Última modificación: 12-03-2023, 04:56 PM por Saori.
15 de Enero, 15 D.Y.
06:30 PM
Alguien la perseguía.Eso no detuvo su caminar ni por un segundo, tampoco desfiguró la serenidad que cubría su rostro como una máscara. Llevaba varios minutos de esa manera: actuando como si no supiese nada, andando entre gente común y corriente en un sitio público donde era consciente que atacarla era un movimiento arriesgado.
En un intento de concederse el control de la situación, de obtener lo que claramente no poseía, una sonrisa en automático se dibujó en sus labios. Falsa, sí, pero servía para disminuir un poco los nervios de punta. Después de todo, acecharla era algo… nuevo, pero disimular, fingir ignorancia sobre lo que realmente pasaba no lo era para ella.
Tampoco es que pudiese dejar pasar el que la atraparan, por supuesto. Todavía no. Debían ir a un lugar alejado antes si pensaba deshacerse de él. Estaba totalmente justificado.
La naturalidad en sus pasos no se perdió, menos la calma, incluso si sus pisadas la llevaron a calles que de a poco iba disminuyendo de gente. Diez, ocho, cinco, tres… dos personas finalmente quedaron en un callejón. La vulnerabilidad no fue un acto, por más que sus sentidos se mantuvieron alerta.
E, incluso así, la advertencia de medio segundo no fue tiempo suficiente para reaccionar antes de que una sombra se desprendiera de la esquina y le inmovilizara los brazos a los costados, presionando el fino filo de un cuchillo contra su garganta. Veloz el gesto en su boca se esfumó, quedando estoica al momento. No trató de recuperar la sonrisa, menos fingirla. Intentarlo solo la irritaría.
—No te muevas —Y claro que no lo hizo, se quedó quieta. Fue lo más difícil que había hecho en mucho tiempo, mantener la compostura y evitar estremecerse. La sombra dejó oír un ladrido de risa, breve y áspera. Eso no sirvió para tranquilizarse. — Tampoco intentes gritar, o empaparé toda el lugar con tu sangre.
Bien, esos fueron detalles que preferiría no haber conocido. Solo se volvía más consciente del que no estar muerta en ese instante o eran muy buenas noticias, o muy malas. No podía señalarlo exactamente, tal vez esa era la influencia de distracción del acero contra su piel. —Como no lo has hecho todavía, supongo que hay algo que quieres.
Otra risa, una pequeña. Bastaba concentrarse en ella para detectar ese borde que se podría identificar como "loco". La situación en sí era bastante inestable, aunque al menos el cuchillo se mantuvo firme contra su piel —Sí, podría decirse.
Eso era todo y nada. Jugar a las adivinanzas con esa persona no fue una idea atractiva, pero ponerle las manos encima para liberarse si lo fue. Ella podría, podría… o alguien más podría.
Un tercer invitado.