¿Arderá por siempre el espíritu de La Hoja? [Priv.]
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"Uno no sabe qué pregunta es más cruel: la del secuestro ¿Cuándo volverán? o la de la desaparición forzada ¿Dónde están?"

No, cualquiera sea el combustible, cualquiera sea el detonante, incluso... Cualquiera sea la intensidad de un ardiente fuego, aquel elemento siempre estaría destinado a encontrar un solitario final. La intensidad de las flamas en cualquier condición en la que se encontraran estaría siempre ligada a la cantidad de recursos que pudiesen consumir para poder seguir viviendo, por más duradero que fuese un incendio siempre habría maneras de extinguirlo y aun si no se encontrase una fórmula sencilla, el propio desgaste y consumo apresurado de oxígeno determinaría que, lo que alguna vez pudo ser un estallido rico en oportunidades, terminase siendo un montón de escombros, cenizas que el viento, el agua o las rocas fácilmente podían dejar en el olvido. Aquellas reflexiones habían acompañado al Enmascarado durante todo su trayecto hasta el País del Fuego; desde su profunda conversación con Ryth y aquel otro tipo de sombrero, una idea había quedado fija en una mente que por momentos se volvía bastante peligrosa... Aquel debate sobre la posición del mundo y la implicancia de los shinobi una vez más en una disputa ideológica había apresurado el nacimiento de una postura mucho más activa de lo que él acostumbraba a realizar. La similitud entre aquella reflexión y las voluntades humanas eran muchas más de las que en un principio él hubiese estimado: Al igual que los incendios, los discursos se propagaban frenéticamente entre las conciencias de los hombres y mujeres del mundo, consumían sus sueños y transformaban sus entornos, se alimentaban de sus espíritus provocando mucha más fuerza en sus movimientos, transformaban las simples brisas en oleadas de un fuego abrasador que rápidamente tomaban posesión de otros cuerpos en un frenético avance hasta el completo dominio de un determinado lugar o grupo de personas... De ahí que las palabras tuviesen un poderío tremendo, de ahí que quizás el arte más complejo de manipular y dominar fuese el de los propios discursos, de ahí que quizás los grandes líderes de aquella nación habían dominado el arte de la "Voluntad de Fuego", una de ambrienta conquista, espíritus valerosos capaces de consumir todo a su alrededor .-Según la información, probablemente el lugar se encuentre a unos 70 metros hacia el Nororiente.- Mientras una figura oscura recorría un lejano bosque en medio de la noche, su mente no paraba de trabajar en las motivaciones que lo habían llevado justamente a ese lugar, a la realización de un trabajo particular de características nunca antes realizadas por él. 

¿Qué ocurría cuando los discursos terminaban por consumir los espíritus? ¿En qué se anclaba una ideología que no llevaba consigo más material del cual alimentarse? Así como los incendios, las palabras biensonantes y enriquecedoras del espíritu muchas veces terminaban avanzando demasiado rápido como para asentarse finalmente en las conciencias del mundo... Pareciera ser que la trascendencia únicamente correspondía a la dimensión de las deidades o los monstruos, el folclore y las costumbres, no para los seres humanos y sus pretensiones, pues allí no había más que finitud .-"Dos jóvenes, ella mayor que él, no la necesitamos pues bien podría resultar ser demasiado problemática... Enfócate en el chico, lo necesitamos vivo y preferentemente sin daños. En cuanto a la otra, la prioridad es su eliminación, no deben haber testigos".- Esas habían sido las indicaciones generales de un acuerdo un poco extraño. Un trato que incluso dentro del bajo mundo tenía tintes bastante oscuros... El solicitante: Una máscara que representaba a Dios, la solicitud: La encarnación viva de la inocencia, el apego y la lejanía... Finalmente el solicitado: Otra máscara, una que había perdido parte de su humanidad y aun así, intentaba defenderla.
Un trato de conveniencia casi unilateral, al menos en el papel, el secuestro de un joven habitante de un país lejano a cambio de una cuantiosa suma de dinero, reconocimiento y algunos contactos... Todo demasiado trivial viniendo de una figura que en el pasado había luchado por cosas mucho más grandes. ¿Por qué aceptar algo como eso entonces? ¿Por qué supeditar su trabajo y renombre hacia una tarea tan deshonrosa y mal vista? Sencillamente por lo que ya antes había discutido con aquellos shinobi en el País de los Pájaros: Alguien debía manchar sus manos con sangre si es que buscaban el progreso.
Y así como las brazas ofrecen una latente posibilidad de volver a encenderse, por ese entonces Shujin creyó que el mundo lo necesitaba igualmente, tal y como Surazal en el pasado le había enseñado, para un correcto avance dentro del mundo era necesario que el viento jamás dejase de soplar... Ese mismo viento, nacido en las profundidades de Nueva Iwagakure, formado y madurado en el desierto de Sunagakure, tenía que ser el encargado de promover, una vez más, el surgimiento de una nueva llamarada de esperanza que lograse iluminar las conciencias, porque las luces de un dios eran demasiado resplandecientes como para permitir que el mundo pudiese ver sus alrededores, luces enceguecedoras que promovían la parálisis y el orden absoluto, en cambio... ¿Qué ocurriría con una propuesta nacida desde el fuego y descontrol? Las flamas de un incendio eran volátiles, pequeñas chispas se esparcirían por el mundo encendiendo a otras conciencias y violentando a quienes se sintieran incómodos ante aquel calor insoportable, el fuego no sólo provocaría luz en el mundo, también daría espacio a las sombras y junto a ellas, la esperanza de una muerte igualitaria.

.-Hace ya 15 años les declaré la guerra.- Escondido entre los árboles, un rostro cansado observaba una pequeña cabaña en medio de la nada .-Quién diría que hoy se deba revivir un legado para combatir otro... Una enfermedad que compita con otro malestar... Un cuerpo podrido que sólo busca descansar.- Aquel objetivo de secuestro no era otro sino un descendiente directo de, quien en algún momento fue, uno de los shinobi con mayor habilidad de los que se habló durante la guerra contra el Imperio del Rayo. El legado de los Kage en cada aldea parecía estar completamente extinto, pero bien lo sabían los partidarios del Imperio actual que una figura como la de Eifen Uchiha aun podía llegar a despertar adhesión en un porcentaje no menor de disidentes, aun cuando estuviese su figura encarnada en su propio hijo. Fuera de todo valor político que pudiese tener una captura de esas características, no dejaba de ser valioso el poder adueñarse de un linaje tan relevante como lo era el de los ojos rojos... Definitivamente aquellos que se asumían como personificaciones de dios en la tierra, comenzaban a tramar algo y, llegados a ese punto, Shujin entendía que debía permitir que el incendio comenzara. .-El mundo ha cambiado... La paz se ha apoderado de los corazones de todos, resignación a una normalidad en apariencia inquebrantable.- El antiguo shinobi de Nueva Iwagakure guardó su tan característica máscara entre sus ropas, aquella misión la haría a rostro descubierto, el motivo era sencillo, un acto como aquel requería de un rostro inexistente y el de él, no era más que el rostro de un difunto, un rostro fantasmal. .-El mundo necesita un espectáculo, la vida misma es un teatro que debe ser bien representado... Hoy inicia una obra que será aclamada incluso en los cielos... El último acto de un fantasma en la tierra.- Sus ojos por primera vez en mucho tiempo mostraban vida, el antiguo líder de Rieki finalmente se dirigió velozmente hacia aquella pequeña cabaña, Shujin tendría que realizar la mejor obra posible.
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OST

La diaria trashumancia del barro deletérea la sensación humana de saberse nómadas del tiempo que nos roba la sombra, nos recuerda la ira de los dioses y ese circulo vicioso repleto de odio que una y otra vez vuelve a repetirse tras un placentero periodo predominado por La Paz.

Caminando sin rumbo hacia el olvido, sorteando las tumbas del deseo y del fracaso, sin poder compartir la incertidumbre con allegados, oliendo el aire de una falsa libertad acompañada por el silencio. Nada más solitario que el hombre y su condición de hombre fugaz y trashumante que pasa las tardes mirando las veletas. Nada más solo que un poblador del desierto, un viajante 
necesitado y áspero deambulando por las sombras de un pasado entrañable escapando de los fantasmas de una escena difícil de borrar.

Caminante y silencioso, sin nombre y sin dirección el que algún día supo ser un joven prodigio, recorría el sombrío camino de la soledad ayudando de manera incógnita a los mas necesitados y recopilando información con el afán de mantener viva la esperanza de que todo volviera a la normalidad, aunque esto significara a veces adentrarse en aguas turbulentas. 

En el bajo mundo las noticias falsas suelen ser moneda corriente, pero esta vez preocuparse no fue en vano y así la investigación de Rukasu tuvo inicio tras escuchar rumores sobre la aparición de una misteriosa mujer la cual llevaban tiempo buscando... Con el correr de los días los rumores cobraron más fuerza y las sospechas del ex escolta del Hokage comenzaron a crecer obligándolo a comenzar a recopilar información al respecto.

Muchos años habían pasado desde aquel fatídico día donde aquel pequeño escuadrón de escoltas sobrevivientes: Yatako, Kureha y Rukasu, se vieron las caras por ultima vez y que una extraña mujer y su hermano hayan sido encontrados no generaba más que preocupación en el aun joven Uchiha.

La investigación llevó al Nomade Rukasu hasta un lejano país, donde habría logrado dar con el presunto solicitante de dicha búsqueda, enfrentarlos no era una opción, un acto suicida lo cual solamente expondría su persona la cual llevaba oculta desde hace quince años, no tenia más remedio que emprender la búsqueda de Yatako para asegurarse que esta se encontrara bien. La hora de volver a casa había llegado.

Así fue como una comenzó una búsqueda contrarreloj para lograr alertar a su antigua compañera y amiga sobre estos rumores y descartar la posibilidad de que se tratara de ella. Sin dudas, Rukasu debía tomar decisiones muy precisas puesto que cualquier paso en falso podría desencadenar problemas aun mayores, pero lo más importante y primordial era volver a unir al escuadrón escolta del legendario Hokage Eifen Uchiha y prepararse para problemas inciertos que cada vez estaban más cerca.
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OST ambiental


Caía la noche, y la luna y las estrellas apenas alcanzaban a iluminar con tenues haces de luz que se colaban entre la densidad de ramas de uno de tantos frondosos bosques del País del Fuego. Entre caminos sin marcar por el ser humano, una persona había hecho su rutina invernal desde hacía muchos años, el recoger pequeños trozos de madera aptos para recrear un hogar acogedor, que se asemejase al menos un poco al calor familiar que había recibido desde pequeña... pese a todo.

Una mano delicada, enrojecida, con las uñas mal pintadas de color negro, ahondó en la nieve. Rebuscó unos instantes y descubrió una manzana en buen estado. Probablemente había sido la última en caer del árbol, antes del comienzo de las precoces nevadas de ese año. Allí estaba, en solitario, la última en rendirse y oculta a la vista de cualquiera que buscase alimento. Y sin embargo, la había encontrado.

La figura encogida se levantó y ajustó la capa negra raída, y la bufanda roja con forma de trenza por delante de los labios. Suspiró un aliento helado, visible a contraluz de los rayos lunares sobre el fondo oscuro, y siguió avanzando sin aparente rumbo. Pero ella, al no ser una persona cualquiera, sabía exactamente dónde estaba a pesar de que las inclemencias del tiempo jugaban en contra. No sólo su sentido de la orientación era excelente, sino que haber vivido en esos bosques durante ya siete años, le daba la sensación de poder recorrer varios kilómetros con los ojos cerrados y aún así saber volver a casa sin titubear.

En parte, seguramente, se debía a que en casa esperaba una persona. Alguien que necesitaba de ella, que despertaba en su alma un deseo de protección que, desde el primer contacto, se le había hecho muy familiar. Como si hubiese vivido aquella situación de alguna manera, en algún momento: su hermano pequeño. Tenía ya dieciséis años, y llevaban catorce escondidos, huyendo en búsqueda de un lugar donde no tener que hacerlo más. Y creían haberlo encontrado.

Pero la huida, aunque sea hacia delante, nunca termina.

Arrastrando los pies, cansada, por el frío manto níveo, Yatako decidió que sería buen momento para volver a casa: había tardado tanto que quizá Yōgen se habría dormido de tanto esperar postrado en la cama. El invierno era un especial infierno para alguien tan delicado como el joven de los Uchiha, y cada uno que pasaba con vida era digno de celebrar. Sin embargo, cuanto más mayor se hacía, más atisbo de esperanza veía su hermana. Su salud progresaba —aunque lentamente— y con ella, Yatako tenía un objetivo que la mantuviese concentrada y dedicada. Tenía algo por lo que luchar, y seguía manteniendo su promesa. Yatako metió una última rama en la cesta que llevaba atada a la espalda y se levantó de nuevo, para dar media vuelta, poniendo rumbo a casa.

En la pálida escena, la Uchiha se vio de pronto acompañada. Se quedó inmóvil ante el ruido de hojas en la queda noche. Era un ruido muy conocido, de pisadas. Llevaba tanto tiempo moviéndose en secreto, que sabía reconocer aquellos pasos, porque eran como los suyos. Y sobre todo, en una noche tan tranquila y silenciosa como aquella. Yatako movió una mano temblorosa hacia su cintura, más no halló nada. Había dejado su vieja katana en casa. Si se trataba de un ser humano normal, huiría antes de que pudiese avistarla siquiera... "¿O quizá debería dejarlo inconsciente para que piense que ha sido un sueño al despertar? No, si la ventisca arrecia de noche... podría morir".

Sin embargo, ¿quién podría perderse allí, en un lugar tan recóndito en invierno? Yatako apartó mechones de pelo para despejar su vista y, suavemente, los ojos comenzaron a cambiar de tonalidad.
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Última modificación: 13-01-2023, 03:19 AM por Rukasu Uchiha.
En algún lugar del Bosque del Fuego
   
OST
   
Aquella conversación no paraba de resonar y aumentar la preocupación en la mente del pelinegro, quizás podía llegar a ser un error, pero tantos años moviéndose entre las sombras hacían que la experiencia pesara y llevara a Rukasu a tomar la decisión que mas creyera conveniente. 

La respiración agitada y el sudor cayendo por las mejillas mostraban la preocupación del Uchiha quien sabía que no tenia tiempo por perder, tomo su vieja Katana, se colocó la capa negra y una antigua mascara Anbu para ocultar su identidad y así procedió a alejarse rápidamente de la zona central del País de los Pájaros para ubicarse en un sector seguro para poder invocar a su fiel compañero Yatagarasu.

- Es hora de volver a casa Yata...

La majestuosa ave negra de pocas palabras al igual que su invocador, asintió levemente con la cabeza y agacho su cuerpo lentamente para facilitar la subida de este a su lomo para poder emprender viaje rumbo hacia el País del Fuego donde allí pondría en acción nuevamente su experiencia y conocimiento sobre su antigua compañera para poder dar con ella antes que el misterioso enmascarado.

El viaje fue largo y tenso pero una vez en el destino, el joven Rukasu se coloco en la altura de una de las montañas bajas que rodean los frondosos bosques característicos del país del fuego y desde esa ubicación se tomo unos escasos momentos para apreciar aquel bello paisaje iluminado por la luna mientras por su mente comenzaban a repetirse un centenar de recuerdos vividos a lo largo de su infancia pero lastimosamente el tiempo era poco y era hora de comenzar a moverse. 

La búsqueda llevó tiempo teniendo en cuenta que se comenzaba desde cero, si bien Rukasu había dado a Yatako un pequeño pergamino donde podría invocar un cuervo y contactar a su compañero ante alguna emergencia, pero al tratarse de una situación opuesta las cosas se volvían cuesta arriba pero todo cambiaría aquella noche. El pelinegro había recorrido los bosques del país realizando un rastrillaje sectorizado, de momento, se encontraba avanzando a toda velocidad entre una zona prácticamente inhabitada, vistiendo aquella capa negra y su mascara hasta que pudo sentir una fuerte y reconocida presencia. La concentración iba en aumento al igual que la desconfianza, posó su mano en el mango de su añeja Katana y comenzó a seguir su instinto. 

A lo lejos podía verse una figura moviéndose con libertad aunque sin certeza alguna que se tratase de su antigüa compañera, Rukasu decidió moverse con cuidado buscando acercarse lentamente hasta confirmar de quien se trataba y no exponer su presencia en vano y más aun con la cantidad de chakra que esta portaba. Los ojos carmesí del Uchiha seguían con detenimiento a la mujer hasta que esta noto la presencia de Rukasu pero sin descubrir su ubicación. La tensión iba en aumento en el lugar, un movimiento en falso y todo podría terminar mal, hasta que la mujer corrió sus cabellos y Rukasu desde su ubicación oculta pudo notar este detalle lo cual confirmaba sus sospechas decidiendo romper el hielo y sin revelar su ubicación se dirigió a su antigua compañera.

- Veo que tu instinto sigue intacto, encontrarte fue una difícil misión... 

Las palabras del Uchiha eran frías como de costumbre pero en su rostro esbozaba una tenue sonrisa mientras salía detrás del árbol que ocultaba su presencia y se colocaba justo de frente a Yatako mientras se llevaba su diestra hacia la mascara y procedía a quitársela lentamente dejando su rostro al descubierto para tranquilidad de sus antigua amiga.

- Lamento estar aquí sin avisar...pero... tenemos que hablar... y pronto...

Los ojos de Rukasu regresaron a la normalidad tras quitarse la mascara pero era difícil que llevar tranquilidad a Yatako puesto que el rostro de su amigo denotaban preocupación y ansiedad por transmitirle sus preocupaciones. El encapuchado solamente espero la reacción de la hija del legendario Hokage mientras la miraba fijamente a los ojos. 

Rukasu
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Todo permanecía oscuro en un silencio triple que inundaba el lugar. En una primera instancia el silencio que reinaba en la estancia, oscura y sin ningún tipo de mueble o decoración más que la penumbra, un silencio que ocultaba uno aun más profundo. El silenció producto de una joven que descansaba en medio de aquel paramo acostada en una posición fetal en un profundo sueño, su respiración era imperceptible más que por el movimiento ejercido levemente en su caja torácica al inflarse y deshincharse, quieta y silenciosa ocultando una verdad que no quería revelar, el ultimo silencio. El silencio de la historia, el de un pasado que no quería recordar, unos sucesos que varadamente nunca supo como procesar, una historia que ahora era silenciada a la fuerza.

Hubo un día en que se perdió mucho, en que todos perdieron, en realidad no habia ningún culpable que lo fuera más que otros. No obstante ella no podía evitar cargar más sobre sus pequeños hombros de lo que pudo hacer. La perdida era algo difícil de procesar para cualquiera, algunos en mayor y otros en menor medida, pero siempre difícil. Más era ella la que entreno desde que tuvo control sobre su propia vida para ayudar a la gente y alargar sus vidas, que nadie perdiera el futuro que aun tenia por vivir. Y aun así fracaso, no logro hacer absolutamente nada y alguien importante para ella desapareció y con su caída incontables vidas se perdieron. 

Pero aun con todo ese dolor, ella fue incapaz de apenarse, de llorar, de albergar un atisbo de ira, de gritar de rabia y frustración. Su ser habia olvidado antaño como manifestar esas emociones, se esforzaron mucho en bloquearlas por completo. Aun así en un momento como ese, esos sentimientos luchaban por florecer, encontrándose con una barrera que no podían superar, dejando a la joven flor de cerezo de la hoja con un colapso interno que la llevo a una crisis en la que no pudo hacer otra cosa que encerrarse consigo misma. En aquel sombrío lugar permaneció horas, días, semanas, la noción del tiempo se perdía, su propia sombra llego a ser manipulada por su subconsciente trayéndole comida cuando era posible y ella solo hacia una cosa una y otra vez... Reír, reía tan fuerte como podía, tanto que rompía en lagrimas mientras su rostro aun reflejaba una expresión de jubilo. Era tal vez demencia, o locura, muchos habrían sacado sus hipótesis, pero daba igual, porque allí solo estaba ella. Y con el tiempo sus lagrimas se agotaron, aunque era difícil dictaminar cuanto fue. Pasando su ciclo de risa y sueño a un ciclo de meditación y sueño.

Eso nos trae hasta este punto, en que Kureha reposaba tranquilamente recuperando algunas fuerzas con su cuerpo en un estado bastante deplorable, delgado, con la piel seca finamente marcada sobre sus huesos, con un largo cabello que le sobrepasaba a su propia altura. Descansaba en un sueño profundo entre las sombras mientras en un espejo de cristal oscuro en la cúspide de aquel lugar reflejaba como el destino tras años de sueño profundo empezaba ha hacer girar sus engranajes y juntar las piezas.
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¿Era aquel el combustible necesario para poder iniciar la llamarada más grande que ha podido apreciar el mundo? ¿Cuánta significancia podía tener una figura tan debilitada dentro de un universo dominado por monstruos? Parecía una ironía, una jugarreta del destino, quizás hasta una simple mentira articulada con la única intención de hacer caer a los más ilusos .-Puede que incluso sus aptitudes físicas ni siquiera sean las suficientes como para vivir en un ambiente como este, no por sí solo.- La mirada de Shujin, ya dentro de una pequeña cabaña en medio del bosque, se dedicó a recorrer por unos instantes el lugar. No había algo que a simple vista se pudiese destacar, la mayor parte del sitio correspondía más a un hogar simple que poseía lo mínimo necesario para una vida tranquila, nada que pudiese llamar la atención, ni siquiera algún objeto en principio de valor para despertar la codicia de algún viajero perdido... Aquel adolescente recostado frente a él, dadas las características de la información recopilada, debía ser aquel heredero del espíritu de fuego, pero... .-Su fuerza, su resistencia...- Ni siquiera hubo mayor esfuerzo en el poder provocar su inconsciencia, probablemente aquel joven sólo había alcanzado a ver de sobresalto la figura de quien se transformaría en su captor antes de que el antiguo shinobi de Iwagakure le asfixiara al punto de que perdiera el conocimiento .-Al menos fueron precisos, si desean al chico es técnicamente porque no representa un desafío en lo absoluto... Lo que da pie a considerar que...- Su mirada giró hacia la entrada de la cabaña, como si simbólicamente estuviese esperando la llegada de alguien más en medio de aquel silente claro en medio del bosque. Era claro, dentro de aquel rompecabezas faltaba una figura central que, quizás por azar o por cruel jugarreta del destino no se encontraba en esos momentos dentro de la casa; por una parte aquello significaba una clara ventaja, nada ni nadie había encendido las alarmas por lo que era probable que los demás ocupantes de la cabaña tardasen un poco en llegar, se evitaba con ello un enfrentamiento directo y se obtenía la ventaja de al menos poseer al rehén en sus manos, si es que acaso no se perdía tiempo en el acto. Una pequeña botella salió de entre las ropas de Shujin, vieja y maltratada, frágil si se quisiese ser más preciso, un recipiente que antaño probablemente fue ocupado para contener alcohol de algún tipo y que en esa noche se transformaría en un ataúd de esperanza y sacrificio .-No hay tiempo que perder, espéralos afuera, ya sabes qué hacer.- Inesperadamente, susurros audibles irrumpieron el absoluto silencio dentro de aquel lugar, como si el antiguo líder de Rieki estuviese siendo acompañado de alguien más que hasta ese punto no había sido visto ni siquiera por él mismo .-Dame otra botella y aléjate del lugar, no te prometo más que un par de minutos.- Desde su misma espalda, mientras Shujin se proponía iniciar el ritual, una figura exactamente igual a él había emergido, aquella era la señal de que iniciaba finalmente el plan para encender las llamas de un espíritu olvidado.
Contenido Oculto
Mientras aquella copia nacida desde él se había dirigido al tejado de la cabaña para esperar a posibles "visitantes", el Shujin original ya había realizado los sellos pertinentes. Junto a la cama donde se encontraba el inconsciente hijo del antiguo Hokage un pequeño altar había surgido, un hilo de chakra bastante denso conectaría aquella débil figura con aquel frágil objeto, un método efectivo y rápido pero bastante complejo de deshacer, aunque claro, aquel sería un problema con el que los solicitantes deberían lidiar en el futuro .-Bien, Shishō Fūin completado.- Pensamientos claros en un cuerpo algo agitado, aquel gasto de energía hecho tan presurosamente como siempre tenía efectos adversos en un cuerpo que, por más que se renegara de ello, continuaba siendo el de un simple ser humano. Aquel cansancio definitivamente le acompañaría en el viaje de regreso, pero no quedaba de otra... Finalmente aquella máscara que hasta ese punto había mantenido guardada, volvió a su rostro y, sin esperar algún tipo de señal o dar aviso, el renegado decidió salir rápidamente de la cabaña para alejarse del lugar en dirección desconocida.

Su primer objetivo estaba completamente claro: debía encontrar la manera de que su rastro se perdiese en las cercanías, probablemente volar o solicitar la ayuda de alguna de sus invocaciones sería lo ideal, si es que lograba conseguir la distancia suficiente no habría problema alguno y, considerando las circunstancias aquel señuelo que había dejado tras de sí le ayudaría a obtener el tiempo suficiente... La obra teatral ya no estaba ligada íntegramente al éxito que él pudiese tener sino más bien al desempeño de su "clon" o mejor dicho "otra parte", que se había quedado concentrando chakra en el tejado de aquel lugar. De él dependía que el fuego comenzara a consumirlo todo y, claro estaba, que el verdadero mensaje fuese entregado: Aquella actuación en esa fría noche en medio del bosque no importaba absolutamente en nada si se tenía como parámetro la necesidad de encender los ánimos de venganza en la única que realmente parecía ser un problema para los Imperiales, aquella muchacha que se le había ordenado exterminar y que él deliberadamente dejaría como testigo clave de sus actos, era ella la portadora del estandarte .-El caos comenzará a engullir el mundo, ¿no te parece? pequeño "heredero".- Dijo finalmente el Enmascarado mientras se adentraba cada vez más en lo profundo del bosque.

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Técnicas y Datos
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Última modificación: 18-01-2023, 09:25 PM por Yatako.
Yatako giró la cabeza con brusquedad hacia el lugar de procedencia de la voz. Entrecerró los ojos a la par que cambiaban a la bien conocida tonalidad rojo carmesí, y la embriagó aquella sensación tan familiar a pesar de haber dejado la costumbre de ser kunoichi años atrás. Veía claramente su alrededor: los pequeños copos de nieve y su geometría hexagonal cayendo elegantemente sobre briznas de hierba que reaccionaban moviéndose escasos milímetros; pájaros acurrucándose en sus nidos al amparo de los robles... y por supuesto los movimientos de un extraño que se hacía conocido.

Conservaba aún la experiencia y el buen hacer de un shinobi, y estos le habían hecho llegar viva a aquel día. Por ello, era imposible que confiase a la primera en alguien, por mucho que su apariencia y su voz se asemejasen a un viejo conocido, o su chakra fuese del mismo color que recordaba. No pudo, sin embargo, evitar dar un respingo en el momento en que el individuo removió la máscara.

La hija del décimo Hokage se movió despacio, sin decir ni una palabra hasta que no hubiese demostrado su intención. Tras escucharle hablar, y con la mirada clavada en él, una mano titubeante se movió hacia la muñeca de la contraria, su derecha, hasta agarrarla con firmeza. Un sonido estridente y agudo precedió, como no podía ser de otra manera, un rayo contenido y mal formado alrededor de la mano.

—¿Cómo sé que eres tú? —arrastró una pierna, para estabilizar el cuerpo en una posición lista para el combate, Raikiri al frente apuntando al hombre—. Dame una buena prueba de que no eres un impostor, o no saldrás vivo de aquí.

Recursos
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Como era de esperarse el recibimiento de su antigua compañera no fue el esperado aunque haciendo honor a su titulo shinobi realizando un procedimiento desconfiado aunque acertado ante la enigmática y repentina aparición de Rukasu. El rostro del pelinegro se vió considerablemente iluminado por los destellos del Raikiri de Yatako quien se encontraba lista para atacar el mas joven de los Uchiha quien a pesar de la amenaza mantuvo su característica frialdad y solo procedió a realizar una lenta tanda de sellos para acto seguido llevar su mano derecha al suelo generando automáticamente una gran nube de humo la cual rápidamente comenzó a dispersarse dejando la imponente figura de Yatagarasu al descubierto.

El fiel compañero de Rukasu, simplemente miró a la hija de Eifen en silencio esperando ver un cambio severo en la expresión de su rostro y así mostrar un poco de alegría ante el inesperado reencuentro. Por otro lado, Rukasu simplemente mantuvo su semblante y con esa tranquilidad típica solo atinó a realizar una pregunta rememorando una de las últimas charlas en conjunto con su padre durante aquel recordado viaje por el país de los campos de arroz.

- ¿Nervios? 

Pregunto Rukasu imitando la tranquilidad del Juudaime Hokage durante aquel momento en el que la tensión reinaba y el peligro inminente al cual se encontraban dirigiéndose. Dicho esto y sin intención alguna de defenderse, Rukasu comenzó a acercarse lentamente hacia Yatako con el afán de darle un cálido saludo mientras su fiel compañero continuaba como espectador de aquella inesperada escena.

Personaje
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No había otra opción, Yatako no podía arriesgarse. Su primera reacción, por puro Instinto, fue lanzarse hacia el hombre en cuanto vio que hacía sellos de mano. Como una flecha hecha de rayos, la Uchiha se precipitó sobre el intruso Raikiri en mano, dispuesta a matarlo de un golpe fulminante.

Por mucho que la apariencia, la voz, el color de chakra fuese el mismo, ¿podía estar segura de que aquel que estaba delante de ella era quién parecía? Quizá los años de huida la hubiesen vuelto paranoica, pero ¿acaso no era por eso mismo que nunca habían sido descubiertos?

Una humareda interrumpió el ataque, y Yatako frenó en seco, apenas a unos centímetros del plumaje de un ave, y retrocedió dando un salto hasta su posición original.

—Maldita sea... —el sonido de la corriente eléctrica fue acallándose hasta el silencio, y el jutsu raiton desapareció con él, y con parte del ímpetu asesino de la Uchiha, que se mostraba dubitativa por primera vez. Oyendo las palabras de su padre en la boca de quien se presentaba como su viejo amigo, Yatako abrió los ojos de par en par alzó una mano con la palma hacia él y dio unos pasos hacia un lateral—. Quieto, por favor. No puedo correr riesgos —comenzó a rodear a Rukasu y Yatagarasu sin apartar la mirada, pero con la mente en otro lugar. Si era Rukasu, había algo —o más bien, alguien— en su humilde casa que podía ayudarle a reconocerlo.

Yatako calmó la situación lo suficiente, y cuando estuvo en el punto más cercano a su hogar, echó a correr como nunca.

No tenía más que asegurarse de que Yōgen estaba bien, llegar antes que nadie y adoptar medidas de defensa, y luego, podrían intentar de nuevo la conversación. Odiaría quedarse con la espina clavada si simplemente huía, o mataba a su viejo amigo. No era lo que su padre habría hecho, así que tenía que darle una oportunidad, pero bajo sus propios términos.

Tras escasos minutos de incesante carrera, Yatako llegó al claro en el bosque y encontró la silueta de la cabaña perfilándose en la oscuridad, a unos cinco metros de ella. Jadeante, se apresuró a llegar a la puerta mientras sus orbes rojos escrutaban la zona hasta encontrar a aquella persona que daría inicio al fin de su vida tal y como la conocía.

«No... no. Lo sabía...».

El graznido de los relámpagos resonó e iluminó la escena, y Yatako, furiosa, dirigió una espada de rayo al hombro derecho de la persona que estaba subida al tejado de la casa, con la intención de no golpear un punto vital pero sí incapacitar los nervios de su brazo.

—¡Contesta, antes de que te mate! ¡¿Qué quieres?!

Recursos
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Una mitad emprendía frenética carrera hacia los límites del bosque, la otra esperaba pacientemente la llegada de lo inevitable. Una mitad mantenía en sus manos al "heredero" del "espíritu de fuego" la otra simplemente guardaba consigo un distractor, una botella vacía cuya intención no era más que la obtención de todo el tiempo que fuese posible... Un ser humano en dos lugares al mismo tiempo, con dos metas simultáneas, una mente dividida pero que mantenía plena conciencia de los pasos que debían llevarse a cabo para poder iniciar correctamente una cadena de fuego que ahogase a los mismos dioses .-A este paso... Ha tardado más de lo esperado.- Eran pensamientos fugaces los que acompañaban a un enmascarado en medio de ramas y hojas .-Dudo que la hermana estuviese lejos... ¿Habrán previsto el secuestro? No, dudo que Bishamon hubiese abierto la boca.- Eran pasos rápidos, poniendo al límite un cuerpo que simplemente no podía dar más de sí. Al utilizar aquella técnica divisoria todas las capacidades físicas disminuían rápidamente, sin contar con el hecho de que su cuerpo por aquellos momentos contaba con menos de la mitad total de sus reservas de chakra... Un combate en esas condiciones frente a un oponente preparado se convertiría rápidamente en un suicidio .-Si soy atrapado, en cualquiera de los dos lugares... La obra terminará en una tragedia de mal gusto.-

Al tiempo en que el secuestrador avanzaba, la otra mitad permanecía atento a cualquier movimiento que se pudiese dar en las cercanías de aquella cabaña, la concentración tenía que ser completa y la confianza  una sensación que no podía tener cabida en ninguna parte de su ser .-¿Por dónde aparecerás... "Yatako"? No creo que estemos hablando de una kunoichi común y corriente, es probable que sus habilidades sean de temer, aun así.- Sus ojos recorrieron las cercanías, de momento los únicos sonidos audibles eran los naturales, propios de una noche de invierno .-¿Se atreverá a un enfrentamiento directo a sabiendas de que su hermano está expuesto? No... Los lazos nos vuelven débiles, una conexión fraternal podría ser la ventaja necesaria que he de tener al menos para poder concertar una "reunión".- Al menos eso era lo que indicaba su lógica pero para ser exactos, probablemente todo lo que se decantaría de aquel momento no saldría de otro lugar más que del puro azar... Las personas eran en su mayoría predecibles, los seres humanos tendían a tener comportamientos similares los unos con los otros aun cuando sus propias mentes considerasen que eran únicos en el universo; dicha reflexión era importante puesto que, la única instancia en que los seres humanos escapaban de la lógica, era justamente cuando más humanos se volvían abandonando muchas veces la razón... Los instintos de supervivencia, el deseo de protección o simplemente la abnegada ligazón a alguna ideología... Detonantes todos de decisiones muchas veces incomprensibles .-¿Ya es ho...?.- Sus pensamientos fueron rápidos, probablemente sus reflejos también dentro de lo posible, pero aquel movimiento que apenas se había percibido había dado paso a dos orbes carmesí, ojos de un depredador.

[Se revela el hide del turno anterior] Aquello fue propio de un relámpago, quizás incluso algo más rápido... Aun estando en posición de alerta Shujin apenas había podido reaccionar, simplemente había alcanzado a realizar un leve movimiento lateral ante lo que parecía ser un haz de luz o mejor dicho electricidad si es que comprendía bien la naturaleza de lo que su cuerpo estaba sintiendo .-Con que ha llegado...- Su brazo derecho, que mantenía la pequeña botella distractora, de la nada había dejado de responder dejando caer el objeto a sus pies .-Es temeraria, pero definitivamente no es estúpida.- Pensó Shujin al tiempo en que la mujer exigía respuestas .-Pudo haber terminado todo tan rápido como inició... Pero sabe que no está en posición de un asesinato tan presuroso, eso o la muerte no es costumbre en sus manos.- Aquella fue la última reflexión antes de que el hombre cubierto de telas oscuras centrara su vista en la figura de la chica, según la información debía ser cuidadoso con su vista .-"Libertad", creo que esa sería la mejor respuesta.- Observó entonces su brazo inutilizado .-Teniendo en cuenta que ya estoy muerto.- Su tono era profundo, pero tranquilo, estaba clara la posición en la que se encontraba y con sus capacidades en aquel momento .-¡Uchiha! "Dios" es una entidad misteriosa, sus designios muchas veces no son compartidos, pero sí son absolutos.- Su tono de voz se alzó con el fin de llamar la atención de la mujer, la misión no era combatir y el engatusarla con aquel señuelo tampoco era opción, debía ser rápido .-El Imperio ha decidido "adoptar" al "heredero de la voluntad de fuego". Se lo han llevado y probablemente alcanzarlo sea en extremo complejo e imprudente.- Al menos la información más relevante había sido entregada ya, la misión en ese preciso momento quedaba completamente envuelta en fracaso y en razón de ello el ambiente comenzó a llenarse de papeles... ¿Podría ella anticipar lo que ocurriría? Quien sabe, sería irrelevante una vez liberada la concentración... .-¿Aceptarás los designios divinos o encenderás los corazones de tu olvidado pueblo? Creo que es un llamado que no se puede rechazar "Heredera".- Papeles con el Kanji Imperial se esparcieron por el lugar cubriendo, casi por completo, el propio cuerpo de Shujin, la cabaña misma sería cubierta y los alrededores, teniendo mayor énfasis en la dirección por la que el otro Shujin haía huido... .-Se ha realizado una declaración de guerra... ¡Que inicie el fuego capaz de consumir a las conciencias del mundo!.- Serían esas las últimas palabras de aquel cuyo único propósito de existencia ya se había cumplido... De entre todas las hojas de papel que rondaban ese espacio, ninguna había ido a por la chica, salvo una, marcada con el Kanji del Hokage. Tras eso, las explosiones iniciaron, teniendo como inicio el propio cuerpo de Shujin.

.-Finalmente...- Los pasos del secuestrador lograron llegar a un nuevo claro al tiempo en que a sus espaldas pájaros y diversos animales huían del fuego. Las explosiones se escuchaban ¿Escucharía el llamado aquella muchacha? ¿Resonarían aquellas explosiones en su propio corazón? Dos alas de papel emergieron de la espalda de Shujin, el vuelo que cerraría el primer acto de aquella gran obra, había finalizado.

Datos
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OST Ambiental
 
La tensión y el nerviosismo podían sentirse en el aire mientras los profundos ojos rojos de su vieja amiga analizaban al detalle la silueta de Rukasu para luego interrumpir dicha acción y así emprender una veloz retirada hacia un destino incógnito de momento para el pelinegro, pero que sin dudar ni un segundo empezaría la persecución dejando en claro que no se detendría hasta descartar su trágica hipótesis.

Así fue entonces como montó el lomo del plumífero y cómo un relámpago negro, ambos emprendieron un rápido vuelo detrás de Yatako esquivando todo lo que se interfiera en su camino. Una mezcla de sensaciones invadían la mente de Rukasu, ansiedad, estrés, alegría, miedo... aunque manteniendo un semblante inexpresivo como de costumbre ayudado por la concentración del momento, la hora de accionar había llegado. Conforme con su avanzar, un mal presentimiento invadió el cuerpo del Uchiha, algo no estaba bien y estaban a punto de descubrirlo. Sobre el tejado de la casa yacía el misterioso enmascarado, confirmando las sospechas de Rukasu y dando un giro enorme de la situación. Sin dudarlo el brazo de Yatako volvió a resplandecer nuevamente para luego extenderse casi instantáneamente inmovilizando al enemigo quien casi sin inmutarse procedió a recitar unas misteriosas palabras las cuales escucharía con máxima atención. 

Las 3 aspas giratorias volverían a aparecer en los ojos de Rukasu y junto con ello notaría el centenar de pequeños cúmulos de chakra comenzando a esparcirse por todo el alrededor en forma de papeles, claramente el enemigo había esperado el momento justo para actuar y tenía todo planeado al detalle. La majestuosa ave negra continuó volando a toda velocidad, debían sacar a Yatako de allí cuanto antes, entonces manteniendo un vuelo razante Yatagarasu se coloco a la zurda de la Uchiha donde Rukasu la tomaría por la cintura para subirla al lomo de su invocación y comenzar a volar rápidamente escapando del lugar donde escasos segundos bastaron para que las explosiones comenzaran teniendo como epicentro al misterioso enmascarado.

- He llegado tarde... luego te lo explicaré todo... Esto claramente fue una distracción debemos buscar a tu hermano antes de que se alejen lo suficiente.- 

Comentaría agitado Rukasu mientras Yata continuaba alejándose a toda velocidad de las explosiones, aunque no había tiempo para perder con explicaciones, ambos debían tomar una rápida decisión sobre como emprender la búsqueda de Yōgen antes de que fuera demasiado tarde. 

Rukasu
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Su mundo era oscuro y sombrío, nada habia en aquel lugar más que ella misma y la penumbra. Más eso no era del todo cierto. Una constante era presente en la superficie de aquel lugar, en ocasiones mayor en ocasiones menor en su superficie, como un charco en el suelo, salvo que este se encontraba bóveda de la cámara de sombras. Era una mancha en la oscuridad, translucida como el agua o el cristal, por lo menos desde este lado, cualquiera que observara desde el lado contrario solo observaría un vacío negro, aunque era algo absolutamente comprensible si miramos aquel lugar donde la no tan niña ya descansaba.

Esa ventana cristalina reflejaba un mundo cambiante, siempre iba cambiando, en constante movimiento. Era como uno de esos televisores aparatosos que por la aldea pudo ver en algun local, aunque no eran muy comunes. La diferencia tangencial era la calidad de lo que transmitía y la imposibilidad de cambiar de canal. Siempre observando a Yatako, siempre observando su vida, cualquiera pensaría que era un acoso constante, más no tenia ninguna otra opción, era lo único que le transmitía información de como el mundo iba cambiando. Aunque nunca parecía prestarle atención inevitablemente la información alcanzaba a la joven.

Pero hoy era un día diferente. Dese ese lugar podía sentir en parte los pensamientos más superficiales de la joven Uchiha, sus intenciones, emociones e instintos; en especial una preocupación desoladora y una sed de sangre insaciable. La chica de rosado cabello pudo seguir el encuentro, las palabras de aquella misteriosa entidad, la desolación y furia de Yatako. Así como el inevitable peligro que se cernía sobre ella. 

Aunque era cierto que el misterioso sujeto no atentaba directamente contra Yatako, eso era imposible de saberlo a simple vista. La Uchiha no estaba ahora mismo en plenas facultades por la inestabilidad emocional que atravesaba y eso Kureha lo sabia. Por primera vez en años la Nara se adentraria de nuevo en el mundo humano, mientras una conexión entre ella misma y Yatako se incrementaba permitiendo a Yatako escuchar en su mente resonar una leve risa - Nikakakaka... - Mientras esa risa es devenía una línea de pensamientos tambien se mezclarían unas palabras - Cho... Odama... - Una mano delgada emergería de la sombra de Yatako extendida hacia la cabaña mientras el chakra se empezaba a arremolinar con gran frenetismo. La mano terminaría es deviniendo a la figura de una joven de corta estatura cuyo cabello rosado desarreglado y seco se extendía hasta sus pies cubriendo la mayor parte de su cuerpo desnudo en el que se podía apreciar como una piel bastante reseca se adhería en gran medida ha sus propios huesos, mostrando una sombra de lo que alguna vez fue una persona. Pero aun así la chica sonreia mientras los papeles se arremolinaban junto al chakra destruyendo la cabaña mientras estos se aglomeraban en gran medida en lo que se estaba volviendo una esfera masiva de chakra que forzaría el detonamiento de aquellos papeles empujando los mismos y la explosión con el movimiento rotatorio y devastador de la esfera, que terminaría en un estallido de los papeles y la esfera en la dirección contraria a la que Yatako, Kureha y ahora Rukasu con su ave se encontraban - Rasengan...
Visual

Dejando frente a los Konohos una devastación a su paso que engullo por completo la cabaña y al hombro. Mientras se habia revelado una sombra del pasado frente a Yatako y Rukasu que fácilmente se desmayaría al quedarse virtualmente sin chakra, entre otras cosas.
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Última modificación: 29-01-2023, 04:18 AM por Staff.
Yatako no pudo evitar esbozar una breve sonrisa, al ver que había alcanzado su objetivo y no había podido evitarlo. Pero la victoria sería efímera si no terminaba aquella pantomima rápidamente. El semblante cambió a serio. Si el que había dejado atrás no era Rukasu y se confirmaba como un enemigo más, podía tener problemas: la tranquilidad y parsimonia del sujeto encima de la cabaña la turbaba, haciendo que pensase que quizá podía haberlo esquivado y se había dejado golpear. Yatako achinó los ojos, fijándose en cómo la botella de cristal caía de la mano del hombre, mientras trataba de pensar lo más fríamente posible en las posibilidades. Pero particularmente en aquella noche, era muy difícil distinguir la realidad que tenía delante.

La heredera del Hokage arqueó una ceja, pues las primeras palabras del invasor comenzaron la cuenta atrás de su paciencia. Con los nervios a flor de piel, bastaría un movimiento en falso o una palabra mal pronunciada para que Yatako terminase en un instante con su vida, para hacer lo mismo con su perseguidor y huir, una vez más, con su hermano. Libertad. Esa palabra no existía para ellos desde hacía quince años, y nunca iba a existir. Lo más cercano que tenían a esa idea, eran pequeños remansos de paz mezclados entre los días escapando de fantasmas, que la mayor parte del tiempo eran invisibles… y otras veces, como en días como aquel, muy reales.

—Ah… es la primera vez en años que llegáis tan cerca, pero no es necesario el discurso, esto acabará como siempre-

Su tono de voz se vio ahogado por el del hombre enmascarado y Yatako sintió el impulso de expandir el chakra del Chidori y atravesar su corazón y pulmones, pero las palabras clave llegaron a sus oídos y se quedó congelada. Se le entumeció la garganta y contuvo la respiración. Los ojos, que habían estado clavados en su interlocutor, comenzaron un viaje frenético por los alrededores, en búsqueda de pistas. En todo aquello había algo que no tenía sentido. Siempre que habían sido buscados, la intención había sido el asesinato, pues todos los ataques terminaban en peleas sin control, que fácilmente podía haber matado a ambos Uchiha. Era la primera vez que se tomaban la molestia de ejecutar un plan y secuestrar a su hermano. ¿Para qué? ¿Qué querían conseguir con esa frase? Era mucho más fácil hacer lo mismo que hasta ese momento, y luchar contra ella cerca de su hermano y ponerla a la defensiva. ¿Quizá pretendían mermar su mente, para tener una pelea más sencilla? Pero, con el tiempo que había tardado en llegar, y la mala posición en la que estaba… le sería realmente difícil impedir que asesinasen a su hermano.

«¿Cuál es la trampa aquí? Podría haber matado a mi hermano y usado eso mismo para tratar de desequilibrarme. Es el movimiento correcto. ¿Qué… qué mierda está ocurriendo? Podría… ser cierto».

Cansada y confusa, Yatako no reaccionó de inmediato a los papeles explosivos. De repente, su mundo se convertía en una bomba de relojería y amenazaba con estallar, junto con la cabaña y presumiblemente su hermano. Su instinto le animó a matar al hombre, y la cabeza le dijo lo contrario, pues era ilógica toda aquella pantomima para al final, terminar suicidándose para matar a un rehén que ya podía haber asesinado. La joven de pelo azabache negó con la cabeza, desactivó su jutsu y echó a correr hacia la cabaña sin pensar mientras una risa extraña nublaba su mente y de su sombra, en medio de las miles otras de la noche, aparecía la mano y luego el cuerpo de una niña que, portando el jutsu que tantas veces había visto usar a su padre, aplastaba al hombre compuesto de papeles y hacía surgir una explosión que diezmaba la cabaña, lanzando a ambas jóvenes por los aires. Rodando, golpeándose contra el suelo en la espalda y sin control apenas, Yatako agarró el escuálido brazo de la chica pelirrosa para protegerla de los golpes, y como por arte de magia fue recogida del suelo por otra persona, y elevada en el aire por encima de los árboles.

El mundo de Yatako cambiaría para siempre ese día. Con las emociones a flor de piel y sin ser capaz de expresar ninguna, sólo sobreviviendo a un ataque de pánico por la adrenalina y el gélido aire entrando en sus pulmones mientras surcaba el cielo en un enorme cuervo negro, las palabras de Rukasu llegaron lejanas, como un murmullo.

—Qué… ¿qué está pasando? —sin quererlo, las palabras salieron como una súplica y, mientras miraba un papel con el kanji de Hokage que se había pegado a su brazo, luchó con su consciencia tratando de desvanecerse. El ave voló en la noche, rumbo a una nueva parte de la historia.
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Última modificación: 29-01-2023, 04:45 AM por Rukasu Uchiha.
Por primera vez en mucho tiempo, el corazón del Uchiha había vuelto a latir con ese fervor producto de la adrenalina ante una situación de peligro inminente como la que estaban viviendo. El momento de escapar nuevamente de una explosión mortal, logró poner a dos shinobis de elite contra las cuerdas, Rukasu logro tomar a su compañera y emprender así una desesperada retirada a toda velocidad, pero cuando ya parecía imposible tener mas sorpresas, de la sombra de Yatako casi de manera inexplicable, Kureha entro en acción protegiendo a todos utilizando la legendaria técnica del Rasengan logrando intervenir ante las explosiones que los corrían por detrás para luego caer desmayada sobre el lomo del ave quien sin inmutarse continuaba con el escape.

Rukasu, atónito por la situación, se veía obligado a tomar una rápida decisión ya que por un lado tenía a Yatako completamente en Shock y por el otro a Kureha completamente agotada producto de aquel sorpresivo rescate. Claramente la decisión de haberle pedido a Bishamon que buscara un lugar seguro y se prepare para cualquier emergencia había sido acertada, fue por eso que Rukasu dejó uno de sus cuervos encargado de vigilarla para saber con exactitud la ubicación de la rubia medica para poder acudir a ella en caso de que las cosas se tornasen feas.

- Conozco a alguien que puede ayudarnos, tu céntrate en descansar.

Sin dudas si estos tres habrían planeado un reencuentro hubiera sido completamente lo opuesto a lo sucedido, pero la vida se ha encargado de volver a unir sus caminos y cuidarse las espaldas unos a otros. Así fue como este nuevo capítulo de los ex escoltas del Juudaime Hokage volvían a encontrarse, momentos de duras y difíciles decisiones se acercaban pero lo más importante es que se encontraban juntos y ante eso... nada podría detenerlos.

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