The Frogs Jump.
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Un día, como cualquier otro en un lago cercano del país del fuego, un joven de unos veinte y tantos, yacía sentado frente al lago intentando pescar, se había quedado algunas semanas aquí. Debía despejar la mente, y más que se estaba viviendo un momento de pura desesperación. Tanto así; Que un día tuvo que esconder a varias personas en su tienda de campaña, pues las mismas estaban siendo perseguidas por unos asesinos. Si no ha quedado claro, el mundo estaba pasando por su peor momento. Y Jikaro lo sabía, y para hacerlo mejor, necesitaba ayuda.


Una secuencia de sellos y un Jikaro mordiéndose el dedo índice, hizo que una estela de humo se haga presente en el lugar, miraba con determinación el humo que aún no se terminaba de disipar. — Maldición, ¿Quién me ha invitado?, Hace años que alguien lo hace. — Una Rana de un metro y medio se hizo presente, era vieja y testaruda, miró de arriba a abajo al que parecía ser su invocador y hablo. — ¿Fuiste tú quien osa llamarme? - Dijo mientras me miraba con desprecio, mis ojos se bajaron y tragando saliva hablé. — Sí, quisiera que unos de sus soldados me ayude en el camino ninja. Déjeme demostrarle que tengo la capacidad de ser honorario, de tener de una amistad con unos de los suyos.— Ok, esto era raro. La rana lo miro con cierta asquerosidad, pero que más da. Era un joven que con sus palabras desconcentraba a las personas y lograba cosas inimaginables, el reto que le había puesto era conseguir la mayor cantidad de peces en un minuto.


Haciendo lo encomendado: Jikaro no duro más de un minuto para acabar con la mitad de peces del lago, al parecer ganando la confianza de la Rana, quien le dejo firmar, pero cuando Jikaro intento invocar a su animal, pasó algo extraño. No salió, La Rana le había tendido una trampa, al parecer la maldita ni siquiera era parte de las filas de los poderosos sapos, ella se había salido con la suya, Jikaro no iba a permitir eso, así que cuando la Rana se iba a ir, rápidamente la tomaría y se daría cuenta. Que no era un Sapo, era una Rana. ¿Quizás había hecho el justu mal?, no sabe bien lo que había pasado. Y lo mejor que podía hacer ahora era intentar remediar su error, así que. Volviendo a tragar saliva habló. — ¿¡Me mentiste!?, todo lo hiciste para quitarme sangre, eres una desgraciada. Te voy a matar, y mataré a todos los tuyos, tal que cuando intenten ver, Estaré en la cima con la cabeza de sus líderes, y voy a empezar contigo, ¿Me entiendes?, y espero que lo hagas. Pues no tendrás ayuda, ni tus propios justus podrán acabarme. — Sus palabras se sentían verdaderamente enojadas. La Rana estaba asustada; ¿Quién no lo estaría?, todos los shinobis que habían logrado estafar, ahora. Todo su trabajo sería destruido por un joven tipo carismático de Konoha. — Oye... Simplemente perdóname. ¿Sí?, no usaremos tu sangre para nada, es más, si quieres: Quitaré todo resto tuyo del pergamino falso. — Dijo mientras intentaba que para Jikaro; El papel de arrepentimiento que presentaba. Hiciese efecto en él. Pero no lo logro, lo que logro fue que aun la ira de Jikaro se vuelva más grande. No dudo en tomar un Kunai y atravesar con un cuchillo a La Rana, no la había matado. Pero quería que esta misma le explique todo lo que está pasando con claridad de detalles.


Somos una banda de invocaciones renegadas, detestamos todos. Y somos parte de una organización de venta de sangre, por eso hacemos esto. Nos situamos en este mismo país. Al lado de este lago, si me perdonas la vida te llevaré. Si no lo haces: Difícilmente podrás encontrarnos, pero sí. Hicimos todo esto por la sangr— - No pudo terminar su discurso, pues con el mismo kunai, Jikaro le había cortado la cabeza, aparte de esto. Se había quedado con el pergamino de firma, quemando el mismo para que no se volviese a utilizar. Jikaro, ahora en serio. Repitió el mismo proceso, ahora volvió a pasar, pero ahora se fijó que si era un Sapo. Quien empezó a hablar. —¡Buenas!, Soy el Sapo ermitaño quien te podrá ayudar en tu búsqueda del ayudar a las jóvenes promesas, ¿Qué deseas?— Dijo un sapo, ahora sí. De un metro y algo, sorprendido: Tomé la palabra y dije: —¡Hola!, quisiera firmar con ustedes y ser alguien que los ayudes, si no os importa. Y quería saber cuales eran los pasos.— Dije con curiosidad, mientras el Sapo me miraba confundido, era sorprendente como el Shinobi se podía comportar a veces, el Sapo le dijo que tenía que seguirlo al monte myoboku, donde finalmente se le darían una serie de 2 pruebas, las cuales: Si no lograba completar, sería excluido sin poder firmar con los sapos durante toda su vida. Jikaro sin dudarlo, acepto. Pero el problema aquí, era que debía moverse junto al Sapo. Lo cual Jikaro no dudo y dejó que el sapo le llevase.


Es increíble.No exageraba ni un poco. Para un amante de la naturaleza como era Jikaro, aquel lugar era todo un templo. Estaba lleno de sapos de todas las formas y colores, la vegetación era incomparable a cualquier paisaje conocido por él. Cascadas imponentes entre valles rocosos de un tamaño inmenso, y también algunas más artificiales que se desprendían de unas imponentes estatuas de sapos. Realmente era un paraíso. El Sapo que lo acompaño no pudo evitar sonreír a eso, estaba frente a un inocente joven, o eso creía. —Como notas, todo esto es perfecto, te llevaré al sitio donde podrás fraternizarte con la ciudad, conocerás a muchas personas. Y si todo sale bien, podrías encontrarte al Viejo ermitaño, ¿Estás listo para pasar algunos días por aquí?— Me preguntó mientras caminaba a mi lado por las calles gigantescas de la zona. —Estoy emocionado, demasiada emoción para mi cuerpo, y claro. Pasar unos días aquí no es nada molesto.— Comenté mientras nos iba llevando hasta su hogar.

Llegando al sitio, pude escuchar como una voz afeminada, pero con una entonación muy alta, pude notar como la que parecía la esposa del que me trajo aquí. Yacía gritando en la cocina, dando órdenes y tal. Tenían un restaurante donde vendían de todo, moscas a la golden Blue, Renacuajos a la plancha. Todo estaba funcionando bien, quizás. La casa era hermosa, todo estaba cubierto por hojas. Y los muebles, donde los invitados se sientan, eran tallados de una madera pura. Se sentía el aroma de Vainilla por todo el lugar y realmente. Era un ambiente muy cálido, además: Los Hijos del Sapo eran muy amables y tiernos, Lo querían como si fuese un vecino de toda la vida. -Estos sapos son demasiados buenos, ¿querrán algo a cambio? No creo, se ven demasiados humildes y tienen su propio restaurante. Además; Él ha sido muy amable, de seguro se traman algo.- Pensé mientras yacía sentado en un mueble cercano, el Sapo mayor se había ido para ayudar a su mujer a cocinar. Iban a cocinar algo rico por ser yo el invitado “Especial”, Según ellos, yo tenía más potestad que ellos en su propia casa.
De la nada, un Sapo más pequeño. Demasiado, parecía ser el hijo de los sapos. Se hizo presente en la sala, me miró y rápidamente tomo la palabra. —[b]¡HOLA, SOY GARM!, ¿QUIÉN ERES TUUUU?, ¿TE HA INVITADO MI PADRE?, EL NO INVITA A MUCHAS PERSONAS, UN GUSTO SOY GARM. OH, CREO QUE YA LO DIJE, PERDÓN PERO POR SI NO QUEDO CLARO ME LLAMO GARM Y SOY EL HIJO MENOR DE LA FAMILIA ESTROK.
Invadió el espacio una voz tan chillona, que me sorprendió. Ni ganas me dieron de contestar, pero justo cuando iba a hablar. Un golpe al cuello hizo que el sapo cayese rendido al suelo, haciendo que todo el lugar tiemble, pues, estaba un poco pasado de peso mi Amigo. Cuando miré hacia el lado de donde había provenido el golpe. Pude ver a otro sapo que parecía mayor. Algo enojado. —¡Cállate la boca!, vas a asustar al invitado, de seguro ya piensa que somos unos sapos idiotas.— Suspiró mientras golpeó otra vez con una patada al jovencito. Eso a Jikaro no le causaba gracia, pero como se comportaban si daba un poco de risa, por eso una sonrisa pícara se haría presente en su rostro. —Soy Sif, perdona por él. Es normal. ¿Eres un invitado que ha traído mi padre?, siempre trae invitados y la mayoría no soporta sus entrenamientos, ¿Estás seguro en entrenar con el viejo?— Dijo mientras el chico, que aún abajo estaba lamiendo el piso, esta familia era demasiado rara, tanto así que el mismo Jikaro no se sentía seguro estando junto a ellos. —Niños, dejen al invitado. Vengan, ayúdenme a poner la mesa. Dejen que su padre hable con el Joven.— Dijo la mujer desde la cocina, para después de eso, llegar el macho alfa del hogar, el mejor sapo desde su casa para el mundo. Vino principalmente para hablar algo con Jikaro, iba a explicarle mejor como funcionaba la situación, y como sería más difícil de lo que era antes de que el Imperio saliera a la luz. —Pues sabrás bien a que vine, ¿No joven?, Los sabios sapos no van a ver bien que un shinobi intente entrar aquí. O siquiera tenga contacto con uno de nosotros, si se enteran de que te tengo aquí, me van a obligar a sacarte de aquí, y quizás, y con un quizás muy Lejano. Me destierren y me asesinen Junto a mi familia.— Tomó un poco de aire y comenzó a hablar. —Si no has entendido bien, me estoy arriesgando a perder toda mi vida, y todo lo que trabaje junto con mi esposa e hijos, para ayudarte a salvar el mundo. Y espero, que realmente trabajes bien y utilices el poder que lograré darte con atrevimiento y pureza, pues es la única manera de salvar el mundo, con mis habilidades de persuardir, y tú, demostrando lograr cualquier prueba que te pongan en frente y, lograrás tu cometido. ¿Entiendes lo que digo?, espero que sí. Realmente espero que sí.— Comentó mientras yo, sentado aún en su mueble, reflexionaba de lo que el Sapo me decía. Estaba arriesgando su todo, por un shinobi que conoció hace menos de 3 horas, pero que ya había conocido a su familia, e iba a comer junto a ellos una delicia que solo su esposa tenía la receta.

Este afecto terriblemente a Jikaro, tal que; logro que sintiera empatía hacia él. ¿Qué tipo de empatía?, que le daba el Sapo a Jikaro, no era increíblemente normal, lo quería tanto, que llegó a un punto donde lágrimas cayeron de sus ojos, mojando la madera. Subiendo un aroma muy cálido pero dulce a la vez. Entonces. Llegó su momento de hablar, con su mano derecha se secaría las lágrimas de sus ojos, tenía que respirar hondo. No debía dejar que vean su estado débil, pero era imposible. Su corazón estaba lo suficientemente mal emocionalmente, para que vean como él hablaba. Y más que era importante para él, el mantener su actitud de chico rudo. —Entiendo, juro que daré la talla, y no dejaré pierdas tu vida como tal, los viejos sapos mirarán mi potencial y lo entenderán, soy el que ayudará a que ellos vuelvan a ver la luz del sol. Serán los que yo ayudaré a salvar sus traumas del pasado, y dejarles que vean el mundo nuevo y restaurado que pienso lograr con ayuda de ustedes, los Sapos. — Dije con orgullo, mientras que con mi mano derecha la levanté y con mi dedo gordo de la mano, El Sapo solo asintió cuando me escucho hablar así, hace años que no veía una determinación así. —¡La Cena está servida!, pueden venir a comer cuando quieran, hice pollo para el humano, para nosotros hice moscas a la plancha!— Gritó la madre para que consecuente a eso, El Sapo mayor y Jikaro se levantasen y empezaran a comer, la mesa estaba llena de comida. La mosca era gigante, tanto así que Jikaro medía lo mismo, creo que hasta un poco menos de lo que medía esa gigantesca mosca. Ellos empezaron a comer, mientras que Jikaro simplemente tomó agua, ¿No tenía hambre?, claro que sí. Pero es que los nervios no le dejaban comer.

Llegando la hora de dormir, Jikaro aprovechó y empezó a meditar, quizás era hora de descansar. Pero los nervios no perdonan, y peor si eres un ninja a punto de hacer algo que va a cambiar tu vida por completo. Jikaro se había Dormido profundamente.

Cuando llegó la hora de despertar. Jikaro empezó a entrenar, era hoy. El momento por el cual tanto se había esmerado. Había llegado, era él solo contra sus propios nervios. Cuando llegó el Sapo, me hizo una seña que ya era hora de irnos, yo solo asentí con la cabeza y caminé con él, llegamos al centro del Monte donde yacía los viejos ermitaños. Quienes, me miraron de arriba hacia abajo. Llegando un punto, uno recitó algo en un lenguaje antiguo, y mi acompañante respondió en el mismo lenguaje. Yo estaba un poco extraño, no sabía siquiera de que estaba hablando, el Sapo mayor me dijo con señas que tenía que decidir. Entre correr todo el monte myoboku, chocando las manos de todos los sapos, o aguantar tres golpes de los sapos más grandes y robustos, Jikaro sin dudarlo eligió la segunda. Cuando llegó el momento de la verdad, el primer sapo le conectó un golpe en todo el estomagó, haciendo que salga disparado del lugar, pero no había escupido sangre, llegó el otro. Esta vez fue en toda la mandíbula. Gracias a Dios había sobrevivido y simplemente había escupido saliva, cuando llegó el momento de la verdad, el último golpe. Pero; ¿Quién iba a conectárselo?, solo lo sabían 3 ancianos, de esos. Y grande fue su sorpresa cuando se paró el anciano más grande y robusto, el golpe que iba a recibir era del Sapo más fuerte de todo el monte. Jikaro, realmente no estaba preparado. Pero decidió tomarlo, cuando el Sapo tomó la carrera y preparándose, corrió y le conectó el golpe en él, estomagó, el golpe fue brutal, Jikaro había terminado sangrado de la nariz, dejando un sonido inmenso en él monte. Hasta que se escucharon aplausos, Jikaro estaba muy desconcertado de lo que estaba pasando, pero el punto es que había logrado conseguir ser digno del pacto de Sapos, todos estaban celebrando que después de unos 15 años, un shinobi haya logrado pasar la prueba, todos estaban felices por Jikaro. Todos estaban gritando su nombre, y el Sapo más viejo, había traído el verdadero pergamino, Jikaro al verlo; Vio los nombres de los portadores y pudo notar, que al parecer. Todos los shinobis merecedores de este pergamino. Eran los más poderosos del mundo Shinobi, al terminar todo eso, Jikaro se despidió del Sapo que le había dado la acogida. Y volvió a su mundo, aún no había conocido a su invocación, decían que la iba a ver en un rato, así que volvió a las dos horas.

Y grande fue su sorpresa cuando vio su nuevo ayudante, un Sapo gigantesco de 3 metros de altura, quien lo saludó extendiendo su mano chocando puños, este era el comienzo de una historia hermosa de amistad.[/b]
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