que a mí respecta, al menos quisiera que tengas algo de mí… -

- ¿Algo de ti? -

- Si… no hace mucho, logré desarrollar una técnica de Sellado, la vi hace tiempo en una misión y desde entonces mi curiosidad despertó, aún está en fase experimental por así decirlo. La técnica en cuestión es sencilla, para su realización se requiere de dos personas, Maestro y Maldito, como me gusta llamarles… El Maestro colocará un sello especial en el maldito, un sello que, gracias al chakra empleado, hace que el maldito adquiera capacidades superiores, ósea, una mejora en sus capacidades -

- Ya veo… interesante, pero, no es que me guste sacar provecho de los demás, me gusta ayudar a otros, pero ¿qué beneficio tendría hacer una técnica así? Te conozco lo suficiente como para saber que tu no desarrollas técnicas en beneficio de otros si éstas no te dan un beneficio a ti -

- Conoces muy bien a tu padre, Miku… obvio que esta técnica tiene sus beneficios para el Maestro, a cambio de un pequeño sufrimiento por parte del Maldito, el Maestro es capaz de obtener chakra y recuperarlo gracias a unas marcas que el sello proporciona al Maldito con cada uso -

- Eh… eso es terrible… no creo que técnicas así deban existir… yo… no se si quiero aprender a hacer eso… -

- No tomes decisiones precipitadas Miku… la técnica también tiene la opción de solo darle el beneficio al Maldito, claro, el Maldito no podrá recibir una marca con cada uso de su sello y el Maestro no podrá sacar beneficio de ello, es por eso que es la técnica apropiada para ti, tu pecas de querer ayudar a otros, entonces puedes entregar Sellos Malditos a quien quieras sin necesidad de hacerlo sufrir -

- Eso suena genial… aunque me sigue pareciendo una técnica descabellada y horrible… -

- Tu siempre con tus cosas, en eso te pareces mucho a tu madre, aunque también tienes todo su físico… En fin, ¿quieres aprender a implantar Sellos Malditos? Te pregunto de nuevo ya que no te veo convencida… -

Miku estaba pensativa, por un lado, tenía a su merced, una técnica capaz de otorgarle un aumento de sus capacidades a otros y eso era parte de su sueño como Médico, ayudar siempre. Pero también tenía una técnica con la capacidad de causar dolor y sufrimiento en otros. Maru, padre de Miku, miraba a su hija esperando su respuesta, no la presionó, pues entendía totalmente el dilema interno que podría estar teniendo.

- Bueno… acepto, quiero aprender a hacer ese sellado… -

- Buena decisión hija, pero antes de poder comenzar a implantar los sellos que benefician, debes aprender a hacer el sello de sumisión, como me gusta llamarlo. Se basa en imponer algo sobre el Maldito, puede ser cualquier cosa, una forma fácil de obtener vasallos eh… en caso de que incumpla con los designios de su Maestro, tendrá que sufrir un poco… -

- Eh… ¿De verdad necesito aprender a hacer eso primero? -

- Por supuesto, es algo que va evolucionando, el sello benefactor es una variante muchísimo mejorada del sello de sumisión, ¿Cómo quieres aprender a correr sin siquiera saber caminar? -

- Tienes razón, lo siento -

- No te disculpes Miku, entiendo que solo quieras aprender el sello benefactor, pero así son las cosas, sin nada más que decir sobre este asunto, creo que es conveniente comenzar con el entrenamiento -

Miku asintió y su padre sonrió, ambos se prepararon para comenzar el entrenamiento de aquella arte misteriosa, mal vista para algunos, pero para otros, un arte que sólo trae beneficios.
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Última modificación: 07-03-2024, 10:40 AM por Miku.
En cuestión de minutos, Maru abandonó el lugar en donde estaban ambos, adentrándose en la oscuridad de la sala, una oscuridad tan grande que apenas se alcanzaba a ver algo de lo que hubiera más allá. La Yuki esperó un poco mientras sus oídos captaban el sonido de un chirrido metálico que provenía de la zona a donde había caminado su padre, ella no sabía de qué se trataba más allá de la suposición de una especie de jaula, nunca había estado en ese lugar por lo que todo era nuevo para ella.

El sonido de las botas chocando con el suelo inundó el lugar que se había quedado tan silencioso, pero Miku pudo escuchar algo más, unos segundos pasos, era obvio que su padre venía acompañado de alguien más. La chica miró expectante aquella gran nube de oscuridad hasta que finalmente pudo ver la figura de Maru junto a otra silueta, era un hombre de mediana edad, bastante desmejorado y apenas vestido con unos pantalones negros de tela rotos y unas botas de cuero bastante desgastadas, además de múltiples moretones en su cuerpo.

La Yuki quedó horrorizada al ver lo que su padre escondía ahí, aquel chirrido metálico había sido de una puerta que daba acceso a un pequeño cuarto en donde se podía aprisionar a alguien. Maru parecía estar indiferente ante la situación, como si estuviera acostumbrado a hacer eso, el Yuki llegó nuevamente junto a Miku y empujó a su “inquilino” hacía el suelo, haciendo que el pobre hombre desmejorado cayera al suelo boca abajo.

- ¡Esto es inadmisible! ¡No puedes hacerle esto a la gente! -

- Piensa hija… es un asesino y ladrón de pacotilla… se merece esto y mira que estoy siendo piadoso, ya que pienso que merece un peor castigo… -

- ¡No somos quien para decidir quién merece un castigo y quien no! Puede que este hombre haya hecho cosas horribles… pero el hacerle esto… no nos hace mejores personas… además, es un crimen… -

- No es un crimen si las leyes del imperio lo permiten… pero… tu ganas hija, dejaré a esta basura libre si aprendes a hacer el Sello Maldito, ¿Te parece? -

- Yo… esto no debería ser así… pero lo haré… dime que tengo que hacer… -

No era la primera vez que la chica Yuki veía ese tipo de atrocidades en contra de otras personas, pero siempre le parecería inaudito el mal trato a ellos, por muy indeseables que pudieran ser, pero tampoco estaba sorprendida de los actos de su padre, él era conocido por ser un ninja un poco sanguinario y en ocasiones, sádico. Aunque también tiene sus méritos y puntos buenos como el que es un hombre dedicado y muy servicial, además de que, en parte, busca ayudar a quienes se lo merecen, como él dice.

El hombre procedió con el siguiente punto de su clase, canalizó su chakra en su mano y se agachó a un lado del ladrón - Esto dolerá un poco… - Dijo el Yuki pata después colocar su mano en la espalda del ladrón, obviamente, el tipo reaccionó, gritando un poco y haciendo quejidos de dolor mientras Maru recitaba su maldición.

- A partir de hoy, tienes estrictamente prohibido asesinar a una persona, animal, o lo que sea… no podrás quitarle la vida a NADIE, además, tienes prohíbo hablar de lo que sucedio aqui y de nosotros, de lo contrario… solo espera dolor y sufrimiento… -

Y con eso último, Maru separó la mano de la espalda del tipo, dejando una marca parecida a un tatuaje en color negro.

- ¿Lo ves Miku? No soy tan malo… eh logrado avanzar en el desarrollo de estos Sellos colocando este tipo de maldiciones en ladrones y asesinos… este no es el primero… -

- Aun así… es inhumano… pero te daré el mérito de al menos tratar de ayudar a tu forma a la sociedad… -

- Me alegra recibir ese mérito… bueno, creo que es tu turno, es hora de colocar la segunda maldición, obviamente, pude imponer mi voluntad sobre este tipo con mi maldición, pero necesitaba dejarte algo para que aprendieras. Tu trabajo ahora es imponer tu deseo, no robar ¿estamos de acuerdo? -

Miku asintió con la cabeza mientras se acercaba algunos centímetros al ladrón en el suelo y se colocaba en cuclillas a un lado de su padre.

- Esto no será fácil, normalmente requiere de sus intentos y tiempo de esfuerzo y desarrollo, pero confío en que lo lograrás, a diferencia de mí, tú ya tendrías las bases para realizarlo, yo tuve que investigar, investigar, fallar y fallar, pero en fin… creo que es tu momento de intentarlo… empezaré por decirte paso a paso como debes realizar esto… -
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Última modificación: 07-03-2024, 10:41 AM por Miku.
- El primer paso para realizar este tipo de Sellos es reunir chakra natural de forma rápida, muy muy rápida, obviamente no entrarás en Modo Sabio, ni mucho menos, solo es reunir el chakra de la naturaleza para poder aplicar el Sello -

- ¿Chakra Natural? ¿Modo Sabio? No entiendo nada… -

- No es necesario que lo entiendas ahora al completo, ya tendrás tiempo de sobra para estudiar eso por tu cuenta, ahora lo importante es la obtención de chakra natural, solo debes concentrarte y dejar que tus deseos y tu voluntad se canalicen en aquello que vayas a usar para colocar el sello, en mi caso, uso mi mano… -

Miku asintió con la cabeza mientras su padre le explicaba y le enseñaba a como reunir una muy pequeña porción del chakra de la naturaleza para aplicar el Sello Maldito. Ninguno entró en Modo Sabio, pues no sabían cómo hacerlo, Maru nunca se interesó en aquella habilidad y, por ende, no pudo informar más a su hija sobre la habilidad. Todo lo que sabía es que los Sellos Malditos fueron hechos a base de un gran tiempo de estudio en el chakra natural.

La Yuki tardó lo suyo, hizo varios intentos sin tener mucho éxito porque era obvio que no iba a aprender a usar una técnica tan desarrollada como esa en tan poco tiempo, pero hacia su mayor esfuerzo, en parte, quería ver al hombre secuestrado libre, pero también sabía que aquella disciplina podría darle una herramienta para potenciar enormemente las habilidades de sus compañeros y de todo aquel que quisiera adquirir tal poder.

La cantidad de intentos de Miku era tanta que ya hasta había perdido la cuenta, la chica de cabellos marrones no sabía por cuánto tiempo intentó reunir esa pequeñísima porción del chakra natural para ejecutar el sello, incluso, Maru ya se encontraba algo aburrido, pero se mantuvo con su hija hasta el final. Llegó el momento en el que la Yuki logró reunir un poco de ese chakra y acercó su mano lentamente a la espalda del ladrón, justo debajo de la marca que anteriormente había colocado su padre.
Si, ella también, al igual que Mari, había elegido su mano como método de colocación para sus sellos malditos. Al colocar su delicada y cálida mano encima de la espalda del hombre, canalizó su voluntad y deseos tal cual como su padre le había indicado.

- Te prohíbo estrictamente que vuelvas a robar cualquier objeto, sin importar su origen, a cambio, serás liberado de este encierro… -

El hombre soltó nuevamente varios quejidos de dolor mientras apretaba los párpados y hacia rechinar sus dientes, hasta que el proceso concluyó. Cuando Miku levantó su mano, ya se podía ver una marca similar a la que hizo su padre momentos antes. Finalmente, el ladrón estaba sellado y con los designios de Miku y Maru sobre él, ahora, ya no podía robar ni matar, por lo que le quitaron el trabajo si se podía decir. Maru sonrió y aplaudió el suceso con euforia, sin dudarlo y como lo prometió, levantó al ladrón y lo ayudó a salir de la sala, con Miku caminando detrás de ellos.

Maru y Miku caminaron por las oscuras calles de Kirigakure hasta que llegaron a la que se presumía, era la casa del hombre, Maru y sus habilidades ninja fueron suficientes para abrir la puerta con facilidad y colocar al hombre dentro de su hogar, además de eso, Maru dejó un poco de dinero en la mesa como “pago” por su ofrecimiento obligado a ser el sujeto de pruebas para que su amada hija aprendiera a hacer Sellos de Sangre.

Con aquello listo, ambos Yuki abandonaron el lugar y volvieron a su respectivo hogar, ahora Miku sabía hacer Sellos de Sangre y si bien, aún le costaba mucho trabajo plantar uno, estaba decidida a perfeccionar la habilidad para llegar hasta sus límites, no porqué quiera imponerse sobre otros, si no porqué tendría la capacidad de potenciar enormemente las habilidades de otros.

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