Meeting de Entretiempo [Priv. Shujin]
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Terraza del Jardín del Shodai Inari
Martes, 14.00 hs.

— Qué culmine bien su estancia, señor Juugo. Salude de parte mía y de mi padre a Kyoden-sama. — Comentó la pequeña pero refinada Kiyo Iburi, princesa del País de la Tierra e hija del Shodai Inari, máximo gobernante de Iwa. La joven soltó un suspiro una vez que el enviado diplomático del País de los Campos de Arroz, primo de Kyoden Juugo, se retirase. Había extendido un poco más su relación con la máxima potencia agro-industrial del planeta, y el tratado de comercio seguía en pie. Un año más en que la elite de Iwa y la Tierra no pasaría hambre. Sin embargo, los recortes por el poco poder adquisitivo del gobierno, hacía que cada vez el nivel de pobreza y la línea de marginalidad en los sectores inferiores creciera. El descontento entre la clase popular era cada vez mayor, pero era tarea del Shodai Inari continuar imponiéndose. Ya hacía un tiempo, una victoria importante evitó que nuevas tecnologías ingresaran en la Rebelión de la Tierra, y el Imperio recuperaba un poco de paz ante la guerra fría que estaban perdiendo hacía años.

— A ver, la próxima cita es... ¿Ya? Qué fastidio, a esta hora me gusta tomar el té. — Se cruzó de brazos de manera totalmente caprichosa la joven Kiyo, ante los ojos solitarios de su único escolta a quien permitía entrar entre reunión y reunión. La otra escolta, permanecía en la parte baja del palacio personal de la señorita, y dos shinobis de elite custodiaban la entrada de la terraza que miraba al jardín trasero y daba una buena vista del canal de Iwagakure. — Kyotetsu, dile al buffet que preparen mi merienda, llega la hora del té para mí. — Comentó quitándose sus guantes negros con adornos dorados. — Pero señorita, el próximo invitado debe llegar en nada menos que diez minutos. — Ella arqueó una ceja observándolo. — ¿Y dónde está el problema? Tendrá que compartir el té conmigo, hombre. ¿Quién es hoy? — Siguió la lectura de una planilla apoyada sobre la mesa, arrastrando hacia abajo el dedo y chequeando de quién se trataba. — ¿AAAAAAAAH? — Comentó bastante sorprendida al encontrar signos de pregunta repetidos en la identidad de quien solicitaba la reunión. — Kyo-kun, ¿quién admitió que yo tenga una cita con un completo desconocido? ¿Cómo es que llegó aquí?

Kyotetsu se acercó a revisar de quién se trataba en dicho horario, y asintió un par de veces, intentando apaciguar las primeras dudas de la señorita Kiyo y no cargándole más preocupación. — El sujeto decidió ocultar su identidad, pero nosotros la hemos corroborado en privado. Se trata de un shinobi errante, que en algún tiempo de antaño supo ser un buscado criminal del País de la Tierra. Quiere tener una reunión con usted, aunque no nos dio sus motivos. Sin embargo, a su padre no le pareció mal que usted se encargue de atenderlo. — Comentó para luego mirar hacia la puerta y gestualizar a uno de los shinobis que estaban dentro del pórtico, con señas y mímica labial, que ordenasen preparar el té para la princesa. — Estaremos aquí en todo momento, así que quédese tranquila. Lo hemos identificado gracias al registro de la barrera detectora de la aldea, que aún guarda la información desde hace añares. Imagine nuestra sorpresa al encontrar un intruso. Gracias a los dioses, el Nidai Senchō conocía la historia de ese chakra desconocido, y lo vigilamos desde las sombras en su estancia en la aldea. No notamos ningún movimiento extraño, así que dudo que tenga intenciones hostiles. — Kiyo alzó las cejas, como dudando de las palabras de su subordinado, pese a que solía confiar en él. Los criminales y bandidos no le caían en exceso bien, y no conocía al hombre de los murciélagos en absoluto, era demasiado pequeña para haber oído de las historias antiguas del Torneo de Jigoku.

— Eso lo veremos, Kyo-kun. Pero no te preocupes, seguro estaré bien. — Comentó en referencia a la necesidad de escolta dentro de la misma terraza durante la cita con el desconocido. — Oh, lo olvidaba, aquí tiene un informe con información básica sobre el sujeto, quizá le sea de utilidad. — Comentó acercándole un sobre de papel madera que buscó previamente en una repisa de madera que reposaba junto a la ventana que daba al interior. Allí, Kiyo Iburi leyó el nombre real de la persona a quien vería, y no emitió comentario ni gesto alguno.

Tras unos cuantos minutos, el té no había llegado, pero Kyotetsu le avisó a Kiyo que su visita había llegado, con señas. — Háganlo pasar, pues. — Comentó asintiendo y colocándose sus guantes, volviendo a su asiento luego de estar observando la villa apoyada en la baranda y tarareando canciones infantiles. Así, los shinobis de elite, escoltas de la princesa, junto a Kyotetsu, acompañaron al desconocido hasta el asiento frente a la Cuarta Oficial. Ella asintió y cabeceó hacia la salida. — Gracias, pueden esperar afuera. — Sonrió hacia ellos y luego volvió a su semblante serio para ver a su cita. — Bienvenido, desconocido. Toma asiento, tranquilo. ¿Cómo prefieres que te llame?

OFF ROL
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"Nuestras convicciones más arraigadas, más indubitables, son las más sospechosas. Ellas constituyen nuestro límite, nuestros confines, nuestra prisión."
25 de Marzo, Iwagakure.
Niveles inferiores.
Martes, 13:00 hrs.
.-Con que la vieja clínica ya no es más que un espacio vacío.- ¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez? Probablemente más de quince años, al menos desde que su rostro al descubierto se había topado con aquel triste paisaje .-El viejo Nishimura estaría completamente decepcionado.- Sus ojos, cansados como los que alguna vez mostró quien fuera su cuidador durante la niñez, recorrieron amplios pasajes alguna vez vivos y por ese entonces ya completamente sumidos en el abandono .-Su hijo se transformó en una carga incluso mayor de la que el mismo creyó poder soportar, víctima de la culpa no hizo más que demostrar que...- Suspiró, no contrariado sino más bien relajado, el camino hasta Iwagakure había sido bastante largo .-Los lazos únicamente vuelven débiles a las personas, los vínculos ¿No son acaso otra forma de aprisionar el espíritu?.- Sus reflexiones en voz baja probablemente se perdían en el vacío de aquellas calles sumidas en la completa pobreza, desde hacia ya un tiempo parecía que los niveles bajos de Iwa habían sido dejados de lado en razón del proyecto progresista del imperio, aquella aldea había cambiado radicalmente desde que él en su posición de Genin protector se había comprometido a reparar las consecuencias de la guerra... Desde el día en que se había asumido como un hijo del conflicto .-¿Será menos denso el aire en las alturas?.- Sus ojos se dirigieron hacia los niveles superiores, se encontraban lejos pero no lo suficiente como para caer víctima de la presión en razón del tiempo. Shujin no se encontraba en su aldea natal por simple casualidad ni tampoco víctima del azaroso destino, lo que lo había llevado a su antiguo hogar era el indisoluble lazo del compromiso, la firme voluntad de la Tierra, la propia prisión que con el pasar de los años se había encargado de forjar alrededor de todo su ser.

.-Chiase, Sadachi... ¿Qué habrá ocurrido con sus personas? Definitivamente la "Historia" es un monstruo terrible, devoradora de identidades, fabricadora de realidades.- El hombre, vestido íntegramente con telas negras, se cruzó de brazos durante unos instantes. Su posición no cambiaría en lo absoluto, seguiría por largo rato frente a las ruinas de lo que había sido su primera casa, el lugar donde sus primeros sueños habían emergido: Esas esperanzas de haberse transformado en un gran médico como aquel que había cuidado de él... De ese joven probablemente ya no quedaba nada, ni siquiera su nombre debía aparecer en la mayor parte de los registros oficiales, para efectos de la aldea el shinobi "Nishimura Shujin" debía de haber muerto durante los incidentes en el estadio Jigoku, muy por el contrario, su simple presencia debía ser objeto de alarma y alerta temprana, un signo claro de incomodidad o en su defecto un sujeto al cual prestar especial atención durante su deambular en los alrededores de la aldea. No era un misterio para nadie lo que él había provocado para su propio pueblo, no importaban siquiera las motivaciones que lo habían llevado a cometer esos actos puesto que la "Historia" no sabía de intenciones, simplemente se alimentaba de hechos y con ello su mera presencia invocaba indudablemente a los espíritus de la muerte. Su última visita había terminado con la liberación de todos los presos cautivos en la aldea, sin considerar los daños considerables a la estructura de la prisión, pero, allí estaba él: De pie y víctima de los recuerdos constantes .-Después de todo, el peso del mismo tiempo termina por enterrarlo todo... La información no es más que la disposición del dominante y, una historia sólida como la misma roca... No termina más que en polvo esparcido entre cavernas.- Finalmente, su postura se rompió y su cuerpo pareció disponerse a emprender nuevamente su recorrido .-Ese es el costo del progreso sostenido, el olvido... Iwagakure ha logrado erigir sus grandes avances sobre cadáveres de sueños y vergüenzas, aun y cuando su rostro se ha vuelto a mostrar ante todos .- Sonrió para sí mismo .-Sigue siendo aquella aldea que se esconde en la cobardía.- Y así sin más, el antiguo líder de Rieki emprendería su camino hacia un nuevo futuro.

25 de Marzo, Iwagakure.
Niveles superiores.
Martes, cerca de las 14:00 hrs.
.-Mi deambular por este lugar no es fortuito... La cita concertada.- Sus pasos eran rápidos y fluidos, la aldea había cambiado pero el mapeo e idea arquitectónica seguían conservando una lógica propia de aquella tierra .-Dudo que sea un desafío, es más bien una imposición de poder, un claro llamado a mi inexistencia e importancia.- Su presencia parecía ser completamente natural, como si la aldea no hubiese olvidado quien es y al mismo tiempo abandonado todo recuerdo de su implicancia en diferentes acontecimientos, para Shujin aquella era una clara señal de que le conocían pero sencillamente no les interesaba en lo más mínimo que se encontrase vivo o muerto .-Es algo humillante, pero ¿Qué tanto puede pesar el "ego" de una no-existencia?... De momento lo prioritario es "ella".- Su rostro inmediatamente se tornó serio, conforme sus pasos lo acercaban a aquella gran edificación del Shodai Inari Shujin comprendía que se acababan los minutos de introspección y recuerdos vacíos, frente a sí tenía una importante misión, aun cuando la misma no se había mostrado ante nadie con una completa claridad .-Tal y como hemos acordado, es tiempo de la reunión con Kiyo Iburi, no cuestionaron los motivos, será ella misma en persona quien los conozca.- Frente al gran edificio, Shujin mostrando abiertamente su rostro, se había dirigido a los guardias del lugar, quienes pareciendo estar enterados de la situación, inmediatamente se movilizaron; La voz de Shujin acostumbraba a ser imponente y profunda, llena de seriedad y seguridad, la que acostumbra a escucharse de la boca de un experimentado habitante de los bajos mundos .-¿Por qué me habrá permitido ver directamente a su hija? ¿No considera de ninguna manera el que pueda ser una amenaza?...- Una de sus manos fue directamente a su mentón, tal y como siempre lo hacía cuando tenía algo en lo que meditar profundamente .-Incluso, puede que sea simple capricho de la niña... Cualquiera sea el caso.- Sin esperar respuesta de ninguno de los presentes, Shujin decidió deliberadamente sacar la vieja máscara de porcelana de entre sus ropas e inmediatamente cubrió su rostro .-Será mejor abordar esta situación con mi "verdadero" rostro.- ¿Habría ese gesto causado algún comentario entre los presentes? ¿Tendrían el suficiente conocimiento como para asociar aquel rostro de porcelana a alguna mala intención latente? No era siquiera relevante puesto que los guardias ya se habían encargado de comenzar a guiarle hasta donde aquella "Princesa".

El camino no fue demasiado largo, pero de todas formas durante el trayecto aquel Enmascarado se había encargado de fijar atentamente su mirada en las posibles vías de escape que existían en caso de que la situación se complicase; después de todo, de entre todas las cosas que había hecho en su vida, aquella sin duda era la infiltración más directa hacia una figura de poder. El maestro de los murciélagos era un sujeto experimentado, sabía bien cómo mover sus piezas, entendía que un movimiento en falso en medio de aquella escolta iba a significar un enfrentamiento innecesario y probablemente tortuoso. Sus poderes eran considerables sin duda alguna, pero su existencia continuaba prisionera de una humanidad débil y frágil, combatir al mismo tiempo con tal cantidad de shinobi de élite no resultaría en nada más que un suicidio .-La vigilancia era la esperada, pero el problema subyace en algo más elemental que la fuerza bruta... El Imperio ha pasado por alto que no todas las batallas requieren de golpes.- ¿Qué era exactamente lo que planeaba? ¿Por qué había decidido dejar a un lado sus intereses con aquella nueva organización y se había centrado en aquel viaje a sus tierras natales? Definitivamente tramaba algo, era lógico y evidente, probablemente todos allí lo sabían e ignoraban al mismo tiempo, una existencia dual como la que siempre lo había caracterizado. 

No era más que una niña. Tal y como lo señalaban todos los informes e historias que había escuchado hacia ya un tiempo. Quien se encargaba de administrar gran variedad de bienes para poder sostener en pie el gran Imperio de la Tierra no era más que una designada, un ave como las muchas que ya antes habían vivido en la prisión de Iwagakure .-Kōmori.- Fue la primera palabra que dirigió Shujin a aquella jovencita a través de su máscara de porcelana .-Si es que esta reunión requiere de nombres, puedes usar ese, "Kami no Musume" (Hija de Dios) .- Si algo era más que característico en él, sin duda era el adjudicar nominativos a las demás personas como si su clara intención fuese restarle importancia a dicho elemento, su vida se había encargado de enseñar lo efímero que podía ser un nombre en el rostro de un soldado .-Agradezco el recibimiento, también la confianza, es por ello que he decidido mostrar mi verdadero rostro.- Dijo señalando su propia máscara al tiempo en que tomaba asiento frente a aquella adolescente .-Supongo que, a pesar de que los tiempos cambien, la vida sigue tomando rehenes... Me recuerda a esa pelirroja, un ave enjaulada acusada de ser un monstruo.- Sus pensamientos le invadían al tiempo en que observaba con cuidado a aquella niña, indudablemente su ascendencia era aristocrática ¿Era aquella la esencia de Dios? .-Puede que esta sea un monstruo... ¿Queriendo transformarse en un ave?.- Aclararía su garganta en medio de sus pensamientos, no estaba dentro de sus preocupaciones el que ella quisiera hablar primero o no, lo más importante era clarificar las cosas, lo mejor y más rápido que se pudiese .-He decidido visitar tu celda, con pretensiones de libertad.- ¿A qué se refería exactamente? .-Puede que mi presencia te sea confusa en un principio, pero en razón de la transparencia es necesario confesar: Puede que nuestro papel en este mundo no sea alabar a Dios, sino "crearlo".- ¿Eso significaba para él una confesión? .-Es por eso que he venido a hablar y así mirarlo a los ojos.- Observó entonces fijamente a su compañera de habitación, era aquel un pequeño proceso de siembra.
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Imponente y misteriosa, el aura de Nishimura Shujin, o como se presentaba en aquella ocasión, "El Enmascarado", invadieron la terraza a la par que los guardias personales de la Princesa Kiyo abandonaban el lugar pero permanecían tras el umbral de la puerta que conducía al interior del edificio. — Kōmori... Bien. Sí, de hecho creo que requiere nombres para mí, porque te anotaron aquí con signos de interrogación. — Comentó levantando los hombros y señalando con un lápiz para Shujin la sección del papel que rezaba: "Nombre: ????". Quizá le restaba importancia a la presencia del desconocido, y es que en realidad, la pequeña adolescente no conocía de casi nada al sujeto que tenía en frente. Las historias que de él se contaban no habían perdurado demasiado en el tiempo, dado el cambio de régimen político y el cambio de valoración de ciertos valores sociales. La antigua Iwagakure veía en el Enmascarado un terrorista, alguien desconocido surgido de sus entrañas que había atentado contra la vida de miles de personas y amenazaba la seguridad con cada aparición. Para la nueva Iwagakure, aquella forjada en las manos del Shodai Inari y Boshoku, la reaparición del Enmascarado era vista como una oportunidad potencial de aliarse a él, dado su carácter de opositor al antiguo régimen.

Asintió la joven al mencionar Shujin sobre la confianza depositada en él y su decisión de mostrar su "verdadero rostro". Kiyo Iburi pareció vacilar y ladeó la cabeza. — Es un poco confuso para mí, Kōmori. Entonces te estás presentando aquí como "El Enmascarado", ¿verdad? — Comentó a la par que sacaba un papel del sobre de papel madera que Kyotetsu le entregó. Era una hoja con un aspecto un poco desgastado, que denotaba tener varios años, y que parecía haber sido arrancada de algún libro. La princesa dejó el documento reposar sobre su regazo y escuchó las palabras del hombre.

La cabeza de la joven de verdad se revolvió ante tanto flujo de información y códigos. No parecía llegar a comprender las verdaderas intenciones de Shujin, y para sus adentros, comenzaba a incomodarse un poco. De todos modos, su semblante permanecía tan serio como siempre. Empezó a repensar lo dicho por el Enmascarado, con intención de decodificar aquel mensaje oculto. Algo debía querer decirle. — No siento que estemos en sintonía. ¿De qué celda hablas exactamente? Yo soy bastante libre, ¿no lo crees? — Señaló con sus manos a su alrededor, refiriendo a la preciosa terraza abierta en la que estaban. — Sobre tu confesión: ¿Has alabado a Dios en algún momento? ¿Qué te vincula al Kami-Sama, Kōmori? — Respondió con preguntas a la confesión de su contrario. Por un momento pensó en liderar la conversación e intentar ponerle claridad al asunto del que hablaban.

— Ya que estás mostrando tu "verdadero rostro", — Realizó marcado énfasis en la expresión para luego tomar el papel de su regazo entre manos. — solo para asegurarme, eh. El Enmascarado. Se lo presume originario de Iwagakure no Sato. Responsable de los atentados durante el Torneo Jigoku del 126 DVF, con aparición en el sitio de Ciudad Moeru. Responsable de la invasión a Iwagakure del 127 DVF que dejó como saldo la destrucción de la prisión y fuga de reclusos. Utiliza técnicas relacionadas a "murciélagos". — Levantó la mirada tras la lectura y dejó el papel sobre la mesa. — Página del Libro Bingo de Criminales antiguo, Antes del Kami-Sama. Eres tú, ¿verdad? — Le pegó una repasada al aspecto de Shujin. — Quiero asegurarme de saber con quién hablo.
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Ante la primera interrogante de aquella jovencita, Shujin no hizo más que asentir con la cabeza en un completo silencio. Se notaba que aquella mujer tenía experiencia en cuanto a reuniones formales, al menos su rostro marcaba la pauta de una mente concentrada y carente de tribulaciones, un cerebro juvenil que probablemente había sido transformado en algo más. Una mujer preparada, decidida o simplemente ignorante acerca de todo lo que le rodeaba en ese momento, un pequeño pájaro errante dentro de las cavernas de la certidumbre y el progreso, pero, ¿Tendría acaso ella realmente el espíritu de un "Dios"? .-Efectivamente, jamás he llegado a considerar que personas como tú o hayamos podido acabar con nuestras cadenas.- Suspiró al tiempo es que escuchaba las demás preguntas de su interlocutora, quien ya fuera por deferencia o auténtica curiosidad, a través de sus palabras intentaba llegar a algún tipo de entendimiento con un sujeto que, desde que aquella máscara había ocultado para siempre su rostro, divagaba más en controversias que en certezas  .-No, el único concepto que ha sido merecedor de mi devoción es el de una voluntad inquebrantable.- Si bien aquella chica demostraba su tranquilidad y costumbre frente a ese tipo de experiencias, también lo hacía el antiguo líder de Rieki, la voz de Shujin siempre profunda y calma, no daba indicios de inseguridad alguna, siempre era directa así como también misteriosa .-"Voluntad de Piedra" lo llamaron en algún momento. No he tenido la oportunidad de conocer a deidad o humano que haya podido cargar con ella.- Fue entonces cuando, aun tras de la máscara, los ojos del renegado buscaron a los de la joven para  observarla directamente, una mirada penetrante digna de quien busca herir directamente el espíritu .-Aun cuando alguna vez pude "mirarlo" a los ojos.- De eso ya habían pasado muchos años, aquella noche lluviosa aun rondaba en los recuerdos de Shujin, aquella misión en los Remolinos, había sido una charla breve, un intercambio de palabras más bien orientado al mandato, un choque de voluntades que por aquel entonces ni siquiera provocó en Yogensha alguna reacción, fue esa misma noche cuando aquel chico nacido en las profundidades de la tierra había comprendido que en el mundo sí existían los monstruos... Y para ese entonces no había dimensionado que aquel hombre misterioso terminaría imponiéndose como Dios en la tierra.

Frente a una situación como la que estaban experimentando era norma que aquella jovencita no conociera mucho del mundo, lo normal era que toda la información retenida en su mente no constituyese más que el cúmulo de historia que "los victoriosos" habían formulado... Probablemente en su imaginación no deambulaba la figura de una Iwa sufriente y avergonzada, sino que en cambio debería primar una Iwagakure de logros y progreso, tecnología y oportunidades... ¿Tendría pleno conocimiento de quién era él? ¿Sentiría la misma seguridad si se percatara de la historia tras esa máscara que replicaba al Ying y el Yang? No valía la pena para el Enmascarado enfrascarse en esos pensamientos, era lógico que ella nada sabía y también lo era el hecho de que quienes habían permitido ese encuentro en dicho salón, lo sabían con total exactitud... ¿Era acaso una prueba para la joven? .-Con que, después de todo la Historia prevalece...- Tras la máscara probablemente se esbozó una media sonrisa, no por que se hubiesen evocado recuerdos .-"Libertador", "Pesadilla", "Esperanza" o "Revolución", muchos de esos conceptos también fueron atribuidos a este "personaje" en el pasado.- El sueño de Rieki... No, su propio sueño siempre había sido el poder abandonar su humanidad para así poder convertirse en una idea; Una capaz de poder conquistar los corazones del mundo y así sumirlos en la angustia, el poder despertar a las personas adormiladas por los tambores de una eterna guerra entre poderosos .-Respecto a todo lo demás que has dicho, sólo puedo decir que el Bingo siempre fue bastante preciso.- Suspiró .-Dependiendo de quien lo haya escrito, también podríamos agregar el haber atentado contra la vida del Kazekage en el País del Viento...- Aquella revolución por parte de los esclavistas, aquel ejercicio militar que le había permitido probar su poder y potencial, esa misma instancia que una vez más lo había devuelto al mismo discurso de siempre: Las palabras de nada servían si no estaban acompañadas de un inconmensurable poder .-Teniendo eso en consideración, probablemente lo más curioso de todo es que se me haya permitido estar aquí sentado frente a ti "Kami-no Musume".- Sonó pensativo, su mirada se dirigió hacia el papel que la chica había utilizado para confirmar toda aquella información e inmediatamente una de sus manos se posó sobre su mentón .-Imagino que, en razón de la potencial peligrosidad y tu completo desconocimiento sobre mi persona... "Alguien" habrá querido asegurar este encuentro con algún propósito, no esperaba evidenciarlo tan rápidamente.- Volvió entonces la mirada hacia la pequeña mujer .-¿No crees que esa es muestra suficiente? Al menos para mi es claro que aun eres un pajarito rodeado de barrotes.- En cierta medida, aun cuando las posibilidades de errar eran elevadas, Shujin siempre prefería elucubrar conclusiones para así probar las reacciones de quienes compartían junto a él. Considerar que una mujer tan joven tuviese tantas responsabilidades y fuese tan importante resultaba sospechoso al momento de enfrentarla directamente a una potencial amenaza. ¿Tan confiados estaban sobre su superioridad? Si es que era el caso pecaban de temerarios.

.-Es peligroso demostrar tan abiertamente la ignorancia, podría ser perjudicial en caso de encontrarte frente a una real amenaza.- Era cierto, aun cuando el hombre enmascarado aun no hubiese revelado completamente sus intenciones, había decidido intervenir con lo que parecía ser un consejo útil de cara a ese tipo de encuentros .-De todas formas, supongo que eso da igual en estos momentos, de haberlo querido probablemente ya podría haber acabado con todo este lugar... Como en el pasado.- Su mirada recorrió sus alrededores, no le importaba ser escuchado, al contrario, quería que el resto supiese de su confianza aun dentro de un contexto que en nada le era favorable, aquel que ya había muerto incontables veces no tenía temor alguno de habitar el mundo de los espíritus .-Pero esa no es mi motivación en estos momentos, he venido a conocerte directamente "Kami-no Musume", comprobar de primera fuente la presencia y "poder" de tu sangre bendita.- ¿Era correcto ser tan transparente? ¿Correspondía pisar un terreno tan pantanoso aun sabiendo las consecuencias de aquello? .-No tengo absolutamente nada que esconder, siempre he pretendido ser el único que no utiliza máscaras.- Aquel discurso era antiguo, pero en eso radicaba una verdadera voluntad de piedra, una convicción irrompible .-¿Que dirías si te dijera que he venido a llevarte conmigo?.- 
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Sobre romper cadenas se trataba aquella reunión. Al menos es lo que el hombre de máscara intentaba plantear. — Supongo que tienes razón. Nuestra alma ha de estar encadenada a algo. Imagina el caos de no tener nada que te ate, ni una motivación, ni un ideal. — La charla se estaba poniendo bastante personal, y la jovencita comenzaba a impacientarse por su merienda. Dio un bostezo involuntario y se estiró en su asiento, cuando un empleado llegó con una charola de plata, con una tetera llena de té y dos tazas de porcelana blancas, con un motivo de rocas en dorado. El hombre la dejó sobre la mesa, junto a unos pequeños platos con porciones también delicadas de algunas tortas diferentes, algunas con frutas, otras con chocolate, otras pequeñas masas finas. — Oh, gracias.

Asintiendo con la cabeza, el joven se retiró, dejando nuevamente a solas a los reunidos. Kiyo se apresuró a servirse té, como si quisiese relajarse un poco, y dejando salir en aquel movimiento de inclinación y en el sonido del té, un poco de la tensión que venía acumulando con las incómodas y profundas preguntas de Shujin. Él la obligaba a replantearse cosas que no estaba lista para pensar, o que había aplazado demasiado en razón de sus funciones y labores. — Voluntad de Piedra, sí. Es el slogan de cierto grupo que nos jode bastante estos días. ¿Vienes a declarar públicamente tu afiliación rebelde, Kōmori? — Preguntó para luego recostarse nuevamente en su asiento, sin beber todavía de su taza. Su mirada volvió a la máscara.

— Interesante. — Agregó simplemente al hecho de haber intentado darle muerte al Kazekage. Ladeó la cabeza tomando su taza y dio un sorbo a su té de estrellas, proveniente de la zona cercana a Pashubo. Tras dejar de beber, oyó la interrogante. Realizó una mueca, y sus ojos miraron hacia arriba, como buscando respuestas. Ciertamente, para sus adentros la joven notaba la nula consideración que tenía sobre ella su padre, exponiéndola nuevamente a alguien que, en los siguientes instantes, insinuaría tener intenciones similares a cierto criminal que hacía unos meses la había secuestrado. — A ti te parece curioso, a mí me parece lo más normal del mundo. A diario me reúno con gente que ha cometido peores atrocidades que reventar una cárcel o explotar un estadio. — Dejó la taza sobre la mesa y tomó una porción de una torta de frutos rojos que estaba llamándola desde que llegó a la terraza. — Bueno, es una muestra de la confianza del Imperio que no te hayan detenido nada más ingresar a la aldea, ¿no crees? De haberlo querido ya hubiesen acabado contigo, como no pudieron en el pasado. — Carcajeó dándole un mordisco a la torta.

Finalmente, la sentencia que confirmaba su sospecha llegó: "intentar llevarla consigo". No era muy distante de aquel ladrón, pero su presentación era mucho más sutil y formal. Como si entre palabras tan refinadas se escondiese una intención oscura y amenazante. Sin dudas la interrogante levantó las alarmas de los guardias, y especialmente del líder de ellos, Kyotetsu. Las miradas asomaban por la puerta, y seguramente se preparaban para actuar de ser necesario. — ¿A dónde? Ten cuidado con lo que respondes, Kōmori. De todos modos no tengo mucho tiempo para hacer viajes, soy una persona ocupada. — Respondió.
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