La ruta de Akaza ha sido la siguiente:
18 Ichigatsu, Aldea cerca de Kisargaki, País del Fuego
¡Vamos a ver! ¿Qué vais a hacer ahora que un ninja de verdad ha llegado a la zona?
Todos se rieron y parecieron ilusionados, estábamos en una explanada de hierba de 20x20 con un árbol de no más de 3m de alto justo en el centro. Cargaron contra mi y me los quité del medio con cuidado dejándolos tumbados en él suelo, estuve jugando con ellos unos 20minutos, haciéndoles llaves simples siempre con precaución de no hacerse daño. Un puñado de mariposas revoloteaban entre los huecos de las ramas de los árboles y sus hojas, los niños gritaban felices, yo no podía evitar sonreír ante tal escena.
- Iwagakure hacia ciudad Io en 4horas en ferrocarril.
- Ciudad Io a aldea Shinsen con un tiempo de viaje de 6 horas en ferrocarril.
- Aldea Shinshen a País de la Lluvia con un tiempo de viaje de 3 horas y media en ferrocarril.
- País de la Lluvia a aldea Kisargaki en el País del Fuego a pie con un tiempo de viaje de 30 horas utilizando la técnica Kakure no jutsu (se adjunta en el spoiler).
18 Ichigatsu, Aldea cerca de Kisargaki, País del Fuego
Había pasado el día anterior en Kisargaki pero ahora mi camino debía de continuar, no podía permitirme estar muchos más días fuera de mi hogar, no tenía suficientes provisiones ni dinero para ello. Era media mañana, en torno a las 11:00, tras haber caminado desde las 8 había dado con una modesta aldea de no mas de 100 habitantes, tenían tan solo una especie de establecimiento que cumplía diferentes funciones, tienda, hostal y restaurante, tras desayunar en el pasé algo de tiempo con sus gentes, eran personas modestas y agradables que acogían con gusto a la gente de fuera, sin prejuicios.
Me contaron algunas historias de la gente que pasaba por allí, me dieron conversación e incluso me presentaron a tres niños pequeños de la aldea que andaban jugando y correteando justo por esa zona. Parecían agradables y avispados a pesar de su corta edad, se habían criado en el campo en un ambiente natural y rodeados de gente con buenos valores, los envidiaba, si bien veía reflejadas ciertas partes de mi infancia en ellos a causa de la pobreza y las injusticias que vivíamos en Iwagakure yo había tenido que tragar más que ellos. Vestía con mis ropajes habituales. Vestía con mi atuendo habitual, pantalones largos cómodos y flexibles, una camiseta blanca, sandalias de madera y mi tan común capa oscura con capucha que me ayudaba a pasar desapercibido. Un porta kunais en el muslo derecho y un porta utensilios en la cadera, ligeramente ladeado hacia la izquierda, ambos ocultos por mi capa.
Hubo un momento en el que los niños decidieron ir a jugar a los ninjas, sin dudarlo me invitaron a participar mientras los adultos reían y me animaban a hacerlo, me encogí de hombros y accedí con una sonrisa. Les indiqué que enseguida iba pues debía tomarme un instante , poco después llegué junto a ellos, estaban dando saltos, agarrándose unos a otros y lanzándose objetos inofensivos.
Me contaron algunas historias de la gente que pasaba por allí, me dieron conversación e incluso me presentaron a tres niños pequeños de la aldea que andaban jugando y correteando justo por esa zona. Parecían agradables y avispados a pesar de su corta edad, se habían criado en el campo en un ambiente natural y rodeados de gente con buenos valores, los envidiaba, si bien veía reflejadas ciertas partes de mi infancia en ellos a causa de la pobreza y las injusticias que vivíamos en Iwagakure yo había tenido que tragar más que ellos. Vestía con mis ropajes habituales. Vestía con mi atuendo habitual, pantalones largos cómodos y flexibles, una camiseta blanca, sandalias de madera y mi tan común capa oscura con capucha que me ayudaba a pasar desapercibido. Un porta kunais en el muslo derecho y un porta utensilios en la cadera, ligeramente ladeado hacia la izquierda, ambos ocultos por mi capa.
Hubo un momento en el que los niños decidieron ir a jugar a los ninjas, sin dudarlo me invitaron a participar mientras los adultos reían y me animaban a hacerlo, me encogí de hombros y accedí con una sonrisa. Les indiqué que enseguida iba pues debía tomarme un instante , poco después llegué junto a ellos, estaban dando saltos, agarrándose unos a otros y lanzándose objetos inofensivos.
¡Vamos a ver! ¿Qué vais a hacer ahora que un ninja de verdad ha llegado a la zona?
Todos se rieron y parecieron ilusionados, estábamos en una explanada de hierba de 20x20 con un árbol de no más de 3m de alto justo en el centro. Cargaron contra mi y me los quité del medio con cuidado dejándolos tumbados en él suelo, estuve jugando con ellos unos 20minutos, haciéndoles llaves simples siempre con precaución de no hacerse daño. Un puñado de mariposas revoloteaban entre los huecos de las ramas de los árboles y sus hojas, los niños gritaban felices, yo no podía evitar sonreír ante tal escena.