El lazo indisoluble de la fe
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.-“La justicia es la voluntad de Dios, el conocimiento la perdición de los débiles.”.- En aquella gran y lujosa habitación, resonó con fuerza el lema del Imperio, con orgullo una figura femenina en muy digna postura y frente a la radio, mantenía una mirada firme, como si realmente estuviese en presencia de alguna autoridad importante, como si en todo momento fuese vigilada y puesta en juicio por su compromiso con el régimen. Junto a ella una cantidad no despreciable de empleados, un par de mayordomos y un trio de sirvientas, algunos de su misma edad emulando el saludo pero sin tanta convicción, el resto, mucho mayores que ella, simplemente manteniendo la compostura como empleados pero rechazando en todo sentido un compromiso tan apegado ante una idea que no sentían propia. Aquella era la gran diferencia generacional que existía, unos habían experimentado el mundo en otras condiciones, habían disfrutado y sufrido otras vicisitudes... Pero no ella, nacida y criada en razón del régimen, configurada desde el primer momento para pertenecer a las altas élites que pudiesen guiar a "Dios" por el mejor de los caminos; después de todo él ya había hecho mucho por el pueblo, había entregado orden, salud, seguridad y sobre todo paz. ¿No era prudente por tanto devolver un poco de su magnificencia? .-Akiko, Momoki, he decidido salir a dar un paseo por la aldea, por favor preparen mis cosas.- Su tono era siempre biensonante, no conocía otro, sus palabras pronunciadas perfectamente, esa era la forma que se creía correcta, pero todas y cada una de las palabras emitidas iban en directo mandato a quienes eran no otra cosa sino sus subordinados, todos pertenecientes a su casa, todos jugando el papel que "Dios" les había designado, una existencia anclada al destino divino, un regalo que debía ser agradecido... .-S-Sí, enseguida señorita.- Dijeron ambas al mismo tiempo. Las escalas sociales funcionaban en ese punto de cosas, unos necesitaban de otros, se nacía para gobernar o para obedecer, más la búsqueda de la igualdad no era más que un sueño que lo único que provocaría era la incesante voracidad de los seres humanos: Nunca esta raza estaría contenta con el poder obtenido, siempre buscarían más al precio que estimaran suficiente o incluso más allá .-Señorita ¿No sería más prudente esperar unas horas antes de adentrarse en las calles?.- Interrumpiría de pronto la voz de uno de los mayordomos más viejos que se encontraban allí presentes .-¿Por qué motivo señor Saitou? ¿Existe algún impedimento para que pueda cumplir mis deseos?.- Un trato frío, como el que se estilaba en el invierno de Kumogakure, asfixiado por las nubes, tan alto como el mismo paraíso .-La ejecución acaba de terminar... Ya sabe, probablemente las calles estarán agitadas y.- Los ojos de Rai-Mei se cerrarían de improviso, inmediatamente el mayordomo entendería la señal, esa era una orden de silencio .-Es preciso que demostremos nuestro compromiso como familia, la fe no se oculta, se carga con orgullo.-

La presencia de aquella chica era realmente imponente, en su deambular por las calles de la aldea era difícil no notar su presencia, Rai-Mei deseaba ser vista en esos momentos, bien sabido era que pertenecía a una de las ramas del clan Yotsuki, es decir, por sangre destinada a en algún momento convertirse en para del poder dentro de la aldea, probablemente una líder a la que todos tendrían que seguir, sin importar sus pareceres, sin importar sus creencias, únicamente para conseguir los objetivos de bien común, algo que hoy por hoy el régimen hacia con total sabiduría y eficiencia .-Míralos, reticentes a la gloria, ignorantes de su propia fortuna... ¿Es que acaso nuestro pasado fue tanto o más glorioso que la actualidad?.- Sus pensamientos no lograban modificar su pétreo rostro, una mirada llena de decisión que hacia parecer dicha caminata más un desfile que otra cosa, era un andar de orgullo, un lazo indisoluble con su gran fe .-Señorita Rai-Mei, mucho sin verla por estos territorios, ¿Los Yotsuki se encuentran bien?.- Una voz anciana interrumpió de pronto su deambular por la calle, detrás de un mostrador un hombre mayor pero no lo suficiente como para catalogarlo de anciano, le había dirigido unas palabras a la joven de cabellera blanca quien, tal y como dictaba el manual de las buenas costumbres, aun sin tener el mínimo interés en interactuar con él, se acercaría hacia su posición para responder a la conversación .-Señor Hideki, dichosos los ojos que lo ven.- Una sonrisa, una reverencia ¿Con eso las personas se contentaban no es así? ¿Era esa la manera correcta de obtener los favores del mundo? .-Digo lo mismo, ya se notan los resultados de tu entrenamiento.- Ese sí era un buen cumplido para la mujer, hacia no mucho tiempo que oficialmente se había iniciado en su formación como militar de la aldea, ese era el único camino al éxito, ese era el peso de la tradición que ella había aceptado cargar con gusto .-Es muy amable señor, me alegra saber que los esfuerzos están dando frutos.- Sonrió por primera vez de forma sincera .-¿Cómo han ido las ventas? imagino que muchos devotos se han acercado a la aldea en los últimos días.- Un motivo más para sentirse orgullosa de sus tierras .-Si, hemos tenido mayor movimiento que en otros tiempos, aun así la mercancía está más difícil de conseguir, eso nos ha obligado a subir los precios.-

Sin siquiera pedir permiso, Rai-Mei se sentó sobre el mostrador de Hideki, se cruzó de piernas y de brazos para ponerse a ver el caminar de decenas de personas que por esos momentos abandonaban el lugar de la ejecución .-Tranquilo, "Dios" es el más sabio de todos los hombres, hoy Kumogakure se ha librado del pecado, hemos retribuidos los errores con la sangre correcta.- Suspiró .-Creo que sólo nos van a deparar buenas noticias.- No podía haber errores, porque la verdad era única, porque en el mundo sólo existía un discurso, porque los engaños no tenían espacio dentro de los dominios de una entidad todo poderosa como la que regía Kumogakure.
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Última modificación: 30-01-2023, 05:13 PM por Killua Yotsuki.
Aquella mañana en la mansion Zoldyck, Killua se encontraba realizando su entrenamiento matutino con su abuelo y maestro, el señor Bang. Bang era un señor ya mayor de unos 80 años de edad, pero que mantenia el vigor y la fuerza de un joven Yotsuki, además de ser un gran luchador reconocido de artes marciales. Killua le guardaba mucho respeto y anciaba ser como el, por eso siempre que lograba perfeccionar una nueva tecnica, inmediatamente se la mostraba a su abuelo para que se sintiera orgulloso.
Aquel dia el Yotsuki le estaba mostrando a su abuelo como habia mejorado con su RARIATTO, una de las tecnicas más mortales del clan y cuyo poder podia decapitar facilmente a una persona o por lo menos dejarle un sangrado importante.
En un instante el peliblanco se aparecio frente a un maniqui de entrenamiento y manteniendo su mano en horizontal con un rapido movimiento le mando la cabeza a volar.
-Nada mal Killua- Dijo Bang observandolo desde la distancia. Estas ganando mucha fuerza, en poco tiempo de seguro conseguiras un importante puesto para el imperio, ya lo veras.
-Eso espero maestro, prometo no defraudarlo.-
-Y algun dia deberias mostrarle tus tecnicas a tu padre tambien, de seguro estara orgulloso.-
-Ojala, pero ese hombre siempre anda ocupado, ni modo ire a dar un paseo, nos vemos mañana abuelo.
Killua, tras darse una ducha rapida, se vistio con una remera blanca y unos pantalones azules y salio a dar una vuelta por las calles de la aldea. Habia algo de revuelo, lo más probable es que fuese por alguna ejecucion publica del imperio que habria ocurrido. Nada fuera de lo comun igualmente, al Yotsuki le daba un poco lo mismo quien muriera aquel dia, si fue lo suficientemente debil para ser derrotado, merecía morir, más si fue lo suficientemente imbécil para desafiar las reglas del dios Kami-sama.
En eso, al peliblanco le empieza a dar un poco de sed, el entrenamiento matutino lo habia deshidratado. En eso ve un anciano en un mostrador vendiendo algunos productos, junto con una muchacha de pelo plateado. Con solo un vistazo, Killua tuvo la impresion de que aquella muchacha tambien deberia ser una peleadora, unas piernas tonificadas como esas no se ven todos los dias.
Killua se aproximo sin más y saco unos Ryos de su bolsillo.
-Buen dia señor, me vende un agua por favor- Le dijo Killua al anciano.
Y mientras esperaba que el anciano le traiga lo que pidio, el Yotsuki por curioso se dio vuelta para ver mejor a la muchacha.
-Hola que tal, me llamo Killua Yotsuki, estas en buena forma, ¿eres peleadora?- Dijo Killua dirigiendose a aquella mujer.
-Hablo-
"Pienso"
pasivas
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Los pies descalzos de la peliblanca revoloteaban en el aire sin llegar a tocar el suelo, sus piernas se meneaban jugueteando en un sueva vaivén mientras sus dos brazos sostenían al mismo tiempo su cuerpo que se mantenía sentado sobre el mostrador. Mei se sentía completamente dueña de aquel espacio, aun cuando su relación con el señor Hideki no fuese más que una de pura cordialidad. Él no pertenecía a la familia ni tenía alguna relación con la aristocracia de la aldea, era un simple negociante, pero algo en su actitud dócil parecía encajar perfectamente con alguien como aquella muchacha de buena familia, de hecho, muchas veces le solicitaba a la chica mantenerse durante algunas horas en la tienda, era increíble la cantidad de gente que se acercaba a comprar únicamente porque aquella chica se mantenía allí, como si los productos tuviesen la magia de acercar a la gente a la posición de las personas importantes .-¿Has escuchado que la ejecución ha sido transmitida a todo el mundo?.- Hideki interrumpiría el silencio momentáneo entre ambos .-Si, creo que es bueno que de una vez todos sepan cuál es su lugar en el mundo, así aprenderán.- Mei sonaba tranquila, pero bastante decidida, ese era el tono de alguien que ni siquiera consideraba estar en algún punto equivocada .-Pero, ¿No consideras que esto podría provocar revueltas? Vamos, aquel sujeto muerto podría ser simbolizado como un mártir para la resistencia.- Era cierto, quizás un juicio público tan potente como ese podía llegar a despertar la indignación de muchas personas alrededor del mundo, eso significaba problemas no sólo para Kumogakure sino que probablemente para el resto de las naciones, desde un punto de vista político claramente no era la más brillante de las jugadas pero frente a los lazos indisolubles de la fe la situación tenía otros tintes .-No debemos escondernos, señor Hideki, el mundo debe conocer cuál es el real poderío de nuestro señor y así asumir la posición que "Dios" ha designado para cada uno, no es azar, es el destino y debemos aceptarlo pues corresponde a un juicio divino.- Todas palabras biensonantes, todo un discurso aprendido al pie de la letra por institutrices y cuidadores que le habían grabado a fuego todas esas enseñanzas, Mei no tenía ni le interesaba tener una segunda mirada con respecto a la situación política mundial, sus creencias estaban por sobre esas trivialidades e incluso, aun por sobre su fe se encontraba la idea firme de algún día poder alcanzar una alta esfera de liderazgo como le correspondía a los de su sangre.

.-Por supuesto, te la traigo enseguida chico.- Una vez más Hideki sacaba de sus pensamientos a Mei quien al estar dirigiendo la mirada hacia otro lugar no se había percatado de la llegada de un chico bastante peculiar, no sólo por su vestimenta sino que su color de cabello se le hacía bastante familiar también a la joven. ¿Era acaso alguien conocido? ¿Le había visto antes en alguna oportunidad? .-¿¡Q-Qu-Que!?.- Sus cabellos parecieron erizarse, como si de un gato se tratara, incluso Hideki que había llegado ya con el agua del muchacho se quedó observándola con bastante curiosidad. La joven desvió la mirada hacia el suelo y su cuerpo se puso inmediatamente rígido como la piedra .-S-Señor Hideki ¿¡Cómo puede permitir ese tipo de tratos en un lugar tan honorable!?.- ¿Qué había pasado? Era extraño que la joven perdiese la compostura de esa manera pero, para ese momento realmente parecía haberse visto afectada por cierto comentario. Fue entonces que sus brillantes ojos verdes, fijos como los de un tigre, buscaron los del recién llegado con la clara intención de intimidar .-No es correcto que un desconocido hable deliberadamente del cuerpo de una chica.- Estaba seria y aquello había parecido más una reprimenda que otra cosa .-Más aun si llevas nuestra sangre ¿Dónde quedaron sus modales?.- Refunfuñó finalmente apretando los puños y quitándole la mirada de encima a quien se hacía llamar Killua .-No la tomes tan en serio, a veces exagera ciertas cosas, toma ten tu agua.- Hideki le hablaría también al chico pero en un tono de voz que no permitiera a Mei enterarse de palabra alguna .-Mi nombre es Rai-Mei, de quinta generación, hija de la séptima rama principal Yotsuki.- Molesta o no, ella tenía integrado en su ADN el hecho de responder siempre con la mayor cordialidad posible, pues claro, negarle el nombre a una persona que lo solicitaba era una evidente falta de buenos modales .-Si se refiere al hecho de pertenecer al mundo militar.- Llevó una de sus manos hacia su larga coleta blanca y comenzó a jugar con ella aun sin dirigirle la mirada al joven .-Si, he iniciado mi formación hace no mucho tiempo, no he llegado a profundizar mucho en mi corta experiencia.- Fue entonces que, cerrando uno de sus ojos y levantando una de sus cejas, dirigió su mirada de medio filo hacia Killua .-¿Usted es acaso un experto, Señor Killua? Debe tener un ojo entrenado para llegar a esas conclusiones de forma tan veloz.-
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Killua se acerco al mostrador y simplemente pidio un agua y mientras la esperaba se puso hablar con aquella muchacha. Parecia bastante ofendida con la pregunta de Killua.
-Ah perdon si te ofendi con la pregunta, fue simple curiosidad- Dijo Killua con una sonrisa, en parte se divertia con las reacciones de aquella chica.
En eso la chica menciono que llevaba su misma sangre.
-Ahh asi que eres del clan, ves mi instinto no falla.- Dijo Killua 
En eso llego el vendedor con el agua.
-Ahh gracias, ya estaba que me moria.- Dijo Killua abriendo la bebida y bebiendo un gran sorbo.
La muchacha siguio diciendo que era Rai-mei de la quinta generacion, de la rama principal Yotsuki. A killua medio que le pasaba por al lado el tema de los rankigs familiares, aunque su familia tambien era de la aristocracia no le gustaba vanagloriarse en eso, si admiraba mucho a su clan y sus tecnicas pero preferia decirlo despues de vencer a un fuerte rival, de hecho ya se habia olvidado de que generacion era el, aunque recordaba que en algun momento su padre se lo habia dicho, mientras lo castigaban con duros entrenamientos.
Luego Rai-Mei dijo que tambien era militar pero desde hacia poco tiempo y que todavia no tenia mucha experiencia.
-Experto? mm se podria decir que tengo algunos años de experiencia, pero todavia no estoy al nivel de mi padre y mucho menos al nivel de las principales ramas de la familia...por ahora jaja. Aunque confio que en algun momento llegare, pero si confio mucho en mis instintos, sobretodo al pelear asi que si podria decir que tengo un ojo veloz- Dijo Killua guiñandole un ojo. En parte Killua parecia buscar querer provocar a esa chica a proposito, al ver sus reacciones era natural para el querer fastidiarla un poco.
-Si te sientes con poca experiencia, con gusto podria enseñarte algunos trucos- 
-Hablo-
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