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130VDF || 1248 Hrs.
El sol brillaba entre las hojas de los árboles, y el sonido de una pequeña cascada nublaba el resto de sonidos, un esfuerzo de usar el entorno como ventaja para deshacerme del pelotón que acababa de rastrear mi posición. Con suerte nadie los habría escuchado al hacer contacto.
- ¿Qué tanto te importa de este mundo? - Me diría la voz del viejo mientras me lavaba el rostro y tomaba algo de agua limpia del estanque.
- Se ha destruido docenas de veces antes... - Decidiría ignorarle y rebuscar entre las pertenencias de los ya inconscientes soldados, algo tendrían que los había guiado a mi, un reporte, una pista. Lo que sea, pues Pakura estaba fuera de la ecuación en estos momentos... Había dejado de estarlo hace un tiempo.
- No es que tengamos muchas más opciones. ¿O si? - Encontraría un pequeño informe indicando una orden para buscar a los Bingo restantes.
- Y que precio estás dispuesto a pagar por ello. Puedes esconderte, vivir una buena vida con tus hijos... - Guardé los documentos entre mis prendas y me puse de pie.
- Si no detenemos esto el mundo arderá. No dejaré que ellos vivan sabiendo que pudimos hacer algo al respecto. - Le señalaría con el dedo, buscaría raciones de comida que pudieran tener.
- Hmm... Ya veo, Haha... Siempre hay algo más contigo. ¿Cómo lo haces? - Le miraría de reojo, al menos encontraría unos cuantos suplementos para rellenar mi porta-kunais.
- ¿Eh? - Realmente no lo comprendía, siempre había sido muy directo, sería la primera vez que me hablaría de ese modo.
- Ya sabes. Hay una parte de ti que quiere dejarlo todo y huir. ¿Por qué no tomar la chance? - Se sentaría al costado de uno de los guardias atados.
- Porque no niego esa parte de mi, la reconozco y acepto su existencia. - Pondría mi mano en mi pecho y me dispondría a robarle una de sus bufandas, una bonita pieza de textilería gris con una capucha incluido que poseía un patrón dorado que indicaba cierto status entre ellos.
- Pero no tiene control sobre mi. - Al fin encontraría comida, no era lo mejor del mundo pues eran suplementos regulares del ejército, pero era mejor que nada.
- Hehe... Al menos alguien salió igual a su madre.
Bromearía descaradamente, como si no fuera su culpa.
- No me digas... - Le diría volteando la mirada en su dirección, pero aparentemente le estaba hablando al viento, suspiré suavemente y me coloqué la dichosa bufanda en el cuello. Debía moverme rápido, el punto de encuentro no quedaba lejos con mi viejo amigo...
El Presente.
500 Hrs.
Uno asumiría que alguien que no ha dormido por unos días aprovecharía para descansar largo y tendido apenas se presente la primera oportunidad. Pero el cuerpo era traicionero y me forzaría a cumplir la promesa del día anterior, despertaría al lado de dos versiones más jóvenes de mi mismo durmiendo de manera algo incómoda en las sillas de la mesa. Mi mirada nublada y perdida buscaría de forma perezosa mi reloj aún en la mesa, era como si hubiera olvidado lo que había pasado el día anterior, había sido un sueño, uno hecho realidad. Procuré tener cuidado al levantarme, algo caliente cubría mi espalda, una manta que retiraría de encima mío y doblaría para dejarlo en la mesa, mi mente aún divagaba entre el mundo de los sueños y la realidad, sabía donde estaba su baño, lo vería cuando la pequeña de Bakura iría a darse una ducha, mis ojos semi abiertos repasarían la hora lentamente.
Era temprano, demasiado temprano, había dormido por lo menos una quince horas
"Quinientas horas... Por supuesto... " Pensaría al dejar que el agua recorra mi rostro y cabello, si iba a preparar el desayuno tenía que estar completamente consciente de lo que hacía. Saldría del baño pensativo, mi mente divagaría nuevamente entre mis memorias de aquel días, de los días siguientes y de las noticias que recibiría por parte del Kamizuru, noticias que expresarían un dolor mutuo. Y noticias que me dejarían sin palabras junto a ello. Avanzaría más en mi lineal temporal, la interminables charlas conmigo mismo, barajando las decisiones, las posibilidades y los infinitos escenarios posibles... Todo cosa del pasado, todos errores que no pude ver en su momento, pero no servía de nada lamentar el pasado... El mundo se habría sumido en el caos una docena de veces antes de siquiera terminar de procesar todo aquello. Recordaba las interminables persecuciones, las carreras sin fin entre la gente, el caos, las garras de los cazadores...
El ojo omnipresente de los falso di- Una voz familiar me sacaría de aquel trance.
- ¿P-Papá? ¿Todo bien? Nos despertó el agua, parecías perdido. - Era extraño escuchar aquello, solo su madre se había dado cuenta antes de esos pequeños lapsos que ocurrían conmigo, solo ella sabía sacarme de ese pequeño espacio aislado que creaba en mi mente. Me les quedé viendo unos instantes, desviando ligeramente la mirada mientras pensaba mi respuesta.
- Si si... Solo pensaba. - Finalmente diría con una sonrisa suave y descansada.
- Hehe... ¿Importa si compartes? - Solo esperaba que no hubieran heredado mi curiosidad. O quizá ya era un caso perdido.
- Pensaba en que quizás necesito algo de ayuda con el desayuno... - Mencionaría intentando cambiar de tema, se miraron mutuamente y se encogieron de hombros, a veces es verdad que el mejor ingrediente no está en la cocina...
Mas Tarde...
El día pasaría bastante lento, cada uno preparando sus maletas, mamá Osa ayudando a su pequeña y yo ayudando a los míos. Pero no todo era calma y tranquilidad, no podía evitar reírme un poco al ver a la mujer pelear con una versión más pequeña de si misma. De tal palo tal astilla ¿No? Me parecía algo rudo interrumpir, pero había notado cierta contradicción en las palabras de la Ashira, por lo que mi bocota no podía quedarse cerrada.
- Nunca se sabe. Si me preguntas a mi... Yo buscaría más despacio, encontrarás lo que necesites cuando tengas que encontrarlo. - Diría en dirección a Chouko, levantando un pequeño accesorio suyo que caería al suelo por culpa de su ritmo acelerado y poniéndolo en el mueble de su sala, con suerte entendería el mensaje que quería transmitir.
- Además tu misma le dijiste que no se olvide nada Hehe... - Le dije con una pequeña burla orgullosa en el rostro, a veces los adultos podíamos ser igual o más infantiles que los propios niños. Y honestamente disfrutaba de esos pequeños momentos.
Bakura agradecería el desayuno, parecía que le había quitado un peso de encima, aunque siendo honesto no veía la necesidad de expresar gratitud por una simple comida en las circunstancias que vivían ¿Pero quien era yo para juzgar? No iba a negarle el cumplido.
- Haha... No lo menciones, en serio. - Le diría mientras tomaba mi hoja y la colocaba en el posterior de mi cintura, mi cuchillo descansando al frente. Una vez todos terminaran de alistar sus cosas la Ashira lanzaría la pregunta, me limitaría a asentir con la cabeza.
- ¡Listos! - Exclamarían los mellizos al unísono con sus mochilas en la espalda.
- Perfecto, sería bueno no usar el camino principal, será más difícil que dejemos un rastro que pueda seguirse. - Lanzaría la sugerencia al aire en caso alguien quisiera añadir algo.
- ¿Te han dicho que eres algo paranoico? - Preguntaría Botan con una pequeña sonrisa burlona en el rostro, expresión que había visto a Karibachi hacer un par de veces.
- ¡Ha! Mira quien habla... - Se adelantaría su hermano con otra burla, Hahh.. La ironía, decidí seguirles el juego.
- No serían los primeros Hehe... - Ni serían los últimos, les respondí con una sonrisa relajada.
Luego de acordar la ruta a tomar miraría al horizonte dispuesto a liderar al grupo.
- Bueno... No debería ser un viaje muy largo. - Voltearía la mirada en dirección a ellos. Los niños me mirarían con expectativa, les respondería con una suave sonrisa.
- El futuro aguarda... - Pensaría en ese día nuevamente, en su pregunta. ¿Qué tanto me importaba de este mundo? La respuesta era obvia... Eran ellos, lo único que me importaba...